Def Leppard + Mötley Crüe en Madrid: La etapa dorada del hard rock

Mötley Crüe

De manera individual, tantas cabezas de peso pesado han ido desfilando durante estos días, como Guns N' Roses o The Cult, y aún con las cenizas bien calientes de unos Rammstein que prendieron la gran hoguera de San Juan en la noche anterior, aún todavía muy latente en el reflejo de muchos que fueron testigos y que hoy mismo, valientes también, se atrevieron a hacer doblete para continuar con esa gran fiesta del rock que nos invita a vivir esta auténtica locura estival que se nos viene encima.

Largas colas divididas para cada una de las zonas, todo muy bien organizado, tanto los accesos, así como un gran parking gratuito para los asistentes (se agradece) y un gran auditorio que se fue llenando desde horas tempranas y bajo un sol de justicia. Pero había que ir cogiendo sitio y no perderse detalle, puesto que una banda española, Los Sex, serían los encargados de ir calentando, más si cabe, al personal.

Mötley Crüe

Banda de rock and roll madrileña con mucho estilo, actitud, muy melódicos, armónicos y con una actitud muy genuina que desbordaba con la oportunidad que se les brindó de abrir la jornada. Se notaron las ganas de comerse el escenario, y así lo hicieron, metiéndose en el bolsillo de la gente que iba ocupando sus localidades.

Su vocalista Dani Agudo, como buen frontman, se paseó sin camiseta por la pasarela con gran satisfacción mientras iba desgranando junto con sus compañeros, Dani Bautista a la guitarra, Sergi Free Bird al bajo y Pedro Fuentes a la batería, los cortes que tenían preparados, como ese “Está bien”, “En la oscuridad”, para dar cierre con uno de sus hits “Mala influencia” en un extenso set que se marcaron.

Mötley Crüe

Un rock que me recuerda esa esencia marca de bandas como M-Clan. Era el momento de apostar por el nuevo talento, ellos mismos quisieron certificar que tenían sus entradas para asistir como público, y al poco se enteraron de que podrían estar arriba, por lo que Los Sex querían que todas las bandas emergentes allí presentes se sintieran representadas con orgullo con su aparición dando voz al futuro y a la oportunidad. Sensacionales.

El glam, la laca, las mallas, rímel, pintura, en definitiva, todos los clichés de los 80, se veían de nuevo en la esencia de un público que me agradó ver, sobre todo con tanta gente joven. La chavalería de nuevo toma las riendas, ya sabemos que los medios generalistas nos quieren apagar, pero las productoras yanquis han visto buen filón en resucitar nuestros capítulos de sexo, drogas y rock and roll con la producción “The Dirt” para Netflix, las historias de Pam & Tommy o la inclusión en bandas sonoras de Stranger Things o Cobra Kai, hechos que han provocado que mucha gente joven se interese y se haga partícipe.

Mötley Crüe

Sin duda, han resucitado a la bestia, a una banda como Mötley Crüe, que se ha caracterizado siempre por sus historias de excesos con todo, macarrismo y actitud rebelde. Eso se tenía que plasmar de nuevo, y a pesar de la edad que tienen, no se podía perder ese morbo, la polémica y su forma de transmitir que nos hiciera por momentos volver a los 80. Creo que lo consiguieron de alguna manera, con una puesta en escena en la que las grandes pantallas laterales, como si dos grandes smartphones nos fueran a dar los “reels” necesarios para no perder detalle e ir captando nuestra atención en todo momento mientras iban retrasmitiendo lo que iba aconteciendo, con efectos, y muchos cambios de cámara en todos los detalles.

En vista principal, el fondo de una gran pantalla panorámica, un gran escenario con una gran pasarela que acercaba a la banda a integrarse con las masas. Y allí estaban ellos, Vince Neil, Nikki Sixx y Tommy Lee, acompañados por un gran guitarrista como es John 5. Para completar, no podían fallar dos bellas mujeres que, si bien poco hacían de coristas, como bailarinas sus contoneos y forma de ir moviéndose a ritmo de rock de la manera más sexy nos deleitaron reviviendo la esencia pura del glam, siendo realmente atractivo, vistoso y un espectáculo, que es lo que hace falta en un evento de esas características.

Mötley Crüe

Detonaban con auténticos hits sensacionales del hard rock de los 80 como son “Wild Side”, “Shout at the Devil” y “Too Fast for Love”, un inicio sensacional, muy coreados todos ellos y bien respaldados por un público en pleno éxtasis de euforia. Con una voz de Vince, que si bien podemos remarcar que no utiliza partes pregrabadas como se les ha acusado, sí se nota de manera descarada los efectos de voz que utiliza, en los que su registro vocal se intenta aniñar para intentar alcanzar los tonos a los que fueron grabadas estas interpretaciones.

