ECOS DE SOCIEDAD: FIESTA ROCKFERÉNDUM 2012

19 abril, 2012 1:16 pm Publicado por  3 Comentarios

La escritora Rosa Salleras vivió la noche en todo su esplendor

El grito de guerra era “¡No es tiempo para cobardes!” La Heavy ha sobrevivido a los intentos del capital de acabar con ella. Aquellos a quienes no les gusta que los otros tengan su propia fe no han logrado sacar del mercado a la revista de rock más veterana de España, y si no lo han conseguido ha sido gracias al empeño y a la valentía de todos los que la hacen.  La Heavy sigue, la de siempre, a caballo entre dos siglos y trascendiendo generaciones, y después de un mínimo cambio en la cabecera, ahí está, al pie del cañón.  Había que  celebrarlo. Y también había que celebrar que este año, después de un paréntesis de un año, retomaba sus premios Rockferendum, los que conceden los lectores de La Heavy y los radionautas seguidores de la quinceañera web y radio MariskalRock.com.

Y lo celebraron a lo grande, lo celebramos, las mil personas que abarrotábamos la céntrica sala Rock Kitchen de Madrid, con la presencia anunciada en el escenario de cuatro de los más grandes grupos del país: Saratoga, Obús, Leo037, y los “novatos” Bürdel King que presentaban su primer concierto, breve pero concierto.  Mariskal venía anunciando desde hace días que en la fiesta habrían sorpresas, y la primera se la llevó él cuando, a apenas dos días del festejo, estallaba la noticia de la ruptura entre Leo y 037. Y como efecto colateral de ese divorcio, no cuatro, no, sino cinco actuaciones iba a tener la fiesta. 037 saltaría al escenario sin Leo y Leo Jiménez nos iba a presentar su nuevo proyecto en solitario. No hay mal que por bien no venga. ¡Vengan señores, compren 4 y llévense uno gratis!

Prepárate

El equipo de La Heavy y de Mariskalrock.com (en adelante LH&MR.com) nos prometía una “noche electrizante e inolvidable” y reinaba una gran expectación, alimentada por declaraciones y entrevistas en los días previos: ¿Qué grandes figuras extranjeras y nacionales vendrían a recoger sus premios? ¿Cómo se vestiría Oskar, el mejor vestido de los roqueros nacionales? ¿Con qué modelito nos deleitaría y sorprendería Txus, el peor vestido de los roqueros nacionales, si es que venía vestido?¿Llegarían las cámaras de Tele5 tras el papá de la “estrella” de GH?  ¿Vendría Rajoy en representación de los políticos a recoger el premio al villano del año? ¿O Teddy Bautista, y éste, ya de paso, a cobrar derechos para pagarse su casa nueva? ¿Veríamos al machote de Rob Halford recogiendo el premio de Judas? ¿O a Bruce llegar con su avión a la puerta de la Rock Kitchen a recoger el suyo? ¿Se dejaría seducir Steve Harris por esta “reportera”? (¡o! Mariskal y Muniesa, grandes sacerdotes del metal, haced que venga a recoger su premio porfa, porfa) ¿Se dejaría seducir cualquiera de los dioses del metal por esta “reportera” en una fiesta organizada también por la quinceañera casa donde vive el sex and rock?

Electrizante ya lo era el ambiente en la redacción y entre el equipo de La Heavy la víspera. Revisión del programa, banda sonora, inspección de la sala, ojeada a camerinos, últimos detalles a punto… Tenía toda la pinta de que la cosa iba a salir de puta madre, sobre todo después de la llegada de la info sobre entradas vendidas, unas 900. Agotadas todas las anticipadas, sólo quedaban las de taquilla.

