40 años del ‘Never Mind The Bollocks’ de Sex Pistols: La pesadilla de Inglaterra. Las diez claves del escándalo

27 octubre, 2017 5:56 pm Publicado por  1 Comentario

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La historia de la música debería dividirse en dos etapas claramente diferenciadas: antes y después del punk. Nada volvió a ser igual cuando un grupo de jovenzuelos deslenguados manifestó su voluntad de “destruir todo” y devolver al rock n’ roll ese carácter subversivo que nunca debió perder. Referencias al Holocausto o a la hasta entonces sacrosanta Familia Real inglesa valieron para que se ejerciera contra ellos un boicot descomunal que sorprendía en una autodenominada sociedad democrática. Un espíritu provocador que no perdieron cuando en 2006 les propusieron ingresar en el emblemático Rock N’ Roll Hall Of Fame y declinaron asistir a la ceremonia por considerar la institución “una mancha de meada”. Alfredo Villaescusa desmenuza diez circunstancias fundamentales que rodearon el lanzamiento de una piedra angular cuya influencia se siente hasta nuestros días.

 1. No me toquéis los cojones

La polémica ya estuvo servida desde el mismo título completo de ‘Never Mind The Bollocks, Here’s The Sex Pistols’ que podría traducirse en castellano como “Qué cojones importa, aquí están los Sex Pistols” y suponía un ataque directo a la timorata sociedad conservadora de la época que veía en las palabras malsonantes un síntoma más de la decadencia de la juventud. Que los políticos y demás momias del sistema se rasgaran las vestiduras entraba dentro de lo predecible, pero no desde luego que se sumaran a la censura algunas tiendas de discos o listas de éxitos que se negaron a incluir el álbum, dejando en su lugar únicamente un espacio blanco.

Esta expresión de la clase obrera que aludía a la necesidad de dejarse de historias e ir directo al grano fue un hallazgo del guitarrista Steve Jones, que se la escuchó a un par de fans. Las consecuencias de dicha elección fueron acciones legales contra la portada del disco con policías visitando tiendas de discos y creando situaciones tan dantescas como la detención de un propietario en Nottingham que se negó a tapar la palabra “bollocks” (cojones). Este caso de presunta “obscenidad” llegó hasta los juzgados, donde el abogado de los Sex Pistols intentó demostrar discriminación policial, ya que a medios como los periódicos The Guardian o Evening Standard no se les imponía ninguna sanción por mencionar el título del álbum y parecía que el término “bollocks” solo se consideraba ofensivo si aparecía en una portada de los Sex Pistols. Siguiendo esta línea de argumentación, el letrado consiguió demostrar que dicho vocablo procedente del inglés antiguo tenía un uso admitido como equivalente de sacerdote y que en el contexto juzgado no poseía ningún significado hiriente. Vaya manera de tocar los cojones, nunca mejor dicho.

2. Soy un anarquista

Pese a que unos escasos días evitaron que “Anarchy In The U.K.” se convirtiera en el primer sencillo punk, en favor del “New Rose” de The Damned, su rotunda declaración de principios que se iniciaba con la frase “Soy un anarquista” distaba bastante de las habituales convenciones del rock n’ roll y por su nihilismo y rabia congénita entroncaba con los sentimientos de la juventud de mediados de los setenta. No son gratuitas las referencias a noticias cruentas sobre guerras civiles que poblaban los titulares de la época, como el conflicto irlandés, representado por las siglas del grupo terrorista I.R.A. o los paramilitares del U.D.A., la situación en la antigua colonia portuguesa de Angola, con el M.P.L.A. tomando el control o esa pulla a la prensa musical que lanza Rotten cuando dice “I use the enemy”, homónimo deliberado de la prestigiosa publicación NME (New Musical Express).

Esta auténtica “llamada a las armas”, en palabras del mánager Malcolm McLaren, se vio además propulsada por un incidente con el mítico presentador Bill Grundy, cuya carrera quedó destruida desde entonces mientras que la de Sex Pistols subió como la espuma hasta lo más alto del mainstream. Estaba previsto que Queen aparecieran en el programa Today el 1 de diciembre de 1976, pero cancelaron su aparición en el último momento, por lo que se recurrió a Johnny Rotten y compañía, a los que se ofreció bebidas hasta que salieran al plató.

