Crónicas
Rockefort Festival: Ha nacido algo muy grande
«Tomando el nombre del programa de radio que el promotor Ángel Vallekas presentó en la Radio Getafe en los ochenta, el Rockefort Festival fue alumbrado con el heavy metal español como principal leitmotiv»
Recinto Hípico, Cáceres
Texto y fotos: Jason Cenador
El cartel, protagonizado por varias de las bandas más relevantes de nuestra escena, era un auténtico lujo, como también lo fue para Mariskal Romero y quien firma este texto ejercer de presentadores y animadores de una noche que congregó a más público que la anterior en el Veranillo Festival.
Abrieron la veda los locales Dimenssion, una banda que llevaba bastante tiempo fuera de los escenarios y que ha regresado como un ciclón mientras prepara su próximo disco. Su heavy metal de tintes de thrash y progresivo, con indisimuladas alusiones a Metallica, convenció a lo que no los conocíamos y dio la razón a los cacereños que ya sabían de sus formidables capacidades. La banda cuenta con una vocalista femenina cuya voz nos dejó anonadados tanto en los temas de cosecha propia como, sobre todo, en una versión del “Show Must Go On” de Queen que nos puso los pelos de punta. Solo les falta más movimiento sobre las tablas, algo que, esperemos, aprehenderán conforme vayan rodando más en esta nueva etapa que tendrá pronto un disco de referencia en el que ya se encuentran trabajando. Visto lo visto y oído lo oído, yo no me lo pienso perder.
Con el garbo y la autenticidad que los caracteriza, Lujuria apareció sobre el tablado como una exhalación con Óscar Sancho tan desatado como siempre para dar rienda suelta a un repertorio inaudito que suponía el arranque oficial de una gira bautizada como ‘Cuentos en vivo para mayores’ y que precisamente viene a reunir todas las canciones de su primer álbum, ‘Cuentos para mayores’, lanzado en 1996. Con un elenco de músicos que es un gusto disfrutar, destacando entre ellos el virtuoso guitarrista Nacho de Carlos, quien inoculó brillantez a los solos de guitarra originales, el conjunto segoviano exhibió una robustez y solidez más que digna de una banda que lleva desde que germinó a comienzos de los noventa fiel a sus principios y al heavy metal. Temas como la divertidísima e irresistible “Al ladrón”, “Que no lo vendan”, “Cómemelo” o “Grítalo” hacía mucho tiempo que no se escuchaban en directo, como tampoco estábamos habituados a oír “La gorda”, inspirada en un tema de TYC. Antes de ella, el siempre dicharachero, jocoso y reivindicativo Óscar Sancho – no me cansaré de repetir que es uno de los mejores frontman de este país – reivindicó la belleza interior y recordó cuando iban a cantarle a la hija del comisario al balcón. “Ahora se meten en barcos de Piolín”, comentó después entre risas.
Más habituados estamos a escuchar la socarrona “Estrella del porno”, un clásico ante el que Óscar se acordó de la Iglesia Católica entre proclamas de libertad y que sin duda es la pieza más representativa de un primer disco que ha sido recientemente reeditado en vinilo. Para el final dejaron “Joda quien joda” y “Corazón de heavy metal”, los únicos dos cortes que no pertenecían a aquel ‘Cuentos para mayores’ y dos de los que más levantaron a un público mucho más estático de lo habitual en un show de Lujuria en algunos momentos. Que el repertorio estuviese plagado de temas menos conocidos por buena parte de su masa de fans tuvo su parte de culpa, lo que tal vez debería de hacerles plantearse intercalar entre aquellos viejos temas algunos otros más aclamados. El homenaje al disco, eso sí, les sale redondo y confirma que la muchísima madurez adquirida desde entonces no está reñida con una filosofía libertaria y salvaje que jamás caducará. No es moda, es un modo de vivir.
Tras el preceptivo show de Mariskal y un servidor con algunos de los mejores temas de la historia del heavy metal y el rock como trasfondo, lo cual se repitió en el descanso de todas las actuaciones para que aquello no decayese ni un instante, Saratoga afiló sus garras para arañar el silencio y dejarlo herido de muerte con una actuación sublime inaugurada con “Tras las rejas”, coreada por doquier. “Maldito corazón” nos abrió justo después “Las puertas del cielo” con un poderío intachable y una banda engrasada hasta niveles de matrícula de honor, algo siempre exigible a uno de los grupos más sobresalientes paridos por el heavy metal estatal. Siempre cumplen las expectativas.
