GRAMONES: ¡ESTÁN VIVOS!
29 diciembre, 2014 5:28 pm 1 ComentarioKafe Antzokia, Bilbao
Uno nunca fue un declarado partidario de las bandas tributo por diversos motivos. Para empezar, la devoción excesiva por los grupos originales nos hace colocar el listón muy alto, y lo más importante, consideramos la creación artística, entendida esta en su plenitud, abarcando literatura, fotografía, dibujo, etc. casi como la más elevada capacidad del género humano. Podrá sonar clasista, pero un servidor llega incluso a mirar con diferentes ojos a todos aquellos que dan sentido a su vida de alguna de estas maneras.
Un argumento que nos suele servir para descartar de inmediato la proliferación desmedida de homenajes que no ocultan sino la pereza para componer algo de material propio. Pero al igual que el bolchevique defensor hasta la médula de la Revolución dudaba unos instantes antes de apretar el gatillo contra la carita angelical de la Gran Duquesa Olga, a veces no se puede evitar traicionar tus propias creencias, convertirse en un desertor a sabiendas y con todas las de la ley, consciente de que en realidad son esa clase de tipos los que cambian el mundo, los que abren brecha sin importar las consecuencias.
Fieles a la tradición navideña, volvían un año más los Gramones vitorianos al bilbaíno Kafe Antzokia para recrear un repertorio mítico que parece no tener fecha de caducidad y que sigue suscitando el entusiasmo de los fieles allá por donde pare. Sí, hablamos del legendario directo de Ramones ‘It’s Alive’, piedra angular en la historia de la música con la que los neoyorquinos cimentarían su fama de bolos trepidantes en los que las canciones se atropellan unas con otras hasta el apoteósico clímax final.
Pese a que las comilonas familiares impedían a muchos moverse en exceso, la sala estaba casi hasta los topes para cuando los rústicos Dead Bronco salieron a escena con una anunciada reverencia a las raíces country con versiones de Wayne Hancock, Hank Williams o Johnny Cash. Aparte de un par de improvisadas bailarinas situadas al lado del escenario, había por ahí algún auténtico con sombrero y botas camperas que lo debió gozar con piezas macarras para mirar desafiante y escupir al suelo a la manera de Hank 3 o Bob Wayne.
Los getxotarras contaban además con un cantante muy pro que lo mismo ponía tonos a lo Cash que se dejaba la voz gritando como si hubiera bebido aguardiente y hasta se mostraba aguerrido dando golpes con la cabeza en el micro. Había temas bucólicos que ralentizaban en ocasiones el ritmo, pero cuando con “Stupid Man” o “Freight Train” ponían el chip del outlaw country a tope aquello era un fiestón alucinante en el que daban ganas de reventarse el hígado bebiendo bourbon, tequila o cualquier otra bebida espirituosa de hombres de pelo en pecho. ¡Yihaaah!
Hay canciones que es escucharlas y volver a tener quince años, eso de pillarse un pedal a las seis de la tarde o suspirar por alguna tonta de las que hacen que se te entrecorte la respiración. Sensaciones que uno evoca al instante con esa inmortal ristra de himnos que los Gramones ejecutan con inmaculado respeto a las originales. Uno ya pondría casi un pie en el cielo con la apabullante melodía empalagosa de “Rockaway Beach” y luego poco más tarde dejándose la garganta gritando el inevitable “hey ho, let’s go” de “Blitzkrieg Bop”. Siguiendo milimétricamente el orden del álbum, sin pausa se encadenaban trallazos como “Glad To See You Go” o “Gimme Gimme Shock Treatment”, clavadas de tal forma en cada giro vocal que uno juraría estar delante del mismísimo Joey Ramone.
Porque si en apariencia con las pelucas se asemejan a un grupo de verbena, en lo musical demuestran que no son para nada una broma, reproduciendo cada detalle de esas composiciones que ya no podremos oír en directo con los cuatro componentes legendarios. Ese sería el principal motivo por el que los Ramones vitorianos ya merecerían un respeto, puesto que constituyen un sucedáneo la mar de digno entre el maremágnum de bandas tributo, algo que no debería permitirse salvo los casos en que los combos ya no se encuentren en activo.
Al igual que en otros conciertos que hemos estado de herederos de los de Forest Hills, era notable la presencia de féminas, que se pegaban unos bailes de impresión en piezas románticas aceleradas tipo “You’re Gonna Kill That Girl” o frenéticas en plan “Surfin’ Bird”, con pocos grupos hemos visto a chicas moverse de tal manera. Al igual que The Cramps, tienen un tirón innegable entre las mozas, eso está claro.
Suspiramos por un tiempo cálido en el clásico surfero “California Sun” y disfrutamos como nunca esos temas en los que destilan odio hacia la humanidad y nihilismo como “I Don’t Wanna Walk Around With You” o “I Don’t Care”, creo que es el grupo que conozco que más veces recalca lo que no le gusta: “I Don’t Wanna Grow Up”, “I Don’t Want You”…la lista es interminable.
No faltó la indispensable pancarta de “Gabba Gabba Hey” en “Pinhead” y gritamos como posesos el “eins, zwei, drei, vier” de “Today Your Love, Tomorrow The World”. Y anunciaron que el repertorio de “It’s Alive” se iba acabando, no sin darnos oportunidad de desgañitarnos con “Judy Is A Punk” o “Oh Oh I Love Her So”, una de nuestras preferidas de entre toda su extensa discografía.
Una vez terminaron el citado álbum, volvieron para los bises con la banda sonora de “El bueno, el feo y el malo”, que abre el otro directo ‘Loco Live’, y arremeter con saña con “Zero Zero UFO”, muy poco habitual en los versioneros ramonianos. Y se pusieron melosos navideños con “Merry Christmas (I Don’t Wanna Fight Tonight)”, antes de alternar un clásico como “Beat On The Brat” con el homenaje a The Doors de “Take It As It Comes”. Podrían haberse tirado horas y horas tocando, pero se despidieron con “The KKK Took My Baby Away”, ese recordado tema en el que Joey descargaba su resquemor hacia Johnny por haberle birlado la novia.
Después de semejante veneración y fidelidad hacia un cancionero tan inmortal Marky Ramone no haría mal en fichar al cantante por lo menos. Si John Lennon no dudó en reconocer en una entrevista que los Beatles eran más grandes que Jesucristo, algo similar cabría aplicar a los Ramones. Con noches como aquella más de uno exclamaría: “¡Están vivos!”
Texto y foto: Alfredo Villaescusa
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1 comentario
La verdad que esta banda de vitoria versionea de puta madre los clásicos de LOS RAMONES como pasó aquella noche en tierras vizcaínas aparte del aspecto visual que es casi calcado al original.Además DEAD BRONCO con su estilo también dejaron un gran sabor aquella noche!!!