El resultado fue que la banda irrumpió en un estado de embriaguez considerable que nada tenía que envidiar al del mismo conductor del espacio, como él mismo admitió. Y al tiempo que uno se dedicaba a provocar a sus invitados enardecido por el alcohol, los otros soltaban todo tipo de burradas sin la menor cortapisa en una franja horaria en la que no se permitían tales barbaridades, así que el lío generado supuso la expulsión de Grundy durante dos semanas, aparte de la cancelación definitiva del programa. Uno de los momentos épicos sucedió cuando el presentador intentó tontear con una entonces jovencita Siouxsie Sioux, que solía acompañar siempre al grupo como parte del llamado Bromley Contingent, y Steve Jones salió en su defensa dedicándole las cariñosas palabras de “viejo verde”. Demostración práctica de cómo poner un país patas arriba en poco tiempo.

3. Dios salve a los Sex Pistols

Para no perder el ritmo en lo que a soliviantar fuerzas vivas se refiere, “God Save The Queen” supuso todo un ataque frontal hacia la monarquía al equiparar este sistema con un “régimen fascista”. Pero según el batera Paul Cook, dicha canción no se compuso expresamente para contrariar a la Reina en su Jubileo de 1977, sino simplemente para provocar al personal. Una tesis también defendida por Johnny Rotten que dijo lo siguiente: “No escribes “God Save The Queen” porque odies a los ingleses, sino porque les amas y estás harto de que les maltraten”. Una percepción muy predominante en una época caracterizada por el resentimiento hacia lo monárquico y su desconexión hacia las clases populares.

Como parte de esa estrategia de inherente provocación, la banda no dudó en fletar un barco por el río Thames a su paso por el Palacio de Westminster para tocar el mentado tema el 7 de junio de 1977, el mismo día del Jubileo. Puede imaginarse el revuelo que suscitó tal acción, así que en cuanto arribaron a puerto fueron detenidas 12 personas del entorno del grupo, entre ellos el organizador del evento, el mánager Malcolm McLaren. En teoría por un incidente entre Jah Wobble, uno de los acompañantes, y un cámara.

Con una campaña de publicidad tan potente, no era de extrañar que el single subiera como la espuma alcanzando el número 2, solo por detrás del “I Don’t Want To Talk About It” de Rod Stewart, aunque existían rumores de que en realidad lo superó en ventas, pero se le apeó directamente para que no se originara un escándalo. Al igual que sucedió con el álbum ‘Never Mind The Bollocks’, hubo algunos que certificaron la intolerancia de los demócratas dejando un hueco en blanco en el puesto que le correspondería en las listas de éxitos, mientras que la todopoderosa BBC lo prohibió sin el más mínimo aspaviento. Normal que en semejante panorama represor cobrara más sentido que nunca la expresión emblema del punk “No Future”.

4. ¿He dicho “fuck?

Por aquel entonces la gente tenía la piel muy fina, no hablemos ya de la pacata sociedad británica, y para ciscarse en todos ellos Johnny Rotten terminó “Bodies”, uno de sus himnos más veloces y recordados de su debut, repitiendo cinco veces la palabra “fuck” (joder), una auténtica profanación para la época. Daba la casualidad de que la temática de la canción era en cierta manera conservadora al evocar el impacto tanto físico como mental de un aborto en el cuerpo humano. El crítico musical Robert Christgau iba todavía más lejos al considerarla no únicamente en contra del aborto, sino también en contra de la mujer y del sexo.

La historia que se esconde detrás hay que buscarla en una fan de Birmingham llamada Pauline, a la que se menciona en dicho corte, que había estado en una institución mental donde la violó uno de los cuidadores. Al salir de allí, se dirigió a Londres, se hizo punki y tuvo varios abortos. Cuenta la leyenda que una vez se presentó en la puerta de la casa de Johnny Rotten llevando únicamente una bolsa de plástico con un feto en su interior y al relatar al vocalista sus estremecedoras experiencias, este se conmovió lo suficiente como para escribir sobre ello.

