Crónicas

Michael Schenker Fest + Highway: Una noche, toda una vida

«Cuando dos años antes tuve la oportunidad de disfrutar de este especial evento en el cierre del Sweden Rock, pensé que, al igual que muchos otros en ese festival, estaba viviendo un momento muy especial y singular»

Sala Razzmatazz 1 - Barcelona

Texto: Josep Fleitas. Fotos: Irene Serrano

Poder disfrutar de grandes clásicos de la historia de la banda y del rock en general, y hacerlo con sus cantantes originales y parte de los músicos que en aquel entonces nos hicieron disfrutar de la esencia más sedosa de una música que se mostraba determinante para aquel presente y que finalmente resultaría más que relevante para el futuro del hard rock, de tal peso que más de treinta años después de su revolucionario establishment es capaz de seguir haciendo sentir y vibrar casi con la misma pasión y determinación que en aquél entonces.

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HighwayLa grande de Razzmatazz iba llenándose paulatinamente cuando el cuarteto francés Highway inició su actuación. El del combo francés fue un show repleto de festivo y eléctrico hard rock con esencia sleazy que supo llegar desde el primer impacto a un público que celebró su entrega en un comedido disfrute, que seguramente hubiera sido mayor si su historia y discografía fueran más divulgadas en los medios. Merecimiento no les falta. Están centrados en el hard rock americano, cuyos mayores logros se sitúan en el álbum ‘United States Of Rock n Roll’ (2011) y en su flamante ‘IV’ (2017). Precisamente en parte de lo contenido en ‘IV’ fue en el que Highway apoyaron su set, desplegando buenos y comunicativos momentos que se propusieron en la apasionada e inicial “Pole Dancing Song”, la hímnica “Wake Up” (tema en el que en estudio les apoya la voz de Jeff Scott Soto, con quién ya visitaron nuestros escenarios en 2014), la pegadiza “Knock It Off”, ese inicio vocal a lo góspel y de esencia Slade titulada “Separate Ways”, el himno que fácilmente podía haber firmado Alice Cooper en su ‘Hey Stoopid!’ “Damned Me” y el buen final que supuso esa oda tabernera con esencia Running Wild que fue “Brotherhood”.

Aunque Highway no se dejaron piezas fundamentales en su carrera, como la que abre ese gran ‘States Of Rock n Roll’, “I Like It”, y la referencia a sus inicios con el tema homónimo, que se dio en el EP cuyo título bien podía haber sido referido por Gerre de Tankard, ‘Have A Beer!’, y cuyos riffs recurren a lo dispuesto por Angus en sus enlutados AC/DC (D.E.P. George Young). No es la primera gira que Highway acompañan a MSG, y disfrutado lo disfrutado, a pesar de haber contado con un sonido demasiado bajo, supongo que no será la última vez que los de Montpellier contarán con la aprobación de los responsables de las giras de un Michael Schenker al que la ilusión en seguir mostrando su valía le lleva a continuar estando en lo más alto del pabellón del hard rock.

Schenker-1Tras el buen calentamiento que supusieron Highway, y con una sala que mostraba un buen y cómodo lleno, creció como la espuma la expectación y ganas de poder vivir, y en muchos casos revivir, las experiencias propuestas en aquellas maravillas que fueron los discos ‘The Michael Schenker Group’ (1980), ‘MSG’ (1981), ‘Assault Attack’ (1982), (cuyo productor fue, ni más ni menos, que el responsable del sonido de ‘The Number Of The Beast’, Martin Birch), ‘Buit To Destroy’ (1983), y su dorada y americanizada época con MacAuley Schenker Group en ‘Save Yourself’ (1989) y ‘Perfect Timing’ (1987), dejándose aparcados de manera decepcionante himnos como “Nightmare”, “Paradise” o “Lonely Nights” de aquel fastuoso ‘S.M.G.’ del 92, relegados estos para dar cabida en el set a la trayectoria del guitarra germano en UFO y un guiño a su paso por los Scorpions de su hermano Rudolf.

