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Crítica de Red Hot Chili Peppers: The Getaway

Portada del nuevo disco de Red Hot Chili Peppers 'The Getaway'

Portada del nuevo disco de Red Hot Chili Peppers 'The Getaway'Warner Music
7,5/10


'The Getaway' es el undécimo álbum de estudio de la banda estadounidense y el primero que no cuenta con Rick Rubin a los mandos desde que lanzaran 'Mother's Milk' en 1989. El productor escogido para la ocasión ha sido Danger Mouse, quien se hizo famoso en 2004 por mezclar 'The White Album' de The Beatles y 'The Black Album' de Jay-Z para crear 'The Grey Album'. También ha producido a artistas como Gorillaz, The Black Keys o Adele. Antes de la primera escucha tenía esa mezcla entre inquietud por saber que tenían entre manos, así como miedo a la alargada sombra de John Frusciante, tal y como me pasó con el anterior trabajo 'I'm With You', lanzado cinco años atrás.

Entrando en materia, 'The Getaway' es simple pero efectivo gracias a una buena base melódica y un Kiedis muy cómodo a la voz. De paso, tener un bajista como Flea es sinónimo de garantía; solo basta escuchar el funk que sirve de motor en "Dark Necessities", tema pegadizo y con bastante groove que precede a uno de mis favoritos, "We Turn Red", el cual podría haberse sacado de alguna sesión de grabación del 'Blood Sugar Sex Magik'.

La íntima “The Longest Wave" alberga arreglos muy interesantes y un estribillo que me recuerda a los británicos Oasis. En "Goodbye Angels", Chad Smith toma las riendas para ir subiendo de intensidad y volver a rezumar olor a funky con la alegre y optimista “Sick Love”, que cuenta con la colaboración de lujo del mismísimo Sir Elton John a las teclas. “Feasting on the Flowers” y sobre todo "Detroit" comienzan con un riff bastante interesante a cargo de un Klinghoffer que, aunque tiene destellos, le falta la creatividad que tenía el maestro Frusciante.

“Go Robot” tiene sonido marca de la casa y "This Ticonderoga" es de largo la canción más cañera de este nuevo trabajo. Predominan melodías más punk-rock que a intervalos se fusionan con espacios lentos para volver a la intensidad. Contrastan con los medios tiempos “Encore” y “The Hunter”, agradables de escuchar pero que no encajan con lo que esperamos de ellos. Para acabar el álbum, Flea se sienta a los teclados en “Dreams of a Samurai”, buena canción experimental, progresiva y con un gran Josh a las seis cuerdas.

Un disco correcto aunque demasiado pop para lo que nos tienen acostumbrados. Aunque no parece muy dispuesto, recemos para que Frusciante vuelva a la banda y volvamos a oír a los Red Hot Chili Peppers que todos queremos.

Alejandro Rico

Redacción

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