Entrevista a Arco: "Por primera vez he dado color a mis canciones"

¿Qué ha hecho Antonio Arco en este año desde que se anunció el fin de gira de El Puchero del Hortelano?

"Una mitad del año me la pasé, prácticamente, girando con El Puchero; disfruté de esa enorme despedida que nos brindaron todos nuestros seguidores. Tras un mes de desconexión total, la otra mitad del año me la pasé preparando y grabando todo este disco. Desde entonces, todo ha sido una vorágine de eventos".

Todo ha sido muy rápido...

"Sí. Ten en cuenta que yo siempre estoy haciendo canciones. No es una cosa que yo haya dicho “voy a sacar a un disco y voy a hacer unas canciones”. Por mi forma de entender la vida y de expresarme desde que tenía 9 o 10 años, no he dejado nunca de hacer canciones. Por tanto, el tiempo extra que he empleado para este disco, ha sido para buscar músicos con los que me podría entender, para vernos un par de tardes, y para entrar directamente al estudio. Por tanto, este disco ni está preparado de antemano, ni tiene una labor muy extensa. Hemos intentado basarnos en esa fuerza que te da la improvisación en el estudio, con sus respectivos arreglos. En ese aspecto es un disco bastante desnudo, sin estructuras enrevesadas. Hemos aplicado la clave de "menos es más".

¿En qué ha cambiado Antonio Arco desde El Puchero hasta 'Uno'?

"Yo soy el mismo. Lo que pasa es que en El Puchero, aunque yo componía los temas, la mayoría pasaban un filtro. Si a todos nos molaba, y si había un consenso amplío, pasaba. Aquí he sido el capitán de mi barco. Si bien he estado muy receptivo con los músicos (ya que esta es mi forma de ser) ha habido varias ocasiones en el estudio en las que estaba grabando y el técnico me decía: “Arco esto por aquí no va”. Entonces, mi amigo Mario, que se llevó toda la grabación conmigo, apuntaba: “Arco, a mí no me mola”. A ambos, les decía: “Pues a mí sí me mola”, e iba para adelante. Esa libertad ha sido el cambio más evidente. Por primera vez, he dado color a las canciones. En mayor o menor medida, estoy bastante contento pero tal y como yo las concibo. Mis canciones nacen en mi cabeza, y ahora están como en el momento en el que las creé".

¿Necesitabas empezar de cero para lograr esa libertad?

"Sí. Llevo muchos años trabajando en banda y creo que ha llegado el momento de trabajar solo. Empezar en solitario no fue la razón del cese de El Puchero del Hortelano. Las cosas pasan porque sí y, en este momento, yo me vi con un montón de canciones que me gustaban, en las que confiaba, y que quería grabarlas. Un proyecto en el que la responsabilidad, la cara, lo bueno y lo malo de esto, recayera sobre mí.  Así fue como nació Arco".

¿Por qué 'Uno'?

"'Uno' es porque empiezo en solitario. Era un nombre que me convencía; tampoco le di muchas vueltas. Por un lado, uno es un punto de partida, después del cero siempre está el uno. Yo partir de cero no partía, partía de uno".

¿Cómo surgió la colaboración con Laprisamata para la portada?

"Laprisamata es un artista al que admiro y quiero mucho desde que lo conozco. Hace un par de años o tres que le sigo. Le propuse hacer la portada, él me presentó varias. Finalmente la elegida fue, cuando me llegaron al email las cinco o seis opciones, la que me enamoró. Todo un flechazo. Lo único que se ha retocado de su concepto original ha sido el color de fondo. Ha sido un lujo. El libreto es una de las razones por las que comprarte el digipack, ya que está muy cuidado, con unas ilustraciones preciosas. Es un lujo contar con un artista que pone imagen a tu música, especialmente cuando es un artista al que quieres y que todo lo que hace me gusta. De Luís hay poco que no me guste. Me encanta todo".

En este álbum veo mucha realidad, mucho positivismo y  muchas ganas de salir adelante. ¿Cómo ha sido todo el proceso de composición? ¿Había alguna que tuvieras desarrollada antes de finalizar la gira de despedida?