5. Hermosos y disponibles 

La habilidad de John Lydon para juguetear con los dobles sentidos del lenguaje sobresale en “Pretty Vacant”, cuya marcada pronunciación en la última sílaba podría confundirse con “cunt” (coño), aunque nunca ha estado del todo confirmado si esa era la intención original del vocalista. Esta velada alusión permitió que en esta ocasión no hubiera boicot alguno por parte de los medios de comunicación, ya que la mayoría no se dieron cuenta de esta peculiar curiosidad. Un ejemplo de destruir el sistema desde dentro.

Lo gracioso es que el riff principal está inspirado por el “S.O.S.” de ABBA, grupo del que el bajista original Glen Matlock era un gran fan, del mismo modo que su sustituto a las cuatro cuerdas, por muy sorprendente que parezca. Lydon en su autobiografía ‘No Irish, No Blacks, No Dogs’ relata cómo en una ocasión Sid Vicious en el aeropuerto de Estocolmo intentó acercarse a las chicas de ABBA para pedirles un autógrafo, pero al estar completamente borracho huyeron despavoridas pensando que les iba a atacar, dar el palo o cualquier otra cosa desagradable. Pobre Sid.

6. New York, New York

La fascinación que ejercían los New York Dolls sobre Malcolm McLaren era tan cansina que hubo que tomar ciertas medidas al respecto. Los chicos estaban ya un poco hasta los mismísimos de escuchar las mismas batallitas de su mánager repetidas noche tras noche con poca o ninguna variación, según relataba Lydon. Y es comprensible porque el punk británico de macarras y gente de malvivir poco tenía que ver con aquella escena refinada y bohemia de la Gran Manzana, basta con poner un disco de Television y a continuación uno de Sex Pistols para darse cuenta de inmediato.

Todo ese aura mitificadora y de pioneros de la subversión cae en pedazos en la letra de “New York” que no escatima en descalificativos hacia el artisteo enclaustrado en Max’s Kansas City. Tanta desafección era por otra parte comprensible, ya que se trataba de una generación anterior y todavía con tics convencionales del pasado que para unos muchachos del otro lado del charco parecían poco menos que extraterrestres. Curiosamente, los Pistols le pillaron el gustillo a interpretar este tema en el sur de EE UU, en particular en el Longhorn Ballroom de Texas, donde encontraron un hermanamiento cultural en su aversión a la ciudad del Empire State. El ira siempre será una energía.

7. Vacaciones a la fresca

La necesidad de escapar de la rutina se encuentra detrás de “Holidays In The Sun”, la pieza que daba el pistoletazo de salida a ‘Never Mind The Bollocks’ y que en realidad estaba inspirada por un viaje verdadero de la banda a la isla de Jersey. La habían liado tan parda en Londres que una retirada por un tiempo para que las cosas se calmaran se antojaba una alternativa más que razonable. Malcolm Mc Laren además tenía un negocio de los suyos a punto y cualquier desatino de los muchachos podría mandarlo al traste, así que se imponían unas vacaciones forzosas.

Y después de unos días a la fresca en el paraíso fiscal de Jersey, decidieron acercarse hasta el Berlín decadente de finales de los setenta y capital mundial de la droga que ya había fascinado a gente como David Bowie o Iggy Pop. Ese ambiente circense de Guerra Fría con un muro dividiendo la ciudad encandiló especialmente al vocalista Johnny Rotten, a la par que le inspiró otro de sus vitriólicos textos. Así recordaba la estancia en su autobiografía: “Todo lo que veías por allí eran soldados. Me subía a una de esas garitas del muro y les hacía un corte de mangas a los soldados. Los alemanes del Oeste me decían que me dispararían y que tal vez provocaría un conflicto internacional. Y yo decía: “¡Para eso estoy aquí! ¡Para mí eso son vacaciones!”. Claro que sí, hay que disfrutar.

