Crónica de Sabaton + Accept + Twilight Force: Agotadora batalla

17 abril, 2017 1:51 pm Publicado por  Deja tus comentarios

Berlín, Alemania.

¡El concierto tenía una pinta tremenda! Había muchas ganas de ver a los suecos Sabaton. No  pude verlos en Madrid al coincidir con las fiestas de mi ciudad, San Sebastián (o Donostia, como muchos la conoceréis). El heavy es mi estilo de vida, se podría decir, pero la tamborrada es mi vida, ya que desde muy pequeño mi padre me enseñó a aporrear los tambores, interpretando las marchas de Sarriegui. Tuve que sacrificar un gran bolo, pero llevando más de treinta años tocando las piezas de este gran compositor, no podía faltar a mi cita anual. Me marché con un sabor agridulce, ya que imaginaba que dos de las tres bandas arrasarían Madrid en el WiZink Center, renombrado de nuevo después de ser siempre el Palacio de los Deportes de Madrid.

Decidí echar un vistazo a las fechas de esta gira fuera de España y, mira por dónde, veo que el “The Last Tour in Europe” pasa por Berlín, una ciudad que me flipa. Me puse manos a la obra, buscando vuelos, hoteles y entradas; entradas que no nos hicieron falta gracias a Gaby Hoffmann, manager personal de Accept; desde aquí agradezco el detalle al ponernos en la lista de invitados. Como siempre que se me ocurre una locura de este tipo, se lo comenté a mi compi de curro Inés y ella, en dos segundos, me dijo que se animaba a realizar esta agradable locura de viajar a Berlín para estar unas horas y regresar de nuevo al curro en Madrid al día siguiente a primera hora.

Llegamos al Velodrom:UFO de la capital teutona, nombre adquirido por su forma, ya que la estructura parece la de un platillo volante tanto si la ves desde arriba como si miras al techo desde su interior. Ya dentro, lo primero es mirar el merchant de las bandas y curiosear el recinto antes de que todo diera comienzo.

Twilight-Force-2017-Berlín-directoCon puntualidad británica, salieron a escena los suecos Twilight Force. Sus seguidores, apostados en primera fila, ansiosos de escuchar los nuevos temas de su segundo álbum titulado ‘Heroes Of Mighty Magic’ y vestidos prácticamente de la misma manera que los componentes de la banda, con capas, espadas y máscaras. Parecía que estuviésemos viendo una película de “El Señor de los Anillos” con un toque de la gran película “El Nombre de la Rosa”; muy épico, desde luego. “Battle Of Arcane” fue el tema con el que abrieron su show, seguido de “To The Stars”. Yo continuaba flipando con las vestimentas de este sexteto, sin el enorme dragón que nos vigilaba desde el telón. Su frontman no dejó de interactuar con el público, pidiendo aplausos y colaboración en los estribillos, aunque gran parte de este no estuviese por la labor; una lástima. “Riders of the Dawn” y “Gates of Glory” fueron más de lo mismo con un sonido poco claro, costando distinguir los acordes de una guitarra y la otra… ¡Unos guitarristas muy virtuosos, eso sí! No pararon de dar cera durante todo su espectáculo, al igual que su batería el ex-Sabaton Robban Bäck, ataviado con una capucha y mascara que, a buen seguro, le hizo perder varios kilos.

Antes de agotar su tiempo, se enfrentaron en una batalla su cantante Chrileon y el teclista Blackwald, enfrentándose en una batalla para averiguar quién de los dos hacía gritar a más público. El vocalista acabaría por darse por vencido, explicándonos que habían venido a tocar y no a pelear. “The Power of the Ancient Force” fue su último tema, poniendo punto y final a treinta y cinco minutos de show con los que no convencieron demasiado al público presente. Es una banda joven con buenos músicos y dicen algunas lenguas que tienen mucha proyección: les deseamos los mejor.

Mientras los seguidores de Twilight Force abandonaban las primeras filas, nosotros aprovechamos los huecos para realizar nuestra avanzadilla personal y llegar hasta la segunda fila. ¡Ahora sí! Ansiosos por ver de nuevo a los germanos con su potente directo. Íbamos avisados por amigos de prensa del conciertazo que habían dado en España y no quería verlo desde atrás. En poco más de veinte minutos ya estaba Christopher Williams literalmente subido encima de su batería a la par que sonaba la intro de “Stampede”, dando comienzo a lo que se presagiaba como un gran bolazo de Accept.

