ECOS DE SOCIEDAD: FIESTA DE CUMPLEAÑOS DE OBÚS

11 octubre, 2011 9:50 am Publicado por  6 Comentarios

Sala KGB, Barcelona

Conseguí mi entrada casi en el último minuto. Había temido que mi indecisión “que voy, que no voy, que voy, que no voy...” me hubiera podido dejar en la puerta. La sala KGB es relativamente pequeña y el aforo limitado, y habida cuenta de la expectación que reinaba en Barcelona, donde se esperaba este concierto desde hacía casi nueve meses, temía que las entradas se hubieran agotado.

Al llegar, la cola para entrar  da la vuelta a la esquina, unos 50 m o más de gente esperando.  Un par de vinitos y pincho de tortilla más tarde, y en buena compañía en el bareto de la otra esquina, la calle se despeja y entramos. Muchos vemos con placer que el controlador de la puerta deja pasar a una chavala de unos 13 o 14 años, eso sí, acompañada de sus padres debidamente identificados.

El KGB como sala de conciertos tiene su lado bueno y su lado malo. Por el bueno, su tamaño permite a casi todo el público estar cerca de los músicos. Por el malo, la acústica no es buena y esa escalera y las columnas en plena sala obstaculizan la visión. La escalera, sin embargo, ese viernes por la noche dará su juego. Por turnos, con algunos minutos de intervalo, van bajando los Obús: Carlos, Fernando y Paco  que se instalan en el escenario. Después,  por la esquina derecha del escenario  asoma la nevada cabeza de Rafa Basa  que hace la presentación. Y empieza el espectáculo.

Tras la intro  habitual, suenan los primeros riffs y acordes del “Corre Mamón”, cae el telón y allá, en lo alto de la escalera, aparece Fortu. La bajada de la difícil escalera, circular, de medio caracol, mientras canta el primer tema de la noche es digna de la mejor Norma Duval en la cumbre de su carrera, aunque Fortu no tenga las piernas de la Duval. Una mise en scène que, en mi opinión, hubiera resultado más espectacular (pese a lo manida que está en otros ámbitos) si, en lugar de la linterna de su técnico iluminando el camino, le hubiera seguido un foco durante su descenso, a él y a todos los Obuses.

Como regalo de cumple, Obús estrenan traje de escena, unas camisetas nuevas especiales 30 aniversario con letras doradas  y el nombre de cada uno ellos a la espalda. Y de fondo, el telón que estrenaron en el Leyendas, obra del artista Fernando Nadera, una luminosa variante de su logo, un elaborado dibujo en el que dominan los colores blancos, amarillos y verdes, y algo de azul, flanqueado por  unos angelitos bufadores infernales de sanguinolentos  ojos alzando en alto los cuernos roqueros en lugar de las habituales trompetas celestes, todo ello sobre un fondo en varios tonos rojos. Lo celestial y lo infernal, el universo metálico de Obús. De estilo similar son las dos mamparas-biombo a ambos lados del escenario que ocultan dos mini backstages del primer nivel. El backstage del segundo nivel se encuentra, como ya puede suponerse, en lo alto de las escaleras.

Como siempre, encadenan prácticamente sin solución de continuidad un tema tras otro. Tras el inicial “Corre mamón”, “Más que un Dios” y “La Raya”, abren la fiesta y  desde un primer momento consiguen que la peña se vuelva loca. Ahora ya con el público rendido a sus pies, cuernos y brazos en alto agitándose frenéticos al compás de la música  y palmeando a la orden de “arriba esas palmas”, siguen “Necesito más”, “El que más”, “Pesadilla nuclear”, y logran que la sala entera tiemble a sus pies. Después, arrastran al público en un torbellino con  “Mi amigo el Diablo”, “Cállate”, “Juego sucio”, “Te visitará la muerte” y “Que te jodan”. El torbellino se transforma en una auténtica marejada de cuernos cuando durante “Dinero, dinero”, Fortu se encarama sobre los hombros de su técnico Jose que lo traslada, en un difícil viaje, hasta la barra del bar principal. El público, enfebrecido y al borde del paroxismo, asiste a una especie de baile apache de Fortu, que después juega a prestidigitador con un vaso de whisky que se coloca en la cabeza; la garganta de Obús enardece a la peña, que responde  coreando un par de “na, nananá, nananá, nananá nanánas”, tras lo cual lleva al paraíso a la chavala aquella de 14 años, subiéndola a la barra, abrazándola y dejando que cante y baile con él. A hombros de Jose, y en baño de una multitud entusiasmada, regresa al escenario  y la banda ataca el “Sólo lo hago en mi moto”, con el público ya eufórico por la caña que está dando, por esa descarga absolutamente fabulosa de los Obús. Continua el soberbio espectáculo con el “Vamos muy bien”, donde Fortu pasea la botella de whisky entre el público, y le mandan una bota de vino de la que bebe 16 segundos  sin parar y sin mancharse la camiseta nueva. ¡Genial Fortu! Me canso y me ahogo sólo de verlo.

