“Antes quemado que apagado” y “L.A.”

Impostores

Autoeditado (2020)

Por: Alfredo Villaescusa

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La mítica frase de que “el que tuvo, retuvo” se suele cumplir con una fidelidad pasmosa en el campo artístico. Eso es algo que nos queda más claro que nunca con esta nueva reencarnación de los que antes eran conocidos como Güs y Los Impostores. Si un álbum de calidad rebosante como ‘Mi última canción’ debería ser por sí solo motivo suficiente para seguir la trayectoria futura de cualquiera de sus integrantes, no menos prometedores se antojan los primeros avances que nos presentan de una nueva etapa. Pelillos a la mar, sí, pero únicamente los que no nos interesen. Conservemos lo bueno en frascos de formol si hace falta.

De primeras, tenemos todo un himno de superación del calibre de “Antes quemado que apagado”, con una letra basada en un seguidor del grupo tan ejemplar como el ciclista paralímpico Gonzalo García Abella. De hecho, se le puede incluso ver en el vídeo del tema, disponible a continuación:

Dicha pieza constituye un enérgico anticipo de otra remesa de canciones que verá la luz a lo largo de este 2021 y que, si sigue esta senda, cosechará todos los elogios posibles. “Es una canción para los que no se rinden nunca”, declaran sus creadores para presentar una pieza que no deja indiferente con su marcado pulso rockero, estrofas que casi son para llevar tatuadas y un sorprendente violín que otorga la guinda necesaria a un pastel artesano como pocos. Pónganse la servilleta en el cuello y prepárense para un festín de sabores inauditos con personalidad forjada a hierro.

Por otra parte, salta también a la palestra “L.A.”, otro soberbio corte de aire inequívocamente americano que también podría recordar a cantautores patrios como Quique González en su faceta más salvaje. El violín vuelve a copar un protagonismo indisimulado, pues no suele ser nada habitual escuchar dicho elemento en composiciones herederas de Neil Young, Ryan Adams o incluso La Frontera, si nos da por mirar cerca. Un auténtico chute de adrenalina para comenzar la jornada, para los momentos de bajón o si simplemente apetece encontrarse con algo con lo que te deberían temblar hasta las canillas. Perdámonos en  L.A. Pero ya. Estamos tardando.

Dos magistrales anticipos que obligan a cualquier seguidor de la música en general a andar al loro para no perderse algo grande de verdad. Los mimbres adquiridos a lo largo de una carrera no se difuminan en absoluto, sino que se consolidan y van ganando una rotundidad que con el tiempo arrasará todo con la misma fuerza que un vendaval. Que no nos pille de improvisto una tormenta eléctrica de tal magnitud.

Alfredo Villaescusa
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