Crónica de The Sisters of Mercy: Lúgubre seducción

14 septiembre, 2016 1:30 pm Publicado por  Deja tus comentarios

Sala La Riviera, Madrid.

Por alguna razón que se me escapa, varios músicos que han ayudado definir lo que se considera como rock gótico rehúyen de esta etiqueta cual vampiro de la luz del día. Entre ellos, Robert Smith (The Cure) o Andrew Eldrich, alma mater y único miembro original de este combo que empezó sus andaduras por el lado oscuro de la música en plena eclosión de lo que se denomina como post-punk o proto-goth, con las 4 bandas inglesas que lo caracterizaron: Bauhaus, Siouxsie and the Banshees, Joy Division y The Cure.

Sin embargo, Eldrich siempre ha pregonado que las raíces de la banda no yacen en lo que sembraron las 4 bandas anteriores, sino que se ha declarado como hijo del pop y rock de los ’60 y ’70. El propio nombre de la banda proviene de un tema de Leonard Cohen, mientras que ha citado como influencias a bandas como Mötorhead, The Velvet Underground, T-Rex (y el glam rock, en general). Por otra parte han versionado a los Rolling (“Gimme Shelter”), The Stooges (“1969”), Bob Dylan (“Knocking on Heaven’s Door”) e incluso a artistas más poperos como Hot Chocolate, Dolly Parton e incluso a ABBA. Su aversión hacia cualquier conexión con todo lo que tiene que ver con la oscuridad le llevó incluso a llegar a actuar sobre el escenario llevando camisetas de baloncesto o jerseys de colores brillantes para el desconcierto y desesperación total de las huestes oscuras que le adoran. Obviamente, de lo anterior se puede llegar a la conclusión que el humor irónico sí que tiene cabida en un movimiento tan poco proclive a eso como lo es el gótico y en combinación con el ya carácter difícil de Andrew y su perene enfrentamiento con la industria discográfica, podría crear la premisa perfecta para que la banda hubiese caído en el olvido muy pronto, ya que sólo llegaron a sacar tres discos de estudio.

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Sin embargo, no solamente llegaron a ser, posiblemente, la banda de culto más grande del genero, sino que la fuerza y calidad de sus composiciones hicieron que llegara a ser una banda fundamental a la hora de plasmar la segunda ola del rock gótico junto a The Fields of the Nephilim y The Mission (esos últimos creados por una costilla de los Sisters, precisamente). Fueron los primeros en acercar el post punk y el rock de toda la vida, sobre todo en su tercer disco, ‘Vision Thing’ (1990) que se podría escuchar perfectamente mientras se conduce por la Ruta 66 o los pantanos de Louisiana. Esa larga introducción, creo que servirá para explicar un poco por qué siguen levantando pasiones entre los seguidores del lado más siniestro del rock tres décadas después y porque se le ha perdonado una irregular carrera a nivel de directos.

sisters-of-mercy-directo-soloEsta iba a ser la tercera vez que un servidor les iba a ver (muy lejos de las 53 veces de un conocido que les sigue a lo largo y ancho del mundo) y la verdad es que iba con las expectativas bajas: sonido de mala calidad, Andrew apenas audible y nada comunicativo y… humo, mucho humo. Sin embargo, no solamente me topé con un sonido mejorado con respecto las veces anteriores que les vi, sino que Andrew había dejado atrás la indumentaria provocativa a los ojos de los góticos y ahora llevaba una chaqueta y pantalones negros (la camisa era blanca, eso sí); además hasta en dos ocasiones dijo: “gracias” al público. Aparentemente, se está haciendo progresivamente las paces con la idea que es un gurú involuntario de la música gótica después de haber luchado contra eso durante 3 décadas.

A nivel de sonido, aparte de los dos guitarristas que le acompañan, desde hace unos años sube al escenario una tercera persona que desde dos portátiles dispara todas las bases rítmicas. Seguramente, a leer esto último, mucha gente se hará una mueca de desaprobación: ¿cómo que usan bases programadas en un bolo del rock? Es precisamente este sonido frío y metálico, que ha contribuido a su identidad sonora tantas veces copiada por tantas otras bandas y sobre todo en sus nuevos temas (que puede que nunca sean editados de manera oficial), lo que hace que entren en terrenos del rock industrial.  Tal como dije, no guardaba los mejores recuerdos de su sonido en directo, pero la cosa había mejorado; eso sí, sin llegar a niveles óptimos, ya que una de las guitarras sonó baja y apenas se le oía en los solos.

Puede que este panorama no suene tan atractivo al lector casual de esta crónica y que le resulte extraño que los Sisters sigan gozando de tanta popularidad (no llenaron el recinto pero hubo más que 1000 personas), pero creo que se trata de una banda que para los fans está por encima del bien y del mal. Creo que no tiene sentido hacer una crónica fría hablando de lo que ocurrió durante el concierto, porque se trata de esas agrupaciones cuya música puede llegar hasta lo más profundo de ti o no llamarte la atención para nada, así sin término medio. Los seguidores salieron de la sala con una sonrisa, mientras que un espectador casual seguramente no entendería lo de tanta adoración. Yo me encontraba entre los primeros, obviamente, y me alegré verme seducido otra vez por las Hermanas de la Piedad.

Texto: Yorgos Goumas
Fotos: Carmen Gutierrez Tineo

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