Crítica de The Rolling Stones: Blue And Lonesome
2 diciembre, 2016 2:10 am 3 ComentariosBueno, bueno, bueno… well, well, well! – que diría Rod Stewart en cualquiera de sus conciertos- ya tenemos aquí, por fin, el esperado y anunciado disco de blues de los Stones.
La historia de este disco, por si alguien aún no la conoce, la expongo someramente; el grupo se reúne para empezar los ensayos de una de sus últimas giras y trabajar algunas ideas para un próximo disco de nuevas canciones que se anuncia para la próxima primavera. Como según parece es muy habitual en los ensayos de los Stones, para desengrasar la máquina, para calentar, empiezan tocando viejos temas de blues que les sirven para ponerse, como decía Anita Pallenberg, en buena longitud de onda psíquica. Y a medida que tocan un blues, y otro blues, y otro blues… a la media hora descubren que además de estar pasándoselo de maravilla, es que están haciendo unas versiones con una calidad y un feeling que ellos mismos se asombran, - la magia única del blues- y entonces… según algunas versiones, se le ocurre a Ronnie Wood, según otras versiones a Keith Richards, lanzar la siguiente pregunta: “joder, y si esto nos está saliendo tan bien ¿por qué no lo grabamos y sacamos un disco?” y ahí se origina la génesis de ‘Blue And Lonesome’.
Antes de entrar en el análisis pormenorizado de cada una de las piezas que componen el puzzle, señalar algunas características fundamentales de este disco que me parece que son las más relevantes a la hora de daros una visión de conjunto acerca de cómo es ‘Blue And Lonesome’. La primera de ellas, es que a pesar de que aseguran que este disco se ha grabado a base de primeras tomas, casi en directo y en poco más de 72 horas, lo cierto es que si lo analizamos desde la producción, este disco lleva mucho trabajo de producción y de concepto musical detrás, lo cual se nota y se agradece.
¿Por qué? Pues porque para el stoniano de corazón, para el fan de la banda, a lo largo de la escucha de este disco, recorres en muchos temas la propia historia de los Stones; a través de las diferentes interpretaciones y ropajes sonoros con los que visten cada versión, hay guiños a diferentes pasajes musicales de su historia perfectamente reconocibles para el seguidor de los Stones que conoce su discografía, y se aprecia un esfuerzo por parte del grupo de dotar a cada versión de una personalidad propia, de manera que ‘Blue And Lonesome’ no sea simplemente un homenaje de los Rolling Stones a sus raíces blueseras, sino que también sirva para ver como se enfrenta el grupo al reto de volver al estudio, de volver a hacer los deberes. En este sentido, aún siendo un álbum basado en un estilo muy concreto y determinado, hay una variedad de matices, detalles e ideas que muestran que los Stones, creativamente hablando, ni se acomodan en una visión del blues meramente autocomplaciente y/o vagamente nostálgica de su juventud ni se conforman con capturar la magia y la inspiración de la diosa mojo en unos ensayos y soltarlos como si fueran un disco de outtakes.
La segunda, que este disco tiene dos protagonistas principales: Mick Jagger y Charlie Watts. En el caso del primero, porque tal y como viene demostrando en las últimas giras, se encuentra en un estado de forma a todos los niveles que no deja por lo menos de asombrar por cuanto estamos hablando de un cantante que el próximo verano cumplirá 74 años. Domina todos los registros vocales, trabaja su voz a la perfección y en todos los temas está, sencillamente, impecable. Al margen de que en la práctica totalidad de las canciones, su armónica reviste a cada versión del carácter puramente stoniano que ya desde 1963 impregna toda aproximación al blues por parte de los Rolling Stones.
Sobre Charlie Watts, ¿qué decir? El metrónomo de la banda. Ese batería preciso, eficaz, que parece un témpano de hielo pero que es el verdadero corazón de la banda en directo desde su kit de batería, y que en este disco, se ha ocupado que sea justamente desde la batería desde donde se aporten muchos de los matices sonoros que hacen de este trabajo un disco muy especial. En pocos discos de los Stones he apreciado un tratamiento tan trabajado de la batería como en este ‘Blue And Lonesome’.
