Crónicas
Iron Maiden + The Raven Age: Aplastante presente, glorioso pasado e ilusionante futuro
«Guitarras al máximo volumen y gargantas a punto de reventar ante himnos que se bastan por sí solos para convertir cualquier momento en una verdadera fiesta ¡Que vuelvan la semana que viene! »
18 julio 2023
Palau Sant Jordi, Barcelona
Texto: Josep Fleitas. Fotos: Pablo Gándara
Hacía casi un año de la ultima visita de Iron Maiden a la Ciudad Condal, un concierto en el que todos los que tuvimos la fortuna de asistir pudimos disfrutar de uno de los grandes momentos en la historia de la formación. Ese 29 de julio de 2022, con un Estadi Olimpic lleno hasta la bandera, Iron Maiden dieron una lección de virtuosismo y entrega, reivindicando con ello ese lugar que les destaca sobre los demás como leyendas vivas de la NWOBHM.
En esta ocasión, el lugar no fue tan amplio como el Estadi Olimpic, pero sí cercano, el Palau Sant Jordi, recinto que Iron Maiden llenaron casi completamente, y aunque tras haberles visto en más de una veintena de shows en los que la ampulosidad de la producción era de lo más espectacular, la visión del amplio y casi vacío escenario exhibido en el St. Jordi se tornaba en algo extraño y espartano.
Como demostrarían durante todo el concierto, Iron Maiden son enormes con o sin grandes producciones que acomoden su show, y como también expondrían, no solo viven de sus míticos himnos y de sus excepcionales grandes clásicos como “Wrathcild”, “Run to the Hills”, “Aces High”, “The Number of the Beast” o tantos y tantos himnos que parecen imprescindibles en sus conciertos. Vivido lo vivido, se les extraña, ¡claro que sí!, pero, si no están, Iron Maiden tiene la capacidad y el valor añadido de conseguir que su ausencia en un concierto para nada sea tan dramática como para echarles en cara el no haberlos propuesto en su set.
Diez minutos antes de la hora programada, a las 19:40, la intro “Changing of the Guard”, tema incluido en la última obra de unos teloneros, que mostraron y demostraron su capacidad y calidad, atronó en un estadio que, a pesar de la hora, ya contaba con un buen aforo, público que recibió el primer envite de The Raven Age con más expectación que devoción, aunque el quinteto no se amedrentó frente a la circunstancia y ya desde ese primer “Parasite” golpearon con convicción, fuerza y entrega.
A esta primera descarga le siguió “Nostradamus”, cuya cabalgata recuerda las raíces de unos Maiden mucho más actualizados y hardrockeros. El tercero en lista demostró, si aun había alguna duda, el potencial que el cantante Matt James posee y la efectividad de su nuevo álbum, ‘Blood Omen’. A la voz de “¡make some noise, Barcelona!”, y tras un pequeño break, el quinteto británico desglosó la melódica y alternativa “Tears of a Stone”, que supuso una buena previa a introducirnos en la violenta tormenta que, tras un “queremos oíros, Barcelona”, apuntaló velas y levantó puños, ánimos y voces en el estribillo de “Seventh Heaven”.
Deste este himno y catapulta, The Raven Age se lanzaron para conseguir el asentimiento de un público que a partir de aquí ya se había rendido a los efectos de una banda que supo forjar su éxito gracias a la exponencial medida de temas como la siguiente en turno, un potente “Angel in Disgrace”, y, cuernos al aire, con la pegadiza “Graves of Fireflies”, que se engalanó con las luces de los móviles a modo de luciérnagas flotando entre la melodía del tema.
Aullidos y tétricas risas dieron la bienvenida a la envenenada “Serpent Togue”, que sirvió a Tommy Gentry para mostrar su calidad a las seis cuerdas en un solo en el que el tapping y las escalas fueron su timón. Tras un agradecido “¡ha sido un placer estar aquí esta noche, ha sido una gran noche!”, el himno “Fleur de Lis” cerró una actuación que dejó claro qué, si bien han sido impulsados por Steve Harris, The Raven Age han sabido tomar su propio rumbo y baten sus alas con ritmo y rumbo propios.