El día de autos, a las siete de la tarde, una cola ansiosa y de tamaño respetable ya esperaba la apertura de puertas. Equipada de grabadora, cámara, plumas y lentejuelas, entré en la sala donde el despliegue de medios técnicos y prensa era impresionante. En el escenario, la habitual parafernalia  de cables, soportes, amplis, batería y demás artefactos del oficio que brillaban bajo los focos y bajo la atenta mirada de un telón de fondo con los colores de la casa. Flanqueando el patio, en las plateas, unos altavoces colgados del techo que obstaculizaban la visión del escenario desde los laterales, un pequeño detalle negativo en una sala excelente y muy bien equipada, y por la que pululaban varias parejas de periodistas armadas de micros y cámaras filmando a los que ya se apiñaban ante el escenario y a los que iban llegando. Tras la mesa de sonido y la cabina del pinchadiscos, a la que se había añadido un pequeño equipo de transmisiones, un amplio palco alojaba toda una batería de cámaras de vídeo fijas, gobernadas por María Arenas con la asistencia de Antonio Martín, uno de los varios fotógrafos de la casa presentes, que iban a grabar el acontecimiento metalero y emitirlo en directo. Sí señores mariskalmetaleros del mundo entero, han leído bien, emisión en directo.

La primera primicia que nos tenía preparada el equipo de LH&MR.com era un regalazo: la retransmisión en directo por la web de Mariskalrock.com del evento. Y los artífices de la proeza técnica fueron Mariano Muniesa y Oscar de Iría, que tuvieron que enfrentarse a una dificultad técnica de envergadura puesto que la tecnología de transmisiones de la sala no daba la talla, léase megagigas necesarias. ¡Un aplauso para ellos! ¡NO SE OS OYE, OYENTES Y LECTORES, A VER ESAS PALMAS!

También el despliegue de recursos humanos era impresionante. Todo el equipo al completo de la redacción estaba ahí, Vicente  Romero, Mariano Muniesa, Juan  Destroyer, y Oscar de Iría, flanqueados por todos sus colaboradores, Pedro Guzmán, Jason Cenador, Alberto Cañas, Yorgos Goumas, Judit Mateo, Oskar Sancho, Ñako Martínez a los mandos de Twitter y Facebook desde Londres (si me he dejado a alguien, ha sido sin querer, y que me perdone), fotógrafos como José Luis Montón, y toda una batería de jóvenes y no tan jóvenes de ambos sexos enrolados para la ocasión  que entrevistaron (no os perdáis las entrevistas de Verónica Castro en MariskalRockTV) y entregaron premios. Por supuesto, también circulaba por ahí toda la gente de Calle Underground y de Production Manager, los encargados de la organización técnica, capitaneados por David. Por parte de la sala, todo el equipo de Miki Camacho que ocupaba las barras, bien surtidas de personal sonriente y amable, y controlaba los accesos. Y tengo una pregunta, ¿por qué los de seguridad nunca sonríen? Y ya puestos, extiendo la pregunta ¿por qué en las fotos promocionales y portadas de discos y similares los metaleros y jevirroqueros nunca sonríen?

En la platea derecha, la zona VIP, reservada para invitados y premiados, ya habían corrillos de gente que, melena al viento (los que la tenían) y cerveza en mano, iban y venían de los camerinos, o sólo iban y venían, o no iban ni venían. Y por fin, a la hora prevista en punto, apareció en el escenario la estrella del día, el artífice de todo ello, el baranda, el grande, el único, la leyenda del rock de este país, el siempre reivindicativo…  ¡Mariskal Romeroooooooo! Y, con unas palabras de agradecimiento de Vicente cargadas de emoción empezó la fiesta.

Los mariskales 2012: festival de primicias

El festival lo abrió 037 sin Leo y estrenando nuevo vocalista, y no defraudaron, pese a que Andy Martínez apenas tuvo dos días para preparar esta actuación. Si no defraudaban con Leo, ¿por qué habrían de hacerlo sin él? Una joven del publico comentaría que  “mucho ánimo para Ix Valieri y que siga adelante con 037”. La sala se iba llenando, y para cuando 037 se despedían, el patio y laterales estaban abarrotados y en el palco ya se habían instalado los dos metaleros en silla de ruedas que no se quisieron perder la fiesta. El aforo estaba prácticamente completo y eran apenas las ocho de la tarde.

