Crónicas
Kadavar + Mantar: A la sombra del tiempo
«La velada comenzó con la actuación de los holandeses Death Alley, con la sala prácticamente vacía»
Sala Bikini, Barcelona
Texto: Jordi Campàs. Foto (Madrid): Alfonso Dávila
Mantar, fue otro cantar, con sonidos guturales cavernícolas navegando entre el death, el black, y el metal industrial. Kadavar ofrecieron el plato fuerte de la noche, camino de convertirse en un grupo recordado atemporalmente.
Con puntualidad total, a las 19:15, comenzó la actuación de los holandeses Death Alley, con la sala prácticamente vacía. “Black Magick Boogieland”, tema que da título a su álbum del 2015, fue la primera de las cinco canciones elegidas. Le seguirían “Headlights in the Dark”, con el bajo terriblemente subido de tono, “Shake the Coil”, durante la cual su vocalista bajó del escenario a cantar ante los fans que componían las primeras filas, “7777777” con los seguidores puños en alto y el cierre, “Supernatural Predator”. El cuarteto de Amsterdam nos dejó con ganas de más ecos de su coctel de ondas setenteras, muy acorde con los ropajes que lucían y sus reminiscencias de MC5, Motörhead y Blue Oyster Cult, e incluso próximas a Monster Magnet. Vitalidad y frescura definieron su actuación.
Mantar fue otro cantar, si es que a lo que produce Hanno con su voz se le puede denominar así: sonidos guturales cavernícolas acompañaron la brutalidad de sus composiciones, navegando entre el death, el black, y el metal industrial, así como una actitud muy punky por parte del líder. Además de dejarse la garganta, también se ejercitó sobre una guitarra a la que maltrató con riffs pesados y punitivos, con la ayuda de una tremebunda pedalera con la que torturó al respetable durante su andanada. A Hanno le acompañó Erinc en la batería, que machacó sus parches con especial dureza situado de perfil en la parte derecha del escenario, mientras que el vocalista dispuso de la parte izquierda, donde tuvo todo el espacio para brincar y retorcer su delgado pero fibroso cuerpo con mil y una posturas. Un dúo airado y destructivo que me recordó a las chicas gallegas de Bala, con el mismo formato de guitarra y batería cercano al estilo de los de Hamburgo; sin embargo, estos las superan en contundencia extrema, pues estos chicos van a degüello.
Volvemos a los sonidos clásicos con las estrellas de la noche, los también alemanes Kadavar en su enésima visita a Barcelona. Si bien hace unos meses lo hicieron acompañando a Blue Pills en la sala Apolo, esta vez fue como cabezas de cartel en la sala Bikini, la cual no llegaron a abarrotar incomprensiblemente. No obstante, no por ello los berlineses dejaron de ofrecernos otro excelente directo. En esta ocasión buscaron una mayor cercanía respecto a la que ofrecieron en Apolo, con un escenario más grande y unos juegos de luces espectaculares. Tan próximos se situaron al público, que la batería de Tiger estaba situada a un palmo del borde de la tarima; al igual que los chicos de Mantar, el trío dividió equitativamente el espacio ocupando el bajista Dragon la parte derecha, y Lupus la izquierda.
Kadavar llegaban presentando ‘Rough Times’, su cuarto trabajo de estudio, y con el corte que lo abre y que le da título iniciaron un fantástico repaso a sus mejores temas, con especial trato al nuevo material y a su disco debut. Siguieron con uno de los temas más stoner/doom del último trabajo, “Skeleton Blues”, “Doomsday Machine” de su 'Abra Kadavar', la hipnótica “Black Sun” y vuelta a Rough Times con la distorsionada y pesada “Into the Wormhole”. Siguieron con un retorno a su esencia con un corte de siete minutos titulado “Living in your Head”, seguido por el temazo “The Old Man” y “Die Baby Die”, el single adelanto del reciente CD. El tramo final lo compusieron “Forgotten Past”, y su distorsionadísimo bajo, y la repetitiva “Tribulation Nation”, empalmada a “Purple Sage” con Lupus arrodillado sobre los pedales de guitarra durante la introducción mientras era bañado en luces purpúreas.
El trío desapareció un momento para volver rápidamente con los bises, empezando con una sorprendente versión de “New Rose” de los británicos The Damned, que ya incluirían Guns N’Roses en su disco de versiones ‘The Spaghetti Incident?’. El broche final lo puso “Come Back Life”, culminando una gran fiesta copada de canciones que parecía que las habías escuchado toda la vida. Tanto es así, que los alemanes van camino de convertirse en un grupo recordado atemporalmente.
Texto: Jordi Campàs
Foto (Madrid): Alfonso Dávila
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