Blog: Mariano Muniesa
Crónicas
The Rolling Stones: No Filter Tour en Praga
«Si por algo entre otras muchas cosas recordaré este concierto de Praga será porque es él en el que más veces he visto equivocarse a Mick Jagger»
4 julio 2018
Aeropuerto de Letnany, Praga (República Checa)
Texto: Mariano Muniesa Fotos: Hendrik Mulder
1-3 DE JULIO
Entre el concierto de Stuttart y el de Praga, tuve la oportunidad de disfrutar unos breves días para poder visitar ambas ciudades, y me gustaría compartir con todos vosotros y todas vosotras mis impresiones, más allá de la música y profundizando un poco en otros aspectos. En el caso de Stuttgart, a la que ya he venido en muchísimas ocasiones, me agradó volver después de unos cuantos años a la Schlössplatz, la plaza central de la ciudad, que el domingo por la mañana estaba repleta de familias pasando el día por allí y aprovechando el día soleado y típicamente veraniego, así como pasear por las riveras del río Neckar en Bad-Canstatt, uno de los atractivos de esta ciudad, capital del estado de Baden-Wurtenberg, cuya arquitectura, típicamente alemana es todo un placer contemplar.
Al día siguiente viajé en tren hacia Praga. Me habían hablado siempre maravillas de esta ciudad y tenía curiosidad por conocerla, pero debo decir que me ha dejado una sensación agridulce. Aún siendo una capital netamente eslava del este de Europa, está total y absolutamente occidentalizada, y su paisaje esta colonizado al cien por cien por las grandes corporaciones comerciales, cuya constante publicidad (McDonalds, Burger King, Starbucks, Zara, Subway, etc.) llega a ser desagradable y la convierten en una más de las ciudades-escaparate sin personalidad propia, haciéndola perder gran parte de su atractivo. Me recordó a la última vez que estuve en Bucarest, que ya apenas tiene nada que ver con aquella ciudad peculiar, singular, incluso romántica en muchos aspectos que conocí a finales de los 80.
La parte vieja de la ciudad, el Puente de Carlos, la Plaza de la ciudad vieja, etc. sí conservan los rasgos de la Praga tradicional, a pesar de los rebaños de turistas japoneses tirando fotos compulsivamente, al igual que el impresionante Monumento Nacional erigido en memoria y homenaje a los combatientes checos que lucharon contra la ocupación nazi y en el que están enterrados algunos presidentes de la antigua República Socialista de Checoslovaquia. Situado en lo alto de un monte en la zona de Vítkov, desde sus escalinatas se tienen unas maravillosas vistas de la ciudad, incluida la monumental Torre de la Televisión, construida en los años 80 y que es el edificio más alto de toda Praga. Recomiendo su visita, aparte de la grandeza de su arquitectura y su significado histórico, es un lugar que irradia tranquilidad y silencio, ideal para relajarse.
MIERCOLES 4 DE JULIO
El show de los Stones en Praga va a tener lugar en la explanada del antiguo aeropuerto de Letnany, ya en desuso pero en el que se celebran numerosos conciertos al aire libre en verano y al que se puede acceder tanto en metro como en autobús. Según llego y echo un primer vistazo, me recuerda al concierto de Zaragoza en 2003, montado en mitad de la nada, en las inmediaciones de un campo militar. El sol va a pegar con fuerza durante todo el día y las temperaturas van a rondar los 33-35 grados a lo largo del día
El público que poco a poco va llegando durante la mañana a Letnany es muy heterogéneo, y además de los checos, mucha gente venida desde Hungría y Polonia, además de algunos alemanes con los que coincidí en Stuttgart y muchos de los veteranos habituales venidos desde Holanda, Inglaterra u otros países. La organización del concierto es muy eficiente, todos los accesos están convenientemente señalados y el personal de seguridad es especialmente amable, colaborativo y profesional, cosa que se agradece sobremanera en comparación a como es en otros países, como España, sin ir más lejos.
A las cuatro de la tarde se abren las puertas. De nuevo, atravesando a toda velocidad los aproximadamente 600 metros que separan el acceso general a la entrada del “No Filter Pit B” llego a la primera fila, logrando situarme en una zona de excelente visibilidad a pesar de que el escenario está situado a mucha más altura que en Stuttgart. Junto a mí, unas chicas del club de fans norteamericano que lucen orgullosas su “V.I.P. Pass”, un veterano fan británico que tendrá la amabilidad de invitarme a una cerveza para soportar algo mejor el calor y que me enseña una foto en su móvil de Keith Richards y Ronnie Wood paseando en barca por el río Moldava la tarde anterior, donde él también estuvo haciendo el clásico paseo fluvial y se cruzó con ellos. Le pregunto a qué hora fue y resulta que yo estuve por allí tan solo media hora antes. En fin...
