Crítica de Junkher: Blood & Toil

1 diciembre, 2016 2:34 pm Publicado por  1 Comentario

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9/10

Válgame Dios, colosal es la propuesta y el álbum debut de los madrileños Junkher. Resulta una auténtica gozada tener en nuestro país una banda de las características, el buen hacer y la personalidad de estos cuatro tipos de Parla. Ya era hora de que existiera en nuestra tierra un grupo como ellos. Sencillamente impresionantes, no digo más…

Si te gusta el hard rock clásico con aire añejo, rebosante de sentimiento y de profunda voz rasgada, este es tu disco, y Junkher, tu banda. Rock n roll y heavy metal son los aromas a los que huele este fantástico disco titulado 'Blood & Toil'. Junkher se muestran con descaro como unos auténticos maestros en la conjugación de estilos, que pueden variar desde los más ásperos Cinderella, pasando por la juerga y el gamberrismo de Britny Fox, para alcanzar cotas eléctricas más propias de AC/DC e incluso atreviéndose a adoptar la elegancia de Whitesnake o la melodía de los mejores Bon Jovi. Da gusto encontrarse bandas jóvenes, rebosantes de originalidad, buenas ideas y, por supuesto, muchísimo talento.

El álbum se abre lento y sinuoso mediante “Come On”, el cruce perfecto entre la elegancia musical de Whitesnake y el hosco poderío vocal de Tom Keifer. ¿Es posible sonar a Cinderella y a Whitesnake al mismo tiempo? Junkher lo ha conseguido. Pero agárrense porque hay más. “Livin’ On My Feet” comienza con unas voces a coro recordando a Queen para terminar rompiendo por medio de unas optimistas y rocanroleras guitarras de aire buen rollista que, en conjunto, pueden sonar a Twisted Sister. Momento perfecto para que irrumpa la grandiosa y versátil voz de Rob Junkher, que conjuga a la perfección poderío vocal y la más llamativa y elegante rasposidad.

“Rock Me, Baby” es la pura confluencia del rock n roll más clásico con la electrificante pátina de AC/DC, un tema donde las líneas vocales oscilan al antojo de su afortunado propietario. Es algo que es mejor escuchar. “Party”, como no podía ser de otro modo, suena movida, vitalista, y tiene a nivel vocal es mucho más melódica que las precedentes. El tema incluye unas guitarras tan pegadizas y un estribillo tan contagioso que difícilmente transcurrirá tu día sin recordar dicha pieza.

En “Great Liar” retorna el mejor “hard n roll” de los setenta con un ritmo y un flow propio de los mejores del género. En la misma onda, “Way Down In Hell” y “Desire” contienen ese tipo de riffs sencillos y efectivos propios de otra época. En contraste, “It’s Enough”, de tratamiento más moderno y machacón, es la más heavy del disco sin dejar de moverse en terrenos del hard rock clásico más acelerado. Sensacional.

Finalmente, “Want No Fighting” cierra un disco soberbio, impresionante de principio  a fin y absolutamente sorprendente para todos aquellos que disfrutamos de este tipo de música. La única manera de apoyar y reforzar a bandas como esta que siguen en activo es comprando sus discos y acudiendo a sus conciertos. Sería una pena truncar el talento de estos cuatro músicos por falta de soporte. Su sangre y esfuerzo les ha costado. Unos grandes a los que les seguiremos la pista muy muy de cerca.

David Esteban

Redacción
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