FESTIVAL CRUÏLLA: VARIOPINTA PROPUESTA

14 julio, 2014 2:22 pm Publicado por  1 Comentario

El Festival Cruïlla se nos presentaba en una nueva edición durante el 11, 12 y 13 de julio en el Parc del Fòrum. Fiel a la filosofía de sus organizadores encontramos un nuevo cartel que huye de los arquetipos de un festival de género y que como su propio nombre indica es un cruce de caminos de distintos estilos con un único objetivo: disfrutar de la música como lenguaje.

Rápidamente encontramos la primera actuación destacada en el embellecido escenario Deezer, a primera línea de mar, con Angus & Julia Stone y su propuesta de blues-folk inspirado a la luz del atardecer. No faltaron éxitos altamente coreados como ‘Big Jet Plane’ o la popular canción de Grease, ‘You’re The One That I Want’, así como canciones de sus particulares repertorios en solitario (y un guiño a Cyndi Lauper) que no ensombrecieron la química que demuestran tener estos hermanos australianos sobre el escenario.

Seguimos con el primer plato fuerte de la presente edición, un Damon Albarn en el escenario Estrella Damm, voluntarioso y entregado, aprovechando la mínima ocasión para conectar físicamente con su público, quizá en un intento de compensar la apatía de algunas de sus canciones en solitario. Sin duda una propuesta arriesgada la de presentarse ante nostálgicos de Blur con ‘Everyday Robots’ o ‘Mr. Tembo’, pero que supo nivelar con el refuerzo de ‘Clint Eastwood’ y otros tantos cortes coreables de Gorillaz. Pero el festival avanzaba y si te despistabas podías perderte valiosas alternativas a los cabezas de cartel. Hablamos de Nueva Vulcano y su más que notable aportación al panorama underground de Barcelona. Punk-rock elegante en castellano con una fuerte influencia americana en una pequeña carpa con menos espectadores de los que su interesante propuesta merece.

Berri Txarrak

De lleno en la noche, Txarango, la banda de moda entre adolescentes catalanes, hacía bailar a los más jóvenes con su visión de la rumba catalana mientras Band Of Horses se disponían a satisfacer a adeptos con hits como ‘The Funeral’ y ‘No One’s Gonna Love You’. Una actuación insípida la de los de Seattle, que seguro convencieron a sus seguidores pero no así a los que decidimos abandonarles para disfrutar de la voz de Sara Pi en el diminuto escenario Lounge, adecuado al eslogan mediterráneamente. Atrevida con el jazz y la bossa, entre césped artificial y tumbonas, sus movimientos y su voz dieron significado a la palabra sensualidad.

Vetusta Morla reclamaron el primer lleno absoluto con una gran masa de público entregada que sabía interpretar a la perfección hasta los signos de puntuación en cada una de sus letras, en un alarde de éxito respaldado por audiencia y medios. Un concierto intenso en el que Pucho y los suyos supieron alargar y redecorar sus canciones para distanciarse de sus versiones de estudio. Puede que no te gusten, pero tranquilo, viven perfectamente con ello.

Cerca del final encontramos el ritmo hip-hop latino de los portorriqueños Calle 13, discursivos y activistas con mayor o menor acierto, pero mucho ritmo para mover los pies. Y entonces el otro plato fuerte, Violadores del Verso, se presentaron por todo lo grande desplegando su ya clásico logotipo y haciendo lo que sólo ellos saben hacer, y es que un concierto suyo es hoy en día el mejor homenaje a la lengua y a su pluriculturalidad en los tiempos en los que nuestros ministros se empeñan en normalizarla. Una oda a las mentes abiertas y a aceptarnos los unos a los otros en un derroche de agilidad verbal y buen gusto por el sampler sobre el escenario, al que ni tan siquiera los sujetadores lanzados desde el público quisieron faltar. ‘La Cúpula’, ‘Gran Torino’, ‘No es un trofeo noble’, ‘Cantando’, ‘Ballantains’... una vez más, no dejan lugar para la duda: Kase.O, Hate y Lírico, junto a su cocinero ensamblador R de Rumba, sguen siendo Número 1 del hip-hop.

La segunda jornada comenzó con unos pocos asistentes que no quisieron perderse la muy recomendable actuación de Valerie June en el pequeño escenario Time Out. La de Memphis encapsuló su sonido folk, blues, gospel, soul y bluegrass en poco más de una hora de derroche vocal y sentimiento, que alcanzó sus picos de intensidad cuando se encontraba sin más acompañamiento que su voz, su pequeño banjo, y su larga cabellera a quien denominaba ‘the dinosaur’. Una actuación sobrada de sentimiento que ofreció todo lo que un disco de estudio no puede capturar.

