Entrevistas |Juan Abarca (Mamá Ladilla)

«El poder ni los sabios lo quieren, ni los buitres lo sueltan»

Por: Jorge Bobadilla

‘¡Arrea! (Reloaded)’ es el título de la obra que Mamá Ladilla y la compañía Teatraco a las 12 crearon en 2016 y que vuelve a Madrid (Teatro San Pol) todos los sábados de febrero antes de despedirse ¿definitivamente? Juan Abarca, líder de Mamá Ladilla, pasó junto al guionista (y actor) de la obra, Erik Gatby, por la redacción y nos respondió a unas cuantas preguntas que teníamos para él.

Últimamente, siempre que veo alguna obra, película, disco, etc. que llega con mensaje crítico, empiezo a preguntarme “¿hasta dónde llegará?”. ¿Son malos tiempos para la lírica-crítica?

“Sin duda. Hay mucha gente que se cree que por haber alcanzado un cierto estado de lucidez respecto a algo ya puede decirnos a los demás qué se puede hacer y qué no. Y lo natural tendría que ser dudar, cambiar de opinión, escuchar a todos, aprender, plantearse cada cosa que llega a tus oídos. Todo esto imposibilitaría esta actitud hoy dominante del paternalismo imbécil que, efectivamente, ejercen sobre los artistas ciertos grupos de presión. En lugar de dudar, de pensar, montones de personas se están encerrando en sus trincheras en las que sólo se escucha una opinión y se lanza piedras a la contraria, pero desde lejos, no con unas cañas de por medio. Una función del arte debería ser que los artistas vayamos paseando libres, solos, y, aparte de otras atribuciones, nos meemos y caguemos en esas trincheras cada vez que queramos. Yo es lo que intento. Pero claro, te expones a que la gente te tire todo tipo de objetos contundentes. Eso siempre ha sido así. Por otro lado, los extremistas de “digo lo que quiero, a ver qué va a ser esto”, acaban incluso en la cárcel. No puedo estar de acuerdo con semejante barbaridad, pero tampoco puedo evitar pensar que algunos se lo han buscado, o que algunos van de víctimas, o que este o aquel son idiotas. ¿Ves? Esto que acabo de decir ahora lo separas, por ejemplo y, descontextualizado, lo pones de título de esta entrevista. Me iban a llover hostias de todos los lados. O sea que la respuesta a tu pregunta es sí. Y os odio a todos los humanos mucho, añado. Joputas”.

¿Habéis notado u os habéis puesto recientemente algún punto de autocensura en algún momento… “Por si acaso”?

“Desde el minuto uno. Desde antes de Mamá ladilla, y no eran estos tiempos. Es un proceso normal de cualquier artista, según creo. Tú decides hasta dónde te arriesgas a que te partan la cara por gracioso, o por comprometido, o por lo que sea. Estás emitiendo un mensaje, aunque en mi caso pueda ser una especie de “anti-mensaje”. La gente tiene boca y te puede decir de vuelta cosas que no te gusten, o puños con los que puede hostiarte”.

El teatro parece que ya tiene un carácter diferente, por un lado más serio y por otro se ha politizado también. ¿Os parece un medio interesante en estos tiempos de redes de todo tipo?

“No sé. Conozco poco este mundillo y me atrae mucho porque es muy “hecho a mano”, muy natural, muy en directo. Admiro a los actores/actrices muchísimo por lo que hacen, y flipo con la vida que tienen que aguantar en general para hacer lo que les gusta. Y yo que me quejo de cómo estamos los músicos… También flipo con los guionistas por razones parecidas.

En cuanto a que esté politizado, supongo que ya lo estaría en la antigua Grecia, esas cosas van con el hecho mismo de ser humanos. Estaría muy bien quitar el poder a los buitres y dárselo a los sabios, pero ni los sabios lo suelen querer ni los buitres lo van a soltar. Así que vamos a ver siempre política cutre en el teatro y en cualquier otro lado, supongo. De todas maneras nuestro propio musical está politizado a saco. Se dicen muchas cosas que yo normalmente no diría en mis canciones o en una entrevista como ésta, porque paso, pero con las que en general estoy de acuerdo y participo encantado, mientras las escriban otros. Esta es una obra que si la ve un facha nos tirará piedras desde su trinchera, o sea que al final todos formamos parte de la polarización. (Nota mental: huir más aún de ella a ser posible)”.

Una de las descripciones de la obra habla de punk rock transgresor… cada vez veo más opiniones de que las guitarras ya no “transgreden”, o no asustan, comparando con otros estilos más modernos. ¿Tenéis esa impresión?

“No sé a qué estilos te refieres, pero supongo que cualquier persona joven tiende a intentar transgredir por definición. A mí ya es raro que algo me parezca transgresor, estoy cansado y aburrido. Según escribo estoy escuchando un disco de Cannibal Corpse, y me encanta, pero me parecen baladas. Supongo que lo que queda es seguir combinando sonidos y sílabas de una manera molona, y ya está. Que decida la crítica si alguien está transgrediendo algo o no, yo desde luego no siento ese “deber” salvo que puntualmente me lo imponga yo mismo. En el texto publicitario habrán puesto que esto es punk transgresor porque, hombre, no van a poner que es reguetón con letras sobre la cópula del mandril. Ya que hay que poner algo, que sirva un poco de orientación”.