Tete Novoa estuvo en su línea, manteniendo una magnífica química con la audiencia y afilando a cada estrofa su privilegiada garganta para llegar a todos los tonos por inalcanzables que resulten, mientras que a la batería, Dani Pérez volvió a dejarnos boquiabiertos, especialmente cuando se sacó de la manga un solo absolutamente estratosférico. Por su parte, los dos miembros fundadores permanecientes, el bajista Niko del Hierro y el guitarrista Jero Ramiro, estuvieron impecables, hiperactivos y espectaculares técnica y emocionalmente. ¡Lo que se pierden los guiris que no saborean bandas de las nuestras como Saratoga!
Por lo demás, el set list contó con algún que otro tema de reciente cosecha como “Morir en el bien, vivir en el mal”, “Mi venganza” o “Como el viento”, recibida como si de un clásico se tratase, que entretejieron con himnos de la talla de “No sufriré jamás por ti”, “Vientos de guerra”, “Heavy metal”, “A morir”, la enternecedora balada “Si amaneciera”, que nos erizó el bello y acarició nuestra alma como pocas; o la definitiva “Perro traidor”. Discurrieron salomónicamente por su discografía sin entrar en complicaciones ni sorpresas en uno de los últimos conciertos antes de acometer la gira con la que celebrarán su 25º aniversario como banda y el 15º aniversario de la salida de ‘Agotarás’, mágico álbum que interpretarán en su integridad. La nota más simpática la puso el público, que no cesó de corear durante todo el show “Tete, bésale”, puesto que en el concierto anterior, Óscar le había tirado los tejos a base de bien. Al menos sobre el escenario no hubo besito. ¡Oh!
El viento dificultó más de lo previsto el montaje de Mägo de Oz, pero no pasó factura a un estupendo concierto de la populosa formación madrileña, que tampoco se metió en laberintos a la hora de configurar su repertorio. Quizá lo previsible del mismo fue el punto flaco de un concierto por otra parte sin mácula, en el que todos los músicos estuvieron en su sitio y Zeta se reivindicó una vez más como el excelente cantante que es, particularmente en los tonos medios aunque sin asustarse ante ningún agudo.
A pocas semanas de publicar su DVD ‘Diabulus in Opera’, grabado ante más de 18.000 personas en la Ciudad de México en un memorable show con orquesta sinfónica, los madrileños siguen teniendo el ya lejano ‘Ilussia’ como último disco de temas propios, y por eso arrancaron con “Pensatorium” y “Abracadabra”, que precedieron a la tormenta perfecta que siempre desata un himno incontestable como es “Satania”, ejecutado con maestría en su versión del ‘Finisterra Opera Rock’.
La inconmensurable “La danza del fuego” hizo vibrar a todo el mundo, que danzo ante la más ligera – tal vez prescindible en un evento más orientado hacia los sonidos más contundentes – “Hoy toca ser feliz”, que, no obstante, cuajó muy bien. Antes de ella bromearon haciendo como que golpeaban al actual flautista y diciendo que eso habríamos de hacer con aquel que estuviera de pie demasiado serio. Lo cierto es que Mägo atesora hoy en día una chispa de desenfado mayor a la de otras épocas, y eso también se contagia en eventos como el que nos ocupa.
“Hasta que el cuerpo aguante”, muy celebrada, la increíble interpretación de Patricia Tapia en “Mercedes Benz” (original de Janis Joplin) y la genial “Astaroth” fueron la antesala de la larga y exquisita “Finisterra”, con una letra digna de ser suscrita línea por línea en los convulsos tiempos que vivimos y con una ejecución en vivo que, por necesidad y por obviedad, tuvo que ser más que suficiente para disipar las dudas de los más recelosos.
El fin del show llegó con la triada de singles conformada por “La costa del silencio”, “Molinos de viento” y “Fiesta pagana”. Los disfrutamos mucho, pero tal vez hacer algo más de arqueología en su exuberante discografía hubiera sido muy positivo. ¿Qué bazas se guardarán para las giras venideras?
El punto más clásico lo pusieron los eternos Obús, que ya de madrugada tiraron de galones para edificar otro show tan creíble, poderoso y auténtico como nos tienen acostumbrados. Fortu solamente tiene que ser él mismo sobre el tablado para meterse en el bolsillo a la audiencia, y vaya si lo fue, mientras los de abajo cantaban sin descanso clásicos como “Juego sucio”, “Que te jodan”, “Autopista”, “Te visitará la muerte”, la más reciente pero ya imprescindible “Corre mamón” o la siempre bombástica “Pesadilla nuclear”.