"Si, había muchas. Estaban la mayoría. Como te comentaba, siempre voy componiendo. Hay algunas canciones que han ido para El Puchero y otras que se las he mostrado a otros artistas que me molan por si querían cantarlas, algo que nunca había hecho. Grabé dos maquetas, cada una de diez canciones. Fue coger la guitarra y tener muchas ganas de cantar, de contar cosas nuevas, de tener ilusión; de repente, me salieron las cosas que decir. En cosa de un mes me metí a grabar la primera maqueta, dejé otro par de meses o tres, y grabé la otra. Quizá es la vez que he compuesto más canciones en menos tiempo, pero es lo que ha tocado. Estaba todo el día pensando en canciones (risas). Mi familia me decía: “Para un poco!”, porque me levantaba y me acostaba con ello siempre. Le pedí de regalo a mi chica una libreta,  porque quería componer y siempre soy de tener papeles sueltos. Me regaló una de estas chiquititas y ahí fue donde nació. Todo ha sido muy bonito, muy fuerte, muy efusivo y muy rápido".

¿Cómo ha sido todo el proceso de grabación de este álbum? ¿Hay algún músico de la banda con el que ya habías trabajado antes?

"Si, el Zeke a la batería, que es el que llevaba El Puchero. Ha grabado conmigo y, de hecho, va a seguir en directo conmigo. También colaboraron Jaime y Mario, dos chicos de Pájaro Jack, una banda de pop de Granada. Al entrar al estudio, cada uno tenía pensado por donde iban a ir los tiros. Grabamos una base y, en relación a ella, fuimos sumándole lo que creíamos que la canción requería. Está “Mamá”, que es un tema al piano y guitarra muy sutil; otros, sí que han crecido más en arreglos, pero en un ámbito muy discreto. El proceso se basó en darle a las canciones lo que yo creía que necesitaban".

En referencia a toda la libertad que comentabas que has tenido en este trabajo, ¿qué es lo que te ha aportado Carlos Díaz en la grabación?

"Carlos me ha aportado mucho en el sonido, tanto de las baterías como de las guitarras. Me mola mucho cómo trabaja. De hecho, ya había trabajado con él en los tres últimos discos de El Puchero. Para entender el rollo que queríamos, nos pasamos música. Nos decíamos “Oye escucha esto" "¿Por este rollo te gusta?"" ¿Qué tal este estilo", etc. En definitiva, el productor ha sido el que ha sido en última instancia, más allá de los arreglos, el encargado de la mezcla de sonido".

Como primer adelanto de este trabajo disco habéis elegido el tema “Una canción”, con Javier Coronas como encargado de presentarlo. ¿Por qué lo has elegido como single?

Ha sido algo poco habitual en los lanzamientos. Hemos escogido lo que se le llama un single cero. El Puchero ya había acabado y yo tenía ganas de decirle al mundo: “Oye, que yo sigo; que voy a hacer canciones”. Este tema me parecía una bonita forma de decirlo. No quería que fuera el single en sí ni que fuera una canción que la tratáramos como tal, con todo lo que ello conlleva a nivel de promoción. Era una manera original y divertida de anunciar que yo seguía".

¿Te dará tiempo a realizar tantas canciones como propones?

"Sí (risas). Hay un batiburrillo de canciones que he hecho y que quiero hacer. Aunque, por supuesto, quedarán muchas. No sé donde me llevará este camino, pero yo quiero que me lleve a sitios donde conozca a buena gente, me lo pase bien y me realice. Eso es, en definitiva, lo que busco. Lo que sí tengo claro es que no sé vivir sin hacer canciones y, a veces, uno en este mundo pues intenta decir: “Bueno,  y por qué no hago otra cosa? Siempre metido en este mundo". Al final te das cuenta de que has nacido para hacer esto y no hay más. Lo otro es negarle un poco a tu corazón lo que quiere hacer".

¿“Un día perfecto” es un tema definitorio de lo que vamos a encontrar en tu nuevo trabajo?

"No. Este es un disco que, aunque sigue un rollo, tiene temas muy distintos. “Ciudad” no tiene nada que ver con “Mamá” o “Alegato”. Son temas que tocan letras o palos, entendiéndolos como estilos bastante distintos. “Un día perfecto” era uno de mis preferidos, uno de los preferidos de la discográfica, y nos pareció bien abrir con ese".