Sus platillos dieron entrada al resto de componentes. La potencia de su sonido puso nuestros pelos de punta. Mientras tanto, Wolf, con sus caras habituales y su sonrisa permanente, jaleaba a un público que comenzó a saltar y cantar desde el principio. ¡Caña de la buena!  “Stalingrad” y “Restless and Wild” fueron los siguientes temas en caer con un Mark Tornillo que pedía al público que corease con él los primeros acordes de sus dos guitarristas, Wolf y Uwe Lulis. El dúo se mostró apoyado por Peter Baltes, quien saltaba constantemente haciendo sonar su bajo como si de una ametralladora se tratase. Estos tres temas bastaron para llevarnos una pequeña idea de lo que es la gira de presentación de su nuevo directo ’Restless and Live’. Tras esta apertura, grandes hits. Eso sí, antes el señor Tornillo hizo un pequeño inciso para coger aire y decir con su característica voz rasgada: “Yeaaah, Berlín”. El voceras dio las gracias y la bienvenida a un respetable que ya llenaba la pista central del Velodrom.

Accept-directo-Berlín-2017-The-Last-Tour

A continuación, Peter inició “London Leatherboys”, mientras el resto de componentes animaron al público a seguir dando palmas. Mientras cantaba Mark, Baltes y Hoffmann hacían su ya más que conocido baile con sus instrumentos hacia adelante y hacia atrás, coreografía que en los añorados 80s era protagonizada por Herman Frank.

Siguiente trallazo: “Final Journey”. Aquí flojeó Mark, no llegando a algunos de los agudos que requiere este tema. Comienzan a sonar los primeros acordes de “Princess of the Dawn” y el público enloquece, coreando y aplaudiendo al son de los primeros fraseos que marca su guitarrista. Hacia la mitad de esta canción deja de tocar para aplaudir y animar a los asistentes a seguirle con este gesto, mientras deja la base rítmica a sus dos compañeros de la batería y el bajo.

Estamos a mitad del concierto y esto está que arde. Nos queda la parte final del show: temas como “Fast as a Shark”, icono de esta banda y corte imprescindible en cualquier local de metal, como lo es el siguiente éxito que le continuó y con el que realizaron el primer bis: “Metal Heart”. Grabado en 1985, en una entrevista Wolf dijo que este tema lo compuso porque leyó un artículo que decía que un hombre estaba fabricando un corazón artificial y que un día todo el mundo llevaría un corazón de este tipo. Cualquiera que haya visto un concierto de Accept sabe que, en el momento del solo de Hoffman, tiene que corear al ritmo de sus cuerdas. Fueron despidiéndose con “Teutonic Terror”, single con el que esta grandiosa banda resurgió y volvió a grabar un nuevo disco de estudio tras catorce años de sequía. Llegó el momento de terminar. ¿Solo una hora? ¡Pero vaya hora más cañera! Qué mejor manera de finalizar este show en Berlín que con “Balls to the Wall” (aunque el tema no tiene mucho (o nada) que ver con el famoso muro que hoy todo el mundo observa maravillado).

Llega el momento de repostar y de pasar por el baño antes de ver a los cabezas de cartel: Sabaton.

Al regresar a la pista del Velodrom, después de esperar una larga fila para comprar algo de papeo, nos encontramos con que, al acotar todas las gradas y dejar solo la pista central para este evento, solo teníamos un acceso habilitado para entrar, lo que nos jodió vivos porque no pudimos ver a esta banda de metal bélico en condiciones. Las escaleras de acceso estaban totalmente copadas por el público: ahora sí que estaba totalmente abarrotado y sin manera de poder meterse. Su media de altura era de 1,70cm, lo que hizo que yo, con mi 1,62cm, no viese un carajo. ¡¡Mierda!! Desde las escaleras tuve que escuchar como comenzaba su SHOW. Y lo digo con mayúsculas, por el gran sonido y sus efectos especiales: llamaradas de fuego, ráfagas de aire frio que salían del propio escenario, pirotecnia… Una producción digna de los más grandes.

Sabaton-directo-Madrid-2016

Me quedé boquiabierto al descubrir la multitud de seguidores que tienen en Berlín: todo Dios estaba vestido con alguna prenda militar. Sentados en las escaleras oímos la intro que llevan en esta gira: “In the Army Now” de los holandeses “Bolland & Bolland”, que fue popularizada por Status Quo. Tras finalizar la intro realizada por ellos mismos, no en directo si no de manera programada, el set abrió con “Ghost Division”, potente y con un sonido brutal.

