Crónica de Annihilator y Leprous: Contraste y potencia

Leprous

Sala Razzmatazz 2, Barcelona

Una formación consagrada dentro de la escena thrash y otra banda emergente en el panorama progresivo actual. Quizás ambas premisas no confluyen de manera sobresaliente de buenas a primeras, pero justamente esto es lo que se les venía encima a aquellos que asistieron a Madness In The Veins, una especie de festival cuya existencia surge de la unión, imprevista en un principio por la mayoría de asistentes, de dos giras que recaían en la ciudad Condal el mismo día: Annihilator por un lado y Leprous por el otro. Así pues, recogiendo en gran medida la esencia del festival Be Prog! My Friend en cuanto a diversidad de géneros se refiere, y presagiando a su vez una bonita tarde de domingo, el susodicho festival se presentaba como una gran oportunidad para ver y disfrutar de dos grandes grupos.

El hecho de que la velada contara con la actuación de cuatro formaciones encargadas de telonear a Annihilator y Leprous, respectivamente, hizo que la asistencia a primeras horas de la tarde no fuera la mejor. La Razzmatazz 2 barcelonesa, pese a no contar con ningún tipo de tela que redujera su espacio útil a la mitad, recibió a Rendezvous Point con un aspecto un tanto frío. A la hora de la verdad, y pese a las circunstancias que les llevó a recortar su setlist de gira a más de la mitad, el grupo, con ni más ni menos que Petter Hallaraker a la guitarra y Baard Kolstad a la batería, ambos de Leprous, entretuvieron a los más mañaneros presentando ‘Solar Storm’, su debut.

Sphere fue la segunda formación a saltar a escena. Practicantes de un djent al más puro estilo Meshuggah, deleitaron al público con 25 minutos de metal extremo adornado por las grandísimas voces limpias del guitarra Marius Strand, que aparecían de la nada para romper las sincopadas melodías de la banda y los gritos de su vocalista principal, Isak Haugan. Pese a que se echó en falta más presencia de las guitarras (prácticamente inexistentes en la mezcla que el público pudo escuchar), la formación sorprendió por la calidad de unas canciones con esencia propia que se desmarcaban de los tópicos dentro del género. Destacó especialmente la labor de su batería Bjørn Dugstad, que supo dotar de una personalidad asombrosa a los temas que componen ‘Primordial’, también primer disco de la banda.

Annihilator

Sin respiro alguno, cambiamos de tónica repentinamente. Con las descargas de los grupos de apoyo a Leprous ya terminadas, era hora de que el thrash metal más añejo tomara el protagonismo. El primer grupo en esta nueva tanda de bandas fue Archer, formación compuesta solamente por tres miembros (con su guitarrista a las voces). Dotando su afilada música de algunos toques distintivos y, sobretodo, adornando sus temas con algunos solos de guitarra de gran calidad, la formación animó a un público que, poco a poco, iba en aumento. Para sorpresa de muchos, decidieron homenajear al thrash californiano con el archiconocido tema de Megadeth “Tornado Of Souls”. Versión que, pese a que suene mal decirlo, tocaron incluso mejor que la propia banda madre. Se despidieron entre aplausos y dejaron paso a los australianos Harlot, que descargaron un thrash que recordó sobremanera a formaciones tan ilustres como Anthrax o Slayer. Con su actuación el público se animó definitivamente y el ambiente se empezó a caldear. Lo mejor estaba por venir.

Entre una cosa y la otra ya eran las ocho de la tarde. Leprous hizo acto de presencia. Ya les tuvimos en el Be Prog! My Friend el pasado verano presentando su último y excelente trabajo ‘The Congregation’ y la de ahora era otra oportunidad de gozar de su impactante directo. Einar Solberg y los suyos han sabido cuajar a lo largo de los años un estilo propio que sigue sorprendiendo lanzamiento tras lanzamiento; un estilo que queda impregnado en el subconsciente del oyente y que martillea irremediablemente al espectador en sus actuaciones en vivo. La tónica que vivimos en su directo fue la habitual: un nivel vocal de Solberg excelente (con excepción de las partes guturales, que siempre han sido su punto débil por muy personales que sean) y una entrega por parte de la formación realmente sobresaliente. Apoyados con cuatro televisores a sus espaldas que proyectaron todo tipo de imágenes para apoyar sus composiciones, arrancaron con “The Flood”, lenta en su inicio pero que despega, y de qué manera, a lo largo de su minutaje.  “Third Law” y la poderosa “Rewind”, también pertenecientes a ‘The Congregation’, fueron las siguientes en sonar de manera sobresaliente.

Es cierto que quienes les siguen desde hace años mantienen que, desde la gira de presentación de ‘Bilateral’, la energía en sus directos ha ido economizándose. Aun así, sigue siendo igualmente palpable la emoción que transmiten con sus canciones. Recordaron brevemente ‘Coal’ con “The Cloak” y, a partir de allí, terminaron de presentar su último disco. Tras “Slave”, la sincopada “The Price” (muy coreada, por cierto), “Moon” y “Down”, cerraron con la que es, quizás, su mayor composición hasta la fecha, una “The Valley” que arrancó los aplausos del público. Su presentación se hizo muy corta: solamente una hora para una banda que parece no tener límites. Cuando vuelvan, ya podrán presentarse en mejores condiciones.

Si un grupo sobresalía en el cartel del festival ese era Annihilator. Les vimos el pasado verano en el Rock Fest BCN en un concierto pasado por agua, pero la última vez que los canadienses tenían que venir a Barcelona en gira propia tuvieron que cancelar su actuación por problemas con su bus de gira. Así pues, esta era la oportunidad de redimir el mal sabor de boca que dejó a tantos. Jeff Waters y los suyos salieron a por todas tras una “Rock You Like A Hurricane” que sirvió de introducción para el concierto. Empezar con “King Of The Kill” no es poca cosa. El público aclamó fervorosamente a la banda y esta prosiguió el concierto con el corte que da nombre a su último lanzamiento, “Suicide Society”. La nota negativa, ya con el concierto a toda marcha, la puso la asistencia final de público, que finalmente llenó poco más de la mitad de la segunda sala de la Razzmatazz.

Waters, pletórico desde un buen comienzo, lanzaba sus característicos gestos e incluso se acercaba a las primeras filas para dar la mano a algunos afortunados. También de su último LP, “Creepin’ Again” fue la siguiente en caer. Tras “No Way Out”, empezó la tanda de clásicos: “Set The World On Fire” lo puso todo patas arriba y “W.T.Y.D” arrancó uno de los pits más bestiales de la noche. La audiencia coreó el nombre del guitarra, líder y ahora cantante de Annihilator; su peso en el directo de la formación es total, relegando a un honorable segundo plano al resto de los integrantes. “Never, Neverland”, “Bliss”, “Second To None” y “Brain Dance” fueron los siguientes temas que sonaron ante un público entregado y que disfrutaba lo que estaba viendo. Llegábamos a la recta final con la potente “Phantasmagoria”, que dio paso seguidamente a la célebre “Alison Hell”. Para cerrar el concierto, Jeff Waters terminó machacando su Floyd Rose al ritmo de una “Human Insecticide” que desató la completa locura en las primeras filas.

Exactamente igual que con el concierto de Leprous, nos quedamos con la sensación de que necesitábamos más. La brevedad de los conciertos fue la tónica predominante, pero la sensación de poder gozar de dos bandas pletóricas en todos los sentidos en una misma noche, inigualable.

 Texto y fotos: Víctor Vallespir

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