Crónica de Placebo: Honestidad Brutal  

4 mayo, 2017 10:04 am Publicado por  Deja tus comentarios

Sala Razzmatazz, Barcelona.

Cuando Placebo anuncia una gira para celebrar su veinte aniversario, servidor, fan acérrimo, imagina la recuperación del trío con el batería original Steve Hewitt tras la marcha del joven Steve Forrest. Soñar es gratis. Pero lejos de guitarras y crudeza, Brian Molko y Stefan Olsdal presentan, de nuevo, un sexteto con la incorporación de Matt Lunn a las baquetas.

Empieza la velada con “Every You Every Me” sonando por los speakers en modo playback. Sirve para calentar el ambiente mientras imágenes históricas llenan de nostalgia los corazones. El combo de Londres sale a escena y encara “Pure Morning”, un comienzo a la altura de lo que se espera de ellos.

Siguen con “Loud Like Love” y el single “Jesus’ Son” y el listón baja en un punto por debajo de lo que esperamos. Es evidente que su sonido se ha domesticado y suavizado desde 2009. El público demuestra que somos hijos de la nostalgia con aplausos, silbidos y ovaciones continuas. Antes de su visita a España, hemos repasado su actual ‘A Place For Us To Dream’, un recopilatorio donde la atmósfera es similar a la de esta velada.

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Hoy en día, la nostalgia es un negocio, pero también una realidad que somos esclavos de la tecnología y los móviles no cesan de grabar vídeos y emitir flashes fotográficos durante las dos horas. Estoy en un Razz abarrotado de gente, ocupando un lugar privilegiado con una visión óptima pero rodeado de charlatanes. A veces, me da la sensación que el show es lo de menos. Intento no prestarles atención porque hemos venido a celebrar el cumpleaños de Placebo. Estamos preparados y ansiosos por una noche histórica. Yo quiero que se repita el bolo de mayo de 2003 en Barcelona.

“Soulmates” y “Special Needs” marcan la tendencia lo-fi de la primera hora larga de concierto. Antes de bajar todavía más la tensión e interpretar “Too Many Friends”, Molko presenta al grupo como quinteto pero encima de las tablas están Bill Lloyd (bajo), la violinista Fiona Brice y ‘mi hermano pequeño’, el guitarrista Nick Gavrilovic. De todos modos, la iluminación no engaña a nadie y los focos nos recuerdan que Placebo en 2017 son Molko y Olsdal.

Placebo-directo-Madrid-2017Durante las más de dos horas de show, hubo dos problemas puntuales de sonido: la tercera pieza empieza dos veces y durante los primeros acordes de “I Know” la guitarra de Stefan no funciona y Molko bromea con abandonar el escenario. En este instante de tensión, el público reacciona con savoir faire y canta el “Cumpleaños feliz”.

Llega “el momento” de esta gira. Vemos en pantalla a David Bowie con Brian Molko en imágenes de 1999 en el backstage del Irving Plaza de Nueva York.  El efecto “Duque Blanco” ensalza los ánimos. El homenaje visual a su padrino ocurre mientras la banda interpreta “Without You I’m Nothing”. Sinceramente y con todos los respetos, los Placebo que enamoraron a David Bowie no llevaban violines en directo ni banda de acompañamiento. Eran tres londineses con ganas de comerse el mundo a base de riffs, crudeza y un toque de purpurina.

Seguidamente tocan “36 degrees” en versión edulcorada que desmerece la composición original. “Lady Flowers” vuelve a parar el tren. Irregulares primeros 75 minutos con algún que otro bostezo. Brian anuncia el final de la parte melódica. Apoteosis con un quinteto sónico demoledor: “For What It’s Worth”, “Slave To The Wage” (lástima que fuera la versión lenta) y mi triunvirato ganador preferido que empieza con “Special K”, continua gracias a “Song To Say Goodbye” y borda la despedida con “The Bitter End”. Todavía tenemos tiempo de arreglar el balance final con dos bises. El primero contiene “Teenage Angst” descafeinada, aquel resolutivo “Nancy Boy” de la BSO de Airbag e “Infra-Red”, gran elección aunque manida. El segundo bis era innecesario pero ya es habitual que cierren sus conciertos con “Running Up That Hill”, homenaje a Kate Bush, que apareció en el lejano ‘Covers’, bonus disc de ‘Sleeping With Ghosts’. La instrumental “We Move Lightly” fue la despedida perfecta para poder encajar sin resentimientos lo que supone ver a Placebo más de dos décadas después de su debut. Me faltaron muchos momentos como “Bruise Pristine”, “You Don’t Care About Us”, “Taste In Men”, “This Picture” y, cómo no, “Ashtray Heart” y su estribillo “mi cenicero”. Sus dos baterías anteriores me darían la razón. La letra de la canción “Twenty Years” define a la perfección los sentimientos encontrados de una noche cualquiera. Un grupo tiende a ofrecer una noche de “grandes éxitos” cuando celebra su 20 cumpleaños, pero Placebo nunca ha seguido las normas. Eso les ha hecho especiales y atemporales. La gente les quiere y siguen congregando fans por todo el mundo. Ellos siempre han sido honestos con ellos mismos. Han tenido altos y bajos como cualquier banda y el jueves fueron valientes por mostrar toda la paleta de colores que tiñe su discografía. 100% en honestidad. 60% en efectividad.

Texto: Pau Peñalver
Fotos (Madrid): Alfonso Dávila

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Esta entrada fue escrita por Redacción

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