En el tema “Castillo de Naipes” dices: “Mas yo pienso echarle ganas porque es ciclo natural que una vez tocado fondo solo quede levantar. Mas yo pienso echarle ganas y no barajo rendirme. Torres más altas cayeron y volvieron erigirse”.  ¿Quizá indica la pérdida de ilusión tras finalizar un proyecto de más de 10 años y la búsqueda de una nueva con este proyecto?

"No, no va por eso, pero es cierto que lo he tocado a veces. En una prueba de sonido según lo tocaba me comentaron, “Hostia, esto es autobiográfico total ¿no?”. Eso sí, en el momento de escribirlo, no estaba pensando en mi carrera ni en El Puchero. Es un término que mi pareja lo dice mucho. No sé si surgió la idea por una pareja de amigos nuestros que se había separado. Y es que la vida es como un castillo de naipes, y por muy fuerte que construyas una relación… La afirmación "los momentos bonitos de la vida son frágiles" me parece una verdad muy grande.  Pese a esto, esa fragilidad es lo que lo hace ser bonito y que lo valores. Que sí, que el presente lo tienes aquí y ahora, pero si sabes que ese presente es para siempre, fuerte y sólido, no lo valoras tanto; si sabes que tu mundo por bonito y cimientos fuertes que tenga es, en definitiva, un castillo de naipes que cualquier cosa que tú no puedas controlar puede destrozarlo, la cosa cambia. Si eres consciente de eso, eres más cuidadoso, más consciente y más cariñoso con las cosas bonitas que tienes. Las tienes hoy, pero mañana no lo sabes".

El tema “Equilibrio” me ha recordado a los Extremoduro actuales.

"No eres la primera persona que compara ese tema con los Extremoduro más pausados. Para mí, es una referencia estupenda. Robe es un autor al que yo admiro muchísimo y que respeto. Y, bueno, yo soy un poco esponja. Mis compañeros siempre me han dicho que pillo de un lado, de otro y que, a la hora de hacer mis canciones, inevitablemente se nota. Hay una canción que es “Lo difícil” que dice en la letra “y lo que aprendí contigo, inevitablemente es, un trocito de mi manera de ser”. Al igual que la gente con la que estás te moldea, la música también lo hace. Esta claro que la música que escucho a diario es la que me hace arreglar mis letras".

Inicias temas como “Ciudad” o “Reverso” fraseando. ¿De dónde surge la idea de plantearlo así?

"Así es como me sale. “Ciudad” es una lista de cosas que empecé a hacer un día caminando por mi ciudad; una lista del estrés y del ritmo vertiginoso que vivimos hoy en día. Y “Reverso” era una forma que ya había surgido en algunos temas de El Puchero como “Cuidao Conmigo". Es como soltar las frases, dejarlas. A mi me gusta experimentar y, como te decía, he hecho un poco lo que me ha dado la gana. De las 20 canciones que grabé en la maqueta, finalmente he seleccionado 14. Pasé la maqueta a mis amigos y familia para pedirles opinión, y si hay alguna que iba en todas las quinielas, esa era "Reverso".

¿Ha sido muy difícil elegir las 14 entre las 20?

"Sí, porque las 6 que se han quedado fuera me gustan. Las tengo guardadas para el siguiente".

Hay mucha honestidad y cosas claras en “Por la mañana y a la cara”. ¿Te basas mucho en la realidad que tienes alrededor?

"Sí. Estoy en una edad en la que aguanto a quién quiero aguantar y en “Por la mañana y a la cara”, lo expreso; es una canción muy directa. Las cosas que me tengas que decir, dímelas bien, por la mañana, y tranquilo. Prefiero que me las digas con un café que con dos copas encima porque, en definitiva, utilizar el alcohol para sacar lo que tienes guardado (y no puedes sacar de otra manera) no creo que lleve a ningún sitio bueno".

¿Qué nos vamos a poder encontrar en tus nuevos directos?

"Vamos a poder encontrar todas las canciones de este disco, algunas de recuerdo y una versión (risas). Eso es lo que te puedo decir hasta ahora, porque no te puedo desvelar más. Estoy contento, y contaré con Gonzalo Vereda, con Zeke y con Mario, que ha grabado el disco conmigo. Vamos en cuarteto y el piano y los coros los hace el batería; nos tiene deslumbrados. Creo que es un directo con el presente, con un poquito del pasado (que siempre está bien no olvidarlo), y una versión por la que estamos muy ilusionados".

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