PARADISE LOST: TRAGIC IDOL

9 abril, 2012 5:15 pm Publicado por  1 Comentario

Century Media

8/10

La honestidad es una cualidad que escasea hoy en día y no entiende de modas ni cifras de ventas. Por eso en cuanto asoma un vestigio de la misma debemos apresurarnos a encerrarla en una urna y conservarla como reliquia de tiempos remotos. Con esa pasmosa facilidad para cambiar de tercio de disco a disco, los padres del llamado ‘gothic metal’ vuelven por sus fueros más puramente doom, concretamente a su época gloriosa del ‘Icon’ o ‘Draconian Times’, auténticas piedras angulares del metal contemporáneo y punto de partida para que miles de bandas se reflejaran y trataran de imitarles hasta la saciedad.

Rechazando imitaciones, al igual que en los anuncios televisivos, los de Halifax siguen conservando ese toque único para crear atmosferas envolventes no por ello carentes de fuerza. “Solitary One” marca de entrada las férreas directrices a seguir, esto es, ritmos pesados junto a un Nick Holmes al que hacía años que no escuchábamos cantar con tanta garra alternando con intervalos eclesiásticos dignos de elevarse hasta el Altísimo mientras se dibujan sutiles melodías de teclado de fondo. Reincidiendo en esa línea, “Crucify” sobresale por el espectacular trabajo de Greg Mackintosh a la guitarra, una de las claves a lo largo del álbum y que proporciona momentos verdaderamente inspirados. Y si a alguien lo que de verdad le pone son las meditaciones metafísicas, ahí tenemos “Honesty In Death”, que reflexiona sobre el poder igualatorio de la muerte, un tema tan viejo como las célebres ‘Coplas por la muerte de su padre’ de Manrique. Que nadie espere aquí historietas de final feliz o lectura ligera para leer en el excusado.

No deberían tampoco caer en saco roto las tralleras “In This We Dwell” o “Theories From Another World”, donde dan rienda suelta a la faceta más melancólica mediante enérgicos riffs que no hacen sino engrandecer el conjunto. Y mención aparte merece la edición limitada por “Never Take Me Alive”, la versión de los Spear of Destiny del ex Theatre of Hate Kirk Brandon, un genio que nunca está de más reivindicar.

Y vayamos a lo esencial: ¿está a la altura de las obras anteriormente mencionadas? Pues eso ya dependerá de las tragaderas doom de cada uno, porque se trata de un plástico denso, que necesita varios repasos y que no agradará por igual a todos los oyentes, por lo que sería todavía prematuro afirmar si entra con letras de oro en la trayectoria de los británicos o pasa a formar parte del catálogo de los ‘olvidables’. Un ejercicio de integridad artística que debería preservarse como especie en peligro de extinción.

Alfredo Villaescusa

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