Como teloneros de los Stones tenemos hoy por un lado a los suizos Gotthard y por otro a Prazsky Vyber, banda checa que me aseguran es de las más veteranas y legendarias del país, creada a comienzos de los años 80. Pasadas las 6 de la tarde empiezan su actuación Gotthard, que tras un potentísimo arranque de concierto con un contundente “Bang”, harán un concierto de aproximadamente 40 minutos muy intenso, muy hardrockero y que gustó mucho a una audiencia que al menos en la zona en la que yo estaba, no les conocían. Después de unos magníficos “Mountain Mama” y “One Life, One Soul” se despidieron entre sonoros aplausos con un “Lift U Up” que dejó un excelente sabor de boca a todo el público.
Si Prazsky Vyber es, como me aseguraban, la mejor banda que ha dado el rock checo, no es de extrañar que ningún grupo del país haya conseguido en ningún estilo lograr una mínima repercusión internacional. Cantan en checo y sus letras imagino que van en una onda similar a lo que sería aquí Mamá Ladilla o el Reno Renardo, más que nada por las risas que salían del público ante sus gestos y comentarios. Sacan a lo largo de la actuación varios personajes enmascarados, muñecos y su show es en ese sentido muy visual, como una mezcla entre los Mägo de Oz de la época de 'Finisterra' y la Orquesta Mondragón, pero musicalmente son un grupo muy limitado, poco original y bastante ramplón.
Ya solo falta menos de una hora. Ese es el tramo que a mí siempre se me hace más largo del concierto, esa espera que en realidad es bastante corta, pero que a mí se me hace interminable. No paro de mirar el reloj, y mi nerviosismo debe hacerse muy evidente, porque hay un momento en una de las chicas americanas, riéndose, me dice: “Mariano...please, keep calm! don´t be so nervous!”.
El ritual se repite. A una velocidad de vértigo, todo el equipo de los Stones despeja el escenario del backline de Prazsky Vyber, coloca el teleprompter, los set-lists, chequea líneas y cuando una vez más Pierre de Beauport da el OK, mientras empieza a anochecer levemente en Praga, a las 20.50 exactamente se dispara el video y en menos de un minuto, Keith Richards sale hasta el borde del escenario y pega el primer guitarrazo de “Street Fighting Man” ¡Wuaoh!
La banda irrumpe en el escenario con una fuerza descomunal, sonando muy fuerte y casi diría que con más energía aún que en Stuttgart, por lo menos en este primer tema, ya que en “It´s Only Rock´n´Roll”, que la hacen algo más lenta, bajan un tanto esa avasalladora fuerza del inicio.
“Tumbling Dice” va a ser uno de los momentos más memorables de esta noche. Mick la canta con una sensibilidad especial, en unos tonos que recuerdan mucho más a la original de 1972 y entre Keith y Ronnie surge una complicidad, una química que hace de esta interpretación un momento único. Ver a los Stones así, compenetrados, tocando unos junto a otros, compartiendo gestos, miradas y bromas es la prueba de que son una piña, una unidad, compacta, formidable, que por ello hace de este “Tumbling Dice” un verdadero prodigio de calidad musical y sentimiento. Y en modo alguno le va a la zaga la excelente labor de la sección de viento, que dirige a la perfección Tim Ries.
Si por algo entre otras muchas cosas recordaré este concierto de Praga será porque es él en el que más veces he visto equivocarse a Mick Jagger. Al terminar “Tumbling Dice”, Mick anuncia que ha llegado el momento de saber cuál es la canción que más ha votado la gente para esta noche, pero en las pantallas de video no aparece nada. Al cantante se le tuerce el gesto de cara, Ronnie y Charlie se miran intentando contener la risa y entonces Mick se dirige hacia el fondo del escenario, donde le avisan que todavía no es el momento de las votaciones. Entonces dice como si tal cosa: “Ah, vale, entonces ahora vamos a tocar un blues” y obviamente, de nuevo “Rid'em On Down” es la que suena, que sin embargo, esta vez me gusta menos que en Stuttgart, le meten menos intensidad esta noche. Esto de las votaciones está claro que no lo controlan bien ¿o no os acordáis de lo que pasó en Barcelona el año pasado?
