AVALANCH: CONCIERTOS ESPECIALES Y ENTREVISTA CON LUIS ROYO

19 diciembre, 2011 3:45 pm Publicado por  2 Comentarios

La Riviera de Madrid y Razzmatazz 2 de Barcelona se vestirán de gala el 3 de marzo y el 5 de mayo respectivamente para acoger lo que se tilda de “espectáculo irrepetible”. En conjunción con los ilustradores Luis y Rómulo Royo, la banda asturiana ofrecerá un show en el que  Música y Arte visual se unirán para deleite del público bajo un despliegue escenográfico de extraordinario nivel. Las nuevas tecnologías y la propia interacción de los artistas romperán todas las fronteras en una experiencia audiovisual que sumergirá al espectador en el universo fascinante de Malefic Time: Apocalypse”.

No, no se trata de un concierto con pantallas más, pues los dos Royo “se encuentran preparando su arsenal de pinceles con el fin de empuñarlos sobre el propio escenario, a modo de instrumentos musicales, ofreciendo la oportunidad de admirar cómo dan vida a los asombrosos personajes de Malefic Time, al tiempo que Avalanch interpreta con calidad sublime todas y cada una de las canciones que han compuesto para este universo”. Después de eso, el grupo acometerá una segunda parte del show en la que el público disfrutará de sus clásicos.

Las entradas pueden adquirirse a partir del 2 de enero y a los 700 primeros compradores (300 en el caso de Barna) solo les costará 8 euros + gastos de distribución. Puedes hacerte con la tuya en www.avalanch.net.

Esta nueva fecha en Madrid anula la que se anunció en primera instancia, en recinto menor, para el 10 de marzo. Todas las personas que ya tenían su entrada comprada recibirán un mail con las instrucciones para realizar los cambios.

LUIS ROYO: “HA SIDO UN TRABAJO MUY DURO, PERO TENÍAMOS LA SENSACIÓN DE QUE VALÍA LA PENA”

Los seguidores de Avalanch conocen de sobra a este ilustrador que ya había colaborado en el pasado con el grupo, aunque en ‘Malefic Time: Apocalypse’ ambas partes fueron más allá, trabajando codo a codo para dar lugar a un monumental proyecto de presente y futuro. PATRICIA A. CASAL os muestra a la persona tras el lienzo.

‘Malefic Time’ comprende una serie de tres libros, el primero de ellos “Apocalypse”. Cuéntanos un poco cómo va a ser el proyecto.

“Aún hay más libros que tres, pero los básicos, los que serían las aventuras de Malefic son: el primero “Apocalypse”, que es en Nueva York, el segundo se llama “110 Katanas” que se desarrolla en Tokio y que conecta con “Deadmoon”, los inicios de lo oriental, lo lunar, el ying yang, el equilibrio. No sé por qué, la parte Occidental se ha ido hacia esta cosa tan racionalista, tan solar, tan directa, tan masculina. El tercero es “Aquelarre”, se desarrolla en París y está metido dentro de una Europa que se ha quedado como  medieval, o sea, la gente se acumula en los cascos viejos de las ciudades, se ha vuelto a las supersticiones, a la brujería... es un retorno de la gente, asustada, hacia un mundo de supersticiones”.

Esto es un proyecto muy grande, porque está previsto que vayan saliendo libros a lo largo de 5 años, ¿no es un poco arriesgado?

“Sí, lo cierto es que este proyecto se está haciendo con las tripas, quiero decir, no está pensado en base a la situación económica en la que se encuentra el mundo. La ambición del proyecto es que hubiera diversos creadores, diferentes dimensiones, que la historia tuviera un peso, que tuviera como capas de cebolla, es solamente una historia de aventuras pero si vas profundizando hay otras lecturas más profundas. Eso era lo que nos entusiasmaba, no podemos pensar en la situación en la que vivimos. Estemos en la época en la que estemos, creo que, como ocurre con la música, las cosas que se hacen con sentimiento, se siguen acogiendo”.

Ya habéis trabajado juntos tú y tu hijo Rómulo, ¿cómo volvió a surgir la idea de unir fuerzas?

