DREAM THEATER GRABA SU DVD EN ARGENTINA

Estadio Luna Park, Buenos Aires

La cuarta visita de Dream Theater a nuestro país estuvo condimentada por una serie de sucesos que sin dudas la tornaron en algo bastante especial: en primer lugar, se trataba de la primera presentación sin el emblemático Mike Portnoy detrás de los parches; segundo, visitaron por vez primera la ciudad de Córdoba, además de recalar por Buenos Aires; y tercero, los shows en el Luna Park quedarían registrados para un futuro DVD en vivo. ¿Hacía falta algo más?

Sí, definitivamente hacía falta algo más. Al menos para éste cronista, que sentía de antemano que algo le estaba debiendo Dream Theater, y es por ello que quizás mi entusiasmo no era el más efervescente antes del primer recital en suelo porteño. Seguramente mucho tuvo que ver el hecho de que Mike Portnoy no diera el presente, algo sin dudas difícil de digerir para cualquier fan, a sabiendas de que se trataba prácticamente del alma Mater de ésta banda además de ser el dueño de una increíble destreza como baterista. Otro factor que indudablemente también jugó en contra fue que la placa que venían a presentar, “A Dramatic Turn of Events” (2011), me parece apenas algo más que un disco de transición; un álbum con piezas destacables, sin lugar a dudas, pero que en el balance final pierde irremediablemente ante las gemas de antaño. Pero lo que verdaderamente sentía que me venía faltando con Dream Theater era uno de esos shows que te vuelan la peluca. No es que no haya disfrutado de las visitas del 2008 y 2010, porque es casi imposible que una banda de semejante calibre como ésta se baje de los estándares de calidad preestablecidos que cualquier fan de la música le exige a sus ídolos. Pero así y todo, las dudas se acrecentaban en lo que queda sano de mi cabeza: ¿Dónde estaba esa banda que en registros en vivo como “Once in Livetime” (1998) me dejaba boquiabierto? ¿Adónde se encontraba ese Dream Theater que no sólo ofrece “buenos” conciertos, sino que también son capaces de dar conciertos espectaculares, tal cual podemos apreciar en los DVDs de “Live At Budokan” (2004) o “Score” (2006)?  Afortunadamente, las respuestas se encontraban a la vuelta de la esquina de la Avenida Corrientes y Bouchard.

Luego de ser testigo de la primera fecha en el Luna Park, varías cosas ya podíamos incluir en el estado de resultados y, por fortuna, la gran mayoría de ellas se registrarían en la columna del haber. En primer lugar, la duración del set: casi tres horas de recital dejan empachado hasta al más exigente, aún cuando la lista de temas no sea la que uno hubiese armado. Segundo, un sonido atronador: lo de Dream Theater en esta vuelta desconoció prácticamente cualquier desperfecto técnico; la guitarra de Petrucci sonó de una manera demoledora, algo por lo que muchos grupos más extremos hubiesen dado la vida (se me vienen a la mente las últimas visitas de Testament y Megadeth), y logrando que piezas como “Bridges in the Sky”, que en su último LP me pasa casi inadvertida, en ésta oportunidad me erizara algunos pelos de la nuca. Pero por sobre todas las cosas, lo que se pudo apreciar, fue una banda realmente comprometida y feliz arriba del escenario (saquemos a John Myung de la cuestión, a quien ya me decidí por definirlo como el Riquelme de los bajistas; Impecable a la hora de ejecutar su arte y con una parquedad que causa pavor). Está a las claras que durante su última visita la relación entre los miembros ya estaba desgastada, puesto que tan solo unos meses después Portnoy anunciaría su salida de la banda, y eso indefectiblemente afectó aquella performance. Además, concientes de que estaban filmando su próximo registro en vivo, el quinteto dejó en claro que esas noches no fueron simplemente “unas fechas más” de la gira. De modo que entre el primer y segundo show prácticamente no hubo diferencias; tan sólo algunas canciones que se cambiaron en el set list y que, por transitiva, al ser canciones de menor duración hicieron que la segunda fecha sea inferior a la primera en cuanto a su extensión (algo así como una media hora de diferencia).