Tras la primera actuación empezó la entrega de los mariskales 2012. Echamos de menos a Kuchi Romero de Marea que no pudo venir a recoger su premio, lo que no dejaba de ser un alivio para esta reportera, puesto que así era un dios del metal menos al que intentar seducir.

Se presentaban en Madrid, en directo por primera vez, en la plaza más importante, y “si algo tenían que demostrar, éste era el lugar y el momento de hacerlo”.  Entre fulgores de lentejuelas y charol lanzando destellos a diestro y siniestro, Bürdel King no defraudó y Txus cumplió: mallas de topos negras y naranjas, camiseta de tirantes con adornos bajo un top de rejilla y una levita de lentejuelas roja con borde de plumas negras a juego con el sombrero. Glam hortera y kitch, ¡ese es nuestro Txus!  Para la quinta, Txus, despojado de su levita, marcando musculito tras la rejilla y otras cosas tras las mallas, salió acompañado de dos esculturales bailarinas que…  Aviso a navegantes que se asomen al vídeo, instante no apto para mentes sucias ni para mojigatos. ¡Ah, sí! ¿El directo de Bürdel? ¡de puta madre! “Rock sucio y asquerosamente macarra”, con fuerza y contundente. Las citas son de M. Muniesa. Patricia Tapia hizo la cuarta de Bürdel y se marcó una versión fabulosa, dura, contundente, sensacional, genial, del “Proud Mary” de la Creedence.

Después,  y tras salir en su persecución, Vicente les entregó sus premios a  Txus, Patricia y Frank, momento que eligió  Oskar Sancho, el mejor vestido de los roqueros metaleros, para subir al escenario y sumarse a los vivas a la república y críticas a los gobernantes y a la corona. El maestro de ceremonias nos brindó entonces  un Mariskal Romero Show especial en directo: enmascarado de simio (ejem, perdón, de Eddie), a puntito estuvo de enseñar el culo, un gesto que supongo  dirigido a los políticos que nos malgobiernan, y se marcó una coreografía en el escenario que ni el cuerpo de baile de Lady Gaga, vamos, a la que  incorporó  innovadores elementos estéticos.

Oscar Sancho presentó con la emoción y con la pasión por el rock y por los roqueros nacionales que siempre le caracterizan la primera actuación de Leo sin 037, quien, igual que 037 sin Leo, no defraudó. ¿Por qué iba a hacerlo? Leo se ha sabido rodear de buenos músicos otra vez, y Leo es Leo. De hecho, el público que esperaba en la calle prorrumpió además en un inmenso aplauso en su honor cuando Leo salió de la sala.

Interludio

Por desgracia, Leo sólo tocó tres temas —imagino que igual que Andy y 037, él y sus músicos sólo tendrían dos días para preparar esta actuación— y esta “reportera” no pudo disfrutar de toda su actuación porque cuestiones relacionadas con la cantidad de líquidos diversos introducidos en su organismo la apartaron de la sala y la llevaron por otros derroteros hacia menesteres ineludibles. Menesteres que tomaron su tiempo debido a la mala costumbre de las salas de no poner pestillos para cerrar unas  puertas desencajadas de sus goznes, ni ganchos para colgar el bolso, ni el papel en su soporte. No es fácil bajarse los pantalones (¡ponte falda, guapa! Me dirán algunas) intentando evitar que toquen el suelo, en general mojado de sospechosos líquidos, sujetando el bolso y la chaqueta —que no has dejado en el guardarropía porque en la sala hacía un frío del carajo pero que ahora te has quitado porque la temperatura no deja de subir—  evitando al mismo tiempo sentarte en un borde igual de sospechoso o más que el suelo, realizar tu tarea cuidando de que todo llegue a su destino correcto y terminar la maniobra con una torsión lateral para hacerte con un poco de papel de un enorme rollo situado sobre la tapa del depósito, a tu espalda. Y todo ello, asegurándote, mediante juegos de piernas y pies obstaculizados por los pantalones bajados, de que la puerta no se abre, y lo más aprisa posible para no perderte lo que está ocurriendo en la sala. Hay veces que me gustaría ser un tío.

