DREGEN: TIRARSE AL VACÍO
19 diciembre, 2013 5:52 pm 2 ComentariosA veces en la vida es necesario acercarse al filo del abismo, echar un vistazo y balancearse manteniendo el equilibrio. El truco está en no mirar demasiado fijamente hacia abajo y no olvidarse del apego a la tierra firme. Porque las alturas marean, y más si uno no sabe lo que le espera allá en las profundidades. Pero hay que asumir riesgos, pillar carrerilla, alcanzar la otra punta y ya veremos lo que nos depara el porvenir. O la ausencia del mismo, cosa que entonces tampoco importaría demasiado.
Andreas Tyrone Svensson, más conocido como Dregen, se la jugó al atreverse a lanzar un disco en solitario al margen de su banda madre Backyard Babies, de momento en parón indefinido. Quizás también influyera el hecho de que su compi a la voz Nicke Borg hiciera lo propio, y claro, él no iba a ser menos. Así que llamó a algunos colegas como Danko Jones o Nicke Andersson, unido a su carrera casi desde el principio cuando ambos decidieran sacudir el panorama rockero escandinavo con The Hellacopters, y voilà, he aquí un trabajo redondo de principio a fin ideal para pasar un buen rato sin mayores pretensiones. Un polvo furtivo en un cuarto de baño.
Pese al currículum intachable de este animal escénico, no hubo multitudes para contemplar la puesta en largo de su debut discográfico. Toda una paradoja teniendo en cuenta que la última visita de Backyard Babies a la capital vizcaína se saldó con un lleno absoluto que hasta dejó a algunos en la calle. Hoy no había que pegarse con la peña, e incluso uno podía acomodarse tranquilamente en las primeras filas rebosando espacio vital y sin el menor agobio.
Siguiendo el guión previsto en la gira, Dregen arrancó con “Divisions Of Me” un show enérgico de esos que te devuelven la fe en el rock n’ roll macarra de verdad. Rodeado de unos tipos con pinta de crápulas, el carismático guitarrista desató todo ese nervio al que nos tenía acostumbrados con su anterior combo, arrojó punteos directos al tuétano con pose de malote, giró cual peonza sobre sí mismo y entroncó con la tradición rockera al recordar con su paso de pato a Chuck Berry o al Angus Young de sus tiempos mozos. Dicen las malas lenguas que se ha quedado calvo producto del estrés, tal vez ello explique la manía de cubrirse la cabeza en todo momento, pero con semejante derroche de actitud en escena, ¿a quién le importa?
Es un yonki, un marginado de esos que le gustaban a Bukowski, pero no por las drogas, por lo menos ahora, sino por el rock n’ roll, por la música sincera que rehúye los artificios en pos de la efectividad. Claro ejemplo era “Just Like That”, un ejercicio de autoafirmación que demuestra que para que te guste algo no hace falta recurrir a sesudos tratados filosóficos ni comerse demasiado la cabeza. O es, o no es. Punto.
La vocación de hombre orquesta del sueco salió a relucir en “One Man Army”, con ese riff deudor del “No More Mr Nice Guy” de Alice Cooper. Y al igual que en algunos conciertos vemos managers que hacen de pipas, jefes de prensa o chicos para todo, en definitiva, esta bestia no paraba quieta un momento, tenía tiempo para cantar, tocar y acercarse a las primeras filas si era menester para animar al personal. Para romper la tónica se adentraron en el blues pantanoso de “Flat Tyre On A Muddy Road”, de los pocos instantes en que Dregen aparcó su inseparable guitarra para dar palmas y golpear una botella al ritmo de los efluvios del Mississippi e invocaciones al diablo que recordaban a la peli ‘Cruce de Caminos’. Un homenaje a los pioneros.
La primera rendición al legado de los chicos del callejón llegó con “Star War”, de aquel ‘Making Enemies Is Good’ en el que el hacha se reservó la voz solista en el mencionado tema. Y arremangados ya para rebuscar en el pasado, no tardó en salir “Soulseller” de los primigenios The Hellacopters, no hay que olvidar que Dregen participó en los dos primeros álbumes antes de que abandonara el barco para dedicarse a tiempo completo a su proyecto principal y a lo largo de los años los caminos de ambos se han ido entrelazando intermitentemente.
El poso nihilista y decadente de los Backyard vía Dogs D’ Amour asomó un poco la cabeza en “6 Till 10”, con esos coros stonianos y un tono canalla y vividor similar al del “Just Another Night” de Mick Jagger. Precisamente, este aspecto sería el único que echaríamos en falta en el trabajo en solitario del guitarrista, que parece arrinconado para imbuirse de un profundo clasicismo rockero.
De lo mejor de la velada fue un “Minus Celsius” ejecutado muy decente y sin añorar la voz de Nicke Borg, un trallazo capaz de levantar a cualquiera un sábado a la noche, e incluso un miércoles, algo sobre lo que ironizó el propio Dregen. Y para enmarcar el momento cumbre, el batera atronó un gong chino en el estertor final.
Para los bises reservaron la crudeza garagera del “(Gotta Get Some Action) Now” de The Hellacopters y esos solos incendiarios blandiendo mástiles al cielo. Soberbio. Un epílogo de tal categoría era complicado superar, pero recordando al maestro compositor Nicke Andersson en “Mojo’s Gone” no se antojaba empresa imposible, aunque se acusó esa magnífica mezcolanza de voces de la versión en estudio.
Un recital corto, sí, pero intenso como pocos y casi sin concesión a la tranquilidad. En ese dechado de sabiduría que en realidad es ‘El Principito’ de Antoine de Saint-Exupéry durante un encuentro con una rosa el protagonista dice lo siguiente: “cuando amamos nos entregamos sin pedir nada a cambio, por el simple y puro placer de dar. Pero es cierto también que esta entrega, este darse, desinteresado, solo se da en el conocimiento. Solo podemos amar lo que conocemos, porque amar implica tirarse al vacío, confiar la vida y el alma. Y el alma no se indemniza.” ¿Y acaso un concierto no es un acto de amor en sí mismo?
Texto: Alfredo Villaescusa
Foto: Marina Ruano
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2 comentarios
Sencillamente según la crónica de ALFREDO en tierras vascas DREGEN se dejó la piel en escena tocandose varias versiones de algunas bandas del rock escandinavo además de algunas de su banda madre junto con composiciones propias.Siempre ha sido el canalla bandolero con aires punkys en su banda madre y eso no se lo quita nadie.
Cuanto hubiera dado por haber estado en España y haber disfrutado de este magnifico recital. He leido que los babies aman a España. Que energía. Saludos!