La “ganadora” esta noche es “Under My Thumb”. He de reconocer que, como os dije en la entrada anterior, no me convenció cuando la tocaron la pasada gira y no esperaba que fuera de los mejores momentos de la noche. Pero se nota que en los ensayos para este tour le han dado más de una vuelta y la han trabajado más, sobre todo en el aspecto vocal, ya que Mick ahora la canta con mucha más fuerza, subiendo tonos, y al igual que en “Tumbling Dice” esta versión 2018 se aproxima mucho más a la original. No es de mis favoritas esta noche -yo voté por “All Down The Line”- pero les queda muy bien.
“Vamos ahora a hacer una canción que Bob Dylan escribió para nosotros...” ¿hace falta decir más? De nuevo, catarata de emociones, recuerdos, sentimientos, y una banda que toca este tema transmitiendo una garra, una fuerza y al mismo tiempo una sensibilidad extraordinarias. Keith dice con frecuencia que no le gusta el Mick Jagger business-man, el Mick Jagger calculador y frío, que su amigo, su cómplice, su confidente, el verdadero Mick Jagger es el que saca la armónica y toca blues como nadie puede hacerlo en un escenario. Mi sensación en similar. Mientras veo a Jagger contoneándose mientras toca la parte de armónica de “Like A Rolling Stone” a quien veo es a ese casi adolescente de comienzos de los 60 de mis videos de la época en blanco y negro, ese pionero que iba a cambiar la historia de la música junto a sus Rolling Stones. Mientras se mantenga esa esencia, ese espíritu genuinamente rock y blues que se revive en el escenario cuando hacen temas como este, los Stones seguirán vivos. Y ver a Mick cantando junto a Keith como en las míticas fotos de los años 70, algo impagable.
“You Can´t Always Get What You Want” que juraría que la han hecho mucho más larga en esta ocasión, llena de feeling, “Paint It Black” y “Honky Tonk Woman” nos llevan hasta la mitad del show, en la parte de las presentaciones. En estas tres canciones la banda dosifica sus fuerzas, y aunque son momentos también llenos de emoción, todo el grupo da un pequeño paso atrás... para romper con todo poco después.
Ahora es el momento de Keith. Si en “Like A Rolling Stone”, el genio intérprete de Mick me deja absorto ante él, cuando Keith y Ronnie atacan esa preciosa intro de slide y empieza “You Got The Silver”, de nuevo no puedo dejar de maravillarme ante esa pieza country-blues en el fondo sencilla, muy básica, pero a la que Keith le imprime tal sentimiento, tal autenticidad, tal sinceridad que de nuevo no puedo apenas contener la emoción. “You got my heart, you got my soul...”
Keith nos regala después otro magnífico “Before They Make Me Run” tras el cual entramos en una segunda parte de concierto en la que ya la banda no se va a dar ni un minuto de tregua a sí mismos ni a nosotros. Comienza la traca con un “Sympathy For The Devil” que si bien no me convenció del todo en Stuttgart, aquí en Praga les queda fabuloso, en especial cuando Keith se dirige al borde del escenario y hace el solo de la parte intermedia de la canción, alargándolo considerablemente y demostrando que quienes aseguran que ya no toca o que se limita más que a hacer de rítmica, no saben de lo que hablan.
El “Miss You” de Praga vuelve a ser también mucho mejor que el de Stuttgart, sobre todo por como lo toca, el groove que le imprime y la fuerza que le da el gran bajista Darryl Jones. No sé si todo el mundo es realmente consciente de la enorme cantidad de talento que este genio de las cuatro cuerdas ha aportado a los Stones, y de hecho, “Miss You” es realmente “su” tema dentro del concierto. Endurecido, denso, hace que toda la banda, incluidos Bernard Fowler y Sasha Allen lo bailen en el centro del escenario en una especie de fiesta desparramada improvisada. No puedo dejar de mencionar que Mick Jagger...¡se volvió a equivocar! Sí, se salto dos estrofas en la parte intermedia de la canción.
