Crítica de Pulso: Sálvese quien pueda

Sacramento Records
8/10

Algo así necesitaba que llegara a mis manos. Esta banda sevillana con muchas tablas de sus componentes a sus espaldas, en bandas como K.D.R., Boccors, Wild Chain, Evassion, Ataraxia y Sobran Causas; nos presenta un CD con cinco temas que espero que sea la antesala de un redondo completo.

El primer síntoma que encuentro de que van por el buen camino es mi desconcierto a la primera escucha (eso en mí, normalmente es buena señal) porque no sé a qué suenan. Tras un par de repasos más, me vienen a la cabeza los británicos Liberty 37 y Kill II This, o los yankees The Stepkings. En lo español, también encuentro reminiscencias de los desaparecidos Grass o los también madrileños Coilbox, antes de que definitivamente aparezca como un flash el nombre de los norteamericanos Helmet, aunque con un par de salvedades: Pulso, en mi opinión, son mejores músicos y me siguen refrescando el panorama, cosa que los neoyorkinos hace tiempo que no consiguen.

El tema más largo no llega a los 4:30, cosa que se agradece, y el trabajo se abre con la que en mi humildísima opinión es la mejor canción, titulada “Colateral”.  Riff de guitarra contundente y pegadizo, y un bajo que es sencillamente espectacular, que eleva y envuelve el trabajo de las guitarras de Ernesto Cruz. Los fraseados de Ernesto sustituyendo al riff propio del tema también son dignos de destacar, y Hanson Chavarro a la batería le da la contundencia necesaria y el tempo correcto a cada momento. Tema perfecto para mover la cabeza en directo y que se hace muy corto.

En el segundo arreón, “La familia”, el pasaje después del punteo quizás te recuerde a los Queensrÿche del ‘Operation’. La voz cobra más protagonismo, llevando el peso de la melodía, aunque esa unidad existente entre Ernesto y Johny Sobrino al bajo, no limitándose éste último a marcar el ritmo, es la tónica de todo el trabajo.

“Sálvese quien pueda”, que da título al disco, es la más heavy metalera, muy machacona con un arpegio de guitarra al comienzo para que, de repente, se corte al entrar el riff de forma contundente. Hay que destacar la labor de J.C. Bocanegra en este tema por las complicadas tesituras vocales que contiene. El punteo de bajo más adelante de la mitad del tema es otra de esas extrañezas que te puedes encontrar sin esperártelo, evitando así la monotonía en un momento dado.

Llega el cuarto corte del disco, titulado “Todos muertos”. Al menos a mí, la sensación creada en la melodía me resulta ciertamente hipócrita, constituyéndose en un logro total si prestamos atención a la letra que la acompaña creando una atmósfera redonda. En esta ocasión, es la guitarra de Ernesto quién lleva el peso del tema, dándole forma desde el comienzo hasta el último segundo.

Para el final han dejado la instrumental “Crazy Family”, que curiosamente es la de más duración. Se trata de una combinación de electrónica y breves trozos de los temas que componen el disco. Debo reconocer que la primera vez que me topé con ella me trajo malos recuerdos de aquel “My World” de Guns N’ Roses, pero me parece apreciar que, aún sin ser una composición de mi inmediato agrado, enlaza con la dinámica conjunta del CD y está hecha con una base y un sentido, resultando al final hasta pegadiza. Hay que reseñar que el redondo no tiene intro, algo para celebrar, pero me temo que para sus conciertos emplearán “Crazy family” en su lugar. En fin, no podían ser perfectos...

Jesús M. G. Barba

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