Eran las 20:54 cuando la ya mítica melodía del clásico de UFO "Doctor Doctor" sonó aun con las luces encendidas, provocando la locura y calentando ambiente y las gargantas antes de que la nueva visita de los Maiden a la Ciudad Condal sacudiera los cimientos de un Palau St. Jordi al que poco le faltó para el lleno total, y es que la bestia sigue rugiendo alto y fuerte.
Tras el clásico de UFO y ya apagadas las luces, se siguió con otra intro. En esta ocasión, el detalle se dio con una de las piezas que Vangelis compuso para la B.S.O. de ‘Blade Runner’ para unirse a la parte inicial e instrumental que precede a la exaltación que concede el portentoso “Somewhere in Time”, himno interpretado tras una explosión que hizo que Iron Maiden apareciera en tromba, con un sonido atronador y recibidos por todo lo alto.
Pudimos comprobar que Bruce Dickinson apareció con gafas negras, pelo recogido y gabardina, activo, comunicativo y con una voz exultante y sin fisuras. Mientras, Niko McBrain desde su interminable set de batería dirigía al escuadrón a base de aplastantes redobles y machacantes pegadas de bombo. Por otra parte, Harris tocaba cabalgantemente las cuerdas de su bajo mientras el siempre activo y excéntrico Janik Gers cabrioleteaba jugueteando con su Fender Stratocaster, Dave Murray riffeaba con su imborrable sonrisa y Adrian Smith se aplicaba en el solo.
Estas premisas fueron las que, básicamente, iban a predominar en todo el concierto. Con todo, y aun con un sonido no muy bien adaptado, “Somewhere in Time” propuso una incendiaria entrada a un concierto que se cerraría de la mejor de las maneras.
Otro hit del ‘Somewhere’, “Strange in Strange Land” siguió la línea efectiva y celebrada de su predecesor e incitó a una leve salida de Eddie que solo duró unos segundos, sin más actuación que la de acercarse a Murray. Tras la aplicación de “Somewhere” Bruce se dirigió al público agradeciendo la buena asistencia en el Palau y remarcando el calor que hoy se había sufrido en la ciudad, calor que solo la cerveza podía calmar, algo que podría quedar escrito en un muro… Evidentemente era el turno de “The Writing on the Wall”, ese single de ‘Senjutsu’ que justo acaba de cumplir dos años desde su edición y que fue coreado y celebrado a la máxima expresión.
Tras una presentación de Dickinson, que agradeció nuevamente la asistencia y la entrega del público, ya regulado el matiz en el sonido y con Gers, Murray y Smith aplicados muy a fondo en los riffs y solos, algo menos explícito fue el reconocimiento dado al también extraído de ‘Senjutsu’, “Days of Future Past”, que con todo, fue el tema menos celebrado del set.
Una nueva intervención de Bruce, que se postulaba como el storyteller de la obra, recordó la base sobre la que se escribió la progresiva “The Time Machine”, cuyos solos y peso instrumental se volvió a repartir entre los tres hachas de la banda, que en esta ocasión sí propiciaron la efervescencia entre un público cada vez más entregado y entusiasta.
Se apagaban las luces y comenzaba el mítico “We want information, information, information… Who are you?. The new number two. Who’s number one?. You’re number six. I’m not a number, I’m a free man!” y “The Prisoner” se entonaba casi recitada, pero se celebró y disfrutó a la máxima expresión. Fue como si un volcán entrase en erupción y toda la energía contenida saltase en una delirante explosión de furia y poder regurgitados al máximo volumen. ¡Impresionante el ambiente que se creó!
Tras el exaltamiento, Bruce volvía a amenizar y relataba que la siguiente historia estaba basada en las lejanas tierras irlandesas, esas que acuñaron leyendas célticas, las mismas que Iron Maiden plasmaron en “Death of the Celts” a ritmo de potente vals de tres por tres, que va progresando a medida que la historia de magia y libertad se desenvuelve y transmuta en un hard and heavy de ambientación céltica que hizo saltar y sudar a los más acérrimos mientras los no tan duchos en las recreaciones progresivas seguían el tema con más expectación que devoción.
