ADIÓS, ADIÓS…
4 enero, 2011 8:33 pm Deja tus comentarios... clamaban Los Suaves en su último disco de estudio. Nos adueñamos del título para despedir un año horribilis para un país -el nuestro- que un montón de políticos mediocres y acojonados por las fuerzas fácticas, que son quienes realmente mandan, han puesto al borde del precipicio. El derroche y la falta de imaginación están arrastrando a millones de parados con todo lo que eso conlleva y cercenando viejos y nuevos proyectos que se quedaron dolorosamente en el camino. En el caso de los más jóvenes el “no future” es sangrante.
Pero siempre nos quedará la música, nuestro rock. Repasando las portadas de las revistas de este año que acaba llegamos a la conclusión de que jamás se dio una avalancha tan grande de nombres en ruta, regresos y concentraciones festivaleras. Grandes, medianos, pequeños se calzaron las botas de siete leguas y a tocar donde les llamaron. Claro que la “justicia” no fue para todos. Esa avalancha de grandes nombres, especialmente internacionales, tiene su otra cara de la moneda, con la falta de oportunidades para los nuestros, que a la crisis discográfica suman la indiferencia de la peña por sus directos.
Seguimos mirando hacia fuera y nos cuesta mover el trasero -aunque solo sea por curiosidad- para ser testigos del derroche de talento que están mostrando un montón de solistas y bandas de aquí y allá en los países hermanos de América para fraguar los que serán naturales recambios generacionales a los que hoy reinan. En esa lucha seguimos en este año de sonrisas y lágrimas en el que nos proclamamos campeones del mundo en lo futbolero y celebramos varias efemérides inolvidables.
30
Esos son los años que se cumplen este mes de Diciembre desde que aquel loco -cuidado con algunos fans- vació su pistola apagando la vida de uno de los más grandes creadores del pasado siglo. Sin Lennon muchas posturas y hechos que han significado la vocación rebelde y contestataria del rock no hubiesen sido posibles. Aquel rebelde con causa que se metía en la cama con Yoko (entre otras muchas manifestaciones) para intentar parar las guerras y denunciar a los dirigente hipócritas y corruptos es la figura que necesitaríamos también ahora para denunciar tantas injusticias. Gracias a él, lo que había sido una ingenua explosión juvenil de ritmos y bailes con el llamado rock & roll, se convirtió en la gran banda sonora del cambio social de los años venideros. Sus mensajes siguen vivos y el Rock con mayúsculas es una de las pocas tribunas libres para poder seguir denunciando ante tantos medios condicionados a la hora de informar.
40
Son los que Hendrix lleva muerto. Tampoco se entendería sin él la supervivencia de estos sonidos que a finales de los sesenta se vinieron a llamar progresivos cuando las canciones de poco más de tres minutos se bifurcaron por mil caminos sin límites para la imaginación. Y en eso tuvo que ver mucho este loco maravilloso del que sigue siendo una incógnita si no nos llegó de otro planeta para dejar un legado tan impresionante y pirarse con sólo 27 años, como su paisano Kurt Cobain casi cuarto de siglo más tarde. No solo no lo olvidamos sino que su llama alumbra más y más a pesar del mercantilismo de los últimos años, en los que se sigue rebuscando en los retales de una obra que, aunque corta, es cuaderno de bitácora para cualquier músico que se adentra en este loco mundo del rock.
50
Sería injusto -aunque no se prodigue mucho en este lado del roquerío por sus vaivenes al servicio del poder en los últimos tiempos- no hacer referencia a la despedida de nuestro héroe local Miguel Ríos tras cincuenta años en la brecha. Desde comienzos de los setenta, cuando deja atrás su etapa horteril de los sesenta, el granadino se esforzó por que nuestro rock tuviera un digno lugar en la cultura del país. Muchos de los que ahora le adulan lo crucificaban en aquella época, cuando aportaba obras tan memorables como ‘Al-Andalus’ o ‘La Huerta Atómica’ -que los de los 40 rebautizaron como “el pepino atómico” en su afán de demonizar el imparable cambio musical contra las listas manipuladas- y peleaba por que los de aquí tuvieran las mismas oportunidades que los de fuera. Miguel merece estar en la galería de los grandes y estas líneas son nuestro reconocimiento hacia su figura.
Adiós, 2010. Con vuestra fidelidad y reconocimiento seguro que resistiremos tras casi treinta años en la trinchera. Los que estéis pasándolo mal no olvidéis que tras la tormenta llega la calma, y muchas veces el arcos iris, tan evocado y unido a la historia de nuestro querido planeta rock.