Crítica de Stryper: Fallen

Frontiers Records
8/10

Más que inspirado está el vocalista Michael Sweet, que en poco más de un año ha editado un disco en solitario, su proyecto junto a George Lynch y ahora nos brinda este nuevo álbum de Stryper, el undécimo ya de la banda (bueno, realmente sería el noveno si no contamos el disco de regrabaciones ni el de versiones), en el que continúan por la senda cómoda cogida con su anterior ‘No More Hell To Pay’, de 2013. Buena prueba de ello son los dos temazos que abren el LP: “Yahweh”, que viene respaldado por un sugerente coro eclesiástico haciendo honor al título del disco, y el corte homónimo, el hardrockero y melodioso “Fallen”.

Sweet sigue dejándose la garganta y cantando en altos registros sin problemas, por lo que no entiendo la sugerencia que llegó a hacer hace unos meses en sus redes sociales donde comentaba que igual metía un segundo vocal de apoyo, tal y como acaba de hacer Gamma Ray. De momento, su garganta aguanta y muy bien. Tanto las siguientes, el actual single “Pride” como “Big Screen Lies”, demuestran que la banda continúa viviendo una segunda juventud, tal y como le ocurre a otros coetáneos como Europe. Buenas armonías y sobre todo unos solos muy cuidados y los característicos coros marca de la casa. En “Heaven” tenemos otro magnífico corte, donde es destacable el riff principal del mismo, con incluso algún eco al clásico “To Hell With The Devil”. “All Over Again” es la balada del disco, muy típica, muy ochentera, cumpliendo su función sin ser tampoco un baladón. Ya demostró la banda su buen hacer con las versiones en ‘The Covering’ hace algunos años, y si en ese disco tributaron a los Black Sabbath de la etapa Dio con ese magnífico “Heaven And Hell”, aquí hacen lo propio con la era de Ozzy Osbourne y un menos reconocido “After Forever”, de la tercera obra de los británicos. Buena adaptación, llevada sabiamente a su terreno.

“Till I Get What I Need” sorprende por su contundencia con un Robert Sweet saliéndose a la batería, y destaca su rapidez y brevedad (dos minutos y medio), siendo de los temas que más frescura desprende de un disco en el que no se le da mucha rienda suelta al riesgo (musicalmente hablando, claro). “Let There Be Light” continúa con los patrones clásicos de la banda, estribillo contundente, coros ampulosos y una letra en la línea tópica del combo. Cierra este buen trabajo “The Calling”, otra composición muy destacable que afianza el alto nivel de la banda en la actualidad, y “King Of Kings”, donde haciendo honor al título, para qué vamos a negarlos: Stryper todavía son reyes del hard rock. En definitiva, nada nuevo bajo el sol, patrones muy similares a los de otros álbumes de la banda, pero desde luego, no se puede decir que el grupo esté “caído”, sino todo lo contrario, la inspiración compositivamente aún les acompaña. Que el Señor los tenga en su gloria mucho tiempo, que para algo le hacen la pelota disco a disco.

Andrés Brotons

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