Duff McKagan cumple 54 años: “Cómo ser un hombre”

5 febrero, 2018 1:16 pm Publicado por  1 Comentario

Michael Andrew McKagan nació un 5 de febrero de 1964. Años después, simplemente fue conocido como Duff, el bajista de formación punk dentro de Guns N' Roses. Sin embargo, mucho antes de saborear las mieles del éxito, incursionó en múltiples formaciones, estudió guitarra, bajo y batería, y compuso sus propios temas. Este gran admirador de Sid Vicious se mantuvo fiel a su esencia. A comienzos de los 80, se tiñó el pelo de rubio furioso y cambió la nieve de la fría Seattle para buscar suerte bajo el sol de California, una ciudad vibrante que era la meca del hard rock. Atraído por las luces de las noches de los clubes del Sunset Strip, este gigante de ojos desafiantes siguió un largo camino hasta llegar al éxito. Os traemos un repaso de todo lo que tuvo que atravesar para poder ser capaz de enseñarnos cómo es ser un hombre de verdad.

Desde la cima de América

Desde muy chico, sus padres lo motivaron a iniciarse en la música. Era el más pequeño de una familia de ocho hermanos y eso le permitía ser una especie de esponja que absorbía todos los estímulos que le mandaban. En un principio, solo era parte de un juego, pero muy pronto le vieron condiciones artísticas: a los dos años su afición era intentar sacar el sonido a las cuerdas de una guitarra. Uno de los mejores recuerdos de su infancia reside en una radio que estaba siempre en su casa encendida con emisoras de rock ‘n roll a todo volumen; sus tardes más emocionantes eran las que transcurrían en la habitación de su hermana escuchando sus álbumes de Aerosmith.

Era un niño inteligente y curioso que aún no se decidía si tocar la guitarra eléctrica, el bajo o la batería. Su hermano Bruce fue quien le enseñó a tocar el bajo y quien lo incentivó para que se decidiera por ese instrumento. Le dio algunas lecciones cuando estaba en quinto grado, moldeando su propio estilo influenciado por Sex Pistols y viendo a Sid Vicious como “el bajista más extravagante que haya existido”. Hasta entonces, Seattle era apenas esa ciudad norteña del estado de Washington, casi cayéndose del mapa de Estados Unidos en la cima de América.

Vida ruidosa

Entrada la adolescencia, su interés por la música continuaba en ebullición. Se había perfeccionado en varios instrumentos y formó Vains, su primera banda punk, en 1979, cuando tenía solo 15 años. Era bajista y se permitió hacer coros. Junto a ellos, se editó su primer sencillo “School Jerks” y luego formó The Living, combo en el que era vocalista y guitarrista. Siempre ligado al mismo género musical, a finales de 1980 se unió a los punk-poperos Fastbacks. En esta ocasión ejerció de batería, dando muestra de su gran habilidad para ir adaptándose al puesto que se requiriera. Su mayor exposición se dio como baterista de The Frantz, una formación de hardcore en 1982. En tan solo tres años, lograron ser teloneros de grupos del calibre de Black Flag y Dead Kennedys, referentes del propio Duff.

Este nativo de Seattle recuerda a su ciudad como un hervidero que no dejaba de hacer brotar diversos grupos, comentando un tanto orgulloso: “Había millones de bandas y lugares para tocar, era un buen lugar para formarme; excepto Queensrÿche, no salió nada importante de ahí; de todos modos, era una ciudad ruda de rock n’ roll con mucho undergroung que considerar’. Duff se refería al emergente género grunge.

Bajo el sol caliente de California

Duff McKagan ejerciendo como batería en Fastbacks

Cansado de tocar en clubes de mala muerte y tras haber incursionado en diferentes grupos, aunque admitiendo que en la mayoría lo hizo una sola vez, en 1983 armó su equipaje y migró a Los Ángeles. Habiendo alcanzado la mayoría de edad, se encontró solo empezando de nuevo sin conocer a nadie, excepto a su hermano que vivía en las afueras de Valle de San Fernando. Durante cuatro años se ganó la vida como músico de sesión y de mesero en Black Angus, un restaurante en Northridge. La experiencia le impactó de diversas maneras; fundamentalmente, logró superar miedos y aprender a valerse por sí mismo.