Para la deslumbrante balada “Complaciente o cruel”, Fortu se rodeó de varios de los asistentes, a los que subió al escenario con tremenda familiaridad no sin antes dedicar el tema a todos los que cayeron víctima de la droga, particularmente “del caballo”. “Ahora tenemos información”, comentó, antes de dejar bien claro que no “hay que hacer abuso” de nada “salvo de follar”, tornando así el discurso hacia algo jovial y más bien macarra.
La conclusión arribó con temas como “Prepárate”, "Dinero, dinero" o “Vamos muy bien”, en la que Fortu invitó a cantar a Óscar Sancho y Tete Novoa, cristalizando bajo los focos la más pura hermandad del rock, hermandad que por cierto no estuvo ausente jamás en uno de los festivales con mejor ambiente entre los concurrentes de un lado y del otro del foso que puedo recordar.
La traca final del Rockefort Festival la puso Tierra Santa, que esta vez se creyó casi al pie de la letra la épica de sus canciones y la puso tan a la práctica que, en un acto de bravura y entrega plena a su causa, actuó pasadas las cuatro de la madrugada después de haber tocado pocas horas antes, a las 19:00 de la tarde, en el Gineta Rock, a casi quinientos kilómetros de distancia. Pasión y amor al arte en su máximo apogeo. Y agallas, muchas.
Sin aparentar ni por asomo la paliza que seguramente llevaban encima y con un porte encomiable, los riojanos satisficieron de lo lindo las expectativas de los no pocos asistentes con aguante hasta el final con un buen puñado de grandes canciones, en su mayoría pertenecientes a su época de mayor tirón. Aunque estamos a las puertas del vigésimo aniversario de la salida de ‘Medieval’, su primera placa, nos quedamos una vez más con las ganas de escuchar alguno de sus temas, lo cual ya han comentado en MariskalRock Radio que cambiará dado que incorporarán varios al set list que enarbolarán una vez haya visto la luz su inminente nuevo plástico, ‘Quinto elemento’.
“Tierras de leyenda” puso la primera piedra de una colosal ofrenda hacia los fans de la vieja escuela que pasó por canciones como la embriagadora “Sangre de reyes”, “Apocalipsis”, la rocosa y abrumadora “Indomable”, “Juana de arco”, la trepidante “Pegaso”, la sinuosa “La momia”, la imprescindible y evocadora “El bastón del diablo”, la majestuosa “Legendario” o “La canción del pirata”, artífice del broche de oro a un festival grandioso en múltiples aspectos.
Atención porque ya hay bandas confirmadas para una segunda edición del Rockefort Festival, que se celebrará en el mismo emplazamiento el 29 de septiembre de 2018 con Avalanch, Saurom, Medina Azahara y Barón Rojo. El cartel no está cerrado, pero sí mi firme intención de regresar para vivir un fin de semana para recordar.
Texto y fotos: Jason Cenador
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3 comentarios
Magnifico el festival, gran nivelazo, destaco, a mi gusto sobre todo a Tierra Santa me sonaron geniales, Saratoga brutales, Obus son perros viejos y nunca defraudan. Lujuria muy bien tambien con el Oscar que sabe llevar muy bien el concierto. Por otro lado Mago de Oz no me acabaro de gustar, salvo la aportación de Patricia Tapia que estuvo genial demostrando lo genial cantante que es.
Felicidades por la organizacion 18 euros en anticipada para ver a todas estas bandas es un precio justo a mi entender, las bebidas y comidas tenian precios asequibles y no abusivos como suele ser costumbre, en casi todos los festivales, y esperando ya la anunciada segunda edición del festival.
Por cierto el Marikal y Jason muy bien y entretenidos.
Saludos
El carteldedo era muy bueno, pero en cuanto a la organizacion tengo otra opinion no muy buena, ya que la comida que ofrecian era penosa y cara ya que solo habia bocadillos y costaban 5€ y se terminaron a las 1,00 de la mñn y otra cosa es que tampoco dejaban salir del recinto, en.ningun momento, a excepcion de que cuando se termino la.comidaplaza si nos dejaban acercarnos a un puesto que se pusole en la puerta delde recinto. Aunque parezca una tonteria el recinto era bastante grande como para tener bien cubiertos todos los servicios que se tele puedan presentar en un evento.como este