Back in black

De regreso de ese interludio, Leo pedía “que se caiga la Rock Kitchen” y la Rock Kitchen se cayó. Se alzó el bosque de cuernos y un rugido en honor de Leo. Y se marchó.  Entre el público, una joven afirmaba que “Leo, esté con la banda que esté, es increíble, y me ha parecido una buena actuación”. Igual que las otras bandas, también Leo dio más. ¿Más que qué? Pues más que de costumbre. Así tenía que ser. Aunque había quien no lo veía así, “un poquito breve la actuación de Leo, yo creo que no tiene muchas ganas de tocar hoy, que le debe haber dado una depresión, pero bueno, tal como están las cosas, lo veo normal y respetable, oye, por lo menos ha venido y ha dado la cara a tope”. El público parecía compartir con Txus que “el ambiente está tenso”. Una sonada  ruptura, la de  Leo y 037, casi tanto como la de José Andrea y Mägo de Öz? Tal vez, que Obús haya  tenido que cancelar su gira americana  sumara también a la tensión de la que hablaba Txus.

Sacándole jugo periodístico a esta tensión, y siempre fiel a su línea, sobre todo a la de los últimos tiempos, durante la entrega de los mariskales 2012 a Leo y José Andrea (este último adornado con unas interesantes gafas rojas), Mariskal consiguió que el ex voz de Mägo y el candidato por votación popular  a nuevo Mägo de voz se fundieran en un abrazo. Y no sólo eso,  los dos mejores cantantes de la escena roquera nacional, los protagonistas de los noticiones del año y provocadores, en parte, de la tensión antes mencionada, se entregaron sus premios el uno al otro. Morbo puro, vamos, que ni en los Oscar o en los Grammys se atreven a hacer algo así. Sentando precedentes. ¡Con dos cojones! También apareció por el escenario David de Calle Underground (¿cómo llevará el hombre la que se ha liado estos días en su corral?), otro de los artífices de esta fiesta, que digo, fiesta, ¡FIESTÓN!

Y de repente, de espaldas al escenario y mientras espero mi gintonic, “y solamente mientras te duermes…”   ¡por Dios! ¿qué me cantas, Mariskal? ¡que aquí no se duerme nadie! Sigue un redoble de tambores y una declaración de principios  “We shall go on to the end… we shall fight on the beaches, we shall fight on the landing grounds, we shall fight in the fields and in the streets, we shall fight in the hills; we shall never surrender”. Por si  alguien no habla inglés, traduzco:  ¡La Heavy no se para, larga vida a La Heavy y al rock! Curioso como las grandes frases pueden ser compartidas por personas y situaciones de ideologías completamente opuestas.

Ya entonces, serían las 9 y media pasadas,  abajo, en la zona general, ya no cabía ni un alfiler. En uno de mis paseos hacia la barra, o hacia esas estancias reservadas para las chicas (lo uno va indisolublemente unido a lo otro, aunque sea con un cierto espaciado temporal ¿por qué será?), o simplemente en los que iba a la caza, me encontré a Juan Destroyer, que llevaba toda la tarde en la puerta dando acceso a invitados y acreditados. Con el aforo completo, con los no asistentes del 1001 al 1200 o  más esperando en la calle a ver si caía la breva, y supongo que con todos los nombres de la lista de invitados tachados, Juan se venía por fin a disfrutar de la fiesta con el resto de la peña.