Vamos tema a tema:
JUST YOUR FOOL
Es una muy buena introducción al disco. Un blues de Little Walter –este es el bluesman más homenajeado en este álbum- convertido en un medio tiempo muy típico de los Stones, con un barniz rockero que lo hace idóneo para los directos. Apostaría a que lo incluyen en el set-list de la próxima gira.
COMMIT A CRIME
Aquí nos vamos a un blues más tradicional, más standard. Esta es una de las versiones en las que como decía antes, llama más la atención como las escobillas de la batería de Charlie le proporcionan a la versión un aire jazzístico fabuloso. Aquí los Stones optan por grabar con mucho eco, y el final del tema inevitablemente os traerá a la cabeza aquella sonoridad tan especial del ‘Aftermath’ y de aquel blues experimental de 11 minutos, algo revolucionario para la época, llamado “Goin´Home”.
BLUE AND LONESOME
¡Los Stones hacendo “wall of sound”! ¡Sí, podéis creerlo, como si estuviéramos en el Londres de 1965! El magistral tratamiento de los ecos, la reverb y la voz de Mick Jagger hacen de esta canción una verdadera delicatessen sonora. Formidable solo de guitarra y una emocionante armónica que hace de esta versión una de las mejores del álbum.
ALL OF YOUR LOVE
Esta es una de las canciones que nos muestran al Mick Jagger más fuerte vocalmente, gritando, tirando hacia arriba y cantando con ese desgarro del “You Gotta Move” del ‘Sticky Fingers’ de 1971. Recuerda por como la han montado, a aquel injustamente olvdado pero sensacional blues del ‘Emotional Rescue’, “Down In The Hole”, aunque cuando escuchéis el piano de la parte intermedia os vendrá a la mente de inmediato el “Melody” del ‘Black And Blue’. Alucinante el desarrollo casi psicodélico de la parte final del tema y una vez más, la armónica de Mick Jagger.
I GOTTA GO
De nuevo, la armónica recubre a todo este tema de una grandeza musical fantástica, y su suave entrada no es sino el preludio a la descarga de toda la banda, con los potenciómetros a tope y recargando las guitarras como si en 1968 estuviéramos, para meterse en un blues a ritmo de rock´n´roll que estoy seguro que cuando lo escuchéis, sentiréis que esa esencia, ese estilo que tenían los Stones con Brian Jones, está presente en esta versión. De nuevo Charlie imprime su personalidad a un sonido de batería que marca todo el tema y que a muchos seguro que os recordará a su versión de los 60 de “I Just Wanna Make Love To You”.
EVERYBODY KNOWS ABOUT YOUR GOOD THING
Este es un blues lento, muy trad, con la cadencia clásica del blues de los maestros de los Stones. Aquí es donde se luce más Keith Richards, donde su guitarra cobra más protagonismo y en donde deja su huella más personal. Sin menoscabo, una vez más, de Charlie y su toque de batería tan preciso y sugerente en este tema, son otro aspecto a destacar.
RID’EM ON DOWN
Blues-rock muy clásico, muy de los Stones contemporáneos y en los que de nuevo Keith Richards y Ron Wood dominan el escenario de la canción. Según lo escuchaba, me recordaba mucho a “Black Limousine”.
HATE TO SEE YOU GO
Esta versión, muy standard y que quizá es la menos trabajada, puede ser la menos atractiva del disco. Por supuesto, no es una mala versión, son los Stones haciendo blues y Mick regalándonos una armónica maravillosa, pero es quizá la que más pierde en comparación con las demás. De lejos, es la versión menos trabajada.
HOO DOO BLUES
Un blues viejo, rancio, añejo, que huele a bourbon de barrica y a campos de algodón. Es otro de los temas en los que Mick Jagger despliega un mayor abanico de recursos vocales; va desde los graves de Howlin´Wolf al Mick Jagger veinteañero de grabaciones de la BBC en blanco y negro de comienzos de los 60.