Había llegado dándose a conocer como guitarrista, pero como escaseaban los bajistas, cambió las seis cuerdas por cuatro. “Cuando llegué, habían millones de guitarristas pululando en busca de una oportunidad, muchos eran realmente buenos; siempre fui consciente de mis limitaciones en ese aspecto, fue una decisión rápida y empecé con mi pequeño amplificador y mi bajo”. En un mundo que se abría ante sus pies, su suerte estaba a punto de dar un giro fundamental: el día que contestó un aviso de Music Connection Magazine que aparentemente iba orientado hacia un estilo punk de los 70.

Amigos como hermanos

“Se busca bajista estilo Aerosmith, Alice Cooper”, anunciaba la publicación firmada por un tal Slash. Por el apodo “latigazo” creyó que conocería a un punk y que sintonizarían en seguida. La cita fue en Canter’s Deli, bar del cual un amigo del guitarrista era dueño. Allí se encontró con dos verdaderos arquetipos angelinos pelilargos: Slash y el baterista Steven Adler. Duff recuerda el encuentro con entusiasmo: “Cuando los conocí fue fantástico, nunca había conocido a alguien como ellos en Los Ángeles; aquella noche salimos y nos emborrachamos”. Posteriormente formaron Road Crew. Componían y se entretenían haciendo covers de Rolling Stones. Tras varias audiciones sin encontrar vocalista, se cruzaron por casualidad con Axl Rose y su centrado guitarrista escolta Izzy Stradlin de Hollywood Rose.

Corría 1985 y Guns N' Roses era la agrupación que reunía todo su potencial. Lanzaron el EP ‘Live?! Like a Suicide con su propio sello UZI Suicide. En su portada, se veía al rubio bajista junto a Rose y un antiguo logo diseñado por Slash. La historia los enaltecería en 1987 con su álbum ‘Appetite for Destruction’. Todo iba encaminándose, también en el plano personal: se enamoró y casó con Mandy Brix, cantante de The Lame en medio de una gira con Iron Maiden, buscando cierta estabilidad en ese vértigo que existía a su alrededor y que le abrumaba un poco.

“Me importa un carajo la prensa, a Axl y a Slash les gusta hablar, pero lo importante es que al momento de tocar estamos todos sobre el escenario. La gente lo sabe y no existen celos entre nosotros”, afirmó en varias entrevistas de época. Siempre fue consciente del lugar que le tocaba según las circunstancias, al igual que cada vez que hizo falta en cada banda que integró. Por ejemplo, en Guns N’ Roses tuvo que encargarse de la mayoría de los compromisos promocionales. Axl cada vez se alejaba más de las notas y periodistas, acompañando a Slash, quien siempre fue demasiado tímido para enfrentarse a los medios de comunicación.

Hacer la creencia

Guns N’ Roses siempre fue una bomba de tiempo y, cuando en 1993 se encontraban  en el último tramo de la gira mundial “Skin & Bones”, Duff se preparaba para lanzar su carrera solista. Volvería a los escenarios con una nueva banda y su placa ‘Believe In Me’, acompañado por Linda, su segunda esposa, sintiendo que este era su momento para dedicarse a este trabajo. Era hora de separase un poco de la mega banda y exponer la faceta individual de un músico formado con su propio bagaje.

Pasarían tres años hasta su edición. Había trabajado en decenas de estudios en tres continentes y, cada instante libre de la interminable gira de ‘Use Your Illusion’, lo aprovechó para componer y negociar con músicos invitados como Jeff Beck, Lenny Kravitz, miembros de Skid Row, Slash, Matt Sorum…; uno de los que más le interesaban era Prince, aunque no se animó a contactarlo, quizás por el gran respeto que le inspiraba. Nunca ocultó su admiración. De hecho, en más de un concierto tras el fallecimiento del diminuto y excéntrico artista, lució su símbolo emblemático sobre su bajo Fender Jazz Special color blanco perla, rindiéndole homenaje.

En su proyecto le pondría su voz a las canciones; ya lo había hecho con el “Attitude” de Misfits y el “You Can’t Put Your Arms Around a Memory” del malogrado Johnny Thunders y “New Rose” de The Damned para ‘The Spaghetti Incident?’. El álbum de covers de Guns N’ Roses iba a salir al mercado apenas dos meses después de ‘Believe In Me’. Redoblando la apuesta por su música, lo promocionó bajo el sello Geffen. En la cumbre del éxito, inició su gira sin tomarse un respiro. Volvió a estar soltero: era rico y famoso, pero no dejaban de señalarlo como el bajista de una gran banda de rock. Los prejuicios y expectativas en torno al próximo lanzamiento de Guns N’ Roses opacaron un tanto la salida de su plástico en solitario, pero Duff estaba dispuesto a vivir su fantasía ganando soltura, tocando la guitarra eléctrica y presentándose en pequeños locales para fans y curiosos dispersos.