Y llegaron Saratoga y Obús. Qué decir de ellos. Pues que es muy aburrido hablar de bandas así, siempre están sensacionales en directo y a una se le ocurren pocas alabanzas nuevas que añadir. Id, id al vídeo, y me entenderéis. Saratoga llegó con un regalo, el estreno en exclusiva para LH&MR.com  de su tema “Juicio final”, y terminaron su actuación con el público que abarrotaba la sala al borde del paroxismo. Cuernos, palmas, botes, saltos, vítores…  Una espectadora afirmaba “… y Saratoga, pasión por ellos”. No era la única. “Saratoga increíbles”. Obús, por su parte, presentaba aquí su nuevo disco en directo y estrenaba su gira eléctrica de este año, y su camiseta nueva que es ¡de color rojo! ¡Por fin un grupo se atreve a salirse del negro! No miré lo que había en el puesto de merchandising que tenían instalado junto al stand de Pilar Rubio, aunque me había dicho un pajarito que tenían tangas de Obús. Mmmmmm…

Durante el cambio de banda, el primer roquero rubio nacional, (el segundo es, quién sino, Oscar Sancho), ese que tiene asento andalú, —sí, sí, habéis reconocido a Manuel Martínez—  recogía su premio, y Manuel Ibáñez (también Manuel y también de Medina Azahara) el suyo con un escueto “grasia”. Ya lo dicen, lo bueno, si breve, dos veces bueno.

¡Qué calor! La temperatura había ido subiendo, la real, porque la del público ya estaba subida desde hacía horas. Cambiaron las tornas, y ahora era Vicente quien, emocionado, recogía regalos: uno de Obús, un vinilo muy especial, y otro de Perez Arenas, una réplica del primer número de La Heavy.

Y entonces… ¡la liaron parda! En el escenario se juntó una marabunta de gente para acompañar las emocionadas palabras de despedida del Mariskal, tras lo cual,  todos a una, Obús y los añadidos, atacaron  el “Vamos muy Bien”, y bailaron y se desmelenaron, tanto, que Fortu hizo mutis por el foro, por la banda izquierda del escenario, dejando los honores a los demás. “… borrachos como cubas ¡y qué!... y ya no pararemos”, se desgañitaba Oskar Lujuria, y lo coreaban todos los del escenario, y el público, y todo Dios  y seguramente hasta los ángeles del infierno o del cielo ese al que se llega desde Madrid, y en aquel momento, desde la Rock Kitchen.  Y la sala reventó. Cómo estaba el patio, señores,  un bosque de cuernos en movimiento, el paroxismo, la apoteosis final de la fiesta ¿Qué calificativos se le pueden aplicar a lo que estaba ocurriendo en aquel momento?

El CIS de LH&MR.com y emulando a Peñafiel

En la sala VIP pudimos charlar con Pablo, Tony y David de Regresión que no quisieron perderse la fiesta y que estaban disfrutando como el que más de ella. Y hablando de Regresión, quién esté por Barcelona el día 28 de abril, que no se pierda el concierto que este sensacional grupo va a dar en la sala Mephisto, acompañados de otras dos bandas francamente buenas, una de ellas, la banda de versiones Dr. Crüe, a la que tampoco hay que perderse. Un concierto imprescindible con lo mejor del rock catalán y español. Y si no estáis en Barcelona, comprar su disco, una inversión muy, pero que muy, rentable.

Por ahí corrían también Chechu Viga (Chechu, ¡estabas allí y yo no me enteré!), Jorge Salán, Xina y Lolo de Oker, Álvaro de Hamlet, Gaby de Val, Karen Parra, las PL Girls, el Pirata, Thais, que llegó acompañando como siempre a Oscar Sancho, Peri del grupo de José Andrea, Rown Houland de Clockwork, Nacho Prieto de Eden Lost, Dani Martínez de Phoenix Rising, Dannyel Barragán y Noemí Martínez de La Niña Malvada, la gente de Tajuña Rock, y muchos, muchos más que espero que me perdonen por no nombrarlos. Ya lo decía alguno de los que agredí con mi grabadora, “sólo por la cantidad de gente guay del panorama español que ha venido ya merece la pena”, “aquí hay mucho metal, tengo los pelos de punta, como los de [incomprensible]”.

