Crónica de Sínkope + Ekko: Noche para guardar en tarros de miel

Si la primera velada se acompañaron de Sonotones, para esta segunda los elegidos fueron Ekko. No entiendo a esas personas que se empeñan en no ver a los grupos teloneros y entran cuando está a punto de comenzar el principal. Los que cometieron ese error se perdieron un gran descubrimiento. No conocía a este grupo barcelonés, pero su rock me convenció, sobre todo la voz de Mark, con un punto parecido a la de bandas como La Desbandada, que colabora en su primer disco. Precisamente venían a presentar ‘Día cero’, del que sonaron temas como “Bajo la piel” o “¿A qué has venido?”. No habrá que perderles la pista. Se despidieron dejando un buen sabor de boca con “Hasta el último aliento”.

Ya con todo el mundo dentro llenando todo hasta reventar, empezó a sonar la intro habitual de Sínkope. Salieron a escena pisando fuerte con “Tirando de rama” y “Romance de la luna gitana y el sol poeta”. Cada nota que salía de las guitarras de Alberto y Woody enloquecía un poco más al público, y eso que aquello acababa de empezar. Nuestras gargantas descansarían un poco en “Al socuello de tus pechos de seda”, antes de volver a rugir con “Encanutao”.

Un agradecido Vito por el lleno dos veladas consecutivas aprovechaba la ocasión del 25 aniversario para rescatar “De cháchara con la luna” del álbum ‘Y si quieres llorar, te hago reír’. De nuevo vino un momento más reposado con el inicio de “Llamando a mi bruja”, aunque no duraría mucho. La gente tenía ganas de cantar y en el estribillo de “Matar se me olvida” Vito nos cedía el micro para que nosotros pusiéramos la voz. Golpes de Ferdi a su charles para introducir una de esas letras que solo estos extremeños son capaces de escribir, “Cuando no te pones falda”.

La última pieza del grupo la pone Miguel al bajo. Activo y sonriente toda la noche, pulsaría sus cuerdas mientras nos pedían algo de “Humo de contrabando”. La poesía de “Donde el viento se acuesta” serviría de introducción para una sorpresa: nos presentaban “En Parihuella”, nuevo tema que será incluido en su próximo trabajo.

Si hay una canción que suena especial en la capital es “Y paré Madrid”. Aunque anunciaban que el final se acercaba, la melodía final del bajo acompañada por las guitarras nos invadía el cuerpo sin dejar a nadie quieto. Toda esa intensidad precedería al momento más intimista de la noche. Con Vito al borde del escenario y micrófono en mano comenzó a entonar “Le voy a cobrar a tus labios tus miradas”, una de esas “canciones sentías” que ellos componen, como él mismo las definió.

Tras retirarse brevemente del escenario, la traca final arrancó con “A merced de las olas” y esos últimos versos cantados por Vito y los asistentes con toda la intensidad del mundo.  La emoción de “A un beso mío le llaman ruina” retrasaba un puesto su posición en el repertorio habitual. Se colaba “El carro de la vida”, en la que contaron con un amigo de la banda, Raúl Jiménez de La Ira. Llegaba el final de un gran concierto. Cómo no, otra noche más parar guardar “En tarros de miel”, con el público gastando sus últimas fuerzas coreando el riff final.

Texto: Borja Díaz
Fotos: Alejandro García

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