Crónica de Symphony X: Más allá de las cenizas

2 marzo, 2016 1:21 pm Publicado por  Deja tus comentarios

Sala Stage, Bilbao. 

Que te den por acabado es algo que pone las pilas a cualquiera. Esforzarse en demostrar que sigues vivo y todavía tienes mucho que decir, aunque la época gloriosa quedara sepultada tiempo ha. Es una cuestión de supervivencia, desafiar la selección natural, pegar un puñetazo en la mesa y que la onda expansiva llegue hasta los incrédulos. Una reivindicación de un lugar propio en el universo.

Ese no parece ser ni por asomo el caso de Symphony X, que pese a plantar la pica en Flandes hace ya casi veinte años con ‘The Divine Wings of Tragedy’, han conseguido mantener cierta repercusión en su rollo con lanzamientos como ‘Paradise Lost’ e ‘Iconoclast’.

No es casualidad que su nombre siempre se mencione al lado de luminarias del metal progresivo como Dream Theater o Fates Warning.

Son unos de los grandes y eso se tradujo en la generosa asistencia de un respetable compuesto en su mayoría por metaleros refinados, muchos de los cuales seguramente hace escasas semanas habrían estado también en el bolo de The Winery Dogs en el Kafe Antzoki.

Y luego tenemos además el hecho de que llevaban sin pasarse por el País Vasco desde 2007, por lo que aparte de los acérrimos aficionados al virtuosismo que no se pierden este tipo de saraos habría que sumar a los que se animaron a la cita por pura curiosidad por ver cómo se desenvolvían en la actualidad los de New Jersey, entre los cuales se incluye un servidor.

Se montó además para la ocasión un atractivo cartel formado por los franceses sinfónicos Melted Space y los exóticos tunecinos Myrath. A los primeros no llegamos por motivos laborales, pero los segundos nos parecieron bastante más contundentes que en estudio, con un soberbio cantante onda el Roy Khan de Conception y desquiciantes cambios de ritmo que seguían la estela de esa misma banda noruega. Por fortuna, el aire barraquero pseudoriental de algunas de sus composiciones quedó reducido a su mínima expresión, por lo que el conglomerado se hizo más digerible de lo esperado. Esa noche fijo que ganaron fans.

Symphony-X

Envueltos en niebla y bajo el manto de la intro pomposa de su reciente esfuerzo ‘Underworld’, Symphony X desvelaron el previsible guión del que lleva tocando idénticas piezas a lo largo de toda la gira, algo que aniquila por completo el factor sorpresa, pese a que quizás sea la única manera de conservar la unidad dramática de la obra. Un reproche que no habría que dirigir solo contra ellos, pues esto de poner el piloto automático y repetir el repertorio ad nauseam es una práctica bastante habitual lamentablemente, a no ser que se trate de Bruce Springsteen o cualquier otro cruzado contemporáneo de esos que no hacen dos bolos iguales.

Dejando de lado esta pequeña pega, lo cierto es que los norteamericanos se encuentran en un más que respetable estado de forma, en especial, el grandullón Russell Allen, que clavó cada nota desde principio al final del recital, aunque sobrara por ahí algún bailecito. Allá cuando les vimos hace casi una década su labor a la voz continuaba siendo intachable, por lo que si lo conservan en formol de esta forma se hará un considerable servicio a la humanidad.

Respecto a la otra cabeza pensante del combo, el guitarrista Michael Romeo, lo suyo era también de otra dimensión, verle recorrerse el mástil de arriba abajo, una y otra vez…y vuelta a empezar. Muchos se preguntaban cómo podría ser posible que un tipo con manos morcillonas alcanzara tal velocidad a los dedos, en ocasiones había hasta que afinar la vista para distinguir algo. Recuerdo que cuando aparecieron Symphony X no tardaron en surgir los eternos piques de si superaba o no en técnica a Yngwie Malmsteen, la verdad es que en directo nunca tuvo nada que envidiar al martillo de Odín sueco, aunque un poco más de sentimiento no le vendría mal.

Cuando se elige interpretar un disco entero de cabo a rabo siempre surgen detractores, es normal, cualquiera no dispone de la paciencia necesaria para aguantar el chaparrón, hay que ser muy fan del trabajo en cuestión. Y como a nosotros no nos desagradaba demasiado el asunto, disfrutamos desde la inicial “Nevermore” y apreciamos de veras el medio tiempo “Without You”, que curiosamente fue muy celebrada por la afición.

Añadieron poso dramático para “To Hell And Back”, donde Allen jugueteó con un par de mascaras venecianas en sus más de nueve minutos que no se tornaron pesados, y para disipar el posible sopor pisaron el acelerador en “In My Darkest Hour”, que por su carácter directo entronca mejor en las distancias cortas. Y lo mismo podría aplicarse a “Run With The Devil”, otra pieza nueva que hubiera sido un pecado obviar.

De los puntos álgidos de la velada estaría sin dudarlo “Swan Song”, interpretada con mucha clase y con el teclado copando gran parte del protagonismo. Y tras el empacho de material reciente, Russell preguntó a la concurrencia: “¿Estáis preparados para el rock n’ roll?” antes de arrancarse con “Out Of The Ashes”, temazo frenético de la época en la que los descubrimos, hace casi 20 años de nada. Y “Sea of Lies” también era otra pieza de juventud, de los tiempos en que pensábamos que Yngwie Malmsteen era lo más grande sobre la faz de la tierra.

“¿Qué pasa? ¿Más música?”, chillaba Allen en respuesta a las peticiones de bises de los fieles antes de condescender con “Set The World On Fire (The Lie of Lies)”, que se transformó en un vasto océano de brazos extendidos. Y el discursito por la unidad del heavy que se marcó el voceras antes de “Legend” nos pilló un tanto mayores, por lo que le concedimos idéntica credibilidad que  a las peregrinas propuestas de Pedro Sánchez y Albert Rivera. No era serio, pero bueno, a veces toca enardecer a la militancia.

Pese a su restrictivo repertorio, Symphony X no están muertos ni mucho menos; levantan el vuelo sin dificultad bastante más allá de las cenizas de su juventud, como dice uno de sus temas míticos. Todavía se mantienen con dignidad en el pódium del metal progresivo.

Texto: Alfredo Villaescusa
Fotos: Marina Rouan

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Esta entrada fue escrita por Redacción

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