Salieron a matar. Esto fue lo poco que pude ver, ya que me pude agarrar a una de las barandillas como un mono para ver cómo estaba de peña la pista. Joder, no cabía más peña, era imposible colarse entre los teutones. Con razón habíamos leído que ya en diciembre habían tenido que cambiar de recinto al colgar el cartel de SOLD OUT para esta fecha y ampliar el aforo a la pista del Velodrom. Siguió “Sparta”, con unas llamaradas de más de dos metros de altura. Podíamos notar el calor desde nuestra posición, por lo que imagino que las primeras filas estarían bien calentitas gracias a la estructura metálica del recinto. Pudimos ver también cómo salió gente de su staff vestidos de espartanos para este tema. Me pareció brillante la idea, todo ello apoyado por una pantalla central que proyectaba imágenes de llamas, espartanos y el logotipo de la banda. “Blood of Bannockburn“, tema más melódico y con más apoyo de teclas y coros, sonó muy limpio, lo contrario a lo que había escuchado de los conciertos de Bilbao y Madrid. La sonorización fue perfecta.

Comenzando “Swedish Pagans“, Joakim Brodén pidió al público que le acompañase a las palmas y a los coros, cosa que todo el recinto hizo de buen agrado, porque se oía un griterío tremendo. Le siguieron “The Last Stand”, perfecta para una banda sonora de cualquier película bélica, y continuaron con “Carolus Rex": una explosión con llamaradas al inicio de esta canción hizo que el público comenzase a saltar desde la primera hasta la última fila. Tras las primeras canciones, Sabaton proyectó unas imágenes de alguna batalla legendaria para dar comienzo a “Diary of an Unknown Soldier“. El audiovisual proporcionó unos valiosos segundos de descanso para cambiar las guitarras y secarse el sudor. Si nosotros notábamos el calor, en el escenario se tenía que estar calentito seguro.

“The Lost Battalion”, “Gott mit uns” y “Dominium Maris Baltici“ siguieron elevando el nivel. ¡Qué pena habernos movido de las primeras filas! Para la próxima me llevo una sonda y no me mueve nadie (risas).

Me río por no llorar. Las guitarras sonaban afiladísimas y la sincronización entre su bajista Pär Sundström y baterista Hannes Van Dahl era atronadora. “The Lion From the North” marcó el final (momentáneo) de power metal para llegar a un guiño del “Jump” de Van Halen y a un mini descanso con “The Final Solution”. Tomándole el relevo al piano su nuevo guitarrista Tommy Johansson, este tema en acústico con tres componentes en escena hizo que comenzasen a verse en alto los móviles del personal en sustitución de los mecheros, como hace unos cuantos años era habitual al escuchar una balada; no teníamos móviles en aquellos tiempos y, el que lo tuviese, no lo llevaría a un concierto dado su peso que podía ser de dos kilos por lo menos; también se podía ver algún romántico que se resistía a sacar el móvil y prefería alumbrar el recinto con su mechero. Al término de esta balada acústica, Sabaton nos hacen levantar los puños a la vez que saltamos todos, incluidos los que estábamos en las escaleras sin poder ver nada de nada, con el tema “Resist and Bite”. Cómo me gusta esta canción; las guitarras perfectamente sincronizadas y la batería sonando con potencia. El comienzo de “Night Witches” sonó como si de un akelarre se tratase y anticipó a “Winged Hussars”, último corte en sonar antes de los bises.

Los bises se abrieron con mi canción preferida: “Primo Victoria”. Con este tema sí que lo di todo, aunque casi me caigo de las escaleras donde estaba situado. No fui el único: todo el Velodrom de Berlín se vino arriba con esta potente canción. “Shiroyama” y “To Hell and Back” anticiparon el colofón final con “Dead Soldier's Waltz / Masters of the World”.

Sabaton tenía guardado un as en la manga y, casi al final de este tema, quedaron solos el baterista y los teclados. Mientras, Joakim Brodén animaba al público a dar palmas siguiendo el ritmo de caja, bombo y platillos de su batería, el brutal Hannes Van Dahl.

Finalizado del todo este tema y concierto con tres explosiones que nos pillaron por sorpresa. Tres pepinazos para rematar este perfecto bolo. Muy bien por los suecos: aunque Accept fueron los más activos, las tablas de los teutones es un grado. Esperamos que anuncien pronto su nueva gira.

Vuelta al hotel y momento de tomarse unos tragos; bien merecidos nos lo tomamos Inés, mi compi en esta batalla, y yo.

Texto y foto de Accept: Markitos Blanco
Fotos Sabaton y Twilight Force (Madrid): Alfonso Dávila

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