Drogas y punk rock

Pero en este cuento de luminarias nada fue fácil. A los 19 años se mudó a Hollywood, pero ya era adicto a la heroína, al igual que su novia y su compañero de habitación. Ante estas circunstancias, detalló: “Nunca pretendimos ser modelos de conducta, simplemente somos nosotros mismos. Si algún pibe es lo suficientemente imbécil para comportarse así, no nos responsabilizamos de lo que pudiera ocurrirle. Es la clase de vida que llevamos, pero tuvimos mucha suerte, puedes terminar muerto tan fácilmente como obtener un álbum N° 1”. Por culpa de su debilidad a múltiples sustancias, su salud empeoró tras años de aspirar cocaína, teniendo que recurrir a una cirugía quirúrgica porque su tabique nasal desgastado estaba dificultándole la respiración. La situación empeoró al ser un ferviente amante del vodka Russian Stolichnaya, el cual le provocó una pancreatitis aguda que puso en riesgo su vida.

Esforzándose por recuperarse, realizaba ejercicios cotidianos y solía recorrer más de 48 kilómetros sobre terreno rocoso, montando su  mountain bike. “Las drogas son malas, siempre seré el primero en decirlo”, dijo en más de una vez,  despejando cualquier sospecha de atribuible apología. Debía cambiar obligatoriamente sus malos hábitos y ponerse firme; se encontraba nuevamente casado, esta vez con la modelo Susan Holmes, con quien tuvo dos hijas. Confesó que fue quien le ayudó en su rehabilitación y le brindó una perspectiva absolutamente distinta. Tenía que acostumbrarse a incorporar vitaminas y suplementos diarios que reforzaban su sistema inmunológico, además de una rutina de ejercicios más estricta que le permitiera liberar su exceso de adrenalina. Aun así, le faltaba de manera imprescindible volcarse a la música para conseguir que su bienestar fuese total, casi como una necesidad que lo empujaba a seguir su pasión.

El hombre orquesta

En Duff McKagan's Loaded ahora era cantante y guitarrista, desatando un juego de palabras que asociaba el término “cargado” con una connotación a “drogado” en la jerga popular. Rescató este proyecto a finales de 2007, emprendiendo una gira mundial. En septiembre de 2009 participó en la grabación del primer álbum solista de Slash en el tema “Watch This” junto a Dave Grohl de Foo Fighters, manteniendo un permanente contacto con el mulato y excelso guitarrista.

Inmerso en Loaded, tampoco quiso desperdiciar la oportunidad de subirse a Neurotic Outsiders, comandada por Steve Jones de Sex Pistols. También formaban parte Matt Sorum, su compañero en Guns N’ Roses, y John Taylor de Duran Duran.  En esta banda, además de cantar, dominaba el bajo tocado con púa que le impregnaba un sonido metálico muy característico. En 2002 se reunió con dos viejos conocidos: Slash y Matt Sorum. Reclutaron al guitarrista Dave Kushner y realizaron audiciones para hallar un cantante, eligiendo a Scott Weiland, ex Stone Temple Pilots. Así nació Velvet Revolver, una banda básicamente de hard rock con la cual dieron varias vueltas al mundo. Aunque no duró demasiado, consiguieron merecimientos y algunos premios. Editaron Contraband en 2004 y Libertad en el 2007. Walking Papers, agrupación nacida en 2012, fue otra más de las tantas apuestas musicales de Duff. Hoy puede escucharse ese material en Spotify, al igual que todo su muestreo musical.

Dando cátedra de vida

Siempre necesitó tener claridad en su mente, luchando por no perder el control de su propia vida, manteniéndose ocupado y atado a la realidad. Decidió estudiar economía y finanzas. “Tenía 30 años, estaba sobrio y no sabía que eran los bonos y las acciones, tampoco confiaba en nadie”, declaró hace un tiempo. Se inscribió y graduó en la Universidad de Seattle y, posteriormente, fue convocado para escribir en una columna sobre economía en la web Playboy llamada “Duffonomics”. También fundó su empresa de administración de bienes con la intención de ayudar a músicos en problemas con sus finanzas y publicó dos libros: “It’s So Easy and Other Lies” en 2011, una autobiografía donde relata cómo las drogas lo perjudicaron y “How To Be A Man”, su más reciente obra literaria.

