Día de la Visibilidad Trans: diez músicos por encima de géneros

28 marzo, 2018 11:36 am Publicado por  1 Comentario

En épocas pasadas debían esconder su condición y tratar de ocultar esa disfunción entre rasgos biológicos y su identidad real, pero hoy en día podemos encontrar artistas transexuales en los más diversos estilos, algunos incluso optan por el activismo total como Laura Jane Grace de Against Me!, que quemó su certificado de nacimiento para protestar por la discriminación en Carolina del Norte. Otros lo llevan de manera más discreta, pero sin renunciar a ese altavoz que les proporciona la música para normalizar su presencia sin el menor aspaviento. Para demostrar que dicho colectivo no es en absoluto ajeno al mundo del rock, Alfredo Villaescusa rescata diez figuras que merece la pena conocer, así como sus temas más representativos.

1. Dee Palmer (Jethro Tull)

Si existe un grupo que realmente encarne las esencias más tradicionales, ese sería Jethro Tull. No en vano Ian Anderson y compañía cultivaron durante décadas esa imagen de hombres de pelo en pecho excéntricos y barbudos, criaturas asilvestradas que vivían poco menos que en los bosques al margen de la sociedad establecida. En este contexto no extrañaba que sus propios compañeros fueran los primeros sorprendidos cuando el entonces David Palmer anunció su cambió de nombre por Dee en 2003 y al año siguiente revelara que se había sometido a una operación de cambio de sexo.

Su biografía desde luego no podría calificarse de convencional, pues se enroló en el Ejército a una edad temprana, no con la intención de disparar a nadie, sino con el propósito de aprender a tocar el clarinete sentado encima de uno de los deslumbrantes caballos de la Guardia Real Británica. Posteriormente continuó sus estudios en la Royal Academy of Music, donde ganó el premio Eric Coates en el momento de su graduación. En 1967 grabó su primer álbum ‘Nicola’ junto a la por entonces estrella del folk escocés Bert Jansch y sus hazañas llegaron a oídos del mánager de los Tull en la época Terry Ellis.

La rapidez con la que sacó los arreglos para las cuerdas y los vientos de “Move On Alone” del álbum ‘This Was’ le conectó de inmediato con la banda, que volvieron a requerir sus servicios para “A Christmas Song” y notables aportaciones en las piedras angulares ‘Aqualung’ y ‘Warchild’. Su estatus era ya similar al de un sexto miembro y de hecho participó en las giras como segundo teclista, mientras que se le consideró uno más a todos los efectos en trabajos como ‘Songs From The Wood’ o ‘Heavy Horses’, entre otros.

Vestido de una manera llamativa y fumando en pipa a la manera de Sherlock Holmes, el cariño incondicional que le llegaron a profesar sus seguidores sobrepasó cualquier barrera de sexo y eso se refleja en la siguiente anécdota que le sucedió en un bar mientras tomaba algo con una amiga y un tipo le preguntó: “-¿Puedo hacerle una pregunta muy personal?

-Si es acerca del vino, no se lo recomiendo.

-¿Usted solía ser David Palmer?

-Sí, supongo que lo sigo siendo. ¿Por qué lo pregunta?

-Le he visto en directo muchas veces, le admiro a usted y a su música. Déjeme que le diga algo más, tiene muy buen aspecto”.

2. Mina Caputo (Life of Agony)

Convertido en una de las figuras más destacadas de la Generación X durante los noventa al frente de la banda Life of Agony, el antes conocido como Keith Caputo no puede decirse que haya disfrutado de una vida precisamente fácil. Su madre murió de sobredosis de heroína cuando tenía un año y su padre, también un drogadicto, le abandonó dejándole al cuidado de unos cuadriculados abuelos paternos. En ese entorno atípico sufrió malos tratos y ya comenzó a experimentar disforia de género cuando le pedía a su abuela que le vistiera como una chica, a lo que esta le respondía: “No eres una chica, no le digas al abuelo que quieres ir a la escuela vestido como una chica. Te mataría. Y me mataría”.

En esta tesitura se vio obligado a adoptar un aire de masculinidad artificial para pasar desapercibido. Encontró una válvula de escape en la música gracias al piano que compró su tío para sus abuelos y también descubrió los vinilos de gente como David Bowie, Queen, Pink Floyd o Billie Holiday. Así recordaba esa época: “Me encantaba Led Zeppelin. Sabía que quería ser como Robert Plant desde que era niño. Pero él me confundía porque no podía precisar si era un tío, una tía o qué demonios era”.

Una vez, mientras practicaba al piano, su primo invitó a sus amigos rockeros y aquello fue el inicio de Life of Agony, un grupo de metal alternativo de meteórica trayectoria con los que alcanzó el éxito al llegar a los primeros puestos de las comerciales listas de ventas. Y así siguió hasta que no pudo aguantar más y abandonó la banda. Quiso dar el paso decisivo de confesar su verdadera identidad entonces, pero no reunió el coraje suficiente y se sumergió en una espiral depresiva que alcanzó su punto álgido en 2008 cuando estuvo a punto de suicidarse.

