Rock Fest Barcelona 2017: crónica de la tercera jornada
7 julio, 2017 2:11 pm 1 ComentarioParc de Can Zam, Santa Coloma de Gramenet
La historia se repite, la dificultad para aparcar hace que con rabia me pierda el inicio del primer concierto, que se dio con unos cada vez más meritoriamente reconocidos Imperial Jade, de los que sólo pude disfrutar de sus dos temas finales ¡pero qué gran final, qué bien suena ese perforador “Mr Rock n Roll”!
Me sitúo frente al Stage Rock para comprobar la eficiencia de Killcode, un quinteto que llega directamente desde Nueva York para mostrarnos la validez de una propuesta dinámica y enervante. Su hard rock con segmentos sleazy y latigazos de funk, nos muestran una parte animada e intensa en temas que tienen en la banda, pero su cantante tuvo algo de parsimonia. Aun así saben imponer su carácter con canciones que llegan y son bien celebradas, sobre todo “Midnight Rider”, “Opium Dogs”, “Shot”, “Kicking And Screaming”, y la sorpresa de volver a ver en el Rock Fest a un miembro de Twisted Sister en el festival, en este caso al guitarra Jay Jay French, con quién Killcode amenizan un buen “You Can’t stop Rock n Roll” que vuelve a hacernos recordar las tres actuaciones de unos ya añorados Twisted Sister. Buen concierto frente a un escenario que aún recogía los últimos vestigios de sombra.
A pleno sol y con muchas ganas de volver a disfrutar de unos Rage que desde la marcha de Victor Smolski han ido cambiando de formación y propuesta con regularidad. Añun así parece que con la incorporación del guitarra venezolano, Markos Rodríguez (Soundchaser) y el que había sido pipa de batería de Christos Efthimiadis, Vassilios Maniatopoulos, han aposentado su música y la han consolidado con la edición de un nuevo trabajo de la mítica formación. Peavy Wagner pareció sufrir por el efecto de un sol que pegaba directamente en el escenario, quizás por ello, por el idioma y por la residencia en Tenerife del guitarra, el vocalista dejó que fuera Markos quién se comunicase con el cada vez más numeroso público que iba incorporándose al festival. Con himnos tan directos como “Don’t Fear The Winter”, “Welcome To The Other Side”, “From The Cradle To The Grave”, “Destiny”, “Black In Mind”, “Solitary Man”, “My way” o el mix “Higher Than The Sky-Holy Diver”, (el homenaje a Dio fue cantado por Markos). No fue la mejor hora para disfrutarlos, pero parece que vuelven a tomar consistencia como banda y cuyos directos siempre son sinónimo de festividad.
El calor estaba siendo machacante y la hidratación más que necesaria, sobre todo si vas a disfrutar de unos motivados y superexpeditivos Black Star Riders. Unas semanas atrás habían sido los cabezas de cartel en el primer día del Sweden Rock y en esa ocasión el clima era totalmente inverso al que disponíamos en el Rock Fest. En el escandinavo festival, Black Star Riders tuvieron que hacer frente a una intensa lluvia, viento frontal y bastante frío, lo que no ayudó. Pero en esta ocasión dieron una vuelta de 180º y su propuesta se convirtió en una de las más intensas y celebradas del día. Con Ricky Warwick como principal ariete y los guitarras Scott Gorham y Damon Johnson, el bajista Robbie Crane (Ex Ratt, Möttley Crüe, Warrant, entre otros…) y el nuevo batería, Chad Szeliga (ex Adrenaline Mob, Black Label Society), que actuaron como puntas de lanza de un concierto en el que se dejaron la piel y unos kilos. Black Star Riders se conformaron como un ejemplo de lo que debe ser y aportar una banda en directo: potencia, divertimento, calidad y comunicación por igual. Sinceramente, después de lo vivido en el Sweden, para nada me esperaba un concierto tan intenso y convincente como el que los irlandeses nos dispusieron en una hora en la que sus cortes se convirtieron en himnos tan aclamados como las dos exposiciones que de las raíces de Thin Lizzy apostillaron (“The Boys Are Back In Town” y “Whiskey In The Jar”). Estos clásicos se fundieron con grandes muestras de la energía que se desprendieron de “All Hell Breaks Loose”, “The Killer Instinct”, “Soldierstorm”, “Finest Hour” o “Bound For Glory”, que fueron el suero perfecto para no desfallecer ante un calor que me hizo correr a la barra por una refrescante cerveza, con la que, al igual que el pasado año con Thin Lizzy, brindar por uno de los grandes momentos del festival.
