Descubriendo a Brad Whitford (Aerosmith): 10 motivos para adorarle
23 febrero, 2017 10:59 am Deja tus comentarios¿Mande? Muchos seguramente se harán esta pregunta al leer el nombre del tipo al que hemos dedicado el artículo en cuestión, pero el panorama cambia si mencionamos que se trata del guitarrista rítmico de Aerosmith, aquel que da la réplica al todopoderoso Joe Perry. Presente en la formación casi desde los inicios del grupo, a excepción de la conflictiva etapa de principios de los ochenta, Alfredo Villaescusa rinde justicia a su figura discreta pero esencial rescatando sus composiciones más redondas.
Los silenciosos heredarán la tierra. Esa debería ser una de las principales máximas a la hora de abordar la trayectoria de ciertos grupos. ¿Qué sería de los Beatles sin el genial aporte compositivo de George Harrison? ¿O de los Rolling Stones sin el toque preciso de Charlie Watts? Alejados de los grandes focos y de ejes tan restrictivos como el de Lennon-McCartney o el de Jagger-Richards, ellos van a lo suyo, cumplen su labor sin estridencias y quizás alguno piense que en realidad no están allí. Eso hasta que un buen día falten y entonces sentiremos un siniestro vacío y apreciaremos su aporte constante y decisivo. Las cosas no funcionan porque sí.
Brad Whitford siempre ha adoptado un papel secundario en el seno de Aerosmith desde que entrara para sustituir a Ray Tabano en 1971. No tardaría en convertirse en el contrapunto perfecto a las seis cuerdas al estilo intuitivo de Joe Perry a causa de sus conocimientos técnicos y muchos lo consideran el mayor instrumentista en el seno del grupo, no en vano es un titulado por la prestigiosa Berklee College of Music, la universidad privada de música más grande del mundo, y aunque no lo parezca, su labor compositiva es casi tan prolífica como la de Perry. Es la pieza imprescindible del engranaje en la sombra. Estas son las razones.
1. Last Child
Si existe un tema unido indefectiblemente a este hombre tranquilo casi tanto como el “While My Guitar Gently Weeps” a George Harrison, sería sin duda esta pieza escrita junto a Steven Tyler que se inicia como una etérea balada antes de transformarse en un incisivo funk rock con reminiscencias boogie y algún toque bluesero. Perteneciente a su obra seminal ‘Rocks’, los bostonianos enseguida supieron ver su enorme potencial y por eso se lanzó al mercado como el primer single del mentado álbum.
Supuso uno de sus muchos éxitos encadenados a mediados de los setenta y no es raro que todavía reaparezca de vez en cuando en su repertorio en directo. De hecho, en esos momentos las luces enfocan a Whitford y Steven Tyler suele decir algo del estilo de “Brad, ¿qué nos tienes que enseñar?”. Durante un tiempo se rumoreó que el solo de la versión en estudio estaba tocado por Joe Perry u otro guitarrista no acreditado, pero lo cierto es que, como confesó en el programa ‘That Metal Show’ en 2012, compuso e interpretó el solo él mismo. No le hacían falta ayudantes.
2. Nobody's Fault
Pero si hay algo que agradecer a Brad Whitford es el haber incorporado al extenso catálogo de Aerosmith cortes netamente hard rockeros como el que que nos ocupa, sin duda, una de las canciones más contundentes de toda su trayectoria con un indisimulado acercamiento incluso al heavy metal. Aparte de ser el tema favorito de Whitford, también despierta admiración en una importante cohorte de músicos, véase Slash de Guns N’ Roses, que también la considera su preferida, James Hetfield de Metallica, cuyo himno “Damage Inc.” posee un inicio similar, o Kurt Cobain, que la mencionaba asimismo en su diario.
Con estos antecedentes, no era de extrañar que unas cuantas bandas la intentaran hacer suya, caso de Testament, que la versionaron en su disco de 1988 ‘The New Order’, los sureños Jackyl, que también hicieron lo propio en ‘Stayin’ Alive’, los glamies L.A. Guns, y hasta Vince Neil en su álbum en solitario ‘Tattoos & Tequila’. Provocó un terremoto similar al que habla la letra de la canción.
3. Round and Round
Otra muestra del apego a la contundencia del señor Whitford, aunque en ocasiones parezca que se trata de una predisposición de lo más natural. Así explicaba nuestro hombre su gestación: “No me acuerdo demasiado sobre eso, pero recuerdo estar en el estudio Record Plant y sacar el riff principal. Era uno de esos riffs en los que todo el mundo decía: “Tenemos que hacer algo con eso”. Se transformó en toda una creación”.
Sepultada en medio de ese océano de éxitos llamado ‘Toys In The Attic’, a menudo suele pasar desaparecida entre el espectacular tema homónimo, “Walk This Way” o “Sweet Emotion", pero no merece caer en el olvido su ritmo casi hipnótico con Tyler desgañitándose antes de devenir en un solo de los de sentar cátedra. Sonido metálico cien por cien.
4. Kings and Queens
Sin despegarnos de la histórica etapa de los setenta, aquí lo que tenemos es más bien un trabajo en equipo con el grupo al completo en la composición, a excepción de Joe Perry, ayudados por el productor Jack Douglas, que además toca la mandolina en la canción. Sin embargo, lo que de verdad destacaba era la labor a la guitarra solista cortesía de Brad Whitford y por ese motivo solía servir en directo para otorgar unos breves instantes de fama a este tipo tranquilo sin ningún afán de protagonismo.
A pesar de que era un clásico inamovible en sus recitales a finales de los 70 y principios de los 80, no la han recuperado desde entonces, salvo en contadas ocasiones durante 2005 y 2006, o más recientemente en 2010 a su paso por el Sweden Rock. La suelen descartar a favor de la homónima del álbum ‘Draw The Line’, pero nadie nos asegura que no les dé por ahí la ventolera en su próxima gira por la península.
5. Shela
En tiempos de vacas flacas, hay que dar el callo. Aerosmith no vivían un momento muy boyante en la época del ‘Done With Mirrors’, un álbum que pretendía ser su regreso por todo lo alto tras la marcha del grupo de los guitarristas Brad Whitford y Joe Perry en 1979. Las críticas empero no resultaron tan positivas como se imaginaban y las expectativas comerciales tampoco alcanzaron unos mínimos que indicaran su resurgimiento cual ave fénix.
El productor Ted Templeman quería poner algo de orden en el desaguisado y se le ocurrió la idea de grabar tomas sin informar a la banda de que eso iba a quedar para la posteridad, una técnica que ya había utilizado anteriormente con Van Halen. Y aunque “Let The Music Do The Talking” fuera la primera canción del disco en sonar por las estaciones de radio del lugar, lo cierto es que esta pieza compuesta a partir de un solo de Whitford se convirtió en el single oficial de ‘Done With Mirrors’. Un hecho que no garantizó que se pusiera toda la carne en el asador, pues ni siquiera grabaron el correspondiente vídeo promocional para petar la MTV.
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