Un amigo le aconsejó acudir a un terapeuta sexual que le ofreció dos opciones. Vivir como una mujer las veinticuatro horas del día o visitar un endocrino para iniciar su transformación. Eligió lo segundo y se sometió a tratamientos con hormonas, al tiempo que aprovechaba para quitarse de drogas y demás. Pero todavía no se atrevía a revelar su condición a su entorno más cercano. Hasta que despertó de golpe a raíz de un comentario ofensivo en Facebook: “¿Por qué pareces cada vez más una tía? Eres repulsivo. Nunca vas a ser una tía de verdad. Acéptalo. Eres el motivo por el que existe el SIDA”.

Esa fue la gota que colmó el vaso y la primera vez que respondía a ataques de este tipo, que lanzó con las lapidarias palabras: “Soy un puto transexual. Que te jodan”. Así se enteraron sus ex compis de Life of Agony, que acogieron el hecho con una naturalidad absoluta, al igual que muchos de sus fans, por lo que se pudo comprobar en la cantidad de mensajes de apoyo que recibió. Una transición de la que habla en “Identity”, que comienza con toda una lección de autoafirmación: “Miradme/ Por todas partes/ No soy un hombre, no soy una mujer/ Cosedme otra vez”.

3. Laura Jane Grace (Against Me!)

Unida a la historia de Mina Caputo estaría la de Laura Jane Grace de Against Me!, con varios nexos en común como la adicción a las drogas desde una temprana edad, de hecho, para los 13 ya andaba experimentando preocupantemente con marihuana, LSD y cocaína. Al igual que Caputo, la música se convirtió en su tabla de salvación, en concreto, el punk rock, movimiento con el que se sintió identificada por sus ideales nihilistas y anarquistas. También experimentó brutalidad policial y encontronazos con las fuerzas del orden que le llevaron a rechazar todo tipo de autoridad y a abrazar en sus canciones una actitud eminentemente política similar a la de la banda británica Crass.

A medida que se incrementaba la fama de Against Me!, se fue acrecentando su disforia de género y eso se notó en las letras de canciones como “The Disco Before The Breakdown” o “Violence”, con veladas alusiones a su problema hasta que en 2007 se atrevió a tratar el asunto sin tapujos en el tema “The Ocean” del disco ‘New Wave’, donde afirma lo siguiente: “Si pudiera haber elegido, me habría gustado nacer mujer, mi madre me dijo que la habría gustado llamarse Laura, maduraré hasta ser fuerte y hermosa como ella, un día encontraré un hombre honesto para que sea mi marido”.

Su activismo por la visibilidad trans llegó al punto de quemar su acta de nacimiento para denunciar la discriminación todavía existente en Carolina del Norte y hasta sacó el álbum conceptual ‘Trasgender Dysphoria Blues’ sobre una prostituta transexual. Da la casualidad de que Laura reconoció abiertamente su condición en un artículo de la revista Rolling Stone justo un año después de que Mina Caputo hiciera lo propio y esta no dudó en contactarla por si necesitaba asesoramiento médico o de cualquier otro tipo.

La camaradería entre ambos artistas surgió de inmediato y se embarcaron en una gira en solitario para conocerse mejor que Laura recordaba así: “En esa gira estaba con mi estado de ánimo más bajo, pero tener a alguien cerca al que admirar y decir “Si tú puedes, yo también”, eso significó mucho. Tener conversaciones normales y darse cuenta de que la vida puede ser normal después de todo, todavía podía irme de gira y tener amigos que signifiquen mucho para mí”.

 4. Genesis P-Orridge (Psychic TV, Throbbing Gristle)

Esta leyenda de la música industrial y experimental cuya trayectoria se remonta a finales de los sesenta no es que sea exactamente transgénero, sino que su categoría va más allá. De hecho, forma parte de un proyecto sobre la llamada pandroginia que comenzó en 1993 junto a su segunda esposa Jacqueline Breyer que consistía en modificaciones corporales mediante la cirugía hasta convertirse en un ser único e indivisible. Para llegar a este fin, la pareja se gastó unos 200.000 dólares en operaciones quirúrgicas, implantes mamarios, de pómulos y barbilla o terapias hormonales, a la par que adoptaban un género neutro. “Queríamos acabar con las dualidades de una sociedad que divide a todo en dos: hombre y mujer, blanco y negro…”, comentaba el propio Genesis en la presentación de un documental sobre su experimento.