Por fin, parece que hay un descanso en la tralla. No sé como estará la banda, pero yo me siento casi aliviada de que me den un respiro. La Voz del metal nuestro, entre pequeños pitos de acople y los rugidos del público, saluda y da las gracias. Los cuatro miembros de la banda saludan al público, que enfervorizado, los aclama y los oéoéoéa  durante un largo rato. ¡Oh no! ¡No se pueden ir todavía! ¡Si apenas acaban de empezar!

Han sido casi dos horas de caña, buen heavy metal  y una soberbia descarga, que hubiéramos disfrutado aún más de no ser por la acústica de la sala, aunque, la buena tralla y el excelente espectáculo que nos han dado Paco Laguna, Fortu Sánchez y el resto de la banda nos han hecho olvidar ese pequeño y molesto detalle. Y el resto de la banda no incluye sólo a Carlos Mirat y Fernando Montesinos, sino también al equipo técnico liderado por Jose y Goyo, que linterna en mano y sudando la gota gorda, han conseguido solventar con rapidez y eficacia los pequeños problemillas que suelen aparecer en ocasiones durante las actuaciones en directo. Portentoso concierto.

Por fortuna, Fortu anuncia que “ahora empieza la fiesta”. ¡Uf! No se van. Tras una pequeña alusión irónica a uno de nuestros más “brillantes” y machistas jueces, Fortu, que no suele hablar demasiado en los conciertos, hoy en Barcelona, charla por los codos. ¿Será le emoción del cumple? Interrumpido por la peña que aclama y jalea a  Paco durante casi 30 segundos, le dedica el siguiente tema, “Viviré”,  a Rafa Basa, y  le hace cantar, sólo un poquito. Afortunadamente para Rafa, este tema cuenta con la ayuda de una espontánea con gafas y excelente voz que también se sube al escenario.  “Viviré”, anuncia Fortu, es un tema incorporado al setlist de Barcelona y que hace 28 años que no tocaban. Sigue la fiesta. Me gusta ver lo cariñoso que es siempre Fortu con sus colegas,  y cómo le gusta besar, abrazar y acariciarles la calva a los que llama con gran afecto sus primos.

Ahora sí que estalla el Obús, con la portentosa voz del frontman de la cumpleañera banda que esta noche está imponente. La peña está más que preparada para esa explosión, y desde luego no se esconde, sino que más bien, rendida a los pies de la banda, quiere apurar hasta el final lo que nos están dando esta noche. Y habrá a quien le queme la envidia por la energía y la fuerza que todavía exhiben este grupo treintañero que hoy nos alegra la noche en Barcelona.

Un “señoras y señores” y un breve interludio instrumental nos anuncian la ronda de solos y presentaciones. Fernando se sale con su bajo, y el público, ahora sí, en el paroxismo total, levanta las palmas a la orden de Fortu. La expresión de felicidad de Fortu, Paco, Fernando y Carlos es… indescriptible. Si Fernando se ha superado con su bajo, ahora es Carlos Mirat quien, tras unas virguerías manejando a la vez baquetas pedales y botella, se encarama a su batería y, en ese precario equilibrio, aplica toda su energía y excelente saber hacer  a sacarles música con las baquetas a los dos tubos de madera que sostienen a lado y lado Paco y Fortu, y a los dos tambores que le han colocado delante,  mientras el bajista se ocupa de la base rítmica con eficacia en la batería de Carlos. El cambio se ha hecho como por arte de magia, apenas si nos hemos enterado. Casi cinco minutos de solo de percusión del Obús Mirat. Señores, esto es heavy metal y espectáculo.