Ávidos por volver a descargar adrenalina y con el sonido golpeando nuestros pechos y machacando los oídos, “Can I Play With Madness” fue la sacudida que a muchos les hacía falta para desinhibirse de las partes más progpower del set, siendo “Heaven Can Wait” el espolón que hizo saltar y entonar al máximo nivel un estribillo de lo más celebrado, tanto que fue el despertar de un Eddie que se batió con Bruce en ese eterno duelo entre la bestia y el líder de una banda que merecidamente sigue ostentando la corona de la NWOBHM.
Con todo por las nubes, empalmando y sin preludios el cambio de cartel con la visión de un Eddie emulando a Alejandro Magno dirigiendo furioso a sus legiones fue el avance de la llegada al set de ese reto que los Maiden recogieron de los fans y tornaron en realidad en Ljubljana en el inicio de este ‘The Future Past Tour’, con ese esperado momento que fue “Alexander the Great”, que se convirtió en otro de los grandes exponentes del set.
¿Y qué decir del subidón del siempre intenso y efectivo ”Fear of the Dark”? ¡Apoteósico! ¡Cómo retumbaba el Palau y cómo se coreó! Pelos de punta y gargantas ardiendo frente a un himno ante el que solo cabe una definición: ¡Apabullante e imprescindible!
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El primer “scream for me, Barcelona” se hizo esperar, pero Bruce lo exhibió en el mejor momento, haciendo honor y reverencia al himno que desde 1980 da distinción y nombre a la banda. “Iron Maiden” surgió y rugió, sonó tan descomunal como la entrega que tanto público como banda nos regalábamos mientras grandes llamaradas y un Eddie Samurai recreaban y engrandecían el momento.
El mítico "oé, oé, oé, oé…" apareció justo cuando la banda se despedía, pero todos lo sabíamos: quedaban los bises, y tras un par de minutos, otro de los no míticos, pero sí de los efectivos, fue el encargado de devolver al sexteto a las tablas. “Hell On Earth”, llegaba ambientado por la apocalíptica imagen del cartel con Eddie emulando a la estatua de la libertad semienterrada en arena, una imagen que lleva al recuerdo de aquella primera película que décadas más tarde dio pie a la saga ‘El planeta de los simios’. Llamaradas por doquier, y aunque solo fuera por la forma de entonar la canción que asienta ‘Senjutsu’, hizo que el tema ganase enteros en directo.
¿Cómo no? entre los clásicos hay uno que, al igual que “Fear of the Dark”, nunca puede faltar en un set de Iron Maiden, ya que en esta ocasión sí, su ausencia sería de lo más decepcionante. Me refiero a esa avalancha de adrenalina, a ese himno rompelaringes, a uno de los máximos exponentes del significado de las palabras Heavy Metal, me refiero a ese tornado de fuerza seis llamado “The Trooper”.
Guitarras al máximo volumen y gargantas a punto de reventar ante un himno que esta vez no contó ni con casacas rojas ni con la presencia de Eddie ni bandera raída y ni falta que hizo. “The Trooper” se vale y se basta por sí solo para convertir cualquier momento en una verdadera fiesta.
Y para el final, siguió la locura, los pulmones exprimieron todo lo que aún tenían. Nos vaciamos, nos dejamos la voz, la piel, los huesos y los kilos ante un explosivo y desgarrador “Wasted Years”, que al final del tema, al final de la apoteosis, acabó con Bruce explotando en un sentido: "Barcelona, We love you!"
¡Que vuelvan la semana que viene! Seguro que ninguno de los que asistimos a este concierto querríamos perdérnoslos. Up the Irons!
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5 comentarios
Cojonudo como extenso resumen hacia otro gran concierto de los históricos IRON MAIDEN en la bella España presentando su último álbum de estudio que junto a los clásicos de siempre lo volvieron a bordar. No hay que olvidar la digna actuación de THE RAVEN AGE como digna banda telonera.
Bella España? Tu eres un completo imbecil
No eres más burro porque no te entrenas. Si llegas a ser más burro, te ponen de líder de Vox, so parásito!
Pero,si el concierto,sonó a rayos.
Un sonido horrible.
Una puta mierda. Bruce nunca ha cantado. Lo suyo es jadear como herido de guerra.