El público en general, una selección aleatoria de entre las mil personas que abarrotaron el local  —aunque algunos creían que “no nos vas a oír con esta música”, pues sí que se oye sí, que la grabadora es buena— estaba en general  muy satisfecho de la fiesta:  “muy bien, fenomenal, claro”. Aunque alguna queja también la hubo, pero iba dirigida a la sala. Y el motivo era grave: “la cerveza no está fría, te coges un litro que vale 10 €, y no está fría. Por lo demás, fenomenal”. Uno de ellos afirmaba ser seguidor de Mariskal desde hace tiempo “tengo cuatrocientos mil ejemplares de la Heavy Rock”. ¡Hay que ver lo que dan de sí treinta años! “Yo conozco a Mariskal de cuando estaba en Chapa discos”. “¡Nos lo estamos pasando de puta madre! ¡Un abrazo Vicente!” “Una pasada”. “Estamos de coña”.

Otros lo estaban menos. “El único grupo que me ha gustado ha sido éste [Saratoga] y Leo; a Burdel King lo veo muy simple”. Unos asistentes que acababan de llegar, al final casi de la actuación de Saratoga “porque poner un concierto a las siete y media de la tarde es indecente” había encontrado el ambiente “fenomenal, y la verdad es que esperábamos menos gente”. Otros que llegaban tarde, durante la actuación de Obús,  se habían perdido toda la fiesta (¿quién habría sido el traidor que había abandonado el festejo antes del final? me pregunté).

Un chaval  me confesó que estaba encantado, y que le gustaba tanto Patricia Tapia que le había comprado un tanga de Obús para regalárselo. Ignoro si lo hizo.  A uno de los dos metaleros que llegaron en silla de ruedas, Dani, la fiesta le parecía “genial” y me explicó además que tiene todos los números de La Heavy desde 1998, aunque se quejaba (poco) de que para “bajar aquí, me han ayudado”,  supongo que sería porque la sala no está equipada en su totalidad para minusválidos.

Por supuesto, en mi andadura entre el público intentado captar en caliente, las impresiones del público, no podían faltar las acostumbradas meteduras de pata de esta “reportera”: “somos [incomprensible] y  salimos este mes en La Heavy, y salimos el mes que viene… nos lo estamos pasando de puta madre”  ¡Lo siento chicos!, no me acuerdo del nombre de la banda y no se quedó en la grabadora.

En la calle, con menos ruido de fondo y tras la protección de un cigarrillo de esos que dicen que matan lentamente, paseé la grabadora ante la gente. Manuel Seoane de Burning Kingdom y colaborador de LH&MR.com  declaraba que era “un fiestón del copón, a reventar y a tope, como siempre” Opinión que compartían sus acompañantes “un fiestón, un fiestón”, “un concierto que tal como está el panorama nacional musical a día de hoy y que a cualquiera que sepa de música deja sin palabras”. Y un chico que se parecía a alguien, pero no sé a quién, (en retrospectiva, creo que es posible que lo hubiera conocido antes, ups) declaraba que “muy bien, mucho ambiente, mucha gente, la gente parece que se lo está pasando de puta madre y muy bien”.

Luisma de Santelmo le decía a mi grabadora que “la fiesta está siendo una pasada, mucho heavy metal aquí esta noche”, y uno de sus acompañantes, “está siendo un concierto de puta madre, y mucho heavy y mucho cachondeo y de puta madre. Lo único que no se puede fumar ¿eh?, y eso quiero dejarlo bien claro, me parece fatal. ” Comparto. Señores del desgobierno de la nación, talibanes de la salud, recortadores de libertades, ¿lo han oído? Queremos poder fumar en los bares y en las salas de conciertos, que en días como éste, la rasca de la calle  es igual de peligrosa, o más, que el tabaco. Nacho de Santelmo, el autor de la reivindicación tabaquera enviaba un mensaje a su madre “mamá, estoy comiendo bien”. Y una voz que no identifico, en el mismo corrillo, dice “que se dejen de comentarios absurdos en internet… y que más rocanrol”.  Adivinen por quién irá eso. Carlos Nadie estaba encantado y papá de Iría, un filósofo, declaraba que “no importa la edad, sólo los sentimientos” para disfrutar de la fiesta, y que todos se lo han currado muy bien, porque “cuando la gente bota como ha botado, salta como ha saltado, eso no se improvisa”.

