Crónica de Bryan Ferry: Más que un Bon Vivant rockero

Por aquel entonces solo conocía los temas de Ferry más emitidos por la radio y la tele, y de Roxy Music aún menos; mientras, mi ex novia apenas sabía un par de temas, ya que el rock no era lo suyo. Cuando puse el CD en el reproductor, por cada tema sensual como “Slave to Love” o “Avalon”, sonaban temas menos sugerentes o más animados como “Virginia Plain”, “Street Life” o “Same Old Scene”. El disco no le entusiasmó mucho a mi pareja, pero a mí me sirvió para empezar a indagar más en la obra de Ferry y Roxy Music. Por entonces también había salido la película ‘Velvet Goldmine’ (1998), una oda al movimiento glam y en su banda sonora había varios temas de Roxy Music (“Ladytron” y “2HB”, entre otros) y de su ex compañero en la banda, Brian Eno. Fue entonces cuando ya me di cuenta de que, aparte de su imagen de crooner seductor y amante del glamour y de las mujeres, él era more than this (más que eso). Básicamente, llegué a la conclusión (igual que tantos otros) que junto a David Bowie (le alabó como uno de los mejores artistas e incluso versionó “If There Is Something” con los Tin Machine), Ferry representó la vanguardia no solo del glam, sino del rock en general de la primera mitad de los 70.

Estudiante de arte, quiso plasmar en cierta manera la vanguardia artística aprendida en su música no solamente a través de la experimentación sonora, sino también de la estética, igual que Bowie (una obsesión que le llevó hasta la controversia cuando expresó su admiración por la cuidada imagen del movimiento nazi). Uno no puede ser fan de Bowie sin ser fan de Roxy Music, y punto. Además, el trabajo de Brian Eno con la electrónica en los dos primeros discos de Roxy Music seguramente haya influenciado a unos tal Kraftwerk, por no hablar de todo lo que dieron al new wave y a los nuevos románticos. Bryan Ferry, por su parte, con una cuidada imagen (que te hace pensar que incluso desayuna con esmoquin y fumando con una boquilla larga), con temas de pop sugerentes y elegantes (sobre todo en su carrera en solitario) y con una vida amorosa digna de las mejores telenovelas (se ha relacionado con modelos, como Jerry Hall, que después le dejó por Mick Jagger, e incluso se casó con la ex novia de uno de sus cuatro hijos), ha sabido captar la imaginación (y las fantasías femeninas) a lo largo de más de 4 décadas y, aunque es multimillonario, prefiere seguir girando por el mundo a sus setenta y pico años de edad en lugar de vivir su retiro tranquilamente en su mansión.

Todos estos pensamientos rodaban mi cabeza antes del comienzo de su actuación, incluida en su gira mundial. Arropado por siete músicos (solo pude identificar a Neil Hubbard, un miembro no oficial de Roxy Music y al bajista Neil Jason, que ha trabajado con Mick Jagger, Billy Joel y Michael Jackson entre otros), dos coristas (quienes sirven básicamente para reforzar la voz debilucha ya de Ferry) y un elegante juego de luces, arrancó con “The Main Thing”, que en su versión en directo tiene una guitarra más marcada para después dejar caer (¿quizás demasiado pronto?) uno de los mejores temas seductores del pop, “Slave to Love”, con el consiguiente efecto sobre las mujeres entre el respetable; una mujer exaltada, y algo borrachina, justo delante de mí, le gritó: “Morenazoooo, dios mío de my liiiife”, mientras que el guiri a su lado la sujetaba por la cintura (creo que se acababan a conocer en el concierto: el efecto Ferry, es lo que tiene). Para el himno glam “Ladytron”, la intro electrónica de Brian Eno fue sustituida por la del oboe de la música que también se encargaba del saxofón y con Ferry sentado en el piano eléctrico, mientras que se acentuó la parte guitarrera con el pedal wah-wah y un buen solo. No en vano, la homónima banda femenina de electro new wave tomó su nombre del título de este tema.