Dicho todo esto, yo creo que salvaron los muebles de manera bastante digna, está claro que ya no tienen el físico o la forma de hace décadas, pero sí la actitud, lo demostraron de manera sobrada pateando culos mientras eran cómplices con todo el público formando un gran empaque.

Mötley Crüe

Hubo momento para la acústica de “Don't Go Away Mad”, un medio tiempo en el que cabe destacar la destreza a la guitarra de John 5 como un estupendo fichaje, así como todo el combo con un Nikki Sixx penetrante que mantiene esa aura mística, la pegada del gran Tommy Lee, un grande que también se hizo notar en muchos momentos, por no hablar de las bellas bailarinas conjugando en todo momento un espectáculo visualmente atractivo para complementar los temas con sus estupendos movimientos. Las pantallas nos envolvían en la temática de “Saints of Los Angeles” , que se remarcaba con la euforia del acelerado “Live Wire”, en el que la mecha estaba a pleno rendimiento y se sucedió con otro de los imprescindibles, el coreado “Looks That Kill”.

Con unas proyecciones sensacionales que recopilaban la transcendencia de la banda a nivel cinematográfico, “The Dirt” causaba sensación, el nuevo tema que fue grabado para el film autobiográfico. Muy bien compilada la interpretación con la forma de intercalar los clips de una manera visual y sonora increíble. Las barras de striptease servían de nuevo para llevarnos por momentos a una barra de Las Vegas.

A todo esto, Nikki Sixx saltaba a la pasarela ondeando la bandera de España para reclamo de un público que por lo general agradeció ovacionando con cariño esa manera de darnos su muestra de apoyo. Quiso subir al escenario a varias personas que estaban abajo, como varias chicas jóvenes con un outfit puramente glam, que quedaron sorprendidas, así como un chaval vestido de unicornio que también saltó a las tablas. Se hicieron un selfie en riguroso directo y fueron la representación de que el público es muy importante para la banda.

Momento para solos de guitarra espectaculares, tomar un respiro y continuar con un medley de grandes clásicos de versiones de la historia, como “Rock and Roll, Part 2”, “Smokin' in the Boys Room”, “Helter Skelter” y los celebrados, así como bailados, temas tan reivindicativos de la escena punk con esa actitud que ellos han adoptado. Sex Pistols con  “Anarchy in the U.K.” y Ramones con el inconfundible “Blitzkrieg Bop” sirvieron para poner una guinda más en el set.

El show continuaba para que regresaramos a los 80 en un viaje atemporal, haciendo que el público volviese a sentir esa manera de sentirse libre. Pues bien, el gran Tommy Lee desató la polémica, para bien o para mal, consiguiendo que muchas de las chicas mostrasen sus “tetas”, como bien aprendió en castellano. También algún chico, y hasta algún culo con marcas de pintalabios, nos hicieron sentir lo que veíamos en los vídeos de los conciertos americanos en cintas de VHS y que me parecía impensable que algún día se pudiera revivir en directo. Pues sí, seamos libres, viva el rock and roll. ¡Esto es rock and roll!

Momento emotivo con una gran balada, “Home Sweet Home”, la acción con otro de los himnos hard rockeros, “Dr. Feelgood”, en el que las luces láser apuntaban todo el recinto. Acto seguido, presentación de las chicas y unas vidrieras visuales con las sombras de las siluetas bailando recreaban una pequeña catedral mística de lujuria de rock and roll mientras sonaba "Same Ol' Situation” ya en recta final apoteósica.

Mötley Crüe

El esperado “Girls, Girls, Girls”, tras esos rugidos de motos, en el que se alzaban dos monstruosas esculturas robóticas en ambos laterales del escenario, mientras las chicas, convertidas también en futuristas mujeres mecánicas, se desenvolvían en la pasarela cercana al público. De nuevo, el rock, el deseo, la lujuria, lo prohibido y la euforia se contagiaba con este poderoso hit cargado de poder que se desarrolló de una forma visual muy vistosa con todos los alicientes enmarcados, así como esos juegos de luces y láser.

Fin de fiesta con la contundencia de los riffs de “Primal Scream” y el incombustible “Kickstart My Heart”, que daba paso a una traca final sonora en el auditorio que sonó como una mascletá de las fallas, sirviendo para dejarnos con buen sabor de boca por haber vivido un concierto cuando menos entretenido y variado en todos los sentidos. Los años pasan, pero actitud les sobra.