La última primicia de la noche no la había preparado nadie. “Nos ha encantado, yo no me esperaba esto” declaraba un joven y guapo músico de larga melena creo que rubia sentado en la barandilla de la platea. “Vinimos con otra imagen de lo que nos íbamos a esperar, esto ha sido muy animado, un ambiente muy heavy, muy heavy. Es un momento muy roquero y muy heavy que conmemora los treinta años muy bien.” Cuando uno de sus acompañantes me soltó como quien no quiere la cosa “esta es la primera entrevista que nos hacen” me sentí como lo que NO soy, como una experta y avezada periodista consiguiendo una exclusiva.  Claro que este notición me lo dio después de explicarme que estaba “sorprendido”, y contento de haber podido participar “en una fiesta absolutamente fabulosa… de agradecer”. No era el manager de la banda, dijo, pero ¡caramba!, la vendía como si lo fuera. Espero ansiosa la ocasión de ver en vivo a Plagarock, pues ésta era la banda, un power trío apadrinado por Saratoga,  y ver si es verdad que me regalan la canción melódica que me han prometido en la entrevista. Seducir, lo que se dice seducir, esta noche, de momento ná de ná, pero ¡ey! me han prometido una canción. Ahí es nada.

Fin de fiesta

Silencio en el escenario, silencio en la sala. Esto se había acabado. Y  esta “reportera” se había  entusiasmado tanto que tuvo incluso la audacia de ir a pedirles declaraciones a…  Mariano Muniesa y a Juan Destroyer. Lo que hacen los gintonics mezclados con la adrenalina, señor.  El primero, al que quise pillar en caliente y bajando del escenario, “en caliente, sí ¡estoy caliente!… El concierto no ha podido estar mejor, yo creo que todas las bandas han venido a dar el máximo, será porque tenían que hacerlo… Se han conjuntado una serie de bandas que estaban obligadas a dar lo mejor, más de lo habitual… y ya ves, la locura que se ha montado entre todos”. Y Juan: “cuando esta revista echó a andar yo llevaba poco tiempo haciéndolo, pero es que la mayoría de los asistentes a la fiesta ni siquiera eran un proyecto. Aquí hay tres generaciones… es lo que tiene el rock, que no entiende de edad ni de sexo, raza o religión, como escribe mucha gente en la sección ‘Comunicación’. Tampoco de procedencia, tú sabes bien que en la sala ha habido gente de los más diversos puntos geográficos…el rock sigue muchos, muchos años, y sigue, muy, muy vivo”.

Vinimos de todas partes del país, del norte, del sur, del este, del oeste, de allende los mares, y del cielo y el infierno; vinimos en coche, en autobús, en tren, en avión, en moto, en barco, en metro, en taxi, en bici y en silla de ruedas; vinimos de todas las edades, adolescentes, jóvenes y cincuentones, hijos, padres y abuelos, pelo oscuro o canoso, calvos o melenudos, vestidos de negro (los más) o de colorines (las menos); nos adornamos con plumas, plumeros, flores,  sombreros (de vaquero, paja o plumas), pañuelos, bandanas, clavos, tachuelas, pendientes, collares y cinturones; nos vestimos de cuero, seda, tejanos o algodón; vinimos músicos, escritores, periodistas, pero sobre todo y por encima de todo, vinimos gente que ama el rock, que quiere rock, que vive el rock. Y por eso conseguimos lo que conseguimos, que esta fiesta fuera lo mejor que se ha vivido en este país en muchos años en el mundo del rock, y creo, de la música en general.

