INSOLENZIA: LA INMENSA MINORÍA
16 abril, 2012 4:14 pm 5 Comentarios
Café La Draga, Deusto (Bilbao)
Podrá parecer un inexcusable arrebato de pedantería, pero algunos disfrutamos más cuanto más selectos se convierten algunos placeres cotidianos. Para qué mezclarse con la aborregada plebe pudiendo remar contracorriente y así desarrollar una sensibilidad especial que te distinga de los demás. Que te cuelguen la etiqueta de ‘raro’ será desde luego lo de menos ante la avalancha de beneficios que reporta.
Quizás ni la ubicación ni el día elegido fueran los más adecuados, pero aquí y en la China sigue siendo totalmente vergonzoso que la gente dé la espalda a grupos de indudable talento que merecerían un mayor reconocimiento. Y eso casi regalando las entradas, ya no digamos si se cobraran precios desorbitados.
Había no obstante algunos factores en contra. El principal, la caprichosa meteorología bilbaína, que nos aguó a base de bien la jornada completa del sábado con lluvias intermitentes la mayor parte del tiempo, lo que frustra bastante las ganas de fiesta del personal. En segundo lugar, un recinto situado a distancia considerable del centro de la ciudad y a donde uno solo suele ir con un propósito determinado, salvo que le entre la chaladura de dar un largo paseo a la luz de las estrellas o hacer maratón a altas horas de la noche.
La verdad es que lo de un bolo en el citado café-bar era toda una experiencia, ya que el garito se asemejaba a una de esas cafeterías o degustaciones repletas de niños correteando en el exterior mientras sus atentas madres despellejan lo habido y por haber y se ponen al tanto de los últimos cotilleos. Lo único, que exceptuando algunos habituales de la zona, el ambiente era absolutamente desértico y en ocasiones los asistentes parecían más pendientes del partido de la tele del fondo que de la descarga de los combos en cuestión.
Con una encomiable dignidad, los barakaldeses Desidia intentaron la titánica tarea de derretir el gélido percal mediante un rock urbano a lo Barricada con retazos punk. Entre sus composiciones destacó “Noches de las que te hablé”, que en la versión que se encuentra en la maqueta canta Francis de Doctor Deseo. Todavía necesitan pulir algunas canciones, pero de lo que es ganas de animar al personal anda sobrado este trío.
Un colega del gremio que se patea como pocos el underground nos comentaba instantes antes cómo en otras localidades la gente apoyaba a los grupos noveles e incluso llegaban a juntar unas 300 personas, una cifra muy respetable para los tiempos que corren. No pudimos evitar sentir cierta envidia y que por emanación divina surgiera de repente ese inefable instinto de solidaridad hacia los aragoneses Insolenzia, que vaya impresión tan nefasta se llevarían de Bilbao al no superar la barrera de los 20 o 30 asistentes.
Lo sensato habría sido suspender por falta de quórum, en esas duras circunstancias se ve sin embargo a los verdaderos profesionales que deciden seguir con el espectáculo a pesar de todo y aunque tengan que tocar para cuatro amigos literalmente. Un gesto que les honra.
Con la misma actitud que si estuvieran ante miles de almas, el combo capitaneado por el tándem Daniel Sancet –Isabel Marco a las voces arremetió de primeras con “A Pleno Pulmón” y hollaron un pico importante en “Sembrar la Verdad”, una pieza que cobraba especial relevancia ese mismo día, 14 de abril, fecha de la proclamación de la Segunda República, a la que precisamente recordó el vocalista al final sin encontrar excesivo entusiasmo entre la concurrencia. No era de extrañar pues durante la guerra civil los aguerridos gudaris cuando venían mal dadas se apresuraron a firmar su rendición y dejar tirado al ejército republicano, al fin y al cabo era un conflicto entre españoles, decían ellos.
