FIRMA INVITADA: MONTERO GLEZ

12 noviembre, 2010 4:48 pm Publicado por  – Deja tus comentarios

El gran escritor e icono de la cultura urbana más corrosiva y ensalzada por crítica y colegas, Roberto Montero González (Montero Glez) escribe en nuestra web unas emotivas líneas sobre el rollo que marcó en lo musical su forma de plasmar su fascinante literatura en novelas como, "Sed de Champán", "Cuando la noche obliga", "Manteca colorá". Un honor tenerle entre nuestros "contribuyentes" en defensa de la auténtica movida que cambió desde las barricadas el auténtico cambio político y cultural desde Madrid, ciudad donde nació.

Con motivo del lanzamiento de su nuevo libr0 "Pistola y cuchillo", un ensayo sobre la vida del gran Camarón de la Isla, volvemos a insertar este comentario que nos dejó para nuestra web el mismo día que Mariskal Romero le entrevistaba en nuestra radio.

ON THE ROCKS.

Mientras los hijos de la Gran Bretaña berreaban con la boca llena de cadáveres el “No hay futuro”, en España vomitábamos el pasado revuelto con tropezones y carreras. De eso no hace tanto, fue el otro día, como aquel que dice, al poco de morir Franco cuando la gente salió a la calle a celebrar su propia derrota. Baste recordar que el Caudillo, así le llamaban, murió en la cama. Según apuntaba el parte médico: heces sangrientas en forma de melena. Mirándolo por el lado poético, ni un Pacumbral hubiese conseguido tanta plástica. Pero no me quiero despistar, no vengo aquí a hablar de literatura, ni de política sino de música. De una música amasada en aquella época con levadura hebrea, gitana y morisca y que fue llevada al horno del rythm&blues por obra y gracia del grupo Veneno.

El grupo de marras lo formaban los hermanos Amador y un payo catalán de nombre Kiko, un pájaro inquieto y cantor que tuvo que viajar a los Estados Unidos para descubrir el flamenco. Así lo cuenta él mismo, cuando confesó que allí veneraban a un tal Diego del Gastor, guitarrista afincado en Morón y cuyas falsetas tenían una caída sentimental cercana al blues. Y así quiso la Historia que el Kiko se plantara en Sevilla donde se juntó con los hermanos Amador, unos gitanicos que venían de hacerse leguas tocando la guitarra con la familia Montoya. Y para celebrar el encuentro se pusieron a fumar como jipos y a tocar al Hendrix y a la Janis.

Luego vino la parte contratada de la parte contratante, o sea la producción, que corrió a cargo de Ricardo Pachón, introductor del L.S.D y también del marxismo en el estudio de grabación. Ricardo consiguió en su tiempo que un palmero cobrase lo mismo que la primera figura. Y luego vino la portada, un placote de polen rubio con el nombre del grupo grabado a fuego. Veneno: La cubierta de Santiago Monforte se censuró, cambiándola por una aún más explícita. Cosas que pasaban entonces y que hoy ya no cuelan. Pero no vine aquí a decir que cualquier tiempo pasado fue mejor sino todo lo contrario.

Por lo pronto, música grabada hace años pero convertida en memoria viva del tiempo presente y del que aún está por venir, me explico, pues si bien en este disco andan los versos surrealistas del Kiko adobados con guitarras de palo al estilo Hendrix y todo eso junto a la rebeldía punk mezclada con los blues de Muddy Waters y la psicodelia Pink Floyd, sobre todo lo demás está la semilla de esos grupos que aún no se han formado y que tendrán que mamar del citado disco como pezón saliente del flamenco moderno.

Y estas cosas y este disco vienen a cuento del recuerdo, pues la primera vez que escuché al grupo Veneno fue una tarde en la radio, cuando yo era un micurria. Fue en uno de esos programas que tenía Vicente Romero, el Mariskal. Quedé deslumbrado por tanta pureza que puedo poner que aquel disco y aquel programa me cambiaron la vida. Ahora, años después de todo aquello y por esas cosas de la vida y de la Internet, me hizo entrevista el mismísimo Mariskal Romero. Y he vuelto a ser aquel micurria que se subía a la silla para alcanzar el transistor donde, cada tarde, aparecía la voz del Mariskal a una velocidad que desempedraba las calles, levantando adoquines y consignas tales como: Amaos los unos sobre las otras, o ¡Viva el rollo! y cosas así.

Ya puestos, he de confesar que nunca en mi puta vida me he sentido tan a gusto en una entrevista para la radio. Me suelen despachar rápido en cuanto empiezo a despotricar contra el monopolio burgués. Pero a lo que iba, que me ha molado salir en “chou” del Mariskal Romero, aquel pincha de la radio que revolucionó las ondas en los setenta y convirtió en vinilo a muchos de los grupos de entonces. Y consiguió que micurrias como un servidor conocieran al grupo Veneno, y que se interesasen por la otra cara de la verdad, pues sólo en la mentira reside la verdadera literatura.

Montero Glez, Diciembre del 2009.

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