“Eso fue, precisamente, en el anterior trabajo en el que habíamos trabajado juntos, en las horas que pasábamos en el taller es cuando nos vino la idea de retomar Malefic. Con la idea de que no es solo un libro de ilustraciones, no es solo una novela gráfica, ni es solo pintura. Realmente creíamos en él, si no tampoco habríamos tenido esa fuerza moral que te da el creer en el proyecto y que dices “Hay que llegar”. Han sido dos años en un estudio encerrados, domingos, sábados... quedándonos por las noches. Ha sido un trabajo muy duro, pero teníamos la sensación de que valía la pena”.

Escribisteis en vuestra web: “Dentro de pocos días tendré que salir, Malefic lo requiere” ¿No te gusta presentar tus trabajos, no te gusta salir?

“Se me hace duro. ¿Sabes lo que pasa? Cuando estás ideando los proyectos, te aíslas, casi no ves gente, hasta extremos peligrosos, de sentir angustias personales por no comunicarte... Bueno, mi rollo personal, entonces el cambio es brutal. He estado en dos ferias y me he encontrado con el público y una vez cojo esa rueda es gratificante, es lo que nos da las energías para seguir con nuestro trabajo. Pero el choque de pasarte una larga temporada encerrado, pueden ser años, sin contacto con nadie, a encontrarte con lo que supone hablar de ello, encontrarte con público, tener que explicar lo que has hecho.... es brutal, los primeros días son brutales. Luego va rodado y además es necesario, es como cargarte pilas”.

¿Acabáis odiando vuestro estudio?

“Sí. Cuando estás metido en el trabajo vives muchas angustias, estás solo. Es un proyecto que como no tiene referencias, no tiene eso de “Esto ya lo hice anteriormente”, es tan diferente a lo anterior que todo el mundo está descolocado a la vez que entusiasmado, estamos haciendo algo atípico en nuestras vidas. Tiene su recompensa, es necesario para llegar a conclusiones. Luego piensas “Joder, hemos llegado a dibujar en este mismo cuadro, Rómulo y yo, pasando de mano a mano”, y el producto que sale yo no me podría imaginar hasta dónde podría llegar”.

Habéis trabajado los dos en la cúpula de un castillo de Rusia. ¿Cómo surgió ese proyecto?

“Es un tío ruso que colecciona arte erótico, conocía mi obra, contactó con mi agente y vino directamente a Barcelona para encargarnos una cúpula. Él tiene cosas orientales, una colección de pinturas del siglo XVII, todo enfocado hacia el erotismo. Y quería mi mundo en su cúpula. Era una superficie enorme, circular... hablé con Rómulo que él está mucho más acostumbrado a los formatos grandes y nos pusimos a hacer los bocetos. Estuvimos seis meses preparando la obra aquí y lo llevamos todo totalmente atado. Llevamos hasta el tipo de óleo para que no fuera un óleo ruso que de pronto nos diera otros matices, llevamos absolutamente todo. Hasta unas sillas ergonómicas. Todo lo trajimos desde España y allí fue lo mismo, encerrarnos, pero nos llevó menos que cuando hay que prepararlo todo y concebirlo. Incluso teníamos todo a tamaño original, así que solamente tuvimos que pasarlo directamente a la superficie de la cúpula. Estuvimos tres meses. Yo sabía que el carácter de los rusos, el clima, me iban a chocar y sabía que mis traumas se iban a acentuar, quería irme de allí lo antes posible. Fue un trabajo intenso. Sábados, domingos, quedarnos por las noches con luz artificial. Durísimo. Pero cuando tiras los andamios y ves la obra desde abajo dices “Vale la pena”.

¿Cómo es trabajar con tu hijo? ¿Se convierte en compañero?

“Sí, el papel de padre-hijo se quita. Incluso discutimos mucho, porque tenemos visiones distintas de lo que es el arte plástico. La suya es más de impacto, más de sorpresa, yo soy más detallista, más de relatar algo en la imagen. Con esa fusión conseguimos mucha riqueza. Rómulo asoma en el mismo cuadro con ese impacto, ese choque, y yo le doy los detalles, entonces ahí discutimos mucho. Como trabajamos en la misma obra, ¿hasta qué punto uno para y sigue el otro? Pero a la vez que discutimos mucho, también luego nos sorprendemos mucho de los resultados finales y nos quedamos contentos. Pero vamos, el papel de padre-hijo está olvidado, es un tío que de alguna manera tiene una visión plástica diferente a ti”.