Siendo sinceros, me encanta el gancho y la chulería de unos Mötley, pensaba que estaba ya todo dicho, pero no. Llegaron ellos, Def Leppard, y envolvieron todo. Se agradece que estas bandas de hard rock hayan girado de manera conjunta, una muy buena manera de complementarse para el reclamo de las masas.

Def Leppard

Cuando ves a Def Leppard, te das cuenta de lo diferente que son las maneras de enfocar un concierto, a pesar de compartir estilos similares. Ellos son elegantes, son ingleses, son pura clase, maestría, y para mi manera de entender, la música que se comió el Miguel Ríos. A pesar de los años, la calidad compositiva, musical y la destreza la mantienen a raudales. No olvidemos que tienen en su trayectoria dos de los álbumes más vendidos en la historia del rock, ‘Hysteria’ y ‘Pyromania’, dos obras que marcaron un antes y un después en la historia de la música por la manera de conseguir un sonido hasta entonces inalcanzable.

Sinceramente, quedé rendido por ver algo que no esperaba sentir. La magia del hard rock melódico, esas grandes canciones, esas baladas románticas que nos emocionaron, nos hicieron sentir de nuevo el poder de la música para atraparnos con su romanticismo y su enfoque. Hacía mucho tiempo que no veía tantas mujeres en un concierto de rock formando un público casi paritario, muy bien. Y como hemos dicho antes, muchos padres con sus hijos, mucha gente joven. Es bueno que la gente aprecie la música de calidad hecha con una calidad que trasciende generaciones y el paso de los años.

Def Leppard

Las pantallas con las animaciones, los juegos de luces y la combinación musical fueron un espectáculo que se iniciaba con temas melódicos cargados de fuera y emociones como “Take What You Want”, uno de los hits más escuchados en la radiofórmula rockera como el sensacional “Let's Get Rocked”, que nos hizo bailar y desatarnos nada más comenzar el show que se recibió de manera espectacular,

La voz de Joe Elliott bien cuidada, con un registro melódico impecable y cuidado al paso de los años, sin trampa, ni cartón nos demostró su total valía y complementó a las guitarras de Vivian Campbell y Phil Collen, que estuvieron formidables.

Def Leppard

Cabe destacar a su impecable batería que es un ejemplo de superación, Rick Allen, que con solo un brazo por un accidente de tráfico ha seguido al paso, dando ejemplo y estando presente como un hito. Nos quitamos el sombrero ante este asombroso milagro que se ha hecho posible de nuevo por el poder del amor a la música.

El melódico “Animal” nos llevó al circo del rock, tanto en lo visual como con lo sonoro, un emotivo y profundo tema que rasgó nuestros corazones por la manera tan genial de conjugarse, después una bella balada que cala nuestros corazones como “Foolin'”, con un estribillo que sonó en todo el recinto. Más animado resultó el rock and roll de “Armageddon It”, con un juego de luces láser que envolvió la escena con “Kick”.

Def Leppard

Esta banda tiene las mejores baladas de hard rock de todos los tiempos y muestra de ello era otro de los grandes clásicos de la velada que de nuevo nos hizo sentir, “Love Bites”. Era un set cargado de buena melodía, AOR y mucho sentimiento, pero aún faltaban muchos temas imprescindibles que todos conocemos de manera inevitable,

Continuaban con “Promises”, para acto seguido demostrar la valía a las guitarras en el acústico “This Guitar”, envuelto en psicodelia, y en “When Love and Hate Collide”, en la que una cortina de luces ambientaba la melodía.

Despegamos al espacio con otro hit inconfundible, “Rocket”, sin duda uno de mis preferidos de la jornada e imagino que de muchos por el gancho que desprende. Retahíla de himnos con los melódicos “Bringin' On the Heartbreak” y el virtuosismo a las guitarras en “Switch 625”, muestra de calidad que se cerró con un solo de batería de nuestro incombustible héroe Rick, al que todos le rindieron merecidas ovaciones.

Vamos a la recta final con grandes obras, como decimos, de la historia de la música, como son los emotivos “Hysteria”, el ritmo de “Pour Some Sugar on Me”, que desató éxtasis, y para última fichas, “Rock of Ages” y "Photograph", que fue un cierre sensacional por parte de los ingleses, unos talentosos músicos, instrumentistas que no han perdido un ápice de calidad por poder saborear. Completamente sorprendente. Genios, me quedo fascinado con esa calidad.

Dos bandas antagónicas en la forma de mostrarse, misma magia ochentera y buena manera de revivir la etapa dorada del hard rock en sus diferentes facetas. Descaro y versatilidad.

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