Un nuevo ser pandrógino al que a partir de entonces habría que referirse como “Breyer P-Orridge”, esto es, una mezcla de ambos nombres del matrimonio. En esta época bajo ese apelativo se publicó un libro de apuntes al respecto, poemas y observaciones llamado ‘Ooh, You Are Awful…But I Like You’ (Oh, eres espantoso, pero me gustas), y también hubo algunas colaboraciones con gente como Skinny Puppy o Nick Turner y otros antiguos miembros de Hawkwind.

En octubre de 2007 murió la antes conocida como Jacqueline Breyer debido a un problema del corazón derivado de un cáncer de estómago. Se suspendieron las fechas norteamericanas de Psychic TV y se levantó un memorial en Participant Inc. Gallery de Nueva York. En la página web oficial se dijo que “desde entonces Genesis continúa representando la amalgama Breyer P-Orridge en el mundo material, mientras que Lady Jaye representa la amalgama en el mundo inmaterial, creándose así una perpetua colaboración interdimensional”.

El proyecto pandrógino siguió adelante, no sin que Genesis admitiera a un periodista que sin su esposa se convertía en algo muy duro y para preservar su memoria utilizó desde entonces el pronombre “nosotros” para referirse a sí mismo. Hablaba Buñuel del concepto de “amour fou”, un impulso irresistible que empuja a dos seres a fundirse irremediablemente, aunque esto no sea posible. Quizás se tratara solo de eso.

5. Anna Varney (Sopor Aeternus)

Las categorías convencionales de masculino y femenino no sirven tampoco para clasificar a la líder de este enigmático proyecto de darkwave. Pocos datos seguros se conocen acerca del personaje andrógino de Anna Varney Cantodea, salvo que su nombre, imaginamos que ficticio, proviene de la novela de vampiros de 1847 ‘Varney el vampiro o el festín de sangre’.

Todo un aura de misterio rodea a esta criatura de la oscuridad que no organiza conciertos ni representaciones “destinadas a seres humanos” y tampoco concede entrevistas en persona, a no ser que se hagan en condiciones que garanticen su total anonimato. Por ese motivo en las fotografías publicadas aparece siempre bastante maquillada o con máscaras.

Como uno se podría imaginar, los temas que trata en sus canciones no suelen ser excesivamente joviales, caso de la depresión, el suicidio o la soledad y tristeza, aunque en ocasiones deja entrever un macabro sentido del humor  en el título “Fruit Of The Tomb” que parodia la popular marca de ropa ‘Fruit Of The Loom’. Hay que saber reírse hasta de los muertos.

En la personalidad de Anna Varney hay un componente andrógino y ha fantaseado en ocasiones con la idea de convertirse en mujer y abandonar la forma masculina para así transformarse en un híbrido entre masculino y femenino. No obstante, ha desechado la posibilidad de someterse a cualquier tipo de operación quirúrgica para modificar su aspecto. En su país natal, Alemania, existe todo un culto en torno a su persona con fans tan acérrimos que tratan de reproducir su apariencia ambigua y atemporal. Hay que verlos.

6. Antony and the Johnsons

Pese a pertenecer más bien al espectro indie, no podemos pasar por alto la contribución a la historia de la música de este grupo cuyo mismo nombre ya evocaba el activismo transgénero al acordarse de Marsha P. Johnson, un personaje fundamental en la lucha por los derechos de este colectivo. Con un padrino tan reputado como el gurú de la experimentación David Tibet de Current 93, que se ofreció a editarles en su propio sello, fueron adquiriendo cierta reputación de culto que incluso llegó a los oídos de Lou Reed y este no dudó en pedir a su vocalista Anohni (antes Antony Hegarty) que se sumara a su proyecto ‘The Raven’.

Luego le devolvieron el favor con su segundo álbum ‘I Am A Bird Now’, y aparte de Reed, también aparecía ahí otro icono de la ambigüedad como Boy George. Nunca les asustó tratar temas controvertidos y por eso en “Future Feminism” su vocalista denigra las religiones patriarcales y aboga por un sistema de gobierno feminista como forma de evitar el desastre ecológico. Una costumbre que Anohni  siguió asimismo en su trayectoria en solitario, un ejemplo claro sería “Drone Bomb Me”, donde habla desde el punto de vista de una niña afgana de nueve años cuya familia ha sido masacrada por una bomba lanzada por un dron.

7. Marcie Free (King Kobra, Unruly Child)

El aguerrido mundo del hard rock melódico no fue ajeno al fenómeno trans y uno de los casos más sonados lo protagonizó Mark Free, al que muchos recordarán por su espectacular rango vocal en la obra maestra ‘Ready To Strike’ de King Kobra junto a Carmine Appice (Rod Stewart, Vanilla Fudge). Con esta banda únicamente sacó un par de discos, pero le sirvió para que su voz tan potente como melódica destacara por encima de todo lo demás. De hecho, sus composiciones tuvieron más peso en el segundo álbum ‘Thrill Of A Lifetime’ y quizás por eso consiguieron colar en la BSO de la película ‘Águila de Acero’ su tema “Iron Eagle (Never Say Die)”.