¿Cuál es vuestra dinámica de trabajo desde que consigues la idea hasta que la acabas plasmando?

“Es que jo, fíjate, no hay una fórmula matemática, porque surge de lo intuitivo. Este proyecto nació hace veinte años y se está gestando ahora. No hay un camino. Otras cosas no, otras cosas son encargos y te acoges a unos plazos, por ejemplo un disco de Avalanch. Yo oigo la maqueta antes, sé los títulos de las canciones... te tienes que envolver en su mundo y luego lo reflejas. Este proyecto fue muy costoso, se empezó a hablar después de que estuviera gestado hace veinte años, cuando hacíamos el libro anterior juntos, “Deadmoon”, ya estábamos hablando de “Malefic”. Y luego estuvimos cada uno por su lado, él pintaba y me mandaba por email imágenes, yo hacía dibujos y se los mandaba, hacíamos trocitos de historia por teléfono... hasta que nos volvimos a juntar ese año y medio. Es muy difícil poner fechas”.

¿Cuánto podéis llegar a tardar  en hacer una lámina?

“Depende, hay cosas que tienen que salir mucho más frescas porque quieres hacer que parezca un sueño, otras que están mucho más elaboradas o paisajes que puedes estar de seis a ocho días, o a lo mejor en una mañana haces una más sencilla. Y otra, con la colaboración de los dos, a uno le cuesta tres días y al otro un día. No hay algo matemático. El tipo de imágenes no tienen ni las mismas técnicas, ni el mismo trabajo. Hay algunas que están más acabadas en un momento dado, o pueden estar mucho más bocetadas porque estamos hablando de los sueños de “Malefic”.

¿Cómo consigues que sean tan realistas las figuras? Porque algunas llegan a parecer fotografías.

“En el fondo no es así. Parece pero no lo es. Ya lo hacían los griegos. El rollo del realismo es precisamente no ser nada de real, o sea, si uno analizara alguna de mis imágenes se daría cuenta de que las proporciones que tienen del pecho a la cintura son muy escasas con respecto a una anatomía real. O sin embargo las caderas son más largas que en una anatomía real. Estamos engañando al ojo, ya lo hacían los griegos con las proporciones de una figura, que eran siete cabezas, luego miras en el ser humano y no son así. Las piernas, sin embargo, son muy largas con respecto al cuerpo. Es un juego de la fantasía más que realidad. Por eso sería muy difícil hacer esto en fotografía, imposible”.

¿Por qué tu obsesión por pintar chicas en paisajes tan tenebrosos y con bestias?

“Esto que hablábamos del Ying Yang, de lo razonable, lo intuitivo, lo puedes llevar desde lo más exquisito y profundo hasta lo más superficial. El encuentro de lo que es la belleza y la dureza, esa fusión, plásticamente es sorpresivo, el choque de la dulzura con la bestialidad, todos esos encuentros son complementarios, fundirlas en una misma imagen es una provocación que a mí siempre me ha encantado, me interesa mucho”.

¿Por qué dibujas?

“Para responderte me tengo que ir a la niñez, esto no tiene explicación. Yo recuerdo dibujar desde niño. Iba a casa de mi abuela, y como casi no sabía hablar me decía “¿Qué quieres?” Y le dibujaba una patita de pollo. Es algo que llevas contigo y pasan los años y se convierte en tu obsesión, en tu mundo. Estás embebido en tu mundo, no tienes razones, no sabes por qué, has salido así, no te lo puedes justificar. Yo luego hablando con otros colegas de profesión, hay casos así también de gente que no sabe por qué dibuja. Rómulo se crió conmigo pintando. Te haces adolescente, te vas encontrando con gente afín porque es el mundo que te interesa y si no estuvieras en él ya no serías ni tú. Si ahora me quitan de dibujar, de pintar, me encontraría perdido ¿Quién soy ya? Porque eres eso en realidad, donde más tiempo pasas del mundo es en tu propio mundo, si me lo quitan me quedo vacío”.

Etiquetas: , ,

Categorizado en: , , ,

Esta entrada fue escrita por Redacción

2 comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *