LA M.O.D.A.: UNA VIDA TIRANDO MILLAS

27 abril, 2015 6:36 pm Publicado por  1 Comentario

Kafe Antzokia, Bilbao

Ukelele Clan Band

Ukelele Clan Band

No existe mayor acto de promoción que los conciertos. Ni el boca a boca ni las multitudinarias ruedas de prensa. Ningún argumento se antoja tan sólido como esa sensación de satisfacción que te posee al salir de un recinto con una sonrisa de oreja a oreja y pensar que ha merecido la pena pagar tal o cual cantidad y emplear en algo de provecho ese preciado tiempo que dicen que es oro. Es el arte por el arte que ya decían los estetas allá por el siglo XIX.

En cinco intensos años los burgaleses La Maravillosa Orquesta del Alcohol han podido comprobar ese fenómeno en sus propias carnes, ver cómo sus recitales se convertían cada vez más en eventos mayoritarios en los que la gente se entregaba hasta el paroxismo. Quién se lo iba a decir a aquel jovenzuelo David Ruiz que pasó una temporada viviendo en Dublín y acabó contagiado hasta las cartolas de todo aquel ambiente de música local que se respiraba en los garitos y demás.

Al haber tocado ya en festivales importantes como el BBK Live o el BIME, se notaba que la zona norte la tenían bastante trabajada, por lo que no era de extrañar que el Antzoki bilbaíno anduviera a tope de peña, una ingente muchachada en su mayoría que se sabían de principio a fin incluso los temas de su reciente largo ‘La Primavera del Invierno’. No se podrán quejar, porque esto sí que era llegar y besar el santo: primera vez en la capital vizcaína con show propio, y petado hasta la bandera. Más de uno ya lo firmaría.

Con semejante ambientazo tampoco tuvieron que esforzarse demasiado los de Ukelele Clan Band para animar a las masas, pese a que su folk country tradicional no es lo que se diría un fiestón. Pero hay que admitir que su rollo está de moda, que se lo digan a los archiconocidos Mumford & Sons, y ellos se esforzaron de lo lindo para enardecer los ánimos, en especial uno de sus miembros que tocaba una especie de rejilla. Sacaron además cartulinas con la leyenda “Mark Jenny”, que hacía referencia al par de cazadores de los que hablan en su canción “Fox Hunters”, y durante unos minutos bajaron las escaleras y se mudaron al centro de la sala. Algo nada raro para una banda, que como dicen en su bandcamp, tocan en las calles, en festivales y hasta en tu propia casa, si les dejas.

La Maravillosa Orquesta Del Alcohol

La Maravillosa Orquesta Del Alcohol

A veces los símbolos dicen mucho de los grupos y en el caso de La Maravillosa Orquesta del Alcohol tal afirmación es cierta a más no poder. En eso precisamente pensábamos al observar el logo de un esqueleto con un acordeón que presidía el fondo del escenario y que se asemejaba muy sospechosamente a aquella osamenta ebria de Social Distortion. Un detalle que no debería pasar inadvertido a cualquier entendedor en la materia.

Porque si su palo bebe del folk y del blues  y de artistas tan dispares como Dropkick Murphys o Johnny Cash, en cuanto a actitud y letras sus referencias estarían más cerca de la costa este de Estados Unidos que de las verdes campiñas irlandesas. Bastaba escuchar el inicio de su recital con la intro “Nubes Negras” para evocar ese inconfundible sonido nostálgico de Nueva Jersey y que el mundo enseguida asocia con el coloso Bruce Springsteen, aunque sería injusto olvidarse de Southside Johnny & The Asbury Jukes o Little Steven, con una trayectoria discográfica bastante digna al margen de su papel como escudero del ‘Boss’. Y no se pueden olvidar tampoco figuras contemporáneas como The Gaslight Anthem, con sus canciones plagadas de referencias cinematográficas o musicales. Ahí entroncaría por ejemplo “Miles Davis” de su nuevo disco, destinada a perdurar sin remedio en el repertorio futuro y que ya se recibió con las gargantas desatadas desde el comienzo.

Siguieron tirando de la épica en “Amanecederos”, con saxo a lo Springsteen y enlazada con aquel “Masters of the World” que abría su primer EP, una manera de reivindicar los orígenes de su meteórica carrera. Ante el descomunal recibimiento del respetable, el cantante David Ruiz agradeció el apoyo masivo, toda una hazaña para un grupo casi novel, como quien dice, y deseó que ojalá nos sintiéramos identificados con las canciones, tal vez ignorando que esa precisión de orfebre que envuelve sus textos ya es motivo suficiente para prestarles atención, palabras con entidad propia que no recuerdan a ningún otro nombre del panorama estatal.

Las novedades eran saludadas con ovaciones y letras recitadas de principio a fin, pero las piezas pretéritas, pese a que únicamente cuenten con un par de años de antigüedad, no necesitan ni presentación, caso de “Vasos Vacíos”, que se entona con la fidelidad de los auténticos clásicos. Y si a ello le sumamos el guiño al euskera que hacen en “PRMVR”, con una parte que en estudio canta Gorka Urbizu de Berri Txarrak y aquí encasquetaron al público directamente, el fiestón estaba servido. Ya les hemos visto unas cuatro veces, pero cada una de ellas ha sido diferente a la anterior, y en esta ocasión se sacaron de la manga “The ’59 Sound”, versión de los ineludibles The Gaslight Anthem, “una banda que nos ha acompañado desde los inicios”, según explicaron. No hacía falta la aclaración, anda que no se nota en sus composiciones y en la peculiar voz cascada de David Ruiz.

Dejaron para la traca final los puntos álgidos de “¿Quién nos va a salvar”, “Nómadas” o esa reivindicación del camino del artista llamada “Hay un fuego”. Para los bises emplearon otra arma ya conocida para los que hayan estado en alguno de sus bolos, esto es, “It’s A Long Way To The Top (If You Wanna Rock N’ Roll)” de AC/DC, que adaptan totalmente a su estilo con el acordeón a modo de gaita y en la que uno de los guitarras se subió a los bafles para observar el enrarecido mar de fieles. Y acabaron como señores con la redonda “Los Hijos de Johnny Cash” y la inevitable “Gasoline”, que tras los sucesos del barrio de Gamonal casi se ha convertido en un himno a la ciudad de Burgos. No cabe duda de que la carretera les ha curtido, tener unos 200 conciertos a las espaldas proporciona una solidez difícil de alcanzar en tan poco tiempo. Los indiscutibles  beneficios de una vida tirando millas, vaya.

TEXTO: ALFREDO VILLAESCUSA
FOTOS: MARINA ROUAN

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Esta entrada fue escrita por Redacción

1 comentario

  • Juandie dice:

    Es de admirar los conciertazos que se marcan esta MARAVILLOSA ORQUESTA DEL ALKOHOL y sus muchos instrumentos tradicionales incorporados a su propuesta musical desde hace muchísimos años.Y esa noche en Bilbao volvieron de nuevo a brindar un cojonudo recital con esos temazos.Tampoco hay que olvidar la actuación de UKELELE CLAN BAND que a su manera también estuvieron a la altura aquella noche!!!

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