BIFFY CLYRO: NOTHING LASTS FOREVER, EXCEPT YOU AND ME

Sala Razzmatazz, Barcelona

Otra vez disfrutando de Biffy Clyro. Otra noche más escuchando en vivo la banda sonora de mis últimos años. Los Nirvana de la generación que no vivió el auge de Cobain en vida. Una legión que tiene en un pedestal a una banda que se hace querer. Un grupo que ya toca dejar volar, que expanda sus alas, básicamente porque fuera de nuestras fronteras son enormes. Aquí también (en formato sala) pero quizás nuestra habitual imbecilidad (me refiero al 21% de IVA) no deja que eso mismo ocurra en la península. Afortunados somos de haber visto a Simon Neil y los gemelos Johnston pasar por las tres salas del Razzmatazz, unos pocos los que les hemos visto telonear a todo el mundo (Muse, Bloc Party o Queens Of The Stone Age), pero al fin y al cabo todos pecamos de lo mismo: nuestro amor incondicional por un trío (quinteto encima de las tablas) que nos ha robado el alma (Many Of Horror), nos hace volvernos locos (The Captain) o coge nuestro latente corazón en un puño (God & Satan) y lo machaca contra el suelo (Black Chandelier). En definitiva, todos somos una familia. Así pues era necesario empezar el concierto, como todas las noches de esta reciente gira de invierno, con el clásico radiofórmula ‘We Are Family’ de Sister Sledge.

Biffy Clyro han hecho historia, ayer y cada día que pasa. Nosotros estuvimos ayer allí y siempre estaremos con ellos. Esto lo sabrán nuestros hijos porque nosotros, afortunadamente, lo sabemos y podemos contarlo. Todo eso sin rescatar ‘Saturday Superhouse’.

Un encore con tridente formado por ‘Opposite’, ‘Stingin Belle’ y que cierra el show con ‘Mountains’... ¿se puede pedir más?

Tras el espanto del alcoholismo de Ben Johnston casi los perdemos pero ahora han vuelto fortalecidos, maduros, con los hits de siempre engrandecidos, con nuevos sencillos a la altura... el siguiente paso, tal vez gira acústica (desgarradora ‘Machines’ con Simon solo), ¿o un disco triple como Green Day?

Ayer fue una noche precisa, una velada de aquellas que marca un antes y un después, para el grupo, para sus seguidores y para la historia de la música que tanto nos da y que, a veces, tanto nos quita.

A título personal me quedo con la entrevista que les hice el día de mi cumpleaños con motivo de la salida de ‘Puzzle’, mi disco de los Biffy (cada uno tiene el suyo) y que se alargó porque Simon estaba nostálgico por tantos meses en la carretera. El concierto este verano en el Ibiza Rocks también tuvo algo de especial. Ya han liderado Reading y Leeds.

Ahora todo irá a más, pero si de verdad los queremos (y eso está claro con dos sold out en España) los tendremos que dejar volar bien alto. No sé si alcanzarán cotas de altura como las de Foo Fighters en el Palacio de Deportes de Madrid, pero la próxima vez quien los acoja será un recinto más grande, siempre si lo permite los precios de las entradas.

Sobran palabras para definir lo que ocurrió ayer en la sala grande del Razzmatazz.

PD: Por cierto, no vimos a los Walking Papers de Duff McKagan pero sí pudimos saludar al gunner a la salida de su concierto.

Texto: Pau D. Peñalver

Foto (Madrid): Antonio Martín

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