John Butler Trio nos visitó por primera vez y demostró por qué se les denomina una jam band de directo, pues lo que John Butler interpretó con su guitarra es incapaz de interpretarse dos veces por igual: arpegios rapidísimos durante largos minutos que transcurrían sin darnos cuenta gracias al elevado nivel de su emotividad, y eso cuando no nos deleitaban con su dinámica mezcla de funk rock y blues, donde con un slide hacía chillar su guitarra acústica como lo haría una Stratocaster sesentera con un pedal de wah-wah. Interesantísimo australiano virtuoso de las seis cuerdas que nos dejó a todos con la boca abierta.

Apareció la luna más grande del verano en el cielo, que parecía ser el objetivo de las canciones de un Jack Johnson inteligente, que ya con un amplio repertorio, supo escoger al dedillo los éxitos que debía interpretar. Ambiente surfero y distendido para su hora y media de concierto ideal para disfrutar de buena compañía, cerveza o comida, eso sí, sin despistarse para no perdernos el acertado cover de Buddy Holly, ‘Not Fade Away’.

Ya de noche, los que querían bailar estaban de enhorabuena con la propuesta de los reformulados The Selecter, ska británico con más de treinta-y-cinco años de solera que hizo mover el esqueleto en una excelente actuación con clásicos coreados como ‘Three Minute Hero’ o ‘Too Much Pressure’. A la par, la irlandesa Imelda May mostraba cómo se lleva un tupé con estilo y por qué el rockabilly no ha muerto. Con vestido a rayas presentó su nuevo album Tribal a una audiencia entregada que sustituía el pogo por el lindy hop, cambios de pareja incluidos.

Y mientras el fenómeno Macklemore & Ryan Lewis presentaba su exitoso The Heist por primera vez en la península (con camiseta del FC Barcelona) en el escenario principal, en la pequeña carpa patrocinada por El Periódico nos encontramos con Betunizer, un adictivo directo en el que todo puede ocurrir, sin restricciones de decibelios y ritmos vertiginosos. José Guerrero, Pablo Peiró y Marcos Junquera no entienden de clichés y se quitan la camiseta para atreverse con todo. Bajista hiperactivo, arritmias calculadas, y gritos pelados que casi prenden fuego a la carpa en una de los propuestas más interesantes que ratifican la calidad de estos valencianos tras la publicación de su tercer disco, Gran Veta.

Continuamos con Berri Txarrak, de lleno en su 20º aniversario, protagonistas indiscutibles de la escena del País Vasco y recurrentes en Catalunya, los de Lekunberri repasaron toda su trayectoria en una actuación con derroche de actitud y voluntad para meterse en el bolsillo a un público que lleva años guardadito ahí dentro. Tras grabar con Steve Albini y Ross Robinson nadie se atreve ya a cuestionar la calidad de este trío que pese a muchas idas y venidas en su formación, Gorka Urbizu ha logrado convertirse en un icono que demuestra que no hace falta desprenderse de una lengua minoritaria para llegar al mundo entero. Lanzaron guiños entre canción y canción (véase MGMT, por ejemplo) a un público que se sabía al dedillo sus canciones en euskera y que espera ansioso su próximo lanzamiento.

La noche de sábado cerró con los sudafricanos Skip & Die en un show ecléctico ofreciendo un repertorio multilingüe entre el hip-hop y la electrónica más rave, con una Cata.Pirata que decidió saltar entre el público para dar trabajo a los miembros de seguridad.

Mucho más tranquilo y familiar, el festival cerró en la jornada de domingo con los catalanes Blaumut ofreciendo su entrante de ‘Pa amb oli i sal’ para un vívido multiinstrumentista Joan Rovira que combinaba sus canciones con populares covers de McFerrin o Police entre otros, y así animar a madres, padres y niños hasta la presentación de Zaz, cantante francesa que demostró que lo suyo es ya un fenómeno de masas para todos los públicos con apenas dos discos en la calle. Defendió su repertorio apoyada en ritmos animados y en hacerse entender en castellano, Cuento del Colibrí incluido.

El Festival Cruïlla huye año tras año del encasillamiento, y como su propio nombre indica, permanece como una intersección o punto de encuentro entre diferentes raíces y géneros musicales y culturales. En la presente edición se pudo disfrutar tanto de zonas adecuadas para infantes como de espectáculos de castellers, todo ello en un ambiente distendido para todos los públicos y sin complejos ni ambiciones superlativas de entrar en batallas que no son la suya. Es un festival cuya organización funciona como la mecánica suiza de un reloj y que demuestra que disponer de menor espacio o presupuesto no significa aprovecharlo menos. Con un cartel apto para todos los públicos y gustos, apuesta por el collage de estilos sin que ello provoque el desánimo de uno solo de los amantes a la música, aunque más de uno habrá echado en falta algo más de heavy. Pero hay que reconocer que como señala su firma, we are music, y la música (así como los que la escuchamos), si buena, no entiende de lenguas ni de estilos. Enhorabona, Cruïlla, nos vemos en 2015.

Texto y foto: Borja Figuerola

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Esta entrada fue escrita por Redacción

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