“Out of the Blue”, otro himno glam, tuvo un fantástico sólo por parte de la violinista en la parte final. La primera versión de la noche (a Ferry le encanta hacer discos enteros de versiones) vino con la forma de “Simple Twist of Fate” de Bob Dylan (Ferry grabó un disco entero con versiones de Dylan, ‘Dylanesque’, en 2007), cuya temática sobre los caprichos del destino que pueden crear o destruir un amor; le viene a Ferry que ni pintado. Sin embargo, para temas de desamor, creo que podría haber incluido en su setlist “Oh Yeah”, una de las canciones más agridulces y melancólicas del pop. “Windswept” es otra buena muestra del pop elegante de su carrera en solitario; las luces rojas representaron la luz del crepúsculo sobre las arenas del desierto en Marruecos, fuente de inspiración de este tema. Mientras tanto, en “Bete Noire” la violinista dio, otra vez, un toque distinto al tema, más oriental. “Stronger Through the Years” no ha sido precisamente un éxito en la carrera de Roxy Music, pero por lo menos sirvió para que Neil Jason se luciera con su bajo. La siguiente versión de la noche fue “Like a Hurricane” de Neil Young (también versioneado por The Mission y Jeff Healy entre otros), un tema que Ferry lo ha transformado en una pieza elegante y atmosférica con arreglos lujosos y solos prodigiosos por parte de la saxofonista y Hubbard. El ambiente cambió con los dos siguientes temas: el primero fue otro himno del glam setentero, “Remake/Remodel”, con todos los músicos teniendo un pequeño solo, igual que en el disco, y el segundo fue “In Every Home a Heartache”, un tema muy siniestro para su época con esa línea de teclado amenazante y con un foco de luz verde acentuando el ambiente tétrico, casi enfermizo (leed la letra y lo entenderéis). No es casualidad que Marilyn Manson quisiera usarlo para la banda sonora de su película abortada ‘Phantasmagoria’ y tampoco es casualidad que los miembros de Siouxsie and the Banshees se conocieran en un bolo de Roxy Music.

A partir de allí sonaron solo éxitos hasta el final, y para los bises nos reservó otras dos versiones: “What Goes On” de los Velvet Underground (Brian Eno había dicho que sólo unos pocos habían comprado el debut de los Velvet, pero que cada uno de ellos posteriormente montó su propia banda) y ‘Jealous Guy’ de John Lennon. En mi opinión, podría haber prescindido de las versiones, ya que dejó en el tintero joyas de cosecha propia como “Don’t Stop the Dance”, “Dance Away”, “Angel Eyes”, “My Only Love”, “Kiss and Tell” o “Same Old Scene”, por nombrar algunos. Aunque Ferry se mostró animado, no estuvo muy comunicativo con el público y su voz, si ya nunca fue de por sí potente, con el pase de los años se ha hecho más débil (cuando empecé a correar la primera estrofa del tema “More Than This”, con ese falsete característico, me di cuenta que Ferry lo cantaba mucho más bajo). Aun así, el concierto se me hizo muy corto (hora y media) ya que posee un repertorio a prueba de balas y una banda de lujo. Además, repito, ya podría estar retirado cómodamente en el campo inglés, pero prefiere vivir por y para su arte, su tercera pasión junto a la buena vida y las mujeres. Sólo un bon-vivant de la talla de Rod Steward podría darle el apodo cariñoso de Byron Ferrari (por su aspecto de dandy romántico y su amor por el lujo). A un nivel más serio, digamos, os recuerdo lo que dijo el batería de U2, Larry Mullen, cuando su banda entró en el Rock and Roll Hall of Fame: “The Sex Pistols, Television, Roxy Music, Patti Smith – estos son los artistas de nuestro propio Rock'n'roll Hall of Fame. Gracias."

Texto: Yorgos Goumas
Fotos: Jenny Mariscal Photography

Setlist: The Main Thing / Slave to Love / Ladytron / Out of the Blue / Simple Twist of Fate / A Waste Land / Windswept / Bête Noire / Zamba / Stronger Through the Years / Like a Hurricane / Re-Make/Re-Model / In Every Dream Home a Heartache / More Than This / Avalon / Love Is the Drug / Virginia Plain. Bis: Let's Stick Together / What Goes On / Jealous Guy

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