HARDBONE: OLOR A TESTOSTERONA

13 junio, 2014 5:14 pm Publicado por  1 Comentario

La Nube, Santutxu (Bizkaia)

Las modas del momento siempre tienen designios inescrutables. Como por ejemplo ese furor que existe ahora mismo al otro lado del Atlántico por las llamadas ‘fiestas de las feromonas’, una de esas viejas excusas de los yanquis para ligar donde uno debe presentarse con una prenda con la que haya dormido la noche anterior y por supuesto no haya lavado. El dulce aroma guiará al interesado hasta su media naranja siguiendo al más puro instinto animal.

Aquella noche en uno de los garitos más bulliciosos del barrio bilbaíno de Santuxu, en lo que a conciertos se refiere, no andaban las hormonas desbocadas en el sentido clásico del término, pero se podía palpar en el ambiente la glorificación a los machos y su estilo de vida, pese a que la presencia de féminas fuera más que reseñable. La culpa de ello la tuvieron los germanos Hardbone, fieles herederos del legado de AC/DC, Status Quo y todas las bandas que preconizan la sencillez y los tres acordes frente a los largos devaneos instrumentales.

Para qué quieres más teniendo cerveza y chicas a la vista, eso parecían querer decir cada una de las canciones que descargaron estos simpáticos tipos del norte, que desde luego saben cómo divertirse sin demasiadas complicaciones. En casi 90 minutos apelaron a emociones básicas y supieron contagiar su ímpetu y ganas de farra a una enfervorizada parroquia que no veía la hora de dejarlos marchar.

Ya desde el comienzo animaron el cotarro con sus calculadas poses rocanroleras y un agitar incesante de cabelleras, que tuvo su máxima expresión en un par de desatados guiris que se habían comido la tira de kilómetros para verles. Dejaban caer como bombazos himnos con títulos autoexplicativos del tipo de “This Is Rock N’ Roll” y los cabeceos se iban contagiando por el reducido recinto. Algún señor mayor que pasaba por la calle incluso se detenía para observar qué era todo aquel jolgorio allende las cristaleras.

Es en tales lances donde se observa a los grandes de verdad, los que exhiben idéntica actitud en un estadio que en un minúsculo garito. En ese aspecto se tornaron intachables, con el voceras Tim Dammann departiendo de tú a tú con la peña, mandándoles brindar o incluso preguntando a las chicas directamente si se lo estaban pasando bien.

La testosterona seguía haciendo sus efectos y en “Move On” el cantante se acarició la entrepierna, al tiempo que se establecía una especie de comunicación entre artistas y seguidores en base a gestos viriles. Y es que con temas del estilo de “Walking Talking Sex Machine” no era para menos, pero con educación, eso sí. El bueno de Tim ofreció el primer trago de birra a una damisela en compensación por haberle gorroneado antes unos tragos y dijo: “Nos gusta ser caballerosos.”

El simpático rubiales nos quiso tomar el pelo al anunciarnos una pieza sobre “el amor romántico interminable”, pero lo que en realidad quería decir era sexo, drogas y rock n’ roll, como en “One Night Stand” o “Wild Nights”, mientras los cabeceos se reproducían por doquier y las hembras se contoneaban con más ímpetu que si hubiera sido por el amor verdadero u otros sentimientos elevados, no cabe duda.

“¿Queréis un poco más de rock n’ roll?”, bramaba el frontman a la concurrencia y recordaba a ese episodio de Los Simpson en el que el dibujo de Steven Tyler también grita a la audiencia “¿queréis rocanrolear?” antes de arremeter con “Walk This Way” en la serie. Los alemanes gastaban maneras de estrellas totales, igual que si llenaran estadios, pero con la humildad de los músicos de garito, por lo que el guitarrista no tardó en pasearse piso arriba piso abajo entre el respetable para reproducir ese peculiar ambiente de familiaridad.

Los efluvios de la testosterona volvieron otra vez a la palestra cuando el cantante se fijó en el cartel de la gira que colgaba por encima de sus cabezas que muestra un par de pechos y afirmó sin rubor que “eran las mejores tetas que había visto en su vida”. Pero antes de que las féminas se le lanzasen al cuello, lo arregló diciendo que se refería únicamente a “fuera de España”. En semejante ambiente machuno no desentonaba “Girls & Gasoline”, donde lo importante era “la gasolina”, explicó el voceras. Claro.

No se olvidaron de dedicar “Gravedigger” a los emocionados guiris trotamundos ni de aprovechar las dos plantas del recinto para mandar cantar a los de un lado y otro. Hacían amagos de pirarse, pero volvieron en un par de ocasiones abrumados por el apoyo del personal y no tuvieron empacho en reconocer que armábamos “demasiado ruido para un lugar tan pequeño”. Quedaron tan encantados que prometieron retornar el año que viene, aunque quién sabe si no subirán de escalafón para entonces.

Porque seguramente en lo suyo no inventen la rueda, pero para pasar un buen rato sin pretensiones ni disquisiciones filosóficas sobre sus letras merecen un rato la pena. Eso sí, recomendamos la lectura de Bukowski, Beigbeder y otros autores cargados de feromonas para soportar el embriagante olor a testosterona de sus bolos. Con un par.”

 Texto y foto: Alfredo Villaescusa

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Esta entrada fue escrita por Redacción

1 comentario

  • Juandie dice:

    Según he podío leer por aquí muy interesantes estos HARDBONE venidos de tierras germanas para ofrecer su gran directo con cierto parecido en su puesta en escena a los AIRBOURNE.Quién sabe si estos germanos algún dia llegan a ser tan grandes como los australianos ya que los de las antípodas empezarón igual y mira ahora!!!

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