En el cumpleaños de Jerry Cantrell, recordamos su “viaje a la degradación”

17 marzo, 2017 3:00 pm Publicado por  Deja tus comentarios

El hoy en día feliz guitarrista de Alice in Chains cumple 51 años (18/03/1966) bien asentado como uno de los máximos estandartes vivos de aquel maravilloso cajón de sastre que fue Seattle desde finales de los años 80, unificado por la industria y el público bajo el término grunge. Pero no todo ha sido un camino de rosas para Cantrell, quien en 1998, tras el final de Alice in Chains y preso de sus adicciones, se encerró en su casa y parió un montón de tortuosas y torturadas canciones. Columbia Records no las quiso, y ahí estuvieron, congeladas, hasta que firmó contrato con Roadrunner.

Jerry-Cantrell

Jerry Cantrell en el camerino del concierto

En abril de 2002, mientras se ultimaban los preparativos para el lanzamiento del disco, fallecía por culpa de las drogas Layne Staley, su compañero de desventuras. Esto hundió aún más q Cantrell, cuyo álbum acabó siendo un tributo póstumo al cantante. Tan solo dos meses después de su fallecimiento, y pocos días antes del lanzamiento del disco, Juan Destroyer viajó hasta Orlando para entrevistar a Nickelback, entonces en pleno apogeo comercial con ‘Silver Side Up’. Tocaban en Orlando y abría para ellos Cantrell, quien accedió no sin esfuerzo a conceder también una entrevista que apareció en la Heavy Rock nº228.

Años después nuestro juntaletras recordaba aquel encuentro en un artículo que escribió para la extinta web de la Rolling Stone española y que ahora recuperamos:

“Me había pasado todo el viaje en avión pensando en cómo abordar la pregunta. Ni siquiera era Jerry –telonero de la gira- el motivo real por el que yo estaba en Orlando, sino Nickelback, pero estamos en 2002, y aunque aún hay dinero para vuelos transoceánicos, el declive de la industria discográfica es ya un hecho y Roadrunner quiere amortizar al máximo el billete; desde el minuto uno resulta evidente que contra la voluntad del guitarrista, tiene tantas ganas de que le entreviste como de que le castigue el hígado.

Hacía un mes que el caballo se había llevado a Layne Staley, en un momento de su vida en que Jerry, lejana aún la sanadora reunión de Alice In Chains, también cabalgaba hacia el infierno. Tanto la portada como el título del disco que presentaba (‘Degradation Trip’) daban una idea. Se había pasado meses encerrado, literalmente, en su casa, descuidando su alimentación y el aseo diario, exactamente como el malogrado cantante, que apenas tenía trato con nadie más que su dealer, aunque Cantrell conservaba un objetivo más allá de las drogas: escarbar dolorosamente en su interior y componer canciones.

degradation tripSu aspecto es verdaderamente enfermizo: palidez y delgadez extremas, voz quebradiza, gafas de sol aun bajo techo que indudablemente esconden ojeras tono hematoma y unas extrañas llagas en el dorso de las manos que se asemejan a quemaduras de cigarrillo. En pleno Parque de los Universal Studios donde está ubicado el recinto del concierto, Jerry parece un fantasma sacado de una película.

Por si fuera poco, tiene cagalera. Hemos llegado allí en limusina, pero nada de champán y lujos, en su interior el ambiente es el de un coche fúnebre.  Tiene cara de estar sufriendo por dentro y apenas aparta la mirada de la ventanilla, se le ve inquieto en su asiento, cambiando de posición a cada poco, carraspeando y, finalmente, saltándose la prohibición de fumar. No hemos intercambiado más de dos o tres frases que le han costado horrores, pero se ha querido asegurar de que me entere, por si las sospechas, de que sufre una fuerte gastroenteritis, motivo por el cual, nada más bajar del vehículo, pasará un buen rato en el WC. Me llamaréis suspicaz, pero sale del lavabo toqueteándose la nariz… Hasta Ryan Peake, guitarrista a su vez de Nickelback, se muestra preocupado por su aspecto. No me hubiera extrañado que, como decía Jim Morrison, pasados unos meses Jerry se hubiese convertido en la siguiente J.

Y a pesar de toda esa flagelación personal, de la aflicción añadida tras la pérdida de su mejor amigo, de que el promocionero de la discográfica y el manager me han pedido explícitamente que no lo hiciera, y aun temiendo que Cantrell llame a su gorila y me echen del camerino de malas maneras, sus fans quieren saber y yo tengo que sacar a Layne de su tumba durante unos instantes, para que quienes me lean luego no se indignen con este humilde plumilla. ¿Se imaginan entrevistar a Rajoy y no preguntarle por Bárcenas? Yo tampoco”.

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