Crónicas

Penadas Por La Ley y Las Sexpeares: Tiempos salvajes para la libertad

«Si algo caracteriza a los sinvergüenzas o a los tipos sin escrúpulos es que nunca te sueltan las cosas abiertamente, sino que te las intentan meter de tapadillo con otra excusa, para que así no duela tanto»

Kafe Antzokia, Bilbao

Texto: Alfredo Villaescusa. Fotos: Marina Rouan

Por ejemplo, para preservar el orden constitucional nadie duda en pasarse por el forro derechos básicos en cualquier democracia y hacer uso de la fuerza como nunca se ve en las manifestaciones de extrema derecha, ya se sabe que en este país la justicia renunció a la imparcialidad desde épocas inmemoriales, sigue tuerta de un ojo, y no del izquierdo precisamente.

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Las Sexpeares

Como dicen Penadas Por La Ley en su reciente disco, son “malos tiempos para la libertad”, aunque también habría que preguntarse cuándo, en realidad, no lo fueron. De sobra lo deben saber estas argentinas que se formaron allá en su tierra natal hace la friolera de un cuarto de siglo y habrán comprobado de primera mano los cambios sociales experimentados desde una dictadura gobernada por militares hasta otra en la que los poderes económicos oprimen con diferente talante, pero con el mismo puño de hierro.

Pese a que por el Kafe Antzokia se encontraran muchos amigos procedentes de varias bandas como Estampida, Turbofuckers o Toni Metralla y los Antibalas, lo cierto es que el ambiente andaba un tanto desangelado y uno esperaba un poder de convocatoria más boyante, aunque este tipo de cosas a veces se convierten en una ciencia de lo más infusa. Pero no somos de los que piensan que una paupérrima asistencia pueda destrozar un bolo, al contrario, es en esas situaciones donde se crecen los artistas de verdad y se descubre a farsantes que en realidad son funcionarios del rock a los que solo les interesa fichar.

Cual grito en medio de la nada, Las Sexpeares se abrieron paso con agallas en tan hostil territorio con su estilo a caballo entre el rock alternativo y el punk rock que recuerda en ocasiones al de los desaparecidos Dover. Ya les habíamos catado durante el verano en un ridículo escenario en fiestas de Bilbao en el que apenas podían moverse y pensamos que lucirían mejor en un garito en condiciones y con condiciones sonoras apropiadas. Y el trío de Barakaldo no decepcionó en esta nueva puesta de largo más a su altura que les servirá sin duda para subir un peldaño en su trayectoria.  Al contrario de lo que dicen en uno de sus temas más conocidos, quizás sí que volveríamos a beber.

Cruzar el charco no debería ser impedimento alguno para continuar con una historia ya arraigada en el tiempo, eso pensaron Fabi y Naty de Penadas Por La Ley cuando se trasladaron a la capital vizcaína desde su Argentina natal hace ya casi una década y desde entonces su presencia ha sido constante tanto en salas como en jolgorios populares. Admiradoras de la escena punk vasca, su actitud en escena no dista demasiado de la crudeza a piñón fijo de Eskorbuto y un ramalazo siniestro las emparenta con Desechables o Parálisis Permanente, de hecho, ya han versionado a estos últimos en alguno de sus bolos. Pero lo que tocaba en esta ocasión era la presentación de la novedad ‘Malos tiempos para la libertad’, en la que apostaron desde el inicio con “Tumbas en el mar”. Habían cuidado además el aspecto visual al aparecer con unas pinturas post apocalípticas rollo ‘Mad Max’ y también se anunció la colaboración de invitados para dotar a la cita de un carácter especial.

“Ciegos y ciegas” cayó como una losa, mientras que “Tu suerte” enganchaba por su inmediatez, por lo que no era complicado sumirse en su torbellino frenético en el que la palabra respiro no se conocía. Y no sabemos si se trataría de una mera casualidad, pero los haces de luces reflejados en el escenario parecían formar la bandera catalana, quizás una manera de mostrar su solidaridad hacia el derecho a decidir, una jornada que se tornaría infausta por su escandaloso número de heridos, como conoceríamos posteriormente.

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Penadas Por La Ley con María (La Gresca)

Según hemos relatado, la pujante escena musical del País Vasco fue uno de los motivos que les incitó a mudarse de continente y en esa efervescencia cultural ya pasada jugaron un papel importante Doctor Deseo y por ello se atrevieron con una soberbia versión en clave punk de su hit verbenero “Corazón de Tango”, que en nuestra opinión superó con creces a la original al prescindir por completo del almíbar. Quizás les hubiera pegado más una de Parabellum o de Eskorbuto, pero no nos quejamos, vaya. Con tantos vaivenes de formación que han tenido, no se puede olvidar destacar la rotundidad que les ha aportado su nuevo guitarrista, que engrandece piezas como “Despierta” o “El Miedo”, muy reminiscente del “Unidos” de Parálisis Permanente, así que nos parece un temazo de órdago. Y en “Mi Libertad” contaron con la presencia a la voz de la compañera de Naty, que se desgañitó con notables resultados antes de reivindicar el amor libre que no entiende de géneros.

La denuncia de la violencia machista es una de las constantes en sus letras, pero lo abordan sin soplapolleces ni discusiones estériles acerca del lenguaje, como en “No nos vamos a callar”, donde mencionaron el reciente caso acaecido en Sestao donde un hombre asesinó a su pareja. “Poder” provocó cierto pogo montado abajo por la inquieta cantante de Las Sexpeares y su batería, antes de que en “Invisibles” subiera María de La Gresca a liarla también parda. “La lucha es el único camino” estuvo dedicada al pueblo catalán y ya para cerrar la fiesta por todo lo alto salieron diversos invitados como Pepe de Turbofuckers o las chicas de Sexpeares para su reivindicativo canto contra los babosos “No es no”, una consigna que se ha repetido hasta la extenuación durante el verano para prevenir las agresiones sexistas. Y acto seguido sonó el “Bodies” de Sex Pistols por los altavoces, un broche perfecto para desalojar sin disminuir la rabia.

Pues se nos hizo muy corto el recital, tal vez esperábamos algo más, aunque eso también quiere decir que aquello fue entretenido a más no poder y ni siquiera nos acordamos de aburrirnos. Retomando las sabias palabras de Jorge de Ilegales, más que malos tiempos, lo que sufrimos en verdad son tiempos salvajes para la libertad. Que corra el aire.

Texto: Alfredo Villaescusa
Fotos: Marina Rouan

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Esta entrada fue escrita por Redacción

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