LITTLE RAIN
Otro blues lento y rescatado de la arqueología de la historia de la música popular, que es a mi juicio de los mejores del disco. Comienza con unas guitarras oscuras, densas, y la voz de un Jagger que parece traído directamente de Piccadilly Circus en el verano de 1969 -¡es que parece, creedme, “Cocksucker Blues”! – hasta que entran suaves, sugerentes, casi acariciándonos, las escobillas de la batería de Charlie. Y cuando Mick ataca con la armónica, si eres amante del blues, te estremeces irremisiblemente. Su atmósfera sonora es como un cruce entre el “Thru And Thru” del ‘Voodoo Lounge’ y el “Thief In The Night” del ‘Bridges To Babylon’.
JUST LIKE I TREAT YOU
Un blues ejecutado a ritmo de rock´n´roll divertido, desenfadado, de sábado por la noche, cubatas y chico/chica al que hace tiempo perseguías y que va a caer en tu cama esa noche. Me recuerda mucho a aquel “Mean Disposition” del ‘Voodoo Lounge’ en el que Keith y Ronnie, grandiosos, son apoyados por un piano que si no supiera que está muerto, juraría que tocaría el mismísimo Ian Stewart. Ahora que le menciono, joder… si el querido y entrañable “Stu”, la eterna conciencia crítica de los Stones, pudiera escucharles desde donde esté, - miembro fundador de los Stones, fallecido en 1985- estoy seguro que les diría: “Vamos, mierdecitas ¡ahora lo estáis haciendo bien!”
I CAN´T QUIT YOU BABY
Un blues lento, arrastrado, “sticky”, es decir, pegajoso, que guarda gran conexión con la misma versión que grabaron de este clásico Led Zeppelin en 1968-69. Y, dejénme decirlo, señoras y señores, aquí es donde Mick Jagger, canta, grita, aulla, desgarra y se deja la piel como se la dejaba cuarenta años antes el mismísimo Robert Plant. Es la lección más magistral de Mick Jagger como cantante de rock y de blues en muchísimos años, demostrando casi hasta con chulería, como es un cantante de blues, de puro blues al que nadie puede poner en duda su valía, su calidad y sobre todo, su fuerza y su sentimiento.
CONCLUSIONES:
‘Blue And Lonesome’ puede o debe verse desde dos puntos de vista. Primero, para el fan de los Stones, para el stoniano de corazón, este disco es un regalo de un enorme valor. Por encima de los despistes y/o coqueteos que los Stones puedan haber tenido con otras músicas más alejadas del gusto del stoniano clásico, este trabajo es el manjar que ese fan casi había perdido la esperanza de saborear algún dia. De hecho, si hay algo que define este disco, es que no es en absoluto comercial, entendido esto como producto musical destinado a competir en los hit-parades con Rihanna o Justin Bieber. No, los Stones –que a su edad, obviamente, y siendo quienes son, pueden hacer lo que quieran sin más explicaciones- obviamente no se plantean entrar en una guerra sobre la cual están muy por encima. Son los Stones, y obviamente, se reconocen en su espejo y en su historia. Y ello nos lo ofrecen en este disco.
Para quien no sea seguidor de los Rolling Stones, y simplemente, tenga interés en acercarse a este disco como objeto de curiosidad: Es el tributo de una banda de rock grande, con más de medio siglo de discos, giras, encarcelamientos, divorcios, enfrentamientos irreconciliables, reconciliaciones emocionantes, historias de sexo, rock, blues, drogas, tragos de bourbon, amaneceres en camas calientes junto a mujeres maravillosas o a chicos de locura, cafés calientes reconfortantes, noches de locura y sentimientos con gran capacidad de abrigar y dar calor a corazones fríos. Un tributo de admiración, con simpatía y desenfado, a sus padres. A sus orígenes. A su madre, que es nuestra madre, a la madre de todas las músicas, que es el blues. Nada más y nada menos.
Los Stones, siempre los Stones.
Mariano Muniesa
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3 comentarios
11 años para sacar un disco de versiones 🙂 ojo, como están las cabezas ya...