Las expectativas y esperanzas se vieron satisfechas y superadas con creces. Los premiados nacionales vinieron todos, o casi, a recoger su premio, y el que no lo hizo, fue por razones de fuerza mayor. ¿Los internacionales? Cuando se enteren de lo que se han perdido se arrepentirán, sobre todo Steve Harris, que ha perdido la oportunidad de desnudarme de mis plumas y quitarme las lentejuelas. ¡Peor para él! Rajoy y Teddy, ya lo sabíamos, se acobardaron. Y tuvimos suerte, la Tele5 no llegó, y sí lo hizo la TVE, que nos sacó en directo.

Nos echaban de la sala.  La fiesta se trasladaba a Vallekas, pero eso ya es otra historia.

Coda

Vallekas, la Urbe del Kas estaba a tope. Todas las estrellas de la fiesta, tanto artistas como público de a pie, estaban allí, relajados y accesibles. La música seguía, aunque ahora enlatada. Y las horas pasaban. Y las copas bajaban. Y la marcha no paraba. Mis plumas empezaban a mustiarse, las lentejuelas perdían su brillo, la flojera invadía mis piernas, me empezaba a fallar el equilibrio, y la mirada se me torcía. Esos gintonics…

Salí a la calle, mucha gente seguía allí, y me puse el abrigo. Yo no era Leo, no tuve aplauso.

— ¿Te marchas? — me preguntaron

— Sí.

— ¿Cómo? —

— En taxi.

— ¿Hacia dónde vas? — se lo expliqué.

— ¡Uy! Pues nos va de paso. ¿Te llevamos?

— Sí, gracias.

Charo y Pepe abandonaron sus botellas vacías y echamos a andar. Derecha, izquierda, doblando una esquina, y otra, hasta el coche aparcado por ahí. Subimos al coche. Y hablamos, comentamos la fiesta, el concierto, los niños, los perros, Madrid, el tren, el avión, que sé yo, charla agradable, naderías de madrugada, y sobre todo del fiestón que habíamos vivido.  Pepe conducía.

— ¡Hostia! ¿Dónde estoy?

Se había perdido. Ahora por aquí, ahora por allá, M30,  gira por aquí, no por allí, métete en ésta, en la otra, calles, callejuelas, adónde va esto, no lo sé, tira por aquí,  y pasaba el tiempo… Por fin,

— Ya sé donde estoy.

¡Uf! Suspiro general en el coche. La M40. Hacía más de media hora  que habíamos salido de la Urbe del Kas. Y pasaría casi media más todavía antes de llegar a destino. De la Urbe del Kas a la Avenida de Alfonso XIII, a cinco minutos a pie de la redacción de LH&MR.com, tardamos casi una hora, o tal vez más. Esa memoria… Antes le había preguntado:

— ¿A qué te dedicas Pepe?

— Soy repartidor en Madrid, desde hace veinticinco años.

Cosas de las fiestas.

Muchas gracias, de verdad, Charo y Pepe por llevarme a casa aquella noche. Y por darme permiso de reírme y contar la anécdota, que he novelado un poco.

Y siguiendo mi mala costumbre de fusilar a otros, mi agradecimiento y excusas a Paco Ibáñez y George Brassens.

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3 comentarios

  • Rosa Salleras dice:

    FE DE ERRATAS: el tanga no era para Patricia Tapia sino para la cantante de Oker. El grupo del que no recuerdo el nombre eran Factor19. lml

  • javimetal dice:

    aki javimetal por lo que deciis estuvo de puta madre enorabuena por la fiesta i la continuacion de la revista con 2 cojones mariskal i equipo ,en cuanto al rockferendum ai bastantes aciertos pero yo no se que pasa que en algunos apartados cada año es lo mismo ,no se si votan siempre los mismos o que pero bueno en fin, lo mejor es que continue la revista mas grande del metal europeo ,no se si en estados unidos habra alguna que la supere pero en el viejo continente para mi la heavy 1 la metal hammer 2 i la kerrang 3,seguir asi compañeros i a buscar 30 años mas ala hell bent for leather

  • Rosa Salleras dice:

    FE DE ERRATAS 2: Antonio Martin es un error, se trata de Antonio Vazquez. Espero que sea la última errata ...

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