DANKO JONES: ¡MENUDO CRACK!

Lo que más me gusta de los conciertos de Danko Jones, además de que bailo como una descosida y me río con las ocurrencias del frontman, es la disparidad de caracteres del público. Gente de todo tipo y condición se dio cita un incordioso miércoles en la madrileña Sala Heineken.
Para abrir el show vinieron acompañados de la insulsa banda Young Guns, un compendio a medio camino entre el punk, el rock y el emo, que me dejó más fría que otra cosa, a pesar de que los chavales lo intentaron hasta el último momento.
Algunas féminas de las primeras filas se desataron levemente con “All our Kings are dead” y “Weight of the World” pero por regla general la sala se fue llenando según se acercaba el show de los canadienses.
El power trio decidió abrir el espectáculo con su último trabajo ‘Below the belt’, más concretamente con “I think bad thoughts” y “Active Volcanoes”. Al mulato cantante se le ve un poco tenso quizá por el estreno de los nuevos temas o porque sufra algún tipo de contratiempo con su monitor, pero en cuanto encaran “Play the blues” la cosa mejora considerablemente.
Pronto caerá uno de los temazos más significativos de la banda, “Forget my name”, para delirio de la sala, para continuar elevando la intensidad con la enérgica “Sticky Situation”.
Flanqueados por unas torres de luces de neón nos enganchan, aún sin haberse dirigido a nosotros, con “Code of the road”, uno de mis temas favoritos.
El combo ya ha entrado en calor a la par que su público y los chascarrillos no se hacen esperar. “Me han dicho que esto luego es una discoteca” nos espeta el voceras, y hace el ruido de chunda chunda con la boca, “pero ahora mismo aquí sólo hay rock’n’roll, a la mierda Lady Gaga, Black Eyes Peas y toda esa basura, que me besen el culo”. El gentío irrumpe en aplausos.
Nos pregunta si sabemos quién es, por supuesto brama el público, “Aquí en España soy Dan Cojones y me encanta!”. Prosiguen con “First Date” tras hacernos corear el ‘eeee’ de estribillo, “Lo hacéis bien porque aún no estáis borrachos del todo”.
Ya con el público en el bolsillo continúan desgranando su reciente álbum con los cortes “Had Enough” y “Full of regret”, no sin antes intercalar “Baby Hates Me” del exitoso ‘Sleep is the enemy’.
Me encanta ver que John Calabrese ha ganado tablas sobre el escenario y ha perdido timidez, en anteriores directos se me antojaba apocado y resguardado tras su bajo, pero en esta ocasión le vi disfrutar no sólo de su instrumento, sino de su interactuación continúa con las primeras filas.
Seguimos con los cánticos cachondos con su nombre y el cantante se pone a bailar, o intentarlo al menos, flamenco. Nos pregunta cuál es el tema que nos apetece escuchar ahora y alguien del público, bromenado, le grita que se calle y siga tocando, a lo que el frontman responde a su vez con varias burlas: “Iba a callarme y a volver a tocar, pero ahora por tu culpa voy a seguir hablando. Me recuerdas al típico listillo del colegio por culpa del cual nos quedábamos sin día de excursión”.
La punkarra “Sugar Cholocate” les desata aún más y la culminan con un Danko lamiendo el micro ante las caras de estupor de las primeras filas.
A estas alturas del concierto la sala echa chispas, “Sugar High” contribuye aún más a ello. Con “Invisible”, tema que grabó con John García, se dirige a los que están en la planta de arriba para decirles que la fiesta está abajo, a lo que responden sin dilación bajándose al foso.
Presenta a “Lovercall” como la canción del sexo, pero antes de que le dé tiempo a empezarla, le acercan una botella de horchata, y el voceras se descojona. Por lo visto le encanta la horchata y una empresa valenciana le ha regalado cinco cajas para la gira. Para que realmente le creamos, hace salir a uno de sus roadies con una cubeta llena del veraniego líquido para bebérselo sin respirar mientras el público le aplaude.
Después del numerito -y de decir que por nuestra culpa, a pesar de “Lovercall”, no va a tener sexo esa noche por los pedos que le provoca la horchata- la tocan a toda pastilla.
Como viene siendo habitual “Mountain” se la dedican a los caídos del rock con mención especial para el gran Dio. En otros directos le he visto en este tema pegarse tortazos en la cara, pero se le ve más comedido que antaño.
Se retiran ante los aplausos de los presentes pero de nuevo vemos brillar su Explorer negra para retarnos con la bailable “Dance”, que para mi gusto deslució ligeramente respecto al disco al sonar un pelín más floja.
Los coros de Calabrese se salen en la explícita “Tonight is fine” pero el último aliento lo echamos con la intensa “She’s drugs”.
“Samuel Sin” cerró un show redondo de hora y veinte minutos de puro rock y cachondeo.
Está claro que para hacer buena música no hace falta más que tres instrumentos y ganas de disfrutar.

Texto: MARTAMETALLICA
Fotos: JUAN DESTROYER