La portada del disco, contigo crucificado, ha herido la sensibilidad de un sector de tus seguidores a los que presupongo cristianos. ¿Esperabas esa reacción?

“¿Por qué? Si observan el resto de la pintura, verán que hay gente (ndr: sus cuatro cantantes concretamente) tratando de ayudarme. ¿Qué es lo que va a ocurrir? Me van a bajar de ahí para luchar. La pureza y la pasión contra la avaricia y la corrupción, que son los que me han puesto en la Flying V. Entre mis amigos hay algunos tan fuertes como Chris Glenn, que tiene unos brazos enormes y es quien me desatará (risas). Cuando me bajen voy a pillar al tipo de la lanza, se la voy a arrebatar y la lanzaré por los aires. Sobreviviremos todos y continuaremos rockeando para siempre”.

Sin querer decir que ‘Resurrection’ no tuviera canciones de puro heavy metal, diría que ‘Revelation’ es aún más rápido, lindando con el power metal tan de tu tierra. ¿Estás de acuerdo?

“¡Claro que sí! Así es como solía ser mi música, en cierto modo se trata de una vuelta a mis raíces pero tocando más rápido todavía. Esa era la idea: traspasar los límites, que tuviera mucha energía y no decelerara”.

Se te nota lleno de energía, también al hablar.

“Tanta que podría tocar la guitarra de la portada del disco e incluso hacer bending con las cuerdas” (risas).

A juzgar por su trabajo en “We Are the Voice”, Ronnie Romero podría ser un buen candidato en caso de que en algún momento necesites reponer un cantante, ¿verdad?

“Cualquier buen cantante podría serlo, y Ronnie entra dentro de esa categoría, por supuesto. Tampoco le haría ascos ni a Rod Stewart ni a David Coverdale ni a Robert Plant, pero a Ronnie debería quedarle más tiempo por delante (risas). Como dices, hizo un gran trabajo y estoy muy contento de haber contado con él, lo cual, por cierto, fue idea de Michael Voss, el productor. Pilló rápido lo que queríamos y le aportó una dimensión extra al disco, tanto por lo personalidad de su voz como porque la canción, además de ser rápida, es peculiar”.

¿Te costó asumir la inesperada muerte de Ted McKenna? (El 19 de enero una rutinaria operación de hernia se complicó y la hemorragia acabó con su vida).

“Sí, fue un mazazo terrible. ¿Quién sabe lo que nos espera al doblar la esquina? Era un músico extraordinario, a la hora de grabar tenía que elegir a alguien que estuviera a su altura, y al final hay dos baterías en el disco. Diez canciones las ha grabado Simon Phillips, batería original de Michael Schenker Group que ha trabajado también con Toto, The Who, Jeff Beck y muchos más. No estaba disponible para la gira y me pareció de ley que Bodo Schopf, que es quien nos acompaña, también grabara algunas, tres concretamente. Bodo tocó conmigo en los tiempos de McAuley Schenker Group y le tenía en mente, pero curiosamente se ofreció antes de que yo le contactara para ver si quería ser parte de esta familia. Teníamos por delante la grabación de las trece canciones del disco y un tour americano en abril aún presentando ‘Resurrection’ para el que habíamos ensayado treinta y dos temas, era demasiado para que se lo aprendiera una sola persona, por eso llamamos a Simon. Mientras a Bodo me lo llevé a Inglaterra para que se aprendiera el repertorio, dos horas y media de show. En nada el master del disco estuvo acabado y el 30 de marzo recibimos a la prensa en el estudio para que lo escuchara (la Heavy nº414), justo antes de irnos a Estados Unidos. Es un gran batería, se hizo un solo en Rock Fest Barcelona que dejó a la gente alucinando”.

¿Cuáles son los planes de cara a la gira?

“Vamos a esperar a que salga el disco para planificarla, porque quiero que el público, y también los promotores, se familiaricen un poco con él. Es una producción cara y la oficina negociará teniendo como base la recepción del álbum, para que los promotores vean que merece la pena su esfuerzo”.

Con este proyecto nos ha quedado claro que sigues siendo amigo de muchos de los músicos con los que has trabajado en el pasado, ¿por qué no pudo ser así con Scorpions?

“¡Soy amigo de Scorpions y de todo el mundo! Lo que pasa es que a veces es mejor evitar el peligro. Te pueden encantar los pandas, son muy bonitos, pero si te metes en la jaula con ellos, probablemente no sea divertido (risas). Has de usar la inteligencia que Dios te ha dado para saber qué es peligroso. Tengo que mantenerme alejado de Rudolf porque es un acosador, maltrató a su hermano pequeño. Tuve que alejarme de él y seguir mi propio camino, y por desgracia sé que si vuelvo a relacionarme con él ocurrirá otra vez lo mismo. Con el tiempo aprendí a decir basta; de joven no era capaz, confiaba en todo el mundo, pensaba que todas las personas eran buenas, y eso es peligroso. Cuando alcancé la madurez aprendí a construir barreras y me sigue funcionando a día de hoy tener claro qué límites no quiero traspasar. Si vas a un safari, no te bajas del coche; sabes que son animales salvajes”.

Michael Schenker junto a Juan Destroyer, Jason Cenador y Mariano Muniesa

¿Eres más feliz ahora que hace 40 años, en tiempos de ‘Lovedrive’?

“¡Por supuesto! En aquellos años sufrí una crisis personal, pero salí reforzado, aprendiendo mucho sobre mí mismo y la vida. Cuando empecé en esto no sabía quién era, ahora sí lo sé. Renuncié a tocar con Ozzy, Phil Lynott y otros para encontrarme a mí mismo, entonces los escenarios me daban miedo. Ahora me encanta dar conciertos, canto los temas para mí como uno más del público, hablo, cuento historias… Es fantástico, un gran progreso”.

Eres influencia de guitarristas de la talla de Kirk Hammett o Slash, ¿por qué te quedaste a medio camino del estrellato a ese nivel?

“Tengo más discos de platino que nadie porque he tocado en muchos álbumes, así que soy más grande además del creador de lo que hacen (risas). Es un rol diferente y me encanta”.

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