Crónica de Muse: El ataque de los drones
6 mayo, 2016 6:53 pm 3 ComentariosBarclaycard Center, Madrid
“Presente y futuro”, le poníamos como titular a la foto de Muse en la portada de la nueva edición de la revista. Y es que si a estas alturas alguien duda de que estemos hablando de uno de los grupos de rock más exitosos que haya dado las islas británicas en toda su historia, vive de espaldas al mundo.
Su estatus actual se equipara al de sus idolatrados Queen y U2, es un dato objetivo, y su nuevo doble sold out en el Palacio de los Deportes es solo una muesca más en el suma y sigue en la trayectoria de una de las últimas bandas de estadio.
Menuda oportunidad la que se les brindó a los holandeses De Staat, teloneros durante el mes de mayo escogidos por los propios Muse. En su estilo, muy dinámico y entretenido para vivirlo en directo, confluyen elementos de rock, rap y electrónica, una mezcla que consiguió mover al público gracias también al desparpajo del cantante Torre Florim.
El mismo atrevimiento mostró el teclista y guitarrista Rocco Hueting que –y nos consta que sabía lo que hacía- no dudó en salir a las tablas con la camiseta del 10 del Barça: Leo Messi.
Este fue su set: Peptalk / All Is Dull / Old MacDonald Don’t Have No Farm No More / Get On Screen / Help Yourself / Input Source Select / Witch Doctor.
He visto en muchas ocasiones a Muse, pero este es su primer tour con un escenario 360º, situado en el centro del recinto. Es redondo, diáfano por cuanto que no hay monitores que entorpezcan la visión, y gira sobre sí mismo. De él parten, a izquierda y derecha, sendas pasarelas culminadas respectivamente en otra pequeña plataforma. Cada pocos metros hay un micrófono, los cuales tienen una característica esencial: se conectan automáticamente cuando Matt o Chris se acercan a ellos, apagándose cuando nadie canta. Sobre sus cabezas, una pantalla también de 360º, y un impresionante entramado de luces tan grande como el propio escenario en el que campan varios técnicos.
Otra novedad del concierto fueron los vasos de las barras, personalizados con foto y logo de la banda. 2€ de fianza pagabas con tu consumición que te eran repuestos si devolvías el envase. La jugada es redonda: conciencia ecológica de partida, y al mismo tiempo más dinero que le entra para el grupo con los miles de personas que se lo llevan de recuerdo.
Haciéndole los honores a su último álbum, grandes ‘Drones’ flotan sobre nuestras cabezas al inicio del show mientras suena el canto gregoriano del mismo título. La tensa calma se rompe con “Psycho” y su riff nos pone a todos a botar mientras observo que el músico que les apoya en los directos -Morgan Nicholls, primordialmente teclista- tiene un cubículo semienterrado en el escenario. El sargento del videoclip y sus arengas hacen acto de presencia en la pantalla.
En el primer tramo de concierto no dan tregua. El tapping y el whammy de Matt en “Reapers” levantan aún más los ánimos. Luego nos hace gritar “Hey” imitando esa interjección con la guitarra hasta que engancha con la ágil y preciosista melodía de “Plug In Baby”, que muchos cantan, manteniendose como uno de los puntos álgidos de sus shows.
De manera sutil han ido descendiendo tres grandes láminas a cada lado en las que se proyectarán todo tipo de imágenes a lo largo del concierto. Muy destacables los difuminados 3D creados a tiempo real de los músicos tocando e impresionantes las manos e hilos de marioneta que figuran manejar sus movimientos en “The Handler”; caso aparte la preciosa simulación al final de “The Globalist”, nuevamente con el canto gregoriano de fondo, del estallido con el que, tal y como cuenta su último disco, el ser humano mandará al carajo nuestro planeta, convertido en polvo cósmico. Antes, y en una escala más modesta, Dominic ya se había dejado imbuir por ese espíritu destructivo haciendo explotar con sus baquetas los grandes globos con los que el público había jugado en la siempre entrañable “Starlight”.
Ya conocidos son los famosos bajos luminosos de Chris, con distintos colores, y que tanto lucen en canciones sobreproducidas como “Dead Inside”; pero impresiona el que saca en “Madness”, con tablet incorporada para tocar su sintética aportación. Y así, entre pianos que aparecían y desaparecían del escenario como por arte de magia, y homenajes velados a algunos de sus héroes (el riff de “Maggie’s Farm” en versión Rage Against The Machine en el ocaso de “Map Of The Problematique”, o el de “Back in Black” culminando “Hysteria”…), transcurrieron casi dos horas de show en las que volvimos a comprobar que “Supermassive Black Hole” suena mucho más potente en directo que en disco.
Han hecho saltar las fronteras entre el rock, el metal, el pop e incluso la música electrónica logrando lo que muchos ansían y pocos logran: hacer llover a gusto de todos.
Texto: @juandestroyermr
www.facebook.com/juandestroyeroficial
Fotos: Alfonso Dávila
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3 comentarios
Espectacular como siempre el despliegue de Muse en directo, aunque sus últimos discos no me acaban de apasionar, los dos shows de Madrid me han parecido flipantes... que puesta en escena más cuidada
Si queréis volver a escuchar el show del jueves (y en breve el del viernes) pasaros por mi blog 😉 https://goo.gl/jXKQZw