Dejando polémicas aparte, la banda tuvo que esmerarse para no chocar unos contra otros en el reducido escenario. Sancet le sacó no obstante todo el partido posible otorgando el dramatismo necesario que los temas requerían y recreando a la perfección esa relación especial que existe sobre las tablas entre él e Isabel. El poeta y su musa, la bella y la bestia, el ying y el yang, llamémosles de cualquier manera, lo cierto es que esa conjunción provoca escalofríos y es una de sus principales bazas en directo. Y ya si encima aquella noche ambos sobresalen en el apartado vocal únicamente falta descubrirse ante ellos.
La intensidad del recital fue de menos a más, pese a que tampoco hubo momentos muertos. Los que conocíamos al dedillo los discos disfrutamos de “La Boca del Volcán”, “Va A Estallar”, “Deja de Ser” o “Barrio Consentido”, donde brilló con luz propia el dúo entre Isabel y Dani. Poco después aprovecharon para las presentaciones y asegurar que volverían con más gente, esperemos que sea verdad y a la próxima la suerte les sonría.
Los consabidos gritos de beste bat no tardaron en hacerse oír, aunque en vista del desalentador panorama no convenía dar nada por sentado. Profesionales hasta la médula, los aragoneses regresaron con “Caer de Pie” y en “El Baile de la Libertad” el vocalista se paseó por las tablas ataviado con una máscara veneciana que le daba mayor dramatismo al asunto, aunque su rock poético ya posee suficiente entidad por sí mismo al margen de elementos accesorios.
La recta final estaba siendo de infarto con “Llueven Deseos”, en la que no se echó en falta la voz de Kutxi, y “Besos de Antifaz”, una de nuestras preferidas y en la que más resalta ese juego de voces que se ha convertido en una de las señas de identidad del grupo. “Mi Silencio” sirvió para cerrar una velada selecta a la que no se pudo poner pegas en cuanto a entrega por parte de los artistas.
El poeta andaluz Juan Ramón Jiménez acostumbraba a repetir que su obra estaba dedicada a ‘la inmensa minoría’, tal vez lo que presenciamos esa noche fuera igualmente un placer para minorías, algo elitista que cualquiera no acertaría a entender. Y del mismo modo que unos buenos versos permanecerá por siempre en la memoria.
Texto y fotos: Alfredo Villaescusa
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5 comentarios
Extremoduro los dias 14 y 15 de un noviembre frío en Madrid llenó dos veces el palacio de los deportes. Así que no pongan excusas ni culpen al personal de no ir o no prestar atención. Esto no es cuestión de suerte...
Es cuestión de que a grupazos como Insolenzia se los ignora por allí. Aún recuerdo cuando fui a ver a Sínkope y estábamos cuatro gatos. Hay cosas que nunca entenderé....
Triste, pero cierto, en este Pais son 4 los que pueden llenar y al mismo tiempo vivir del Rock....Todos los fines de semana veo la misma historia en Barcelona, autenticos grupazos a los cuales la asistencia se reduce a los familiares y amigos.Yo disfruto de los grandes grupos, pero tambien creo que hay que apoyar a los emergentes si no esto se acabara tarde o temprano...Ya sabemos que Extremoduro,Marea, o Barricada llenan, por no hablar de las grandes bandas extranjeras, Maiden, Metallica, AC/DC..etc, etc.Yo animaria a la gente a que se moviera un poquito e intentara descubrir nuevos grupos. Mas de una sorpresa se llevarian.
Claro que hay que apoyar a las bandas emergentes, pero no olvidemos que los grupos que hoy llenan allí donde van hubo un día que también se enfrentaron a salas vacías, nadie les regaló nada, pero con talento y trabajo hoy en día se patean el país llenando recintos. Por ejemplo los Gritando en Silencio se estan haciendo un nombre y aquí en Madrid algún concierto que los vi llevaron a bastante gente y sí ellos pudieron ¿por qué no Insolenzia? Por eso el reconocimiento de la gente no es una casualidad es fruto del talento del artista y de su trabajo.