Fue muy ingeniosa la selección de “Dream is Collapsing” (“El Sueño Está Colapsando”) de Hans Zimmer como intro. No sólo por el clima de suspenso que genera, sino por pertenecer al film “The Conception” (Doblada acá como “El Origen”, con Leonardo Di Caprio como protagonista), una película que tiene como eje temático, justamente, los sueños. ¿Acaso podría haber algo más conveniente si tenemos en cuenta que estamos yendo a ver al Teatro de los Sueños? Las animaciones que se sucedían en las tres pantallas que estaban ubicadas en el fondo, las cuales estaban entrecruzadas por líneas verticales y horizontales dando así un efecto tridimensional (como si se tratase de unos cubos), sumadas a un soberbio juego de luces hicieron que el espectáculo visual sea también algo digno de apreciar.  Tras la mencionada “Bridges in the Sky”, llegaron los primeros cambios respecto al show de la noche anterior: “These Walls” y “Build Me Up, Break Me Down”. La primera, si bien es una de mis piezas favoritas del disco “Octavarium” (2005), yo no la hubiese elegido como segundo tema de la lista, puesto que su marcha lenta y su melancólica melodía le dan un bajón muy abrupto a la adrenalina inicial del show, mientras que la segunda repuntó un poco el fervor general puesto que quizás sea el hit de su última placa. Tal parece ser que para esta gira Petrucci y Cía. decidieron desempolvar los clásicos del ya lejano “Awake” (1994) porque luego de la semi-balada “This is the Life”, llegó el turno de “Caught in a Web”, la cual fue muy festejada por el respetable. Nuevamente, después de “Lost Not Forgotten”, vendría el solo de batería de Mike Mangini. Dueño de una técnica impecable, el nuevo Mike se volvió a llevar una gran ovación, algo que seguramente ni el ex - Annihilator se esperaba (delatado por la enorme sonrisa que mostró mientras el público victoreaba su nombre) y esto se debe a que todos sabemos lo que representaba el viejo Mike para éste grupo, por lo que estar sentado en ese banquillo representa una enorme prueba de fuego; una que, al menos con el público argentino, Mangini superó con creces. Luego de “A Fortune in Lies”, volvería a subirse al escenario el cuarteto de cuerdas que acompañó a la banda la noche anterior a quienes el cantante James LaBrie presentó como “músicos extraordinarios de Buenos Aires, de quienes ustedes deben estar orgullosos”, pero ésta vez, en lugar de acompañar a Petrucci con su guitarra acústica, el protagonismo recaería en el piano de Jordan Rudess para darle así lugar a las conmovedoras “Wait for Sleep” y “Far From Heaven”. Y hablando del pelado Jordan, luego de “Outcry” (otra de las piezas de su último CD que garparon mucho más en vivo), volvería el turno para su solo, optando una vez más por dejar de lado los efectos sonoros de su teclado y volviendo a realizar una interpretación más clásica. También en este punto es importante hablar de James LaBrie quien realizó una extraordinaria labor ambas noches, cantando de manera impecable y mostrándose mucho más comunicativo con la audiencia que en visitas anteriores, dando así por tierra cualquier argumento detractor que se le quiera achacar. Entiéndalo de esta forma: James LaBrie es EL cantante para ésta banda. Punto final.

Pero claro, el momento cumbre de ambas noches vino de la mano del ahora Capitán indiscutido de éste equipo, y por supuesto que me estoy refiriendo a John Petrucci. Vamos a ponerlo de la siguiente manera: yo no entiendo un pomo de música; no cazo una de instrumentos, escalas, partituras, técnicas para ejecutar y gracias que puedo tocar el timbre de mi casa. De modo que no estoy calificado para decir “éste guitarrista es superior o inferior a éste otro”. Todo lo que puedo decir respecto a la música es que yo la siento, y lo que me hizo sentir John Petrucci estas dos noches con su instrumento me elevó al séptimo cielo como no lo hizo nadie. Estupendamente acompañado por los teclados de Rudess que oficiaban de colchón para que el violero pueda reposarse con absoluta tranquilidad, Petrucci se despachó con un solo que se inició con una calma y sensibilidad capaz de amansar hasta la más furiosa de las fieras, para ir acelerando de a poco hasta llegar al clímax con un derroche desvergonzado de virtuosismo y velocidad que nos dejó pasmado a todos. Claro, si a eso le pegás atrás un “The Spirit Carries On”, con toda su emotividad a cuestas, al menos yo personalmente me tenía que sujetar el corazón con la mano para que no se me saliera del pecho.  Broche de oro con “Breaking All Illusions” y a esta altura yo ya podía decir que Dream Theater había saldado su cuenta conmigo.

Pero claro, faltaba el bis. Y para esta oportunidad el elegido fue el “Enter: Sandman” de Dream Theater. Obviamente que me estoy refiriendo a “Pull Me Under”, y en el preciso instante que sonaron sus primeras notas todos los que estaban en la parte de abajo del Luna salieron de sus butacas y se arrimaron al escenario para disfrutar junto a la banda (Miren sino estaban contentos que hasta LaBrie se puso una gorra que le arrojaron desde el público!). Y así fue como se despidió Dream Theater de La Argentina: con ovaciones, con cantos, con aplausos, con sonrisas, con promesas de volver y un saludo que parecía eterno. A contramano de lo sugerido por la intro del show, el sueño no colapsó. Más bien todo lo contrario: durante más de dos horas (en dos noches) el sueño se vivió, en cuerpo y alma. Y fue algo mucho más que placentero.

Texto: Juan Manuel Garino

Fotos: Víctor Guagnini

Set List

Intro: Dream Is Collapsing (tema de Hans Zimmer)

Bridges In The Sky

These Walls

Build Me Up, Break Me Down

This Is The Life

Caught in a Web

Lost Not Forgotten

Solo de Mike Mangini

A Fortune In Lies

Wait for Sleep (Acompañada por cuarteto de cuerdas)

Far From Heaven (Acompañada por cuarteto de cuerdas)

Outcry

Solo de Jordan Rudess

Sorrounded

On The Backs of Angels

War Inside My Head

The Test That Stumped Them All

Solo de John Petrucci

The Spirit Carries On

Breaking All Ilusions

Bis

Pull Me Under

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