Paco y Fortu intercambian cuchicheos amorosos en el escenario. 30 años y pico juntos y aún están para arrumacos.  Ya quisieran muchas parejas llevarse igual de bien que los Obús después de tanto tiempo. Paco, después de un magnífico pero demasiado breve solo, presenta al “más chulo de todo el rock español, el más enorme”, momento que elige el susodicho para hacer el pino sobre los brazos de Jose.  Después de todo lo que llevan haciendo desde hace unas dos horas, Fortu todavía desafía al público: “¿estáis cansados?” Por supuesto que no, si no lo están los Obús, ¡cómo vamos a estarlo nosotros!

Con los riffs del inicio de “Esta ronda la paga Obús”, se inicia la culminación de la apoteosis, cuando suenan esas palabras que tanta gente espera en los conciertos de la banda,  y el escenario en pocos segundos se  llena de gente, los que responden al seductor  “sube, sube” y otros espontáneos. La banda apenas puede moverse en el abarrotado espacio,  lo que no les impide en absoluto llevar a la peña a un paroxismo en el que unos cuantos, siguiendo el ejemplo de Fortu que se tira al público, acaban viajando por la sala sobre el mar de cuernos, muchos de ellos bajando del escenario, otros intentando subir para ser ipso facto devueltos al patio por el equipo técnico.

Por desgracia, el tiempo ha pasado volando y, con todo el dolor del corazón de los presentes, y sus interminables aplausos y peticiones de más, Obús se retira escaleras arriba al camerino y la peña empieza a circular a regañadientes en dirección a la salida.  Encomiable la labor del equipo de seguridad de la sala que sabe manejar muy bien a un par de elementos conflictivos.

El concierto de Obús reunió a la flor y nata del metal de Barcelona. Entre el numeroso y entregado público vimos a miembros  de Regresión,  de Lilith, y a muchas otras caras conocidas de músicos a las que ahora no sé poner nombre (como reportera de cotilleos soy un auténtico desastre), y también los garitos y locales metaleros de Barna estaban representados. Después del concierto, uno de ellos, el Ballbreaker de Gracia, acogió a buena parte de la peña y a Obús, o a parte de Obús, que allí siguieron atendiendo, incansables, a sus fans hasta el cierre del local. Grandes. Después, Laia y José hicieron gala, una vez más, de la magnífica hospitalidad por la que son conocidos con las bandas, y sus acompañantes, que visitan su local. Y aquí termina la crónica. Cómo terminó la fiesta en el Ballbreaker ya entra en el dominio de lo privado.

Lo que sucedió el viernes en Barcelona puede difícilmente ser superado, y es un indicador de lo que puede ocurrir el 5 de noviembre en La Riviera de Madrid. Yo, desde luego, si puedo, no me lo pienso perder.

Texto: Rosa Salleras

Fotos: Sara Moreno

Redacción
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Esta entrada fue escrita por Redacción

6 comentarios

  • deimaiden dice:

    ke maravilla pedazo de concierto se pegaron nuestros keridos obus,habia ganas de verlos en barna,lastima de la acustica,pero poco a poco se fueron solventando pekeños problemas,la peña ya nos olvidemos de este aspecto.....y..a disfrutar.........esa noche si ke estallo el OBUS..LARGA VIDA......

  • cris dice:

    El telón lo estrenaron en el Brincadeira, festival en Galicia un día antes del Leyendas....

  • rosa dice:

    ¿en Brincadeira? ¿Seguro? Si es así, corrijo, y pido disculpas por el error. Aunque estaba segura de que, cuando les pregunté, me contestaron que lo habían estrenado en el Leyendas. En fin, gracias por la puntualización.

  • Hola soy Isa del grupo de rock DAIS,buena crónica de la noche vivida este pasado viernes 7 de octubre en Barcelona. OBÚS lo dieron todo y el público se portó fenomenal! Gracias a Rosa Salleras,por su comentario en la cancion de Vivire,por lo de "espontanea",con gafas y excelente voz,pues era una servidora.Un abrazo.

  • rosa dice:

    UPS!! perdona Isabel, por no haberte sabido reconocer.!!No llevaba las gafas de ver de lejos...
    Muchas gracias a ti por tu comentario, me alegro de que te gustara la crónica. Un abrazo a tí también.

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