‘¡Arrea!’ se estrenó en 2016, viéndolo ahora, ¿cuál ha sido el resultado? ¿Un balance positivo?

“Muy positivo. Para mí ha sido muchísima risa, aprendizaje, participar en algo grande y muy coral, meterme en recintos en los que no había hecho nunca nada, tocar y estar en escena de otra manera… un montón de cosas. Los aplausos que nos ha dado la gente, y espero que nos siga dando este mes de febrero, han sido como para cargar las pilas a todos durante mucho tiempo. De alguna manera se ha estirado, ampliado, el “concepto ladilla”. A mí además me abre nuevas puertas para seguir pensando en hacer algo más en teatros, aunque quizá a menor escala, ya que el tamaño de este musical, a pesar de no ser ninguna enormidad, desgraciadamente lo ha matado. Por una sencilla razón: da pérdidas”.

¿Es ‘¡Arrea!’ un espectáculo que va a ir y venir, actualizándose, o muere ya este mes?

“’¡Arrea!’ ha muerto, como Chanquete o como Franco. Cuesta decirlo, pero si Pancho y Arias Navarro pudieron yo no voy a ser menos. Además es así: ha demostrado ser insostenible, no se puede estirar más. Nunca digas nunca jamás, puede que un día nos dé por hacer una repesca puntual o cualquier cosa, pero el último año ha sido de dudas, y por fin hemos decidido no seguir. Así que esta va a ser la última oportunidad segura para quien esté interesado en verlo. ¡Todos los sábados de febrero, damas y caballeros!”

¿Ha sido complicado ser parte de la función, actores?

“Bueno, cada uno a lo suyo. Lourdes, Diego y Erik son tres cracks de la actuación, este último además es guionista, y se meriendan entre los tres la trama entera. Lo nuestro tiene poco de actuación, sólo lo justo. Cada uno ha actuado en función de sus posibilidades. A mí me sorprenden gratamente las intervenciones de Sergio, creo que tiene mucho de actor ahí donde le ves, aunque supongo que en modo diamante en bruto”.

Hay gente que se toma a las bandas que utilizáis el humor con poco respeto, ¿el humor es algo muy serio?

“A ver, en un capítulo de la serie “Enredo”, en los 80, le decían a un personaje particularmente imbécil algo así: “no vayaaas, está muy enfadado, te mataráaaa”. Y el tipo se pone muy tenso y solemne y responde lentamente: “¡No! Si me mata… ¡le mataré!” Pues eso es lo que pienso de los que “no nos respetan”, signifique lo que signifique. Por mí se pueden ir a hacer tactos rectales entre sí y luego chuparse el dedo”.

Pronto cumplirá un año ‘Quién pudriera’. ¿Qué tal le ha ido la vida?

“Muy bien. Sólo puedo responder tópicos positivos: que es nuestro mejor trabajo en mucho tiempo (independientemente de los cambios de formación), que ya sé que eso es un tópico, pero esta vez lo digo de verdad, que ha tenido muy buena acogida… todo lugares comunes que en este caso se cumplen. Este grupo ha tenido discos buenos y malos. Yo los veo todos buenos, claro, o como mínimo decentes, y algunos de los que la gente considera malos para mí son de los mejores en su estilo, como por ejemplo ‘Analfabada’. Pero es verdad que hay discos que despuntan mucho, y esta es la primera vez desde ‘Autorretrete’ que un disco de Mamá ladilla despunta de verdad. Se nota a la legua. Lo notamos nosotros y lo nota la gente”.

¿Qué vendrá una vez terminada la última función? ¿Se alargará mucho la vida del álbum?

“Seguiremos presentándolo por donde nos dejen, y estamos ya preparando canciones para otro. Pero sin prisa. La vida del álbum es eterna, ahí queda como catálogo. El siguiente querremos que esté bien también, así que hay que cocerlo sin presión. Otra de nuestras tareas ininterrumpidas es la de “bibliotecarios ladilla”. Seguimos rescatando repertorio de todos los discos para el directo, de tal manera que la gente puede repetir sin miedo al aburrimiento, y nosotros también mantenemos viva la llama. Ahora mismo estamos mirando dos muy raras, que no se han tocado nunca en un escenario”.

¿Dónde os veremos próximamente (más allá de la obra)?

“En los escenarios, en los locales de ensayo, en la cola del paro, recogiendo colillas… sitios de músicos”.

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Esta entrada fue escrita por Redacción

3 comentarios

  • Juandie dice:

    Yo les prefiero ver en directo con su caña rockera y sus mensajes reivindicativos a modo de cachondeo antes que esto.

  • Pilar Fernández Legazpi dice:

    Yo no me aburro de verlos tanto en conciertos cómo en el musical,reivindican muchas cosas y situaciones tanto en directo como con ARREA,Son tres musicos que suenan como cincuenta. GLUTEN.

  • Juan dice:

    Hacen lo contrario de lo que dicen. Y se nota que siempre atacan a los mismos.

    Me aburren.

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