JOSEBA IRAZOKI: EL APRENDIZ DE CHATARRERO

17 febrero, 2015 6:09 pm Publicado por  1 Comentario

Kafe Antzokia, Bilbao. 

Una multitud en trance mirando fijamente un punto sin pestañear. Es un escenario. Y sobre el mismo oficia un tipo que, más que cantar, recita sobre una maraña de ruido. Eleva de vez en cuando la voz hasta el desgarro y se arrastra por los suelos, atormentado cual alma en pena. “Voy a contaros algo sobre una chica…”, explica de repente llevándose la mano a la cabeza. Qué casualidad... todas las historias suelen comenzar igual.

Una estampa similar se puede contemplar en la obra de culto ‘El cielo sobre Berlín’ de Wim Wenders y en esa legión de adoradores fantasmagóricos de Nick Cave que parece aumentar a pasos agigantados. No es de extrañar que así este profeta del dolor agote entradas con varios meses de antelación, pese a que en nuestro país apenas hayamos podido disfrutar en pantalla grande de su documental ‘20.000 Days on Earth’.

Pero es una figura que sigue manteniendo intacto su poder de atracción, y si no que se lo pregunten a Joseba Irazoki, músico polifacético colaborador de personajes tan dispares como Nacho Vegas o Mikel Erentxun, con una prodigiosa paleta de estilos que van desde el blues arrastrado hasta la psicodelia o la experimentación vanguardista. En esta última línea encajaría su reciente largo ‘Joseba Irazoki eta Lagunak’, una peculiar idea surgida de una propuesta de la Casa de Cultura de Lugaritz para transformar un proyecto de hombre orquesta en un grupo con todas las de la ley.

Y esa noche precisamente tocaba la puesta de largo de tal esfuerzo, en medio de un ambiente helador que sacudía el país y que provocó la cancelación del telonero Cabezafuego y el retraso del bolo una media hora. Tal vez por ello el personal se mostró un tanto remolón en cuanto a la asistencia, pese a que al final se lograra una afluencia bastante decente para una música alejada de cualquier atisbo de comercialidad.

Joseba Irazoki

Joseba Irazoki

Dando las gracias en primer lugar por acercarnos a pesar de las inclemencias meteorológicas, Joseba Irazoki levantó la persiana de la chatarrería con los ritmos machacones y trompetas disonantes de “Baso Ertzean”, una suerte de mantra ruidoso con repetición de estrofas hasta el paroxismo que estalla en un riff ligeramente rockero con coros reminiscentes al “Sympathy For The Devil” de los Rolling Stones.Una de las características de las composiciones de este inquieto artista es esa continua búsqueda de indescriptibles senderos nuevos que se reflejan, por ejemplo, en “Plista ta Plasta”, un viaje hacia lo inesperado con diversas secciones en su interior: una especie de laberinto en el que había que esforzarse para encontrar la salida. No se trataba de tonadillas facilonas para tararear en la ducha, sino que requerían cierta complicidad o predisposición del oyente.

Los casi ocho minutos de “Ahotik Ahora” también exigían atención, aunque con esos arreglos raros que salpicaban los temas era complicado no permanecer expectante. Había platillos tintineantes a lo Swans, silencios misteriosos, explosiones de ruido y riffs repetitivos que podrían acabar con la paciencia de alguien no acostumbrado a semejantes idas de olla. Joseba recitaba "ora tenebroso ora" levantando el dedo índice o daba golpes a la guitarra mientras subía el tono cual profeta. Uno enseguida podía entender que colaborase junto a Nacho Vegas por el rollo atormentado, pero... ¿Mikel Erentxun? Suponemos que en su mente poliédrica de mil caras no existen los límites creativos ni nada que se le parezca.

Ante tal ejercicio vanguardista era curioso comprobar la reacción del personal, que más bien se asemejaba a aquella escena de ‘El cielo sobre Berlín’ en la que uno de los protagonistas entra a un garito lúgubre en el que está tocando Nick Cave. Todos siguiendo el punto fijo del escenario, algunos movían ligeramente la cabeza y otros bailaban como en los vídeos del autor de “From Her To Eternity”. Y de repente despertaban del coma inducido y rompían en aplausos, para flipar. “Bombila ta elektrotxatarra” se podría considerar su manifiesto artístico, por tanto que confluyen la mayor parte de los elementos que componen su chocante universo: los sonidos tintineantes, guitarras rocosas transformadas en ruido, vientos surrealistas que causan estupefacción y ese halo fantasmal que casi provoca angustia existencial. Alucinante el final en un mar de acoples y gritos litúrgicos, la consagración en el culto.

Y después del éxtasis, regresó para un único bis con “Women of the World” de Jim O’ Rourke, icono del rock experimental con una prolífica trayectoria en solitario, aparte de reputado productor de Sonic Youth o Wilco, con los que ganó un Grammy por su álbum ‘A Ghost Is Born’. Tras la deconstrucción chirriante de la pieza, finiquitó el bolo en hermandad con la congregación cantando a capella el estribillo. Alabado sea.

¿Quién dijo aquello de que todos los grupos en euskera suenan igual? Sin duda dicho insensato no conocería la existencia de artistas tan singulares como el que presenciamos aquella velada fría en la que unos minutos en el exterior te helaban hasta el alma. Unas circunstancias perfectas para acudir al taller de este aprendiz de chatarrero que rinde pleitesía al gran maestro Cave y todos aquellos espíritus inquietos que no se conforman con agonizar para siempre en un mismo sitio. La senda de los héroes.


TEXTO Y FOTOS: ALFREDO VILLAESCUSA

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Esta entrada fue escrita por Redacción

1 comentario

  • Juandie dice:

    Tanto con sus temas propios cantados en euskera como con alguna que otra versión el veterano JOSEBA IRAZOKI dejo un gran sabor en esa sala tan mitica de Bilbao por las que tan buenas bandas de nuestro país como de fuera han pasao y JOSEBA es uno de ellos de los pies a la cabeza!!!

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