Con una formación de lujo, compuesta por el entregado Steve Mann a las guitarras y teclados, el simpático y mítico Chris Glenn a las líneas de bajo, el sobrio y efectivo Ted McKenna tras los parches y el enfático Gary Barden, el esforzado Graham Bonnet y el más que sobrado Robin MacAuley a las voces, Michael dispuso un concierto en el que sin duda él mismo fue el máximo de los protagonistas de la noche.

Tras la intro con el “Highway to Hell”, que calentó gargantas, la banda, aún sin vocalista, pisó las tablas para preludiar con la solistada de “Searching For Freedom”, a la que siguió un apabullante “Into the Arena” que hizo saltar las primeras aclamaciones de la noche. El sonido era algo indefinido, sobre todo en los teclados y rítmicas, pero la entrega de la banda ya había quedado tan sólidamente forjada que no se desdibujó casi en ningún momento del show. Tras estos momentos instrumentales, Michael presentó a Gary Barden, que gesticuloso y entregado se desplegó en “Let Sleeping Dogs Lie”, “Victim of Illusion”, “Cry for the Nations”, “Attack of the Mad Axeman” y “Armed and Ready”, todos ellos interpretados con una voz que dejó claro el paso de los años pero que despertó los recuerdos de aquel extraordinario concierto del 83 en el Palacio Municipal de Deportes de Badalona, cuando MSG estuvieron como invitados de los Maiden, época del ‘Piece Of Mind’. ¡Inolvidable concierto!

Para realizar los cambios de cantante, Michael dispuso de temas instrumentales, decantándose en este caso por el recuerdo a los Scorpions en un ampuloso “Coast to Coast”, al que siguió la “Desert Song”, ahí ya con Graham Bonnet en unas voces muy forzadas pero resueltas. Para el siguiente en turno, “Dancer”, la voz de Bonnet contó con el apoyo de las gargantas de Gary Barden y la de Robin MacAuley a los coros. La comunión entre los tres cantantes quedó más que evidenciada en las sonrisas y gestos de afecto que se distribuían y que auparon aún más los efectos del himno en el público. Tras la salida de Barden y MacAuley del escenario, Bonnet volvió a dejarse la garganta en un “Asault Attack” que creo nos hizo sufrir más a nosotros que a él por los gestos de esfuerzo que tuvo que realizar para completarlo. Los años de juerga y Rock n’ Roll se notan y mucho…

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Acto seguido fue momento de otra intro instrumental, esta vez un “Captain Nemo” que contó con un solo de más de cinco minutos de virtuosismo por parte de un siempre entregado, motivado y sonriente Schenker. Cómo decía anteriormente, el más que destacado protagonista de la noche, aunque MacAulñey no se quedó lejos de ese máximo protagonismo, ya que su voz distó muy mucho de los que hasta el momento habíamos podido disfrutar. El irlandés demostró estar en un buen estado de forma, tanto físico como vocal en las interpretaciones de “No Time for Losers”, “Save Yourself”, “Bad Boys” y las más aclamadas del set, “Love Is not a Game” y un explosivo “Rock Bottom” que explosionaron antes del único bis con el que acabó un más que relevante show.

Y sin sorpresa para nadie el tema de la convulsa época UFO en la que Michael lo se dejaba todo, tanto en las seis cuerdas como con uno de sus demonios, el alcohol, finalizó el concierto, nuevamente con los tres cantantes sobre las tablas y nuevamente con las voces de toda una sala acompañándoles y dejándose los restos en un siempre efectivo e imprescindible “Doctor Doctor” que dio buen final a un concierto en el que quién se puso a revisar la calidad de las voces y el sonido, seguro salió decepcionado. Sin embargo, quién estuvo más allá de ese punto disfrutó de lo lindo de un show basado en parte fundamental en una historia que tendrá continuidad con un nuevo disco que contará con la participación de todos los componentes de este concierto, uniéndose a ellos la garganta de Doogie White. La cosa promete y mucho. ¡Atentos a su próximo tour!

Texto: Josep Fleitas
Fotos: Irene Serrano

Jason Cenador
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