Si en Stuttgart “Midnight Rambler” fue uno de los temas estrella por no decir el tema estrella en sí mismo, en Praga volvió a ser así. Penetrante arranque con Keith atacando fieramente el riff, al que se une toda la banda con la armónica de Mick coronando el tema, que arranca de la audiencia quizá las mayores muestras de entusiasmo de toda la noche. En la parte lenta intermedia... ¡sorpresa! Mick empieza a cantar algunas estrofas de “You Gotta Move” antes de ir volviendo poco a poco a acelerar la canción, desembocando finalmente en un verdadero orgasmo guitarrero, con Keith y Ronnie totalmente lanzados a la locura, Charlie y Darryl marcando un ritmo frenético y Jagger aullando como un lobo la inquietante historia del merodeador de medianoche. Cuando acaba la canción, todo el recinto estala en una ovación absolutamente espectacular. Creo que por derecho propio, “Midnight Rambler” no debería bajarse ya nunca más del set de los Stones en gira.
Y la locura no para; “Start Me Up” tremenda, “Jumpin´Jack Flash” sensacional, “Brown Sugar” vibrante... estamos llegando casi al final de dos horas de concierto y los Stones están como cuando acabaron de empezar. La fortaleza física que exhiben no tiene explicación posible, es increíble, en especial una vez más en el caso de Mick Jagger. De continuar así, llegan al 60 aniversario sobre el escenario, no lo dudéis.
El bis va a ser de nuevo para “Gimme Shelter”, que debería ser el momento de Sasha Allen pero... la sombra de Lisa Fischer es demasiado alargada. Sasha Allen es una muy buena cantante, tiene sin duda condiciones, planta, personalidad y capacidad para estar en un escenario con los Rolling Stones, no cabe duda, pero no tiene el feeling que Lisa Fischer tenía. Sasha Allen canta muy alto, grita mucho, alcanza notas agudísimas, pero no tiene, por la razón que sea, la capacidad de hacerte vibrar, de sacudirte por dentro, de emocionarte que tenía mi añorada Lisa Fischer. “Gimmie Shelter” va a ser, en cualquier caso, otro momento maravilloso, pero no por ella, sino por el resto de la banda.
Ahora sí que llega el final. “Satisfaction” vuelve a ser el cierre perfecto para una fiesta maravillosa, para un concierto lleno de grandes momentos, de clásicos sensacionales, de unos Stones que lo han dado todo, y que nos van a decir adiós con su eterno clásico de 1965, quizá no tan espectacular como en Stuttgart, pero fuerte, vibrante, festivo, que esta vez sí, termina con un castillo de fuegos artificiales y la banda, como siempre, reverenciando a toda la audiencia, que querríamos no resignarnos a aceptar que ha acabado el show, que ha acabado el sueño, que volvemos a la realidad. Pero sí. Los Stones se van del escenario, se encienden las luces y el ejército de operarios que trabaja cada día en el 'No Filter Tour 2018' empieza rápidamente a desmontar todo el stage. Significativamente, la primera canción que suena por la PA es “Papa Was A Rolling Stone” de The Temptations. Todo un símbolo.
Habrá un concierto más en Varsovia el domingo 8 de julio, pero por obligaciones laborales y familiares, mi gira de los Rolling Stones termina aquí. En el momento de escribir esta crónica, jueves 5 de julio, 10.30 de la mañana, estoy volando de Praga a Madrid y aún se me agolpan tanto en el cerebro como en el corazón miles de sensaciones, recuerdos, impresiones, imágenes que ya van a formar parte de mi vida y de mi memoria para siempre.
Una vez más, he vivido, sentido, entendido y amado porque he querido dedicar mi vida como periodista, como comunicador, como cronista, al mundo del rock. Por transmitir, difundir, compartir todo lo que el rock significa, y sobre todo, el difundir como desde 1962 existe una banda que lo creó todo en el mundo del rock, que hizo suyo ese mundo, le dio su personalidad, su marchamo, su sello de identidad y que hoy, cerca de 60 años después, lo defiende y lo demuestra encima de un escenario con una credibilidad, una solvencia y una profesionalidad fuera de toda duda, al mismo tiempo que con un rollo rockero, desenfadado, hasta macarra en ocasiones, que es parte intrínseca de ese espíritu que ellos contribuyeron a crear.
Por supuesto, aunque acabe el 'No Filter Tour 2018', estoy seguro que pronto sabremos de nuevas giras. Por supuesto igualmente, estando 24 horas al día atento y moviendo contactos para saber todo lo que se mueve, informaré y compartiré todo lo que sepa con toda la gente que sois parte de la nación Stone.
Los Stones, siempre los Stones...
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