Pero lo más asombroso sucedió durante un viaje a Londres en 2010. Tras haber transcurrido trece años de la última vez que se vieron, quizás, por esas casualidades que tiene la vida, coincidió con Axl Rose durante un viaje a Inglaterra. Estaban instalados en el mismo hotel, su cuarto estaba pegado al de él y, constantemente, les llegaban mensajes que les pedían, al menos, juntarse en el lobby. Las plegarias de muchos de sus admiradores fueron escuchadas y volvieron a pisar juntos un escenario: interpretaron algunos temas e hicieron las paces con un pasado que en conjunto les hizo tocar el cielo y el infierno a la vez. Sin resentimientos, solo compartieron melodías y gratos recuerdos.

Reavivando la llama

En 2014 se reintegró de manera temporal a Guns N’ Roses para la gira sudamericana, reemplazando a Tommy Stinson. Se presentó junto al grupo en los Revolver Golden Gods Awards en el que Rose recibió el premio Ronnie James Dio Lifetime Achievement. Sin dejarlo de lado, fue invitado especial en la residencia realizada en Las Vegas, encendiendo una luz de esperanza para aquellos que soñaban con ver a los músicos fundadores recomponiendo su historia, sobre todo al considerar la excelente relación que existía entre el blondo bajista y el moreno artista de la guitarra, haciendo pensar que sólo se trataba de una cuestión de tiempo.

Tras la salida de DJ Ashba, guitarrista estable en la formación, los rumores de una posible reunión de sus ex miembros originales eran cada vez más fuerte. Duff había estado de gira junto a ellos por Latinoamérica y algunos shows en Estados Unidos, hasta que Slash declaró en una entrevista que ya había limado las asperezas con Axl Rose después de tantos años de distanciamiento. En 2015 circulaba la versión de que habían negociaciones para que Slash y McKagan volvieran de forma oficial, confirmándose el tan ansiado regreso para el festival Coachella tras 23 años sin tocar juntos. Una nueva presentación en Las Vegas fue la base en la que comenzó a reescribirse la leyenda que unía a los tres músicos en vivo.

No puedes abrazar un recuerdo

Foto: Duff McKagan en Bilbao. Foto: Íñigo Malvido

Ahora, Duff tenía la tarea de ir descubriendo el álbum ‘Chinese Democracy’, editado cuando él ya no formaba parte de Guns N’ Roses. Fue haciéndolo a medida que iba  escuchando las canciones. Así lo contó a O Globo: “Ya lo había escuchado, pero cuando empiezas a interpretar esas canciones, vas revelando todo lo que hay debajo de esas capas; en cada ensayo queríamos que este material nos perteneciera y que la gente lo viera así”. Respecto a su labor musical y escénica, instrumental y estéticamente, no parecen haber pasado los años para él; su dinamismo y jovial presencia da la impresión de rejuvenecer al resto de sus compañeros. Demuestra especialmente una buena interacción con Richard Fortus como miembro de esta versión actual del grupo; su caudal artístico fluye con intensidad y su lado espiritual aflora manteniendo los pies firmes sobre la tierra.

Es consciente de disfrutar cada etapa mientras perdure gracias a una mentalidad práctica y experiencia propia del hijo menor de una familia pobre y numerosa que se remitía a fijarse objetivos a corto plazo y cumplirlos. Tal vez, esto fue lo que lo hizo convertirse casi en un sobreviviente. Se le atribuye a su personalidad calmada y silenciosa haber sido la fuerza impulsora de la tan esperada reunión, sumado a su gran sentido de responsabilidad y carácter cordial que ayudó a cerrar viejas heridas. Según Slash en su autobiografía, Duff siempre fue el factor de equilibrio entre sus compañeros y un mediador entre Axl y él, piedra principal de esta redención que llevó veintitrés años, cuando todo parecía ser apenas ruinas. Este músico, compositor y productor discográfico, académico, padre y marido ejemplar, refleja en este intenso proceso de 54 años que es capaz de ser un hombre de verdad guiado por ese innato sentimiento de superación que rige su destino.

Lucy Dávalos
Twitter/Instagram @lucydavalosOk

Redacción
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1 comentario

  • Kathie Kyg dice:

    Muchas gracias por este increíble artículo. Detrás de Guns N' Roses hay vidas e historias que merecen ser contadas, cada una de ellas tan impresionante e inspiradora como la anterior. Duff es realmente un ejemplo de superación,al igual que sus compañeros. ¡Gracias por compartirlo!

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