8. No me caso con nadie

Las relaciones de los Sex Pistols con las discográficas fueron un tanto peculiares, con constantes despidos por motivos como vomitar dentro de un avión. Casi a punto de cerrar un trato con A&M Records, entraron en los Wessex Sound Studios para grabar con el productor Chris Thomas y al de cuatro días de terminar de registrar ‘Never Mind The Bollocks’ firmaron un contrato con A&M que no aguantó ni siquiera un mes y se destruyeron miles de copias del single de “God Save The Queen”.

Mientras valoraba una oferta de Virgin Records, Malcolm McLaren no tuvo problemas en jugar a dos o tres bandas negociando a la vez con otras compañías. Y así, a comienzos de mayo de 1977, cerró un trato con los franceses de Barclay Records, al tiempo que las opciones disminuían al ser rechazado por CBS, Decca, Pye o Polydor. McLaren intentó convencer a Virgin para editar un nuevo single con ellos que sirviera de reclamo a las grandes discográficas, pero el capo del sello Richard Branson se negó, aunque finalmente se acabara reeditando “God Save The Queen” tras un acuerdo con Virgin.

El contrato estipulaba que la música de los Sex Pistols sería distribuida en EE UU por Virgin a condición de que Branson igualara cualquier oferta que recibiera McLaren de posibles competidores. Pero los planes del mánager iban en otra dirección al querer negociar acuerdos diferentes en función de cada territorio, algo que enfureció a Branson, ya que había luchado bastante para conseguir cierta exclusividad. No le hizo tampoco mucha gracia enterarse de que existía por ahí un álbum pirata llamado ‘Spunk’, compuesto por grabaciones de primera calidad procedentes de las sesiones con el productor Dave Goodman, ni de la existencia de la versión francesa de ‘Never Mind The Bollocks’, que incluía un tema más que el lanzamiento de Virgin.

Ante tal panorama, Branson aceleró la puesta a la venta del disco, que a pesar de la competencia fue acogido con un número uno en las listas de ventas que no se pudo silenciar ni con el boicot de los proveedores oficiales. Ahí estaba el mercado independiente para recoger ese testigo y restaurar de alguna manera eso que llamaban democracia. Que cada cual elija.

9. El enigma Vicious

Ya le dijo Lemmy al propio Sid Vicious que era incapaz de tocar el bajo tras un intento infructuoso de que le diera clases, pero bueno, eso nunca fue una novedad en un tipo al que le cogieron en el grupo más por su aspecto que por sus habilidades musicales. Eso sin embargo se convirtió en un verdadero inconveniente cuando hubo que entrar al estudio. El chaval puso empeño en grabar “Bodies”, pero el productor Chris Thomas no le vio lo suficientemente capacitado para grabar un álbum entero, así que se sondeó al bajista original Glen Matlock, que exigió pago de antemano para presentarse en el estudio, hecho que finalmente no se produjo al no llegar nunca la pasta.

La opción que quedaba era que Steve Jones se ocupara también del bajo y el resultado fue tan satisfactorio que el productor le animó a que grabara de esta manera el resto del álbum. En ruedas de prensa, al ser preguntados al respecto, John Lydon dijo que las labores al bajo se repartieron en estudio entre Glen Matlock y Sid Vicious. Qué cachondo. Menos mal que tenían por ahí un multitarea.

10. Cuando Steve aprendía a escribir

Los Sex Pistols a veces eran tan desastre que ni siquiera eran capaces de entender sus propias palabras. Es lo que sucedió con “Seventeen”, conocida en un inicio como “Lazy Sod”, cuya letra Johnny Rotten tuvo que reescribir de nuevo ya que no entendía lo que Steve había apuntado a sucio. Y aquello sí que debería estar muy chapucero, ya que ni siquiera el mismo Jones pudo descifrar lo que había escrito al no acordarse de nada. Aquel tiempo cuando Steve “aprendía a leer y escribir”, recordaba con cierta sorna el vocalista.

En cuanto al mensaje, era el típico canto de rebeldía juvenil y, como se puede deducir por el título, trataba de capturar las emociones experimentadas por un adolescente de 17 años. Te apetece vaguear, estar de parranda cada noche, no ves futuro, y realmente te la pela todo. Algunos todavía no hemos abandonado ese glorioso estado.

Redacción
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