Crónicas
SUpersuckers + Negracalavera: De aniversario y a mamarla
«Poco se estiraron para lo que se anunciaba como un bolo de celebración absoluta. No han perdido ese factor sorpresa que a muchos todavía nos deja con cara de póker»
Kafe Antzokia, Bilbao
Texto: Alfredo Villaescusa. Fotos: Marina Rouan
Los libros de autoayuda están llenos de patrañas que nos dicen que hay que tener objetivos en la vida, labrarse un porvenir, aspirar a lo más alto, etc. Puro placebo para domesticar a la población, igual que cuando te aconsejan tomarte una pastillita para dormir y así quedarte más tranquilo, sin molestar en exceso a los demás. Pocos saben que el auténtico secreto de la felicidad consiste precisamente en la carencia de planes a largo plazo, vivir el aquí y ahora, que quizás mañana estemos criando malvas y entonces ya no habrá marcha atrás posible. Que te la pele todo, salmo fundamental para librepensadores y tipos que han visto la luz. La de verdad.
Esa filosofía se trasluce en el mismo título del último trabajo de Supersuckers ‘Suck It’, que en castellano traduciríamos como “a mamarla”, expresión castiza digna de seres superiores a los que no les afectan las preocupaciones mundanas. Como Eddie Spaghetti y los suyos, que si les apetece hacer un disco o un bolo country, lo hacen sin rendir cuentas a nadie, y si la gente entonces no conecta con su rollo, pues es su problema. Haber recibido la bendición de Lemmy en vida debería considerarse patente de corso para determinados asuntos.
Tal vez fuera porque sus visitas al País Vasco han sido harto frecuentes y probablemente uno recuerde momentos más gloriosos que el que presenciamos aquella noche, pero lo cierto es que la sala no llegó al punto de ebullición en cuanto a asistencia de ocasiones precedentes. Por ahí andaban muchos clásicos del rollo, como Toni Metralla, Iñaki Sixx de Turbofuckers y otros habituales de los bolos rockeros. Una fiesta entre amigos empañada por una mala ecualización del sonido, como comentaremos más abajo.
Abrieron la velada los autoproclamados “nuevos dioses del rock” Negracalavera, que en lo que va de año les hemos visto tantas veces que hemos perdido la cuenta. Su incendiario estilo deudor de Turbonegro y la santa trinidad escandinava de Gluecifer y The Hellacopters garantiza de entrada la diversión y la carencia total de tiempos muertos, ya que resulta complicado resistirse al puro macarrismo en vena de “Ven, policía, ven”, “Dios te odia” o “¿Quién sigue al idiota?”. Son una especie de hermanos pequeños de Porco Bravo, más que nada porque no poseen un frontman tan carismático y fuera de serie como Manu Gallego, aunque su vocalista, Txemi Bugatti, no lo hace tampoco nada mal en su papel de provocador. Nunca defraudan en las distancias cortas. Están destinados a algo grande.
La última vez que coincidimos con los Supersuckers fue en un festival Azkena en el que dejaron a todo el mundo con el pie cambiado al arrancarse en formato country a eso de las dos de la mañana y aburrir hasta a las piedras. Después supimos que esa era la única manera posible de llevar a cabo el espectáculo al haber superado el voceras recientemente un cáncer de garganta. Pero ya se sabe aquello de que mala hierba nunca muere y, lejos de arrepentirse de sus pecados y dedicar el resto de su vida a la santa devoción, Eddie Spaghetti regresó con energías renovadas para seguir dando caña, por lo menos esa fue la impresión que nos trasladó su reciente obra en estudio.
El panorama cambió cuando irrumpió el trío en el escenario del Antzoki sin demasiadas ganas y con un volumen insuficiente en el que apenas se distinguía la voz. De esta manera paupérrima se escucharon “All Of The Time” y “The History Of Rock N’ Roll”, una situación que trataba de solventar el guitarra atrayendo la atención con múltiples posturitas, pero ni por esas. Caprichos del destino.
Siguieron a toda tralla con “Dead Inside” y “Breaking My Balls”, otros dos trallazos del nuevo disco que certifican que se compuso pensando bastante en su traslación al directo. El plato fuerte de la noche era el 30 aniversario del álbum ‘The Evil Powers Of Rock N’ Roll’ y no tardaron en inaugurar tan espectacular tramo con la pieza homónima despidiendo fuego, a pesar del lastre sónico. Otro de los puntos álgidos se alcanzó con la nihilista y punkarra “I Want The Drugs”, tras la cual reincidieron en su autoproclamado mantra de que son “la banda más grande del mundo”. La humildad que no falte.
El repaso continuó con “Dead Meat”, otra oda a los superhombres a los que se la suda todo antes de que Eddie desafiara a ofendiditos y demás guardianes de las buenas costumbres al afirmar que el rock n’ roll debería tratar acerca de “mujeres y alcohol”. Totalmente cierto, la vida es demasiado corta para andar soportando cretinos hablando de Camus a las tres de la madrugada. Los cimientos sobre los que se funda la música con agallas.
Introdujeron la épica del oeste para calarse el sombrero en “Goin’ Back to Tucson” y en “I Can’t Hold Myself In Line” recordaron a un consumado bebedor casi hasta el fin de sus días llamado Lemmy. Finiquitada la retrospectiva, preguntaron directamente a los fieles sobre lo que deseaban escuchar y la respuesta no se hizo esperar con su himno “Pretty Fucked Up”, en la que se hizo imposible no acordarse de la enérgica adaptación en castellano de Toni Metralla y los Antibalas.
Llevaron muy a su terreno el “Cowboy Song” de Thin Lizzy, aunque su tono sosegado propició la aparición de infectas cacatúas. Y el monumental despliegue cowpunk de “Born With A Tail” sirvió para despedirse al de hora y poco y dejar con un palmo de narices a todos los que esperábamos algo más, por ejemplo, el “Rock-N-Roll Records (Ain’t Selling This Year)”, que desde luego sí aparecía en el repertorio de la presente gira europea.
Pero no hubo nada de eso, fue un aniversario y a mamarla. Poco se estiraron para lo que se anunciaba como un bolo de celebración absoluta. No han perdido ese factor sorpresa que a muchos todavía nos deja con cara de póker, aunque sea en este caso algo negativo. Han conocido circunstancias mejores. Quizás a la próxima lo petan. Y suenan en condiciones.
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1 comentario
Los de Seattle como siempre ofreciendo el más cañero y brutal concierto impregnado del mejor Rock y esa noche por tierras vascas la volvieron a liar con esos temazos.