A los siguientes que quise ver fue a Hammerfall. Consabido es que el power no es mi estilo preferido, pero la calidad vocal de Joacim Cain en el Sweden, dónde actuó con la Sweden Rock Symphonic Orchestra, me espoleó para poder volver a estar frente a una actuación de los suecos (después de bastantes años de no hacerlo). En esta ocasión hicieron un buen concierto, variado, entregado y bien recogido por unos fans que fustigaron sus cabezas, puños y gargantas al ritmo que marcaron clásicos como “Renegade”, “Bring The Hammer Down”, “Last Man Standing”, “Let The Hammer Fall”, “Glory To The Grave”, “Hammer High” o “Hearts Of Fire”. Buen reencuentro.
Con motivo de mi asistencia a estos dos últimos shows, me perdí la actuación de unos Crisix que, según me comentaron, estuvieron de miedo. No me quise perderme la siempre potente experiencia de estar frente a Sepultura, que siguen teniendo uno de los directos más demoledores del estilo. Sería muy difícil destacar alguno de los cuatro componentes como el mejor, pero debo decir que Eloy Casagrande, el sustituto de Jean Dollabella en la batería de los trhashers brasileros, fue de espectáculo mayor. Potente, rabioso y muy técnico, reforzando de sobremanera la efectividad de las guitarras de un Andreas Kisser muy motivado, y la voz del gigante Derrick Green, que este año cumple veinte en la banda de Sao Paulo. Como una infección que se transporta en mareas de metálicos bombeos, los martillazos que propusieron trallazos como “Kairos”, “Inner Self”, “Territory”, “Refuse/Resist”, “Ratamahatta” o “Roots Bloody Roots” fueron inexorables misiles de destrucción masiva apuntados directamente a nuestras gargantas.
Tres grandes conciertos en menos de un mes, eso es lo que he podido vivir con Thunder, que están en plena ebullición gracias a las ganas y buena voz que Danny Bowes ejerce y transmite. Aunque no puedo obviar la también destacable efectividad de dos grandes como lo son el expeditivo guitarrista Luke Morley y el siempre tajante batería, Harry James. Desde luego que el sublime concierto del Azkena fue algo para enmarcar en la historia de la banda, pero fuera comparaciones, aquí volvieron a ser exponencialmente encomiables y recomendables. Sólo una cosa les separó, al igual que sucedió en el Sweden de un mayor éxito, y fue actuar en un lugar en el que la proximidad con el público causara mayor rebote en temas tan festivamente celebrados como nuevamente lo fueron: “Dirty Love”, ”River Of Pain”, “Higher Ground”, “Low Life In High Places”, “Backstreet Symphony”, “Love Walked In” o “I Love You More Than Rock n Roll”. Si se me permite una sugerencia, una carpa en la que el hard rock fuera el protagonista absoluto de los conciertos, seguro que atraería a mucho más público en un festival que cada vez se consolida más y más. Si tenéis la oportunidad de verles, no lo dudéis, seguro que no os defraudarán. Yo estoy deseando volver a disfrutar de su directo una vez más.
Con las buenas sensaciones que hasta ahora los conciertos estaban confiriendo, sabía que Airbourne iban a subir ese efecto. Y así fue. Los de Melbourne volvieron a bombardear un escenario con misiles como “Born to Rock”, “Too Much, Too Young, Too Fast”, “Rivalry”, “Breaking Outta Hell”, “Stand Up For Rock n Roll”, “Live It up” y “Running Wild”, todos ellos expuestos con rabia y simpatía, con una exuberante vitalidad y una especial comunicación. Convirtieron su concierto en un claro referente de cómo debe actuar una banda cuyas raíces, las de sus compatriotas Rose Tattoo y AC/DC, así lo exigen. Intensos y explosivos a la máxima expresión.
Alter Bridge eran los únicos exponentes de los parámetros más alternativamente roqueros que se expusieron en el festival. Que Myles Kennedy es un frontman que sabe transmitir y transportar es más que evidente, aunque, en mi opinión, sus temas se tornan en algo repetitivos cuando no hace uso de la variedad que sostienen sus registros. Esto se hacía muy evidente si no eres un gran seguidor de una propuesta que disfruté de manera intermitente en un setlist que poco cambió con respecto al ofrecido en el Sweden. En esta ocasión los momentos que más recuerdo fueron “Farther Than The Sun”, “Isolation”, “Blackbird” y “Show Me a Leader”. Con buenas maneras y ganas, el de Alter Bridge fue un concierto que produjo muy buenas sensaciones en las primeras filas del escenario y pausadamente seguidos por el resto del espacio.