Mark padeció disforia de género toda su vida, pero no fue hasta 1993 cuando se sometió a una operación de cambio de sexo y empezó a ser conocido como Marcie Free. De esta manera se reconcilió consigo mismo y superó las ideas de suicidio que había arrastrado durante años. Un momento clave en esta transición resultó su trabajo en solitario ‘Long Way From Home’, donde siguió demostrando un rango vocal impresionante, aunque sin el plantel estelar que le acompañaba en King Kobra.

El valor de esta obra habría que buscarlo en las letras que reflejaban las luchas internas de una mujer atrapada en el cuerpo de un hombre. En cuando a sonido, también marcaría su trayectoria futura, pues ya una vez renacido como Marcie Free su carrera se enfocaría mayoritariamente hacia el AOR. Pero los fans jamás olvidarían esos gritos de caerse hasta los pantalones del ‘Ready To Strike’.

8. Ryan Cassata

Otro destacado activista transgénero sería este músico americano, orador público, escritor, director de cine y actor. Es una figura tan prominente en este campo que suele recorrerse institutos y universidades para dar charlas sobre la disforia de género, el acoso escolar o su propia transición de mujer a hombre que incluyó una doble mastectomía en 2012. Aparte de aparecer en televisión en el popular show de Larry King, ha participado en numerosos festivales LGBT y ha tocado en lugares míticos como el Whisky A Go Go de Sunset Boulevard.

Se convirtió en el primer artista abiertamente trans en tocar en el Warped Tour después de ganar una batalla de bandas en 2013 y luego otra en 2015. En sus canciones suele optar por el optimismo cuando todo parece perdido, al tiempo que aboga por luchar encarnizadamente contra la ignorancia y machacarla. “We’re The Cool Kids” es un auténtico himno de batalla en este sentido.

9. Danica Roem (Cab Ride Home)

Tal vez la elección de Donald Trump como presidente haya situado a EE UU en los abismos más tenebrosos de su historia, pero parece que todavía quedan reductos de resistencia para las minorías, esas que le gustaría hacer desaparecer al máximo mandatario, o por lo menos meter debajo de la alfombra. Una clara prueba de victoria frente al fascismo habría que buscarlo en la reciente elección de la demócrata Danica Roem como primera legisladora transgénero en el estado de Virginia tras imponerse al cerril republicano Bob Marshall, contrario a los derechos del colectivo LGTB.

De hecho, la sectaria ideología de este último le impidió debatir con ella o referirse a ella con pronombres femeninos, utilizando únicamente los masculinos con ánimo de ofender. El impacto que ha causado Roem ha sido de tal calibre que ha logrado reunir 500.000 dólares en donaciones de todo el país, la mayoría procedentes del colectivo LGTB y otras asociaciones de índole progresista.

Otro dato curioso acerca de Danica es que es vocalista de una banda de thrash metal llamada Cab Ride Home, que recientemente ha editado su debut bajo el título de ‘Crash The Gate’. Una actividad que ni de lejos piensa dejar de cara a su labor gubernamental: “¿Por qué debería cambiar lo que soy por estar en el gobierno? Ya he tenido que pasar por un cambio transformador”.

10. Samantha 

Y no podríamos cerrar este artículo sin aportar la nota patria que viene de la mano de este travesti nacido en Lima, Perú, que apareció en el sello Chapa en el apartado dedicado al rock catalán. Su impacto fue brutal en la todavía pacata sociedad peninsular de finales de los setenta con unos espectáculos alucinantes “para gente joven y liberada” junto a su novio Míster España Antonio Borrego, según recoge el libro de la emblemática discográfica.

Pero su trascendencia solo tuvo repercusión en Cataluña debido a la cancha que le dieron todos esos medios “progres” que negaban oportunidades a los talentos emergentes de la época.

Su popularidad creció a raíz de presentar el festival Canet Rock del 78, donde se declaró “virgen inseminada por el rock”. En el invierno de ese año se hizo también acompañar por el grupo Acra para hacer algunas actuaciones por discotecas de Barcelona y se la vio del mismo modo en el ‘Musical Express’ de Ángel Casas.

Escribía además en revistas en calidad de consultora sexual y durante unos meses se convirtió en musa de la ambigüedad calculada en gran parte de la prensa del país. Los que trabajaron con ella recuerdan cómo solía irrumpir en el estudio con su metro ochenta de estatura y un “glamour que la hacía encantadora, aunque siempre estuviera al acecho para pegarte un sablazo de pasta en cuanto te descuidaras”. En ese aspecto sí que era tradicional, de la estirpe de los vivos.

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Esta entrada fue escrita por Alfredo Villaescusa

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