Lo primero, ¿por qué elegiste el título de 'Collective Delusion'? ¿No te hubieras animado con un título en español?

“Elegí este título para retratar el “delirio colectivo” que es la vida. El título es en inglés porque las canciones están en inglés y yo vivo en Estados Unidos”.

Este es tu debut, ¿qué camino has recorrido hasta llegar aquí? ¿Te influyó lo de ser licenciado en Berklee?

“Antes de comenzar mi proyecto ya produje y toqué con varios artistas y bandas en Brasil y Estados Unidos. Haber estudiado en Berklee fue importante por todo lo que aprendí musicalmente y por la gente que conocí. Fue allí donde conocí a prácticamente todas las personas con las que trabajo”.

Creo que es un disco sensacional de principio a fin, ¿puliste mucho las composiciones o qué método de trabajo seguiste?

“Las canciones empezaron a aparecer de forma natural y grabé todas las ideas que tenía por mi cuenta. Produje todas las demos solo en mi habitación, y cuando todo estuvo listo llamé a los músicos para grabar. Escribo principalmente usando el piano, y fue en el piano donde surgieron los riffs de guitarra”.

Uno de los momentos más brillantes del álbum constituye ese aspecto bluesero que sobresale en “The Love That Dares Not Speak Its Name” o “23”, ¿hay mucho desamor por ahí?

“¡Creo que no más de lo normal! La tristeza del blues también sirve para retratar otros temas, y de hecho no siempre escribo sobre mis propios tropiezos. También me gusta retratar situaciones imaginarias”.

Y también se nota la herencia del grunge y de bandas tipo Audioslave en “The Arsonist”, ¿hasta qué punto te influenciaron ese tipo de bandas?

“Creo que hay una influencia del grunge en los riffs más pesados y en las partes más sucias del disco. Mis principales influencias para este tipo de sonido en realidad provienen del rock clásico de los 60 y 70, pero creo que todo el peso del grunge es increíble, especialmente cuando se trata de riffs fuertes y baterías, que suenan como gigantes. La verdad es que no escucho tanto a bandas como Audioslave, pero como nací en los 90 tuve mucho contacto con el grunge”.

Muy de volverse loco resulta también el sitar de “Bastet”, ¿cómo surgió esa idea? ¿Desde cuándo tocas el sitar?

“La verdad es que no sé realmente de dónde vino esa idea. Recuerdo estar sentado al piano tocando algo cuando me vino a la mente ese riff de 7/8. Quizás estas ideas surgieron del hecho de que soy un gran fanático de The Beatles y ellos experimentaron mucho con la música india y los instrumentos de Oriente Medio. Mi idea no era hacer algo exactamente indio, la escala que usé se usa típicamente en la música egipcia. Pero basado en esa idea, agregué otros instrumentos africanos y algunos sonidos típicos del Medio Oriente, como el sitar. ¡Y no toco el sitar!”.

El piano de “Cain” también parece de otro mundo, supongo que es producto de tu experiencia como pianista, ¿crees que este tipo de formación te ha ayudado a darles otro punto de vista a las composiciones?

“Estoy seguro de que ser pianista me permitió tener una perspectiva diferente. Mi forma de componer y cómo veo la música en general son fruto de mi formación como pianista. Toda mi música proviene del piano, y muchas veces ni siquiera termino tocando el piano en las canciones”.

Ahora mismo resulta un tanto complicado, pero ¿qué planes de gira tienes?

“Todavía es complicado hablar de giras, así que me estoy centrando en otras cosas. Lanzaré el vídeo oficial de una de mis canciones en diciembre y también debo lanzar un pequeño EP con las canciones que toqué en vivo en Los Ángeles en el programa que transmito en YouTube. Tengo la intención de hacer una serie de espectáculos en Europa y Brasil lo antes posible, incluidos varios festivales, pero aún es demasiado pronto para decirlo. El objetivo es poder salir de gira durante el verano de 2021. Aparte de eso, ya estoy escribiendo el próximo disco, y tengo la intención de lanzar el primer sencillo a principios del próximo año”.

Me llama la atención también que a pesar de ser un descomunal multiinstrumentista hayas mantenido ese aspecto bastante contenido en el disco, ¿crees en el equilibrio y esas cosas?

“La verdad es que no soy un multiinstrumentista fenomenal, solo intento ejecutar mis ideas de la mejor manera posible. Si hay algo que no puedo tocar, llamo a alguien que pueda. También creo que, especialmente en el rock, es importante tocar con otras personas porque ayuda a construir las canciones. Por mucho que compuse todo, cada músico agrega un poco de su visión cuando toca. Como no me gusta componer a través de jams, creo que es importante que otros músicos toquen conmigo en el estudio durante la grabación”.

Por último, creo que estás asentado en Los Ángeles, ¿crees que esa ciudad ofrece mayores oportunidades a los nuevos músicos? ¿Qué te queda de herencia brasileña o italiana?

“Los Ángeles puede ser una ciudad muy cruel con nuevos músicos. Algunos de los mejores músicos del mundo viven aquí, el mercado está saturado y es una ciudad cara. Mudarse aquí sin tener una carrera sólida y sin conocer a nadie no suele tener mucho éxito. Con eso en mente, Los Ángeles puede ser una ciudad increíble para grandes músicos que tienen un objetivo claro al mudarse aquí. Aunque la competencia es muy fuerte, las oportunidades son muchas. En cuanto a mi ascendencia ítalo-brasileña, me considero muy brasileño porque nací en Brasil, y estoy muy conectado con la cultura brasileña, más que con la italiana, aunque también hablo italiano y siento que la cultura italiana está muy presente en mi vida. La música brasileña es una gran influencia para mí, y el portugués es mi primer idioma, así que tienen una gran influencia en mi música”.

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Alfredo Villaescusa

Eclecticismo en vena. No hay nadie que no dispare el viernes por la noche, ni hay quien esquive los disparos.

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