NIOBETH:The Shining Harmony Of Universe

NIOBETH
The Shining Harmony Of Universe
(Molusco Discos)
(6.5/10)

Según la mitología griega, Níobe era la esposa del rey de Tebas, Anfión, pero cometió la “hibris” de vanagloriarse de su numerosa prole (14 churumbeles en total) ante Leto, la madre de los dioses Artemisa y Apolo, y burlarse de ella ya que la pobre solo tenía dos niños. El precio que tuvo que pagar por su desmesura fue bastante alto (cualquiera se burla de unos dioses): la muerte de toda su familia menos ella.

Ignoro si esta banda albaceteña tomó su nombre de este personaje mitológico pero desde luego, la propuesta musical de su disco de debút peca por ampulosa, con un barroquismo tan exagerado como fallido. Claramente influenciados tanto por bandas como Nightwish o Edenbridge y su metal sinfónico y pomposo como por la música clásica (colabora el coro “El Orfeón de la Mancha” y hacen una versión de “La Aria de la Reina de la Noche” de la opera de Mozart, “la Flauta Mágica) y el folk (colaboran varios músicos que manejan instrumentos tradicionales como la flauta, el píccolo y la ocarina incluyendo al teclista de la banda, Santi Tejedor, que toca también el violín y la gaita), intentan crear un disco con pasajes sonoros unas veces ambientales y oníricos y otras veces épicos.

Añadir a todo esto elementos del rock sinfónico de los años setenta y veréis que para ser su disco de debut, la joven banda intenta abarcar lo más posible y como dice el dicho, el que mucho abarca...
Siendo una banda joven, creo que el proyecto resultó ser demasiado ambicioso para sus posibilidades y no me refiero precisamente a sus capacidades técnicas, porque aquí se muestran de sobra preparados para llevar a cabo cualquier pieza musical complicada que se ponga por delante.

La vocalista Itea Benedicto posee una impresionante voz de soprano aunque a veces no sabe cómo controlar su chorro de voz, el guitarrista Jesús Diez y Santi Tejedor saben cómo sacar tajada de sus respectivos instrumentos y el batería Alberto Trigueros no muestra piedad para su kit. Sin embargo, sus intentos fallan a la hora de crear melodías memorables y temas que pueden llegar al alma del oyente.

Igual que bandas como Yes o Genesis, la banda cree que cuanto más enrevesados y suntuosos son los arreglos, más majestuoso y admirable será el resultado, pero todavía carecen de la experiencia que les podría dictar que a veces menos es más. Estamos hablando de un disco de 70 minutos, difíciles de digerir, que rebosa de arreglos complicados y ambientes majestuosos, pero tal y como decía un tal Shakespeare, mucho ruido y pocas nueces. Una lástima porque como decía antes estamos ante cuatro músicos, con estudios musicales y que rebosan de talento, pero que no saben cómo canalizarlo para hacer música con “chicha”.  Seguro que con el paso del tiempo sabrán cómo no meterse en meandros musicales que no llevan a ninguna parte y hacer en su lugar música concisa y libre de florituras innecesarias.   

YORGOS GOUMAS