Repetían nuevamente, y la cantidad de fans que se apostaron frente al Stage Rock vuelve a dar la razón de por qué Europe vuelven a ser una banda que se debe tener en cuenta a la hora de reclutar público en un festival (que se lo digan al Wacken de este año). El de Europe fue un concierto que comparativamente fue más completo que el que ofrecieron en sus anteriores visitas al festival. Con un comprometido Joey Tempest, cuya voz fue diluyéndose con el paso de los minutos y con excesivas ganas de protagonismo, un metódico y virtuosos John Norum, un entregado John Leven, un sistemático Ian Haughland y un dedicado Mic Michaeli el concierto se tomó como referentes esos himnos que reverberaron en las gargantas de unos cuantos seguidores. Especialmente hicieron subir los decibelios al máximo volumen en “War Of Kings”, “Rock The Night”, “Sign Of The Times”, “Superstitious” y, como no, en un “The Final Countdown” que sigue proponiendo el mejor de los finales para unos suecos que saben bien como ejercer de ingenieros del escenario.
Para mi sorpresa, y viendo esta perspectiva desde la mesa de mezclas del festival, lugar desde donde los fotógrafos debíamos intentar recoger de manera gráfica los primeros momentos de la actuación del plato fuerte del día, comprobé que hubo mucho público que tras la actuación de Europe dio por finalizado el festival. Craso error, ya que Aerosmith volvería a demostrar su excelente estado de forma y ganas de convencer (ya lo habían hecho el día anterior en Madrid y unas semanas antes en un apoteósico concierto en Sölvesborg). En esta ocasión la voz de Steven Tyler no estuvo en el mismo estado de gracia que en el Sweden, pero su garganta aguantó las exigencias de un setlist al que sólo se le puede reprochar que no se sustituyesen algunas versiones de las que hicieron uso (“Stop Messing Arround” y “Oh Well” de Fleetwood Mac, “Remember (Walking In The Sand)” de The Sangri-las, “Come Together” de The Beatles y “Mother Popcorn” de James Brown), para proponer temas propios y seguro que más celebrados como “Janie’s Got A Gun”, “Young Lust”, “Rats In The Cellar”, “Toys In The Attick”, “Mama Kin”, “Jaded” o “Angel”. Aun así, los chicos malos de Boston defendieron con orgullo y transmisora efectividad temas como “Let The Music To The Talking”, “Nine Lives”, “Love In An Elevator”, “Rag Doll”, “Falling In Love”, “Chip Away The Stone”, “I Don’t Want To Miss A Thing”, “Sweet Emotion”, “Eat The Rich”, “Cryin’”, “Dream On” y “Walk This Way”.
Aerosmith se unen a las cada vez más numerosas bandas que anuncian su despedida, y si eso se da será una verdadera lástima que su adiós se torne en realidad, pero si lo hacen, lo harán como merece su historia y lo que durante ella han aportado al rock n’ roll. Se irán por todo lo grande y con los merecidos honores que sus ganas y énfasis merecen. En Barcelona terminaron bajo la reverencia de un público que se volcó y disfrutó de una propuesta que torpedeó el recuerdo de la mala actuación que en 2010 ofrecieron en el Palau Sant Jordi. En el Rock Fest la historia cambió radicalmente y Tyler, Perry & Cia se reconciliaron con un público que cantó, saltó, y lloró en otra buena muestra de lo que unos clásicos deben aportar: calidad, entrega y pasión.
El final del festival se defendió con un tributo, un homenaje a Queen, que estuvo protagonizado por ese espectáculo que God Save The Queen aportan con buen saber hacer. Al menos no da reparo de ver, no como el que sentí ante lo que Adam Lambert propone en los ¿legítimos? Queen. No me quedé para ver toda su actuación, y no porque no me gustasen, si no que en pocas horas tocaba corresponder con el trabajo; en otra ocasión será…
Otro gran día para un festival que cierra con excelente nota. Ya va haciéndose eco en ámbitos internacionales, con los que, sin duda, empieza a codearse con lo mejor del panorama.
Texto: Josep Fleitas
Fotos: Josep Fleitas
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