Crónica de Amon Amarth + Entombed A.D. en Boston: La más épica batalla

La respuesta a estas preguntas es irrelevante; como metalero, uno sabe que siempre tendrá un sitio en el Valhala junto a Odín, sea cual sea el desenlace en la batalla, siempre y cuando se luche y batalle al son de las canciones de los suecos, instaurados como la banda adalid de la mitología e historia nórdica. La noche no defraudó y ofreció a la audiencia un show consistente en la que el grupo, que hizo gala de muchas sorpresas, ganaron puntos extra.

Dejando las bromas a un lado pero manteniendo el espíritu épico que un concierto de Amon Amarth ofrece, desgranemos que sucedió en la presentación de su último disco ‘Jomsviking’ en la capital del noreste norteamericano.

Entombed A.D.

La primera banda que se subió al escenario fueron los americanos Exmortus, banda joven que practica death metal extremo cuyo show empezó relativamente pronto y con una sala a medio llenar. Estaban en el escenario antes de la 18:00 y les dio tiempo a tocar cinco o seis temas. No les conocía y no pude saborear los temas de su último disco, pero la gente reaccionó muy positivamente y tengo que admitir que un servidor se los ha puesto en su lista de Spotify para nuevas escuchas.

Parón corto y las leyendas suecas Entombed A.D salen al escenario. No puedo más que notar el relativo poco espacio que la banda tiene sobre las tablas. Una cortina negra cubre la mitad posterior del escenario, lo cual empieza a hacerme pensar qué tipo de escenario trae Amon Amarth con este show. La última vez que los vi llegaron a montar un Drakkar. Me voy frotando las manos mientras Entombed A.D. van riffeando machacones temas como “Dead Dawn”, “Second to None” y “Midad in Reverse”. Esta banda es una continuación póstuma de Entombed, quienes fueron unos de los pioneros de lo que ahora llamamos el death metal escandinavo. Tengo que admitir que, aunque no fuera fan suyo, gracias a esta banda he podido tener bacanales sonoras en mis oídos con grupos como In Flames, Soilwork o Arch Enemy, por nombrar unos pocos. Su cantante Lars sabe conectar muy bien con el público americano, que, tengo que admitir, les conocía bastante bien. Los primeros pogos se empiezan a ver. Buen calentamiento para el Ragnarök sonoro que venía en pocos minutos.

A no más de las ocho de la tarde (lo cual tengo que indicar que me pareció la hora más temprana en la que he podido ver a la banda principal subirse al escenario en un concierto de sala y, sobre todo, un sábado), la cortina negra se retira y desvela una de las imágenes más épicas que se pueden ver. La batería está montada sobre el casco de un vikingo con cuernos que cubren casi la mitad de la longitud del escenario. Un 11 sobre 10 al nivel épico de la noche. Me quito el casco, que no el sombrero.

La espectacular batería vikinga de Amon Amarth

Introducción de ambiente, Amon Amarth sale al escenario y comienzan con “Pursuit of Vikings”, su canción más popular. Espera un segundo, ¡los suecos acaban de arrancar un concierto con la típica canción que todo grupo tocaría al final como colofón! Un 11 sobre 10 también a sorpresa y originalidad.

El concierto sigue con bombazos como “As Loke Falls’ y “First Kill’, primer tema y single de su último álbum. La gente no para de saltar, cantar y comenzar a hacer pogos. Giro la cabeza hacia la izquierda y mis ojos no se lo pueden creer. Todo el mundo sabe lo que es crowdsurfing, pero creo que no todo el mundo sabe lo que es ver a una persona en silla de ruedas ser llevada desde el final de la sala hasta el escenario. Un 11 sobre 10 a “no sé qué narices está pasando esta noche”.

Las luces se apagan, la banda se coloca alrededor del escenario y comienza “The Way of Vikings”, un temazo del último disco que habla sobre dos guerreros vikingos que se enfrentan, y que, de repente, aparecen en carne y hueso en el escenario para escenificar una batalla donde uno mata al otro. Un 11 de 10 en espectáculo.

Johan Hegg (Amon Amarth), cuerno en alto

Lo que me gusta de Amon Amarth, y tal vez sea por lo que muchos les critican, es que su estilo es muy estándar. Han conseguido definir una fórmula y sonido que les funciona y que repiten disco tras disco, sin, en mi opinión, pecar de aburrimiento. Consistente y contundente. Y es así como son sus conciertos. Lo que ofrecen te lo dan en concierto con fuerza y garra.

Siguen con temazos como “Cry of the Black Birds”, “Runes to my Memory” y “Destroyer of the Universe”. La banda se retira mientras cambian los telones del fondo para poner la portada del disco ‘Surtur Rising’ y empezar un juego de luces con el rojo como color predominante. Perfecto para temas como “War of the World” y “Death in Fire”.

Tras una hora de concierto, la banda hace un parón para irse a camerinos y dejar al público pidiendo más. No tardan ni cinco minutos en volver a salir con un nuevo telón de fondo que incluye un dibujo original de vikingos corriendo hacia la batalla.

Los suecos tienen tres temas para terminar el show. “Raise your Horns”, del último disco, es precedida con un brindis por parte del grupo con el público levantando sus cuernos. Johan Hegg siempre lleva uno en todos y cada uno de sus conciertos. Tengo que admitir que este tema tiene una onda más melódica que la onda general del grupo, pero con la voz gutural y cavernosa de Johan mantiene el toque extremo. “Guardians of Asgard” y “Twilight of the Thundergod” son las últimas estacadas en la batalla hacia el Valhala.

Gran concierto con elementos épicos, de sorpresa y perfecta ejecución de Amon Amarth. Gran combinación de canciones en el setlist, y un verdadero disfrute presenciar una batalla real de guerreros vikingos en el escenario. Salvo la hora, y un pequeño desajuste de sonido que sucedió hacia el final del show, en el que los últimos temas no se escuchan tan definidos, el servidor queda, como siempre, rendido a los pies de los reyes suecos del metal sobre vikingos.

Texto: